Por

Anónimo

julio 10, 2025

155 Vistas

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CASA LLENA pt1

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En mi casa tiene ya unas 6-7 semanas viviendo con nosotros, Jessica, la hermana de mi esposa.

Un poco más recientemente, también sus dos hijas. (Val y Fanny)

Menciono esto para aquellos que no llevan mi lectura previa.

A finales de diciembre del año pasado y los primeros meses de este año. Mantuve una relación como sugar daddy con las hijas de mi cuñada.

Sin saber qué tiempo después, su mamá, al iniciar su proceso de divorcio, terminaría viviendo ¡en mi casa!, entablando una singular relación entre mi esposa, ella y yo.

Acordamos Jessica, Lizbeth y yo. Una relación de los 3. No sé si se le pudiera etiquetar como poliamor o poligamia.

El acuerdo es que tenemos permitido el tener interacciones sexuales, entre los tres o entre dos. Siempre y cuando los tres estemos reunidos. De acuerdo que debía mantenerse íntimo y cuidar la discreción de que no lo notaran Val y Fanny, las hijas de Jessica.

Ni nadie más claro.

Ahora todas viven en mi casa. Todos vivimos juntos.

Mis sobrinas llegaron a vivir a mi casa un lunes y para el martes.

La casa ya era un desmadre; a decir verdad, yo estaba algo fastidiado con eso. Lo único bueno de todo esto era lo agradecidas que tenía a Lizbeth y Jessica por las noches. Y el desfile de mujeres que algunos días tenía en la casa. Causa principal del desorden y ruido en casa: visitas de Jessy, visitas de Val, visitas de Fanny, de Liz, mi esposa, y cuando se juntaban, ustedes podrán imaginar.

Como un gesto de que estaba de acuerdo con su llegada a casa. El mismo lunes que llegaron a casa, se me ocurrió instalarla en el medio de la alberca. Una red para jugar al voleibol. Pues Fanny tiene un tiempo jugando voleibol y le apasiona; todo es voleibol para ella y sus amigas.

Fanny: Es la hija menor de mi cuñada Jessica. La tuvo con el güey del que se está divorciando.

Ella es un sol.

Tiene lo mejor de sus papás:

Su papá es chaparro y su mamá es alta. Es alta como su mamá, hasta un poco más alta que ella.

Su papá es güero, y su mamá castaña, y es güerita como su papá. Más rubia que su papá.

De ojos grandes y verdes como su mamá.

Físicamente, es muy, muy bonita. Su rostro, el de un ángel, es similar al rostro de las mujeres en la familia de mi esposa; es una bella mujer, su cuerpo es muy delgado y esbelto. Pechos muy pequeños y bonitos.

Unas piernas fuertes, bien formadas, nalgas redondas e igualmente musculosas acordes al tamaño de su cuerpo. Desde siempre ha hecho muchos deportes.

Todo en orden con ella.

El patio no es tan grande. Apenas tenemos la terraza, un poco de césped y la alberca.

Ahí jugamos los 5, es muy divertido.

A mi esposa le encantó la idea, compró un par de pelotas y para cada una de ellas “trajes de baño deportivos”.

No tenía idea de que fueran o existieran.

Pero… ¡Muchas gracias!

Son de una pieza, sumamente pequeños y ajustados. Dejando ver una silueta exquisita. Para mi suerte, Liz compró para todas.

Evidentemente, el fin de lo ajustado es el confort y la seguridad de quien lo usa, no el andar, provocando y levantando pasiones. Así que los usan sin culpa y por toda la casa, sin saber lo provocativos que pueden resultar para mí.

O quizá sí lo saben y solo por eso lo usan. Solo ellas sabrán sus razones.

El fin de semana siguiente a que mis sobrinas llegaron a vivir con nosotros, yo por alguna razón no me sentía bien. Me sentía muy agotado. Por lo que el viernes le pedí a Liz quedarnos en casa. Pero teníamos compromisos al día siguiente, TODO EL DÍA.

Así que lo que decidimos fue que ella fuera acompañada de Jessica. Así no dejaríamos de cumplir y no tendría que ir sola y yo podría quedarme en casa.

Así que desde temprano se irían, volverían solo a cambiarse y eso solo si les daba tiempo. Para ya regresar a casa desocupadas hasta la tarde-noche.

Desde la noche anterior andaban como locas por toda la casa. Yo quería algo de acción para liberar tensión, jaja. Pero no se podría. Así que me quedé viendo mi serie. Jessica y Liz estaban en el cuarto de Jessy, preparando su día siguiente, que sería largo.

