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Anónimo

julio 4, 2025

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El chófer de mi marido me hizo suya.

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Soy Gladys, tengo 38 años, buen físico, ojos celestes. Mi esposo trabaja en la función pública. Estábamos tramitando con mi marido la transacción de un terreno y era necesario viajar a a una localidad distante de mi residencia, mi esposo decidió que su chófer de confianza manejara nuestro auto, para llevarme al lugar donde debía realizar el trámite. Era verano, me vesti con una pollera deportiva, arriba un top deportivo sin corpiño. El chófer pasó a buscarme muy temprano. Serían las 06.00 de la mañana cuando emprendimos el viaje, apenas subí al auto, note la mirada de Jorge recorriendo mi cuerpo. Las dos horas y media charlamos, el festejaba mis ocurrencias y me acariciaba la pierna. En uno de esos roces la pollera quedó levantada y se podía ver mi tanga verde fosforescente. Sus próximos festejos acariciaron mi vagina. Los dos estábamos excitados, en silencio. Yo era la mujer del Jefe y el su chófer de confianza. Yo estaba mojada, el trataba de disimular su erección. Llegamos a nuestro destino, formalice los trámites, eran las 08.30 de la mañana y recién a las 12.30 podía retirar los papeles. Jorge me invitó a tomar un café, le pedí que lo trajera al auto, bajo y lo trajo. Charlabamos distendidos, yo a propósito derrame un chorro de café sobre mi pollera y piernas, fingir dolor, el tomó un pañuelo y me secó, y lo me recosté sobre el asiento que estaba algo reclinado, el aprovecho para pasar su mano con el pañuelo sobre mi vagina, me arrancó un gemido, se dió cuenta que estaba mojada, corrió mi tanga, un dedo Huergo en mi vagina, se agachó y comenzó a lamer mi vagina, sentí su lengua muy adentro, temblaba, el orgasmo que me provocó llenó su boca con mi semen caliente, sus dos manos jugaban con mis pezones. Reclino los dos asientos, me sacó el top, besó mis pechos. Abrió su bragueta y me hizo acariciar su pene. Sentimientos encontrados recorrieron mi cuerpo, por un lado excitación extrema, por el otro tener en mis manos un inmenso pene, grueso y largo. Me dijo «…vas a ser mía, quiero estar dentro tuyo». No espero mi respuesta, arrancó el auto y se dirigió al Motel del ACA, al costado de la ruta. Yo lo esperé en el auto. Volvió y nos dirigimos a la última cabaña, separada del resto. Bajamos, apenas cerramos la puerta, me desnudó completamente, el se sacó toda la ropa, su inmensa verga colgaba, desafiante, gruesa, larga y dura. De rodillas se la chupe, gemía de placer, me llevo a la cama, comenzó besandome en la boca, bajó a mis pechos, luego a mi vagina, me corrió al borde de la cama, abrió mis piernas, comenzó a fregar su verga en mi concha, intentaba penetrarme, no entraba, me dolía. Me corrió por toda la cama sin éxito, yo me corría. Su verga cada vez se hinchaba más . Optó por bajar el colchón al piso al lado del sommier que era fijo de cemento y de nuevo me fregaba su pija intentando penetrarme, yo me corría hasta que me arrinconó contra la esquina del sommier, abrió mis piernas, fregó, me introdujo la cabeza y de un empujón me penetró, grité, llore, le pedía por favor que la sacará, la respuesta eran tremendos empujes, muy profundas penetraciones, Ahora entendía porque elegio la cabaña más alejada. El estaba muy excitado, yo era su muñeca, su trofeo, presa de su vaiven desenfrenado fui entregándole múltiples orgasmos, luego de unos cuarenta minutos, me penetró muy profundo, dejo su verga allí y descargo todo su semen, chorros corrían dentro mío, los sentía, nunca nadie me había dejado tanto semen adentro. Cuando saco su verga, ríos de semen y sangre salían de mi vagina. El se acostó de espaldas en el colchón y me puso arriba suyo, nos besamos, me chupo los pezones, me hizo bajar y bese su pija, la acaricie con mi lengua, la chupe, el gemía, recupero su erección rápidamente, allí temble, sabía que se venía el terremoto. Me hizo montarlo, acomodo su pene, me tomó de la cintura y nuevamente la inmensa verga estaba dentro mío, la sentía muy adentro, yo no quería moverme, el empujaba y me hacía gritar. Me decía «putita te tengo, sos mía». El está perdido en su excitación, me chupaba las tetas, después me hizo varios chupones en las tetas, aprovechando mis orgasmos. Los dos volabamos de calentura. Me dijo «querés que te preñe putita» , le dije que si. Me bajo, de espaldas en el colchón, abrió mis piernas y puso toda su verga dentro mío, me hizo suya, yo apreté su espalda con mis pies, estaba perdida, sus últimas penetraciones fueron fulminantes, me sacaron múltiples orgasmos, el me dejó su regalo bien adentro. Si , fui su putita, lo sigo siendo. Tuve un atraso, me embarazo…es nuestro secreto, lo sabemos el y yo.

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