Hola. 

Mi nombre es… Lo de menos en esta ocasión.

Pero puedo contarles que sucedió una vez que entró a trabajar conmigo la esposa de mi amigo.

Yo tengo actualmente 48 años. Soy un poco alto. Gordito y sin nada extraordinario de que presumir. ¡Ah, pero eso sí, muy cumplidor a la hora de tener sexo!

Ella es 2 o 3 años menor que yo. Es bajita de estatura. Medio llenita, ¡pero con unas tetas y un trasero, bastante generosos! Además de guapa.

Bueno. Cuando ella entra a trabajar conmigo (la propuse a mi jefe), no teníamos mucha amistad, ya que mi amigo es su esposo. Ella simomemte era «la esposa de mi amigo».

Conforme fuimos teniendo más cercanía por el trabajo, y por el camino de vuelta a casa, fuimos teniendo más deseos uno del otro. En alguna ocasión, tomándola despistada le robé un beso. Ella no dijo nada y pensé: «de aquí soy». Seguimos con el jugueteo. De repente un besugo, una caricia en sus pecho o en su trasero. Ella ocasionalmente me tomaba el paquete y me lo masaje a rico.

Algunas veces llevo mi auto, por lo que pasaba por ella o la dejaba cerca de su casa. Un día empiezo a acariciarle las piernas. Esa ocasión llevaba falda, y metí mi mano hasta sus labios. Los frote intensamente y metí mis dedos dentro de su panochita. Ella gemia y se retorcía sinre el asiento del copiloto. Aprovechaba el tráfico para ir lento y meterme los dedos los más adentro que se podía. Ella abría completamente sus piernas para dejarme entrar. Sacaba mis dedos y se los ponía en su boca para que los chuoafs. En ocasiones yo también los chupaba. Le pedía que me dijera: «me gusta tu verga. Quiero que me la metas hasta dentro. Soy tu puta». Al principio ella se sentía cohibida con estas peticiones, pero poco a poco empezó a ceder y me decia: «quiero que metas tu verga en mi boca. Quiero que me la metas por donde quieras. Soy tu puta cuando quieras coger. Estoy dispuesta a satisfacerte cuando quieras».

Asi pasamos unas tardes. Pero por cuestiones de tiempo no podíamos ir al hotel para satisfacernos totalmente.

Una mañana que pase por ella, me perdí en camino al trabajo. Pero como aún no amanecía, y ella me estaba haciendo unas buenas chaquetas, le pedí que, ahí dentro del auto mientras iba manejando, me hiciera sexo oral. Ni tarda ni perezosa se ddsabricha el cinturón de seguridad y se pone a hacerme una felacion, ¡que casi se atraganta! Mientras yo conducía ella me la chupaba y yo le agarraba su gran trasero. Incluso le alcance a meter los dedos en su rajita y más se exitó. Cada vez sus chuoadas eran más fuertes y mis dedazos más profundos, que nos venimos al mismo tiempo. Ella, mojandome toda la mano y yo, llenándola de leche en su boca. Pero aún así no paraba. Succiona a mí mienbro como poseída y quería dejarme seco porque seguía chupando y yo seguí metiéndole los dedos hasta dentro de su rajita.

Finalmete volvimos a tener otro orgasmo dentro del carro y, casi enseguida, encontré el camino al trabajo. Llegamos tarde, pero como soy su jefe, le justifiqué su retardo ð�¤­ð�¤­ð�¤­.

Hemos vuelto a tener cachondeo en el carro, pero esas serán otras historias. 

¿Habremos llegado a un hotel? ¿Lo habríamos necesitado? ð�¤�ð�¤�ð�¤�

Si me siguen, y les gustó este relato, les responderé esas preguntas.