Empecé a ver Game of Thrones hace poco. Nunca había visto ni medio capítulo y me está gustando mucho. Solo que soy medio malo viendo series y voy muy lento.

Estaba viendo la serie y llega Fanny entrando sin tocar, interrumpido. (Dentro de mí estaba envergado; esta niña pendeja no me dejaría continuar. Así que pausé la tele).

—¡¡Hola, tío!! ¿Qué haces?

—Estoy viendo la tele. ¿Y tú?

—Pues nada, vine aquí a ver qué hacían. ¿Y mi mami?

—En su cuarto con tu tía, ¿no las viste ahí ahorita, qué pasaste?

—Ah, sí, sí, las vi, jaja. (Toda pendeja, yo solo quería que se fuera. Estoy por terminar la primera temporada y está muy buena). —Bueno, tío, iré a buscar a mi mami a su cuarto, ¿eh? Bye.

Solo me despedí con la mano. Yo, en verdad, intenté demostrarle mi incomodidad de que me estuviera interrumpiendo; al parecer había funcionado.

Pude retomar mi serie, pero ya no me pude concentrar. Solo escuchaba las voces de Fanny, Liz y Jessy. Y el ruido en la casa en general.

Por eso batalló para ver series. El ver tele nunca me ha logrado atrapar, como que no soy muy bueno para concentrarme o dar toda mi atención. Y si lo logro, lo pierdo fácil, batallando para volver.

Fanny me había fastidiado el momento.

No quise darle importancia, saqué mi celular y pausé la televisión. Habrán pasado unos 10 minutos desde que se había ido y regresó Fanny.

—¡Qué pasó, tío! ¿Por qué tienes la tele parada, jajaja (La vi sonriente)?

—¿Qué pasó Fanny? Le dije ya notablemente molesto. Se puso muy nerviosa.

—jajaj…. ¡Ay, tío, es que, fíjate! Mi mami saldrá mañana todo el día con mi tía y dice que tú nos vas a cuidar.

—Si.

—Y te quería preguntar si podía invitar a unas amigas a jugar vóley en la alberca.

—No.

—¡TÍO!! ¡Pero por qué no!

—No me siento bien, Fanny, creo que me puedo estar enfermando o estoy enfermo. Quiero descansar y la verdad es que tener que cuidar de tus amigas no me va a permitir descansar.

—Pero tío, no nos tienes que cuidar, solo dar permiso.

—¡Fanny, no quiero ruido! Van a tener un desmadre en la alberca jugando. ¡NO! Entiende.

—¡Hay, tío! Hizo un berrinche y fue a buscar a su mamá.

Sin demora, Liz y Jessy vinieron al cuarto con Fanny. Las tres con su mejor cara de convencimiento.

Al instante en que las vi entrar, sabía que estaba jodido. Solo me reí de ver qué venían.

—Amor, ¿por qué no quieres que las niñas jueguen aquí mañana? Me dice Liz, algo coqueta, no algo. Completamente coqueta.

Me sacó mucho de onda su pregunta, pero más que la pregunta, el cómo la hizo estando Fanny con ellas. La vi sacado de onda.

—No iré mañana para descansar, amor. No me siento bien, quería aprovechar el día de mañana para descansar.

—¡Ay! ¡Solo quieres ver la serie esa, ya es supervieja, todos se mueren! Jajaja. Dice Jessica.

—¡Oye, no manches! Apenas la estoy viendo. Le contestó.

Me tenían acorralado. Pude aceptar desde que vi que venían, pero quería conseguir algo a cambio.

Liz se había acercado a la cama y estaba junto a mí.

Coqueta, seductora, me dice al oído. Que aceptara la visita de Fanny para mañana. Y que de regreso y durante todo el domingo ella me recompensaría. Que veríamos la serie los tres, refiriéndose a Jessy.

Mientras hablaba a mi oído, fue inevitable empezar a excitarme. Empezando en mí una erección. Poco a poco se fue poniendo algo dura, se notaba un poco. Pero no me di cuenta hasta después.

Yo solo ponía atención a lo que Liz decía en mi oído, lento y cómo jugando con su respiración y el roce de sus manos y boca con mi piel para motivarme aún más.

En eso, Fanny ríe y Jessy me hace un gesto. Se me empezaba a notar la erección. Crucé mi pierna algo raro y con las manos me tapé jaja.

Liz se rio y me dio un pequeño golpe en el brazo.

Solo me encogí de hombros. Era algo inevitable y ella lo había empezado. En Eso me pregunta en voz alta.

—¿Entonces, qué amor? ¿Qué vengan las niñas?

—jajaja, sí que vengas todas las que quieran. Jaja, no hay problema.

Jessica salió con Fanny. Liz y yo nos besamos un poco, en eso se disculpó y se fue al cuarto de su hermana a seguir.

Y ahí estaba yo. Con una erección desatendida. Desconcentrado para ver mi serie y sin oportunidad para verla durante el día siguiente.

En eso, Fanny regresa muy feliz.

Brinca a la cama, se acerca a mi rápido, dándome un fuerte abrazo, apretándome y aplastando sus tetitas contra mí.

—¡Muchas gracias, tío! Vas a ver que no vamos a darte problemas mañana. Ni cuenta te darás que estamos aquí.

—Está bien, no te preocupes. Me vio y me volvió a abrazar, acercándose un poco más y golpeando con su rodilla mi pene.

A lo que reaccionó quitándose y riendo. Yo reí, no sabía si fue accidente o algo deliberado.

—Perdón, tío, ¿te lastimé?

—No, jajaja, no te preocupes Fanny. Ya mañana nos vemos, ¿sí?

—Y si vemos tu serie juntos, tío. Suspire y vi en su cara ternura. Pensé que ella quería complacerme acompañándome viendo la serie.

—Bueno, Fanny, pero… a mí me gusta ver la tele calladita. Sin hacer nada de ruido, ¿okay?

—Sí, tío.

—Si no entiendes o algo, no me preguntes. Solo vamos a ver. Cuando terminemos o pausemos, podemos hablar sale. Se rio y me abrazó nuevamente

— jajaja sí, tío, ya ponla. Me reí y me recosté, veo la tele reclinado sobre almohadas y la cabecera de la cama. Muy cómoda, Fanny se recostó sobre mí. Fue muy incómodo.

Por el hecho de que la tenía parada. Liz y Jessy estaban en el otro cuarto y podían entrar en cualquier momento.

—Oye, Fanny, pon el seguro a la puerta porque si no estarán entrando. Ya si entran o tocan, ponemos pausa. (Las cerraduras de interior en la casa. El seguro se puede quitar por fuera también, pero escuchas cuando se lo quitan).

—¡okay, tío! La vi correr a poner el seguro.

Para ese momento yo ya la tenía paradisima y ya no estaba viendo a Fanny como mi sobrina, sino como una mujer.

Su pijama era de short y camiseta.

Una tela muy delgada y ligera. El short era muy corto y le quedaba muy holgada. Se podía ver la parte baja de sus nalgas, y al correr se veía un poco más.

Su camiseta, era de la misma tela, de tirantes muy delgados. Sus pezoncitos se le notaban mucho por lo delgado de la tela. Cuando corría, se movía la camiseta, dejando ver un poco más de piel.

Yo, antes de la llegada de mis sobrinas, dormía en ropa interior o desnudo. Tenía pijamas, pero las usaba solo cuando hacía mucho frío, cuando teníamos visitas o en navidad que recibíamos familiares de visita.

Desde que las niñas están en casa siempre tengo que usar las putas pijamas y las que tengo solo son para cuando hace frío. Así que siempre tengo calor.

Nos acomodamos otra vez para ver la serie. La serie es de guerra y política, es muy violenta y hot. Por eso me gustó, jajaja. De momentos podía sentir a Fanny restregar su cuerpo con el mío, y mi primer pensamiento fue que se estaba calentando de ver la serie. En eso me dice.

—Tío, tengo mucho frío. Puedes subir la temperatura al aire.

—Yo tengo calor, Fanny. (Ella es muy delgada, por ende friolenta): mira, agarra esa cobija de tu tía y tápate.

—okay, tío. Se paró y abrió toda la cobija para taparse y me tapó a mí también. Yo creo que pensando en que estaba acostada sobre mí, olvidando ella, que yo tenía calor.

No le reclamé ni nada, solo continuémoos viendo la serie. Al poco tiempo dejó de temblar, pero después de un rato yo ya tenía calor. Ella reposaba su cabeza en mi pecho y con sus manos acariciaba mi abdomen, en eso metía su mano debajo de mi camiseta.

—¡Estás sudando, tío!

—Sí, sudo mucho y soy caluroso.

—quítate la camiseta, tío.

—No, cómo crees. Ni es para tanto, aparte tus manos están frías, me refrescas. Jaja. Reímos y seguimos viendo la tele mientras acariciaba mi abdomen. La serie en verdad es muy hot. Hay mucho sexo y desnudos. De alguna forma, la compañía de Fanny me ayudó a distraer mi mente y poder concentrarme en la serie.

Sus caricias y la serie terminaron por completar una gran erección en mí. Pero yo estaba atento en la serie, podía escuchar murmullos y la risa de Fanny, pero podía ignorarlo.

Hasta que sentí cómo su mano empezó a bajar y la podía sentir en el pantalón de mi pijama. Acaricio mis piernas y me hablaba en voz muy baja. Yo permanecí volteando al frente como si estuviera ido viendo la serie. Pero mi atención estaba en ella y sus movimientos. Empezó a jalar poco a poco mi pijama, moviendo mi pene debajo de ella. Ya era evidente que la sentía.

Ríe muy bajito, en eso des abotonó uno de los tres botones que la pijama tiene en el pantalón; son como para orinar cómo sustitúyelo el zíper.

Yo estaba extremadamente caliente. Mi pene estaba muy duro y se balanceaba con los movimientos de su mano jaloneando para quitar los botones. Quitó un botón más, en eso me quité la camiseta, que ya estaba muy caliente y sudando. Se quitó de encima de mí para que me quitara la camiseta. Al volverme a poner como estaba, ella me miraba con mucha dulzura, sonreía mordiendo sus labios. No decíamos nada, solo sonreíamos, y yo reía de ver que aún intentaba quitar el último botón. Pero no podía.

Ya no estaba viendo y solo tenía una mano. Me veía y los dos reíamos.

Pasé mi brazo alrededor de ella, pase mi mano a lo largo de su espalda pegado a ella para deslizarme debajo de su short y tomarla de las nalgas.

¡Qué culo tan rico!

Ella empezó a forcejear un poco más con mi botón, mientras frotaba su pelvis con mi pierna. En eso logró quitar el último botón.

Mi pene presionaba la pijama hacia arriba contra la cobija. Dejando un gran hueco en mi pijama por el cual metió su mano y empezó a acariciarme.

—Hace mucho que no tocaba uno.

—¿Después de mí, cuántos otros has tocado o qué? Se rio y se puso muy roja.

—Dos, tío.

—Mira, no más. Quien te viera.

—Pero solo uno lo toqué y el otro solo lo vi. Quería que lo chupara y no quise. No me gustó.

—¿A sí? ¿Y por qué no te gustó?

—Estaba muy chiquito y feo. Jaja

—JAJAJA!… así que te gustan grandes.

—Sí, cómo el tuyo. El tuyo es el único que me gusta, tío. Jaja de hecho…

—¿Qué? Dime.

—Tengo una amiga, mi mejor amiga. Le conté de tu pene y quisiera conocerlo.

En eso intentan entrar, pero estaba el seguro puesto. Jessica dice —¡hey, abran! Luego Lizbeth que sabe cómo abrir abre.

Adentro, al escuchar, Fanny se sorprendió y asustó un poco. Le dije que se hiciera la dormida.

En eso entraron. Y vieron a Fanny dormida y a mí viendo la serie. Se quedaron viéndome y con señas me preguntaron qué si estaba dormida.

En voz baja les contesté que tenía rato dormida. Que la dejaran ahí para no despertarla. Jessy y Liz sonrieron y se vieron, me aventaron besos y se despidieron. Se fueron y al ir saliendo, Jessica se regresó y me dijo: —Muchas gracias, cuñadito.

—sierra la puerta bien porfa. Le contesté. Puso el seguro y cerró la puerta detrás de ella al salir del cuarto.

Pasó un ratito y Fanny me dice

—Qué susto. Pensé que nos verían o algo.

—Ves que es un problema.

—Estoy muy mojadita tío. ¿Me ayudas?

—No puedo ayudarte, Fanny. Aquí no tengo condones. No uso con tu tía porque ella tiene DIU. (Jessica está operada, ya no puede tener hijos)

—Pero tengo muchas ganas, tío. Aparte me estoy tomando las pastillas

—¿Qué pastillas, Fanny?

—las que tomábamos cuando éramos suggar. Me la tomé hoy y nos la hemos tomado desde que vivimos aquí. Val las compra para las dos.

No pensé ni un segundo. En cuanto terminó de decir eso, la empecé a besar y ella a corresponder mis besos. La desnudé. Para verla completamente desnuda.

Soy un hombre muy grande, tengo un fetiche con las mujeres pequeñas. Curiosamente, mi esposa y su hermana son unas mujeronas.

Pero mis sobrinas no. Valentina es chaparrita, algo voluptuosa pero muy pequeña junto a mí.

Fanny es muy alta, pero su carita es de un ángel, de una bebé. Y de igual manera, al ser sumamente delgada, se ve pequeña junto a mí.

Me puse sobre ella una vez que la tuve completamente desnuda. Su blanca piel se veía rosita, un rosa intenso, su piel estaba erizada y caliente. Sus pequeños pezones, rositas, se veían rojos y estaban duros y contraídos. Empecé a besarlos y chuparlos.

—Ay, tío que rico, extrañaba mucho estar contigo. Dijo en voz alta. Por lo que tomé el control de la tele y subí más el volumen.

—Tenemos que hacer muy poco ruido amorcito. No nos deben descubrir, okay.

—Sí, tío.

Bese todo su cuerpo. Me encanta. Estaba siendo bastante obediente, algo extraño en ella. Habitualmente es muy rebelde y hace todo lo que le dicen que no haga.

Bajando por su cuerpo, llegué a su entrepierna. Estaba muy mojada. Empecé a lamerla de ella y meterle los dedos. Le di sexo oral hasta que se vino en mi boca. Sus piernas temblaban mientras la dedeaba y lamía su clítoris. Al venirse, gritó y ella sola se puso una almohada en la cara para no hacer ruido jaja.

Mi verga estaba muy dura, y muy roja. Me levanté para volver a ver, ahí la tenía acostada entre cobijas y con una almohada tapando su cara. Su cuerpo rosa intenso, caliente, su entre pierna brillaba y su cuerpo se estremecía. Me acerqué, poniendo mi pene entre sus piernas. Una vez ahí quité su almohada. Su cara era de deseo y temor.

—¿Puedes seguir? Le pregunté mientras golpeaba su vulva con el dorso de mi verga llena de venas.

Su respiración profunda y rápida. Me vio y vio mi pene, pasó saliva y asintió con su cabeza. Sonreí, me veía con los ojos entre cerrados. Me acomodé para metérselo. Y volteó para ver cómo se lo metía, mientras mordía sus labios. Lentamente, se la metí toda, por momentos parecía dolerle, pero no me detuve.

Una vez dentro de ella me miro a los ojos y me beso. De solo estar ahí dentro de ella. Podía sentir cómo me apretaba y me empapaba toda la verga. Parecía disfrutar mucho el simple hecho de tenerme dentro de ella. Sin siquiera moverme. Solo me apretaba, tampoco se movía, y gemía muy rico. Después de unos momentos así le empecé a dar.

Primero, sacando muy poco de mi pene y volviendo a entrar en ella. Ella lo disfrutaba mucho y se retorcía en el colchón y sobre mi verga. Yo estaba sobre ella. La tomé de las manos y las puse arriba de su cabeza.

—No puedes dejarme marcas, no me muerdas ni me aruñes.

Solo acentuó con su cabeza. Le empecé a dar con más ritmo y fuerza, ella daba pequeños quejidos y se mordía los labios. Sentía que estaba por venirme, me acerqué a su oído y le pregunté.

—Estoy por venirme, ¿dónde quieres que termine? Logró soltarse y me abrazó.

—Dentro de mi tío, por favor.

Le seguí dando y terminé dentro de ella. Al termine dentro de ella, exhaustos los dos. Mi cabeza junto a la suya. Voltea hacia mí y dice en mi oído muy bajito.

—Extrañaba mucho esto tío, siempre que me tocó lo hago recordando cómo me lo hacías. Me quité de encima de ella y me acosté ya normal en la cama. Ella me volvió a abrazar y taparnos. “Seguimos viendo la serie”, pero quedé completamente dormido.

Nos quedamos dormidos, desnudos, y ella sobre mí abrazándome. Tapados de pies a cabeza.

Por la mañana, Lizbeth entró rápido haciendo mucho ruido, tomó y se puso perfume, se acercó para darme un beso de despedida. Yo no pude ni despertar bien para cuando ya se estaba llendo Liz. No se dio cuenta de lo que había pasado por la prisa que tenía.

Aprovechando que ya se habían ido y que tenía ahí a Fanny, me la cogí bien fuerte con ella, así dormida.

La desperté de una metida y dio un grito. Le di con fuerza y estuvo gritando durante todo el tiempo que le di.

—¡ahh si Tio! ¡Que rico! Más fuerte. ¡Me encanta! …

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