octubre 23, 2012

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Yo puta

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Los Comienzos

Siempre fui un niño muy inquieto y muy despierto, mis primeras experiencias sexuales las recuerdo cerca de los 10 años, cursaba el cuarto grado y ya me encantaba ponerme la ropa interior de mi hermana que tenía unos 16. Constantemente me quedaba solo en casa ya que mis padres viajaban mucho y me quedaba al cuidado de mi hermana, que apenas veía que mis padres se iban y ella salía con sus amigos y no regresaba en todo el día.

Yo esperaba con ansias ese momento, apenas estaba solo y corría a la recamara de mi hermana y me ponía sus bragas de encaje, un sostén relleno con calcetines; una de sus blusas que al ser larga me quedaba como un micro vestido, un cinturón grueso muy ceñido hacia que las nalgas se me vieran más grandes y paradas. El conjunto se completaba con sus zapatos altos que estilizaban mis piernas, de modo que mi culo asomara por la blusa.

Caminaba así vestida por toda la casa, metiéndome en el culo todo lo que se me ocurría; mirándome en los espejos o en cualquier lugar donde pudiera ver mi reflejo.

Me encantaba fantasear en que era una puta y que era penetrada por muchos hombres.

Yo sé que siendo más pequeña fui violada por el conserje de mi escuela, y me encantaría poder contárselos pero mi mente lo tiene bloqueado, y por más que lo intento, no consigo recordar los detalles; lo que sí puedo recordar es que de alguna manera, eso me gusto.

Así pues vestido de puta comencé introduciéndome objetos en el culo, plumas, lápices y así, cada vez cosas más largas, grandes y gruesas.

Con el tiempo comencé a invitar a dos amiguitos de mi clase a jugar en esos días en los que me encontraba solo. 

Un día comencé una discusión sobre lo que se sentiría que me cogieran y lo que se sentiría mamarles la verga.

Así tras días hablando de eso, una ocasión puse una película porno que encontré tirada en un terreno baldío, estábamos bien calientes mirando la peli en la habitación de mis padres mis amigos y yo; me levanté y les dije que volvía en un momento; fui a la habitación de mi  hermana y me vestí de puta. Cuando me vieron se quedaron atónitos; Pregunté: quien quiere que le chupe la verga? Los dos levantaron la mano. les dije que se bajaran el pantalón por que se las iba a chupar; así lo hicieron, comencé a chuparles su pequeña pinga, primero a uno y después al otro, esas eran las primeras vergas de mi vida. Fue un gran día.

Con el tiempo estos juegos comenzaron a hacerse más comunes. Mientras se las chupaba yo me metía un marcador de textos por el culo. Pronto ellos aprendieron de esto y en ocasiones uno me introducía objetos en el ano en tanto al otro le chupaba su pequeña pinga de diez años. Y después cambiábamos de modo que a los dos les mamaba la verga y los dos me masturbaban metiéndome cosas ricas en el culo, hasta me pagaban con billetes de monopolio. En ocaciones ellos intentaban cogerme pero si verga era tan pequeña que apenas entraban un centímetro dentro de mi ano. Por eso para mi era tan importante que me metieran objetos en el culo mientras yo se las chupaba. Así ganábamos todos. 

Para entonces ya también me maquillaba y usaba una peluca de mi madre. Era toda una puta.

Un día mis padres me avisaron que nos mudaríamos de casa y que saldrían todo el día a buscar una nueva vivienda.

Apenas se fueron, mi hermana como siempre se marcho y yo corrí a mi juego favorito. Jugar a ser puta.

Lo que mis padres olvidaron decirme es que un pintor se encontraba en casa haciendo arreglos para vender la propiedad.

Me encontraba metido en mis juegos, vestido de puta, de cuclillas metiéndome una zanahoria en el ano mientras un pepino se encontraba en la fila de espera de entrar por mi culo ese día pensaba romper mi propio récord, lo más grueso que me había metido era el mango de un cepillo de cabello (Me he introducido más de 200 objetos distintos, desde plumas hasta martillos, de frutas y legumbres a vibradores y herramientas.) y ese día quería intentar meterme un pepino de tamaño pequeño.

Estaba tan ensimismado en mi juego, metiendo y sacando la zanahoria de mi culo cuando escuche un ruido, me quede quieto, miré hacia la ventana. Era el pintor, que colgado de una cuerda me miraba morbosamente desde la ventana. 

Cuanto tiempo llevaba ahí? Cuanto ha visto?  Me preguntaba.

Cuando lo miré sonrió y supe en ese instante que de esta no me iba a escapar tan fácilmente y un miedo enorme me sobrecogió.

Se balanceo hasta el balcón de mi hermana y entro a la recamara; me puse de pie de inmediato, aun con la zanahoria en mi culo asomando por entre la braga de encaje que no me había bajado sino hecho de lado, estaba temblando. El era un joven de unos 26 años calculo. Yo, apenas tenía diez.

Se quito el arnés y los pantalones sucios de muchos colores de no sé cuantos trabajos de pintura.

Se saco la verga y me pareció enorme. 

La tenía bien dura. Así que debió estarme viendo por largo rato.

Yo conocía ya la polla del conserje, pero eso lo tenía bloqueado en esos tiempos más que ahora.

Así que solo conocía propiamente la verga de mis compañeros de escuela. Que además me encantaba mirar cuando orinaban. Y he de confesar que: A más de uno de ellos los había convencido para que me dejaran que se las chupara.

Pero esto. Esto era distinto; ese pene era realmente enorme para mí. Calculo de unos 17 cm de largo y con esa cabeza que parecía un casco de soldado nasi, así lo veía yo; mi corazón latía a mil por hora de puro miedo.

Me arranco la peluca y me tomo fuertemente por el cabello y me estrello la verga en la boca, yo apreté los labios, pero él con una bofetada ordenó. ¡Abre el hocico!. Y yo sin más obedecí casi sin pensarlo.

separé tímidamente los labios y en ese instante introdujo ese enorme animal en mi boca de un solo golpe; aggg..

Sentí que me ahogaba, y comenzó a bombear en mi boca, mientras me decía. ¡Eres una perra puta!; ¿no te da pena? tan chiquito y tan putito. (su pene tenía un sabor distinto al de mis amigos, pero me gustaba más, ahora sé que ese sabor nuevo y tan delicioso era el sabor de sus líquidos seminales), todo eso me comenzó a excitar y comencé a mamarle fuerte, estaba decidido a demostrarle a ese pintor que podía ser la mejor puta del mundo.

