
Por
Anónimo
EL NEGRO DEL MERCADO
Tengo 22 años. Soy española, morena, guapa. Tengo tetas grandes y cintura de avista. Mi cabello es negro y largo. LLevo cuatro años casada. Mi marido fue el primer hombre con el que tuve sexo. No tenemos hijos.
La semana pasada, Mi amiga, Equis, y yo, fuimos al mercado, a pasear, ya que somos de clase media alta. Allí, Equis, se acercó a un puesto del mercado, donde un negro, musculoso, de unos veinte años, que lucía unos tenis blancos, una elástica muy apretada, que marcaba su tableta, y unos jeans en el que se veía un gran paquete, y que vendía gafas de sol, cámaras, CDes piratas…
-Show me the dirty CDs -le dijo mi amiga.
El negro, miró para un lado y para el otro, por si venían los municipales, y después le dio a Equis, una docena de CDes, que tenía agachados. Miramos las carátulas, juntas. Había lésbicos, de tema gay, de negros y blancas. Cogió uno de lesbianas jovencitas y otro de negros con blancas y le devolvió los otros.
-¿Cómo sabías que los tenía? – le pregunté.
-Me lo dijo él, mientras me lo follaba.
-¡¿Qué?!
-Lo que acabas de oír. Dos horas de sexo con siete orgasmos. ¿Te animas? Si yo que tengo 39 años, me corrí siete veces, tú con veintidos, te corres diez veces, o más. Puedes hablar en confianza que no entiende el español.
-¡Ni loca!
-¿Y esa fantasía que tenías de que un extraño entra en tu casa por la noche y te folla en la cama de matrimonio? Tu marido no vuelve de Londres hasta la semana que viene, y ya sabes que está haciendo allí, follándose a su amiguita inglesa
-Eso dicen las malas lenguas, pero yo creo que va a trabajar. Y lo de la fantasía, es eso, una fantasía.
-¡Qué ingenua eres! Dime la verdad, pero la verdad. Si está noche el negrito fuese a tu casa. ¿Te harías la dormida mientras te folla?
-Llamaría a la policía -le dije.
Equis, sonrió al negro, que le devolvió la sonrisa. Nos fuimos sin pagarle los CDes. Lo que me hizo pensar que lo que me había dicho mi amiga, era cierto,
Esa noche, después de cenar una ensalada, y de darme un baño, me fui para cama. La noche era calurosa. Estaba sobre la cama, desnuda. Las palabras de mi amiga rondaban en mi cabeza. Me acordé del paquete del negro y de la tableta. Nunca me masturbara pensando en un negro. Para todo hay una primera vez. Me empecé a acariciar las tetas. Pasé la lengua por los pezones y por mis negras areolas. Humedecí un dedo y acaricié los labios del sexo. Cerré los ojos. Metí un dedo y comencé a jugar con él dentro de mi vagina. Poco después, imaginando que me la metía el negro. Metí dos dedos. Ya estaba empapada. Entonces sentí un ruido. Era como si alguien hubiera entrado en casa y después cerrara con llave la puerta principal del chalé. ¿Sería mi marido? ¿Quién sería? Aún me excité más. No podía dejar de masturbarme. Estaba a punto de correrme. Vi la silueta de un hombre en la puerta de mi habitación. Era una figura atlética. Mi marido, no era. Saqué los dedos de mi sexo. El hombre se acercó a la cama. Metió la cabeza entre mis piernas. Sus grandes manos, acariciaron mis tetas, y al pasar su lengua por mi sexo, empapado, sentí como me empezaba el cosquilleo, que fue en aumento, en aumento… hasta que me corrí en su boca. Cuando acabé, sentí como el extraño, degustaba hasta el ultimo resquicio de mi monumental y rica corrida de leche blanca, si blanca, soy de las pocas que eyaculan como los hombres. Después se puso en pie. Se desnudó. Volvió a la cama. Puso su gran polla en la entrada de mi vagina y comenzó a meterlo con mucha suavidad. Entraba tan apretada que parecía que me estaban volviendo a desvirgar. La sacó cuando iba por la mitad. Me la acercó a la boca, Me la pasó por los labios. Entreabrí la boca. Tenía unas ganas locas de chupársela, pero no lo hice. Me la volvió a meter en el sexo. Ya entraba mejor. Hasta el fondo, me la metió hasta el fondo. Me estaba follando con muchísima suavidad. Aceleró. Me iba a correr. La volvió a quitar y me la volvió a llevar a mi boca, Se empeñaba en que se la chupara. Mi lengua quería, pero no debía lamer aquel hermoso glande. Giré la cabeza y hice que seguía durmiendo. Cuando me la volvió a meter, me corri. No pude evitar el gran chorro de leche calentita que empàpó su polla, ni los gemidos, por que la corrida fue maravillosa. Era el comienzo de una odiséa de orgasmos. La verdad es que no sé cuantas veces me corrí, pero si no me corrí una docena de veces, no me corrí ninguna.
Cuando el extraño, no aguantaba más, la sacó de mi vagina y me la volvió a poner en los labios. Abrí la boca. La cogí con las dos manos. Se la chupé y se la lamí hasta que senti que se iba a correr. Subí encima de él. La metí en mi sexo. Encendí la luz. Era el negro de los CDes. Me lo follé. Estaba poseída por la pasión. Cuando vi que se iba a correr, lo besé, y después me corrí con él al sentir su leche dentro de mí. Jamás voveré a tener una corrida tan larga y tan intensa. Tan intensa fue, que me desmayé con el placer que sentí. Cuando recobré el conocimiento ya el negro se había ido.
A veces, la realidad, supera a las fantasías.
2 respuestas
-
Cоmpré lеncеríа sеxу nuеvа. ¿Quiеres ver? – http://analsex4.fun
-
Stop jerk off. I know a site where thousands of single girls are waiting to be fucked. Look at them: http://xnice.fun/rt
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.