Podía sentir su glande con mi lengua, exploraba cada milímetro de su verga, cada pliegue, cada rincón, cada vena y arruga con la punta de mi lengua y también podía sentir como salía un poco de liquido baboso y transparente de su verga tan rica, con ese sabor tan exquisito, le chupaba tan frenéticamente que me dijo: Espera putita, que no quiero terminar tan pronto.

Eso era nuevo para mí. ¿Terminaaar? ¿Qué es eso? pues mis amigos y yo aún no eyaculabamos.

Se quito y me ordenó que me pusiera en cuatro; como perra en la cama de mi hermana y yo sin más, obedecí.

Me puse en medio de la cama, ofreciéndole mi tierno culito. Pero el me grito: !Además de puta, pendeja!, ponte en el borde de la cama cabrón.

Sin saber que esperar, Gatee en reversa sobre la cama hasta que quede con las rodillas en el mero borde. Doblo la blusa-vestido sobre mi espalda, dejando al descubierto mi terso culo. Saco la zanahoria de mi culo, que yo ya había olvidado que aun traía bien metida en él ano, claro no sin antes meterla y sacarla de su sitio en repetidas ocasiones, dibujando círculos como para abrirme más el culo, me dolía lo que hacía, pero apreté los labios y me aguante gimiendo en silencio mientras me tiraba del cabello y me decía una y otra vez: !eres una perra! Por fin, después de unos minutos de esto, arrojó la zanahoria; me bajo las bragas hasta las rodillas. Yo lloraba y le supliqué que no lo hiciera.:

No por favor, le decía gimiendo y llorando no le cojas!

La zanahoria me había dolido horrible. No quería imaginar ese pene que era más largo y más grueso el dolor que me iba a provocar. 

El pareció no escuchar mis súplicas, se unto la verga con crema corporal de un tarro que mi hermana tenía en su cómoda, y que yo usaba continuamente como lubricante en mis juegos.

Se acerco; me dijo: deja de chillar putita que esto te va a gustar.

y de un solo golpe me metió la verga hasta los huevos. Lancé un grito: Hay! Seguido de llanto. Chille de dolor. Sentí que me desmallaba; me desvanecí, pero él me tenia fuertemente agarrado de la cintura, aun recuerdo como después de esa primera envestida fue sacando lentamente su verga recorriendo despacio todo el túnel que apenas unos segundos antes había recorrido como un rayo reclamando mi virginidad para después volver al fondo de mi ser, pero ahora muy lento, entrando en mi con ese pene tan rico. La sensación del glande partiéndome en dos, milímetro a milímetro.

Era una sensación única, esa serpiente explorando el estrecho túnel de mi ano, era una sensación dolorosa, pero al mismo tiempo increíblemente rica y satisfactoria, era algo realmente único casi poético.

Tenía miedo y dolor, jadeaba y lloraba, tenia el rostro empapado en lagrimas de dolor, pero no quería que este tormento terminara nunca. Cuando por fin me metió la verga nuevamente  hasta los huevos, se quedo quieto y poco a poco comenzó a bombear dentro de mi, me envestía , primero lento y después con una rabia que nunca había sentido, el dolor pronto comenzó a convertirse en placer. Comencé a reponerme y ahora podía comenzar a entender todo lo que pasaba.

Veía mi pequeño pene que en esos años no mediría más de 5 centímetros revotar en mi vientre, miraba como los calcetines dentro del sostén se zangoloteaban al ritmo de las envestidas, escuchaba los sonidos que para mi eran nuevos. el golpeteo de mis nalgas con sus piernas que parecían aplausos. escuchaba por primera vez la música. el sonido único e inconfundible del sexo, los ruidos de mi culo y de mi respiración, los olores. todo era nuevo para mí.

Entonces reaccione. En mi mente algo tomo sentido, una verdad indiscutible que me seguiría por el resto de mi vida.

Me estaban cogiendo. 

Y eso no solo me gustaba, me fascinaba, por primera vez me sentía inmensamente feliz, aun había lagrimas brotando de mis ojos pero no sé cómo explicarlo, ya no era dolor, era alegría, era felicidad; y pensé…

¡Soy una puta!. Soy eso. Una puta!..

resonaba esa palabra en mi cabeza. Puta. Mi sueño. todo lo deseaba hasta ese momento en la vida. Se estaba cumpliendo

Comencé a mover mis caderas torpemente, y me di cuenta de que ya no tenía miedo, ni dolor, me sentía plena, me sentía como la mejor puta del mundo.

El me daba de nalgadas, me jalaba el cabello y me repetía una y mil veces que era una puta, yo gemía de placer, en ese momento estaba sobre mis codos, así que intente ponerme bien de perrito, cuando lo logre, me pude verme en el espejo, veía como ese hombre me penetraba, podía ver salir su pene casi por completo para perderse en lo más profundo de mi ser nuevamente. no puedo olvidar la imagen de su enorme pene entre mis nalgas. Así estuvimos por algunos minutos parecía que habíamos agarrado el ritmo y estuviéramos sincronizados; de pronto, comenzó a metérmela más y más rápido y más fuerte; sentía como algo me chorreaba por las piernas, podía ver de lado en el espejo, toda la escena, yo vestida de mujer ahora de nuevo sobre mis codos y rodillas con las nalgas al aire tan paradas como podía, mientras mi verdugo me penetraba ferozmente, sacaba toda su enorme y jugosa verga y la metía de un solo golpe. Me veía tan hermosa! Tan radiante.

Me sentía realmente llena, de pronto sentí que me la metió muy profundo, y me apretó muy fuerte jalándome de la cintura, pegando mi culo a su pelvis tanto como es posible tanto que era casi imposible ver donde comenzaba uno y donde terminaba el otro.

Esa fue la primera vez que recuerdo sentir esa sensación. Cuando el esperma caliente entra en tu cuerpo, hasta las entrañas, y sabes que te lo mereces, que tú te ganaste esa leche tibia y nadie te la puede quitar; es tuya porque hiciste un buen trabajo, te la mereces por que fuiste una buena puta.

Estuvo así unos minutos lo sentía temblar y yo me meneaba y le apretaba la polla a mi violador con los espasmos aun involuntarios de mi ano palpitante.

Se quito y me deje caer en la cama con el culo al aire, le pregunte ¿Cómo te llamas?, y me contesto, te vale madres pinche putita y mas te vale que no le digas a nadie o te mato cabrón.

Yo en realidad no tenía planes de contralo a nadie, hasta ahora, claro.

Se vistió. yo permanecí acostada boca abajo con las nalgas al aire, me dijo: Nunca pensé que un niñito como tu pudiera estar tan rica. Le respondí: ¡Gracias practico diario!

Tomo una brocha y me la metió violentamente y de un solo golpe por el ano mientras me decía: Para que te acuerdes de mi. Y se Salió a seguir pintando.

La brocha entro todo el mango, sin problema, pues estaba muy dilatado y chorreaba su semen por mi culito.

Me quede así, dormida, boca abajo, vestida de puta, con las bragas de encaje a media pierna con la brocha en mi ano y sus jugos pegajosos en mis piernas.

Me puedo imaginar como mi segundo violador me veía dormir desde la ventana con esa brocha en el culo sabiendo que me acababa de violar.

Cuando me desperté el ya no estaba. Me dolía todo, me saque con dolor la brocha, me vestí, limpie todo y después fui al baño, arrojaba liquido y sangre por el ano, me asusto, pero también me gusto mucho ver eso, me bañe, mire con un espejo y mi ano estaba muy rojo, casi no me lo podía tocar y me fui a dormir todo adolorido pero mi felicidad era mayor que el dolor físico. No supe a que hora regreso mi hermana y menos mis padres.

El pintor ya no regreso al otro día, para mi desgracia, entro en pánico pienso yo y no regreso. La verdad es que yo nunca lo hubiese denunciado, me hubiese encantado ser su putita por siempre. 

Aun guardo la brocha. Y de vez en cuando, cuando estoy sola por las tardes, me acuesto con el culo desnudo, me meto la brocha y me duermo un rato soñando con mi pintor.

parte 2

Cómo descubrí el hilo negro de mis violaciones.

Por fin nos mudamos, el pintor nunca regreso, y yo me sentí decepcionada, nos mudamos de Valle Dorado a Santa Mónica, si conoces la ciudad de México sabrás que son colonias muy cercanas al norte de la ciudad, pero con 10 años no te puedes mover mucho.

Cambié de casa pero no de escuela, y lo que en un principio fue muy bueno pues aun tenía amigos para chuparles la verga, surgieron dos problemas.

Uno, ya sabía lo que era sentirse llena, y no podía dejar de pensar en el dolor y el placer que ese pintor me hizo sentir cuando me violo desgarrando mi ano y dejándome adolorida y satisfecha por varios días, ahora sabía lo que es ser puta. Sabía lo que es la felicidad. 

Y dos que fuimos creciendo y los amigos a los que gustaba de mamarles la verga, comenzaban a decir a otras personas y eso me incomodo mucho, pues tenía una reputación que cuidar, así que yo lo negué todo y deje de chupársela a mis tres mejores amigos, así, de pronto, me quede sin vergas y sin amigos.

Pasaba las tardes en mi habitación con la brocha metida en el culo pensando en el pintor y su pene tan sabroso y comencé a buscar cosas más largas y gruesas para mis juegos.

Pronto hice nuevos amigos cerca de casa a los que les chupaba su cosita de manera cotidiana, solo que ahora no cometí el mismo error. Busque amigos en distintas calles, que no se conocieran entre ellos.

Krisna, Juanelo, Marcos, Daniel, Sergio, son solo algunos de los más de 10 amiguitos a los que se las chupaba buscando encontrar aquel sentimiento. Sentirme Una Puta.

Ahora vivía a una cuadra del periférico y a una cuadra del terreno conocido como El camino del diablo; lugar en donde ahora está el centro comercial Mundo E.

Ese lugar entonces no era más que un terreno baldío con algunas cuevas y pastizales.

La casa a la que nos mudamos ahora era más pequeña, y mis abuelos estaban constante mente en casa, pues vivían a una calle. Así que mis juegos eran cada vez más difíciles. Ya estaba en la secundaria . Tardé casi dos años en convencer a mis nuevos amigos que me dejaran que se las chupara y solo uno de ellos, Marcos accedió a meterme objetos en el culo mientras yo se la chupaba.

Con el tiempo había encontrado como solucionar mi triste situación. Robé algunas tangas sostenes, lencería y ropa interior en general de mi hermana, de las mamás y hermanas de mis nuevos amigos, dos blusas, algunas faldas, un corsete y dos ligueros, de todo. Y los lleve a una de esas cuevas que no eran más que viejas minas de arena abandonadas.

También lleve objetos para meterme en mi culito. En el baldío encontré espejos rotos y en breve ya tenía todo listo. Vestuario, cosas para que mis amiguitos me penetraran, todo para pasar tardes interminables llenas de diversión.

Por otra parte ya tenía 12 años y mis amigos igual y sus vergas, ya tenían tamaño suficiente para penetrarme y hacerme gozar. Algunos incluso ya eyaculaban semen.

Así, comencé a invitar a mis amigos; uno a uno, a mi nuevo nido de lujuria, y pasábamos tardes geniales, yo me vestía de puta para ellos y teníamos sexo, les chupaba la verga y ellos me cogian . 

un día estaba dandole una buena mamada a Marcos en la entrada de la cueva y entonces lo escuche decir: Ya ves te dije que era cierto. este wey es bien putito. Me puse de pie de un salto. Tenía Puestas una minifalda, tanga de hilo color negro, una blusa ceñida con un cinturón de elástico ancho, sostén relleno de calcetines y zapatos negros de tacón. mire y vi que se trataba de un niño con fama de abusivo y golpeador, apodado «El pollo» a mí me era muy desagradable. 

Tenía unos 16 años había repetido uno o dos años y todos incluyéndome le teníamos miedo pues era el mayor de la escuela. Se acercó riéndose y me dijo: «Mira nada más, ¿que puta tenemos aquí?»

Yo guardaba silencio, hasta que dijo. Bueno es cierto que se ve bien putita con esa ropa y que te la chupa, pero hay que ver si lo hace también como dices. Se dirigió a mí y me dijo: «Me la vas a chupar y mas te vale que lo hagas bien o le diré a todo el mundo en la escuela lo putito que eres»

Eso si me daba miedo, ser expuesto y juzgada. Así que comencé a chuparle la verga, olía mal y tenía un sabor fuerte, yo quería que terminara, así que se la chupe succionando con fuerza para que terminara pronto, pero cuál fue mi sorpresa cuando me dijo: Ahora te voy a coger.

En secreto me emocione; el ya tenía pene de hombre de unos 15 ó 16 cm, la tenia bien dura y no tenía circuncisión.

Yo, por mi parte ya estaba en mi papel de puta, así que hice todo lo que me dijo, me cogió torpemente de perrito porque yo lo sugerí, pensé que esa es la posición más fácil y explicita creo yo, con todo y eso fue necesario que guiara la punta de su verga y la pusiera en la entrada de mi ano y así el pollo pudiera encontrar el camino. Amenas me la metió y se quedó quieto temblaba y respiraba muy rápido. Yo sabía lo que le ocurría pero no dije nada recibí su primera leche en silencio.

Estoy segura que esta era su primera vez. Con todo y eso su pene no estaba tan mal, yo creo que nunca lo había usado para algo que no fuera orinar, pronto se recuperó y comenzó a bombear coda vez más rápidamente, así que le di una muy buena follada, hasta que me inundo de nuevo con su inmunda leche.

Hasta este momento la situación no era tan mala, es más me parecía que todo marchaba muy bien.

Lo malo vino después. Cuando termino y se vistió, me dijo: Te veré aquí todos los martes y los jueves a las cuatro, y más te vale que no faltes nunca o todo el mundo sabrá lo puta que eres.

Esto ya no me gusto pues yo ya no tenía control sobre las cosas, aun que me había gustado mucho su verga en mi culito, ahora vivía con miedo de ser delatada y expuesta.

Ahora las cosas estaban así. 

Comencé a ser violada dos veces por semana por un compañero de escuela de tercero de secundaria, en ocasiones me cogía hasta tres veces seguidas, siempre acudía acompañado de marcos y entre los dos me cogian a su antojo, y después el pollo comenzó a llevar amigos; primero de a uno de vez en cuando pero cada vez era más frecuente.

los lunes y viernes yo llevaba a mis amigos y jugábamos mis juegos con mis reglas. Yo era su puya u ellos me metían la verga y se las chupaba pero el asunto con el pollo era diferente por que el era quien me controlaba con la amenaza de delatarme.

No tenía opciones, no me podía negar y además de follarme me humillaba en muchas ocaciones me orinaba en la cara y las nalgas. Era menos que su puta. era su mingitorio. 

Esto siguió así a lo largo de casi un año; lo que quiere decir, que el pollo me había cogido dos veces por semana por un año algunas semanas me cogía mas días incluso en periodo vacacional lo hacía diario, incluso comenzó a violarme en los baños de la escuela. El colmo llego un domingo, acompañe a mi abuela y a mi madre a misa en la iglesia del convento de santa Mónica y allí estaba el pollo con su familia. Se me acerco a saludar antes de entrar y me dijo cuando comience la misa te veo en el patio o le diré a tu abuelita lo putita que eres.

Lleno de miedo y coraje me salí apenas inicio la misa, atrás de mi salió el pollo y allí de pie, bajo un árbol a un costado del convento a las 11 de la mañana de domingo con el sol aplomo, me baje ligeramente los pantalones apenas lo necesario para que el pollo satisficiera sus necesidades, con un escupitajo lubrico su verga y me la metió.

 En solo unos cuantos movimientos había terminado, yo ni siquiera tuve oportunidad de sentir placer, de tener un orgasmo. se subió la bragueta y regresó al templo. Yo entré tras el con el culo lleno de leche, la raya de las nalgas pegajosas y húmedas y la cara llena de vergüenza y coraje, totalmente insatisfecha, regrese a mi lugar. el pollo me miraba y se reía haciéndome señas obscenas de como hace unos momentos me había tenido que someter a su voluntad.  

Lo odiaba y al mismo tiempo me encantaba, ser su perra, su esclava. Me fascinaba su falo duro, masturbarlo con la boca y sacar esa nuez de entre la piel, sentirlo entrar en mi culito poco a poco y después inyectarme su espesa leche para después burlarse de mí.

Así que para entonces el pollo me había cogido por más de 150 días y de dos a tres veces por día, mas las vacaciones el pollo me había cogido más de 450 veces y todas ellas en contra de mi voluntad. Esto sin contar las  cogidas que me daba Marcos que deben rondar las 200 folladas.  En definitiva, era su putita.

El pollo había entrado a la preparatoria y ahora llevaba amigos de su edad, chicos ya más desarrollados con penes capaces de provocar mucho placer y aún que no me consta siempre sospeche que le cobraba a sus amigos por que me cogieran. El pollo era ahora mi padrote. Una tarde apareció con cuatro amigos y me dijo: Hoy no te vamos a dejar hasta que chilles perra, Sentí miedo y emoción a la vez. Así que me ordeno: ¡Quítate la tanga perra! (Yo solía llegar antes para vestirme y maquillarme para él pues me había advertido que de no ser así todos se enterarían, y además confieso que me encantaba todo ese ritual, vestirme y maquillarme era como entrar en él papel de puta,)

Obedecí y me dijo ponte en cuatro, me acomodé como ordeno en un viejo colchón que nos encontramos en la basura y el mismo pollo y yo llevamos meses atrás para que pudiera violarme a gusto. Me penetro por atrás de perrito como tantas veces lo había hecho, después uno de sus amigos me acerco la polla a la cara para que se la chupara, así pues paso uno por uno. mientras uno me envestía a otro se la chupaba. me cogieron de perrito, yo montándolos, de frente con las piernas al aire, sentado sobre ellos, acostado, de todas las formas que se pueda uno imaginar uno de sus amigos flaco y alto tenía en verdad una polla grande que no podía ocultar lo mucho que me gustó.

Pasamos 4 horas, ya eran las ocho de la noche, estaba oscuro y el Pollo dijo: vámonos, no me dejaron cambiarme así que fui con ellos caminando por el campo oscuro. Traía zapatos de tacón y un vestido de espandex sin calzones. Mientras caminábamos me metían los dedos en el ano que lo tenía muy dilatado, uno de ellas encontró en el camino un palo de escoba y me lo metió, yo caminaba al frente y ellos me dirigían con el palo metido en el culo, lo movían bruscamente a la izquierda o a la derecha según querían que fuera. Y reía. Cuando tropezaba que no fueron pocas veces. Un par de veces me caí y me desenpale y yo como buena puta me ponía de pie me metía de nuevo el palo y seguía caminando. La verdad es que ese jueguito me gustaba y me causaba risa. Al llegar al puente peatonal frente al autocinema subimos el puente y ahí en plena noche en medio periférico el pollo me cogio una última vez, de pie con los brazos recargados en la baranda del puente mirando de frente al tráfico mientras él me jodia a su gusto.  Yo miraba las luces de los autos y sabía que esos conductores podían verme. Pero eso no me causaba vergüenza. Al contrario me excitaba cada ves más.

Al terminar el pollo y antes de marcharse me orino las nalgas. 

Me dejaron en ese puente sola. Tuve que regresar a la cueva a buscar mi ropa caminando con tacones en ese lugar oscuro, con el ano hinchado y sangrando lleno de esperma por todos lados, me sentía golpeado humillado, utilizado, me sentía una puta.

Uno podría pensar que estaba triste y desolado pero la verdad me gustaba, pensaba. que había cumplido con mi labor de puta, me habían cogido entre 5 muchachos. Y al menos me cogieron hasta eyacular 3 veces cada uno y las mismas veces se las había chupado, en definitiva era una muy buena puta. Caminaba muy derechita cantoneando las caderas  orgullosa y  altiva. Regrese a casa con la leche de al menos 15 eyaculaciones en el culo y con otras 15 en el estomago, no puedo describir cuanta felicidad.

Pasaron algunos meses, ya no sabía que esperar del Pollo, tenía miedo de  que me delatara  y aun me dolía todo de la ultima orgia pues cada vez eran más frecuentes cada vez llevaba a más personas para que me follaran. Esto en parte era bueno pues yo. O tenía que buscar vergas, él las traía a mi yo solo tenía que disfrutar. 

A pesar del miedo y la incertidumbre. Como siempre asistí a mi cita.

Después de todo: ¿cómo podría llegar a ser la mejor putita del mundo si flaqueaba con mi mejor cliente? me repetía a mí misma. 

Soy una Puta. 

Me decía. Soy la mejor puta del mundo y voy a estar lista para lo que sea. 

Entré en la cueva, me vestí, escuche a alguien acercarse. pensé que era el pollo, pero para mi sorpresa no era el pollo, era una especie de albañil o trabajador de la construcción , me miro y me dijo.

Te estaba esperando. Asustado pregunté: ¿A mí? Si perra, a ti ¿a quien más pendeja?

Te he espiado y he visto como haces gozar a ese mocoso que te coge siempre, y ahora me vas a dar a mí ese mismo placer. Corrí pero apareció un segundo sujeto y me derribo de un golpe, ahí en el suelo me subió la falda me bajo las bragas y comenzó a intentar metérmela, pero no se puso crema ni nada. No entraba. Me hacía daño, me dolía, mientras el otro hombre ya había metido su polla hasta mi garganta, después de algunos intentos logró meterme esa polla por mi ano hasta lo más profundo de mi ser, Haaaayyy!!! Exclamé. ¿Verdad que te gusta putita? Me dijo el que me daba por el ano, a lo que respondí: Si, si me gusta, cógeme. Cógeme más, así cógeme duro.

Recordaba al pintor y me sentía tan bien con esas dos pollas jugosas y gruesas partiéndome mientras me decían puta, perra y mil obscenidades más, sentía como entraba hasta los huevos y salía para entrar de nuevo, terminó el primero y cambio lugar con el segundo. Este la tenía más grande y gruesa y sentía que me desgarraba, pero como buena puta apreté mi ano y moví mis caderas en círculos hasta exprimirlo por completo. Terminaron y se fueron dejándome solo, me sentí muy bien. Esos dos hombres me habían violado como hace ya casi cuatro años lo había hecho ese pintor, por fin había sentido esa sensación de dolor, miedo placer que el pintor me había hecho sentir, sentirme humillado y al mismo tiempo alabado por ser tan rica perra, por ser una buena puta.

Esa noche reflexione y descubrí algo, El pintor, el pollo y los albañiles me habían violado por una razón; todos ellos me habían visto vestido de puta, metiéndome algo en el culo o chupándosela a alguien.

Ahora sabía qué hacer, podía hacer que me violaran más fácilmente de lo que yo pensaba. El sexo consensual era bueno hasta entonces con mis amigos. Pero, esos hombres, cogiéndome violentamente, ¡era increíblemente delicioso! Ahora, podía salir en busca de un violador que me hiciera sentir como la mejor puta del mundo.

Al otro día el pollo me pregunto lo que había pasado, pues cuando él se dirigía a nuestra cueva los hombres lo interceptaron y le dijeron que ese día les tocaba a ellos y que se largara y no dijera nada a nadie o se iba a arrepentir. El me dijo que le dio miedo y que hizo lo que le dijeron.

Le dije que no se preocupara, que había escapado, y que nada había sucedido, pues no quería que se sintiera mal diciéndole que esos dos mugrosos  me habían dado más placer en una sola cogida que él en todo ese tiempo.

Para evitar nuevos incidentes regresamos a la cueva solo a recoger la ropa, juguetes y pelucas. El pollo dispuso que ahora las citas serían en su casa. Pues por las tardes nunca había nadie, incluso el guardaba mis objetos y me compro lencería, de pronto el pollo ya era más mi novio que mi violador dejó de llevarme amigos,  incluso dejó de invitar a Marcos, y eso no me estaba gustando, así estuvimos hasta que entró al la universidad y se fue a vivir a monterrey.

Por cierto el pollo me cogió unas 2 ó 3 veces por semana hasta que cumplí yo los 16. Según mis cuentas el pollo eyaculo dentro de mi ano al menos unas 1300 veces. Y me violo una y otra vez en donde se le dió la gana, en la calle, en el metro, en el bus, en la escuela, en la iglesia, en su cama, en la mía y en la de mis padres, me violo donde quiso, haciéndome sentir una basura por cuatro años

Esta fue la mejor época de mi vida, nunca tuve tanto sexo hasta que me hice puta profesional ¡Gracias Pollo!

Parte 3

Las primeras violaciones planeadas.

Tenía ya 16 años, y tengo que puntualizar que pese a que ya era una putita hecha y derecha, en mi vida cotidiana nadie lo notaba, no soy afeminado, y en esos tiempos tenía un cuerpo celestial, talla 28 unas nalgas firmes y redondas y con buena musculatura, hacia mucho ejercicio practicaba la escalada y clavados en plataforma de tres metros, en verdad la natación no me apasionaba pero me permitía rasurar mi cuerpo sin ser cuestionado. Adquirí un nuevo gusto musical el Dark Metal. Música de mierda pero fingía que me fascinaba. Ya se imaginan porque? Pues es fácil me pide dejar el cabello largo y pintarme con delineador los ojos. La Roo negra eso no me molestaba en lo mas mínimo, así cuando me transformaba de mi yo falso a mi yo verdadera a mi yo de puta todo era más natural.

Entre al bachillerato. Había tenido novias pero no sexo con ni una sola mujer.

Tenía una vieja amiga, Selene que vivía en Valle Dorado y su familia viajaba constantemente a Villa Hermosa, pues tenían negocios allá. Y un día me pidió que cuidase a su perro ya que la familia saldría por un mes entero. Me dejo llaves de su casa y el encargo de pasar cada dos días para alimentar al Napoleón

Mi vida sexual estaba muy estancada, el pollo se había desaparecido, y pensaba caer en la tentación de fraternizar con compañeros de escuela. 

Mi único consuelo se encontraba en los objetos que me metía en el ano ahora ya tenía algunos vibradores y a mi perrita candi, una maltes que se encargaba de chupar todos mis jugos cuando me masturbaba pensando en el pintor, los albañiles y el pollo, esto ocurría hasta tres veces en el día.

Fui a dar de comer al napoleón que era un pastor alemán de buena talla y nada amistoso, de hecho me atemorizaba un poco, pero ir cada dos días me parecía grosero con el animal, así que comencé a ir diario al tercer día de ir a alimentarlo ya había husmeado todas las recamaras, ya que Selene tiene tres hermanas. Me probé todas las minifaldas que me encontré, zapatos altos, mallones y por supuesto ropa interior, para mi suerte había much ropa sexy y los zapatos de una de sus hermanas me quedaban. 

Un sábado por la mañana, llegué no más de las 9 am ya que salí a correr y aproveche para dar de comer al perro.

En esta ocasión probaría mi teoría, Todos los machos son violadores en potencia, solo necesitan una oportunidad y estar muy excitados, eso saca nuestro lado animal.

Candy estaba en celo y antes de salir de casa la cargue y restregué su sexo en mis nalgas, le introduje el dedo con cuidado en su vagina y ella se dejo, es algo que hacía con cierta frecuencia solo que ahora había un propósito más. Deje que se mojara mucho y le introduje un dosificador para medicina pediátrico tipo jeringa, succione sus jugos, casi un cm cúbico termine de llenar la geringa con un poco de agua y después me lo metí en el ano y descargué, dejando un poco para untarme por todos lados. Sabía que ese día sería muy distinto, entre a la casa y como era costumbre el perro entro tras de mí, solo que en lugar de ir a la cocina me dirigí a la recamara de Selene hasta donde el Napoleón me siguió muy excitado. 

Le cerré la puerta en la cara y me di a la tarea de vestirme con ropa de Selene. Encontré su falda de primaría verde escocesa con tablillas, me la puse en el acto y aun que apretada me quedó, me puse una de sus braguitas y fantasee por ahí mirándome al espejo de cuerpo entero. Abrí la puerta y de pronto el perro se acerco y metió su hocico en mi entrepierna. Me olfateaba y me lamia en culo, casi metía su lengua en mi anito a través de la ropa interior. Mi culo estaba palpitante, su nariz estaba fría y humeda. Trataba de montarme y no lograba nada pues me encontraba de pié. 

Pensé, si me pongo en cuatro me va a coger, yo no sabía que pensar. 

Ser una puta me fascinaba, pero ser una perra. No estaba segura. Yo no sabia que esperar. Podía ver la verga roja del Napoleón y me causaba algo de repulsión. Pero yo estaba tan caliente que comenzaba a no pensar con claridad. Podía sentir mi ano palpitar como si estuviera deseando probar esa verga roja y húmeda, como si mi culo tuviera pensamientos y voluntad propia era el, el que controlaba ahora mis actos.

Pensé: y si solo pruebo un poco?. 

Yo creía ilusamente que podría controlarlo y permitir que solo me metiera la puntita. Pero quería que me violara no que fuese consensado, así que me dedique a prepara su comida, el se acercaba metía su hocico por debajo de la falda, me intentaba montar y yo lo alejaba a empujones o con el pie.

Napoleón estaba a punto de explotar. Y yo también ya no me importaba nada solo quería probar esa verga roja y grande. 

Pensé que Napoleón ya estaba en su punto, caminé al comedor, por que ahí había un muro completo de espejo. me puse en cuatro y apenas lo hice la bestia se me abalanzo, me monto y comenzó a envestirme, tenía las bragas de Selene y no podía penetrarme, pero era tal la fuerza de sus envestidas que podía sentirlo hasta mi ano, mire de lado y me podía ver en el espejo de perrito con la falda de Selene y el perro montándome. Veía esa verga roja enorme clavándose en mis nalgas.

como pude me baje las bragas y sentí esa verga dura y humeda impactar arribita de mi ano de inmediato sentí que me impactaba abajito del ano, pensé. ya casi lo tienes Napoleón  y en ese instante. 

Grite Napoleooooon..!!! HAY!!! NO Nooo, QUITATE, 

Me había clavado ese hierro candente hasta lo más hondo de mis entrañas me bombeaba a una velocidad nunca antes vista. Como su perrita resistía las envestidas y trataba de no caerme el ano me ardía y podía ver chorros de semen y sangre correr por mis piernas el me arañaba las caderas con sus patas y trataba de meterme esa bola en el culo. Termino y se quito, al bajar de mi Espalda me lastimó el ano horrible. 

Me quede ahí en cuatro mientras él seguía lamiendo su pene y mi ano alternadamente, fue una experiencia única, me acerque a su verga que no paraba de eyacular y comencé a chupar, su sabor era raro, muy distinto al de los hombres pero no era malo, lo succione hasta la última gota.

Me dormí en la alfombra un rato. Napoleón me despertó. Me ladraba y me mordía las piernas 

El estaba listo para otra follada. Yo no estaba segura me dolía el culo mucho. Pero el perro me gruñía de un modo amenazante. Así que de nuevo me puse en 4 para el. Era su perra y él era el macho así que obedecí. Apenas estuve en esta posición me monto de nuevo ahora sin bragas y conociendo el camino me la metió a la primera. Yo aguantaba heroicamente sus embestidas era delicioso los perros cogen a una velocidad y con una fuerza que los hombres no pueden. Sentí como metía su bola por mi ano. Apenas lo sentí adentro y lo apreté con todas mis fuerzas. Se bajo y se dio vuelta. Nos quedamos así pegados el trataba de sacarse y yo apretaba mi ano con todas mis fuerzas para que no escapara. De pronto ya no pude más y de un jalón: 

Plup. un sonido nuevo

El Napoleón se desabotonó 

Mi teoría estaba comprobada, ahora solo necesitaba probarla con un hombre. 

Regresé caminando a mi casa casi a las 8 de la noche. Ese día fui la perra del Napoleón unas 6 veces. Caminaba con el peor dolor de ano que jamás hubiera sentido. Sentía que todo el mundo me miraba como si pudieran oler que me había follado un perro y eso le excitaba. 

Las siguientes semanas las aproveche para ser una perra en vez de una puta, aprendí mucho con Napoleon y logre abotonarme muchas veces que les juro que no es fácil pero es exquisito. Tengo que confesar que ahora pienso que toda aquella que crea que es una puta no sabe nada hasta que no se la halla follado un perro, es algo único e inigualable 100% recomendable. Pero esa no era mi meta, mis planes eran otros. Comprobar la teoría del Violador.

En aquellos días trabajaba medio turno como office boy después de la escuela y siempre antes de salir entraba al baño y me cambiaba la ropa interior me quitaba los bóxers y los sustituía por bragas de mujer lo más pequeñas posibles, me ponía ropa deportiva y dejaba que parte de la ropa de mujer quedara discretamente a la vista, también en ocaciones usaba pan tu deportivos blancos con Braguitas negras para que se transparentasen un poco. El plan era el siguiente: exponerme en la calle, parar el culo y fingir inocencia, si entre los cientos de personas que salían de sus trabajos había un violador el me vería con morbo y descubriría el tipo de ropa bajo mis pantalones, con este discreto mensaje sabría que me gustan los machos y después ya veríamos que hacer.

Después de unas semanas parándome en la parada del camión por largo rato quizá una hora, (aun que yo no tomaba el camión sino que caminaba) con pantalones apretados o deportivos, agitando la melena y meneando las caderas, note a un hombre corpulento con ropa de obrero, azul marino sucio de grasa, y con unos brazos enormes que llevaba encontrándomelo ya varios días, me miraba con morbo y lo descubrí siguiéndome dos veces. Así que comencé a tomar un camino desolado por detrás de unas fábricas, era un camino solitario y oscuro, ideal para que violaran a alguien.

Decidí que ese tipo me violaría al otro día. Fue miércoles y no fui a la escuela todo lo que hacía era pensar en que me violarían ese día. Tenía miedo y excitación sabia que esto podría ser muy violento incluso peligroso, pero el riesgo valía la pena de nuevo ya no era yo quien pensaba literalmente estaba pensando con el culo. Antes de salir de casa me lave el recto con agua y después no comí para evitar el excremento. Esto lo aprendí desde los 10 años y siempre que existe la posibilidad de ser penetrada lo hago. Me puse ropa deportiva de Nylon para que mi culo y las braguitas que usaría se marcaran muy bien. Llego la hora de la salida y desde una ventana de la oficina podía ver a mi próximo violador sentado impaciente, miraba hacia todos lados, parecía impaciente por verme. Entre al baño y con una jeringa me introduje un poco de aceite para bebe, pues después de la violación de los albañiles no quería que mi nuevo violador tuviese problemas para cogerme, quería que todo fuera perfecto.

Salí casi 20 minutos más tarde que de costumbre. Con el riesgo que mi victimario se cansara y se marchara.

Tenía una razón, que la noche callera cuando caminara por el camino más oscuro y desolado.

Camine hasta la parada de autobús, me pare cerca de mi posible violador unos momentos. Levante los brazos para mostrar el secreto bajo mis pantalones una tanga de encajes blanca. Agite mi negra cabellera a un lado y al otro y comencé a caminar despacio pero constante, mire de reojo para asegurarme que mi violador me había visto y comencé a caminar, de cuando en cuando miraba de reojo para asegurarme que mi depredador me seguía. Que todo fuera de acuerdo al plan. Al dar la vuelta por detrás de las fabricas note que ya estaba muy cerca así que reduje un poco más el paso, me dio alcance y podía sentir casi su aliento en mi nuca. Por fin me hablo: “Me das tu hora” me detuve mire mi reloj y conteste 8:05 el miro a un lado y al otro y sin más saco una navaja y me dijo. Bájate los pantalones cabrón no sabes cuantas ganas te tengo, me negué, para enfurecerlo y me golpeo con tanta fuerza que lo siguiente que recuerdo es mirar al cielo con las piernas al aire mientras este bestia me daba la que pudiera ser la mejor cogida de mi vida. Ahora que soy un experto en vibradores puedo asegurar que este animal tenía una verga de no menos de 8 pulgadas, gruesa y dura, solo lamento no haber estado consiente para sentir la primera envestida. Me deje coger y comencé a gemir de placer, hay.. ha ha.!! Me cogía con sierta velocidad, y su pene duro se sentía tan bien en lo profundo de mi culito, me puso de perrito y siguió por un buen rato. Entonces note algo. Entre unos arbustos alguien nos miraba, parecía un indigente, así que era un excelente momento para terminar de corroborar mi teoría. Comencé a menearme a apretar la polla de mi violador con mi ano y a decir. Si papito, sigue así, que grande eres papito. 

De pronto lo sentí apretarme muy fuerte y mi premio, ese torrente espeso y tibio en lo más profundo de mi ser.

Fingí caer desvanecido de cara al pasto y con el culo al aire, mi violador, el sexto de mi vida sin contar al Napoleón se subió los pantalones y me dejo ahí tirada, inmóvil, quería ver que ocurría con el mirón. De pronto sentí que me acariciaban y fingí estar desmayado, a los pocos segundos podía sentir el pene del indigente aprovechándose de una putita recién violada.

Fue casi tierno, le costó un poco encontrar el camino pero alfín su perseverancia dío frutos, me la metió poco a poco con mucha suavidad, me cogía tan suave y tan rico, como para no despertarme, para mi sorpresa y gusto este indigente borracho tenía buen aguante y la tenía rica, yo comencé a moverme y a ser más participativa, después de un rato ya me había puesto de perrito, me cabalgo por al menos una hora, lo sentí temblar y apretarme mientras eyaculaba esa leche rica y espesa dentro de mi al menos dos veces. termino y se fue, me quedé ahí fingiendo estar inconsciente de nuevo, por si hubiese algún otro mirón que quisiera aprovechar. No tenía tanta suerte. busque mi ropa primero encontré las bragas rotas, y después mi pantalón pisado y sucio. Me lo puse y me fui caminando a casa sin ropa interior ya eran las 10:30, me habían violado de las 8:05 a las 8:30 y de las 8:40 a las 9:40. Mi teoría era cierta ahora podía hacer esto por años.

Aparentemente había ya encontrado el modo de lograr ser violada, la violación para mi ahora era una ciencia, un arte más que una cuestión de mala o buena suerte (eso depende de si te gusta ó no)

Parte 4

Esa noche después de ser violada dos veces regresé a casa caminando, estaba dispuesta a encontrar al violador interno de todos los hombres del mundo, comencé a fantasear en las infinitas posibilidades.

La verdad es que durante los meses siguientes, seguí intentando llamar la atención de algún posible victimario pero no tuve éxito, incluso el obrero que tan rico me había cogido nunca más lo volví a ver.

Así que cambie de estrategia, sabía que los violadores se aprovechan de las oportunidades y tenía que ser yo quien creara esas oportunidades, así que un día fui a una sex shop en el centro de la ciudad de México, llevaba con migo unos tres mil pesos para comprar juguetes, estuve un buen rato mirando y preguntando sobre todo en mi sección favorita, la de vibradores claro está, se me acerco un vendedor y me ofreció su ayuda, le dije que si lo necesitaba que le llamaría, la tienda estaba completamente vacía solo estaba un vendedor y una vendedora, después de un rato escuche que platicaban entre ellos, y que reían los miraba de reojo por los espejos esféricos de seguridad y podía ver que era de mi de quien platicaban, después la chica se levanto y dijo bueno yo mejor me voy a comer, regreso en una hora, tomo dinero de la caja y salió caminando, paso por mi mente una idea, algo alocada, pero valía la pena intentarla, había notado que a la tienda entraba algún curioso cada 10 o 15 minutos, entraban por unos momentos y salían corriendo con la cara al suelo, así que formule un plan, si conseguía que el vendedor, que además no era mal parecido me ayudara, quizá algún cliente que entrara a la tienda decidiera violarme, era loco descabellado e improbable, pero ya para ese entonces sabía que solo la que arriesga gana. Le dije al chico ¿me puedes ayudar? De inmediato se acerco y le dije, este vibrador me parece delicioso, pero creo que es muy grande no estoy segura de que me lo pueda meter completo en el culo, ¿tú qué piensas? Increíblemente el vendedor se sonrojo, yo pensé que este chico con este trabajo nada podría sonrojarlo pero en realidad lo desconcerté, así que proseguí ¿Cuánto mide? 14 pulgadas respondió, eso es obvio le dije, no sería la primera vez que me meto algo así de largo, es el ancho lo que me preocupa, y me reí, el chico también rio, y le dije ¿tú crees que me lo pueda probar? Tartamudeo un poco y le interrumpí, puedo usar un condón para que no se ensucie, y si me lo puedo comer todo por mi anito lo compro. ¿Te parece? El chico sonrió y me dijo está bien, puedes usar le probador de lencería, entré con unos cuatro vibradores y un lubricante me desnude tomé uno de los vibradores, uno de latex muy realista de color negro, era como si fuese un pene de verdad, de unas 8 pulgadas me lo metí en el ano y salí del vestidor. ¿Este como se me vé? Pregunte, mientras oraba el culi de perfil ante mi espectador. bien respondió el chico, no podía creer yo misma lo puta y descarada  que era, ardía de lo caliente que estaba, entre de nuevo y probé el segundo y el tercero, siempre con el mismo ritual, salir, exhibirme y preguntar, el ultimo era realmente enorme, solo entraba la mitad, pues era tan grueso que no conseguía introducírmelo por completo, salí del vestidor con medio vibrador adentro y le dije al chico ¿Me puedes ayudar? El se acerco y me dijo ¿Cómo? Me incline sobre un banco con el culo al aire y le dije empújalo fuerte hasta que entre todo, el comenzó a empujarlo y el vibrador entraba poco a poco, entonces entro un cliente que se sorprendió con la escena, estaba a punto de salir del local pero le grite, oiga ¿usted puede ayudarnos? No podía creer lo que iba a hacer que puta descarada era. El sujeto se acerco y pregunto cómo podía ayudar y que es lo que hacíamos, le explique que me estaba probando vibradores, y le dije, yo creo que si me relajo si me va a entrar completo, si usted me permitiera chuparle la verga seguro que me relajare, el sujeto me miro con asombro, e incredulidad pero sin mas se desabrocho el pantalón, y comencé a chupar con todas mis fuerzas, mientras el vendedor me penetraba con ese enorme vibrador, hasta que de pronto el chico dijo, “No lo puedo creer. Le entro todo” le di las gracias y dije solo permíteme terminar con el señor que tan amablemente nos a ayudado, seguí chupando hasta que el cliente eyaculo en mi boca, succione todo, hasta la última gota, no se derramo absolutamente nada. El cliente se subió la cremallera y salió del local de inmediato yo me vestí guarde los vibradores en sus cajas y me dirigí al mostrador para pagar mis nuevas adquisiciones, y dar una última sorpresa al chico. Le dije, me llevo los cuatro; reviso las cajas para hacer la nota y se percato que uno de los vibradores anales de unas 6 pulgadas no estaba en su caja, y le dije no te preocupes, ese me lo llevo puesto y le guiñe el ojo. Le pague metió todo en una bolsa de color negro. Le di mi número y salí del local, al salir me cruce con la vendedora, y he de confesar que me sentí mucho mas puta que ella.

Encontré muy cómodo conducir el auto con ese vibrador en el ano, pues con las vibraciones del auto, topes, baches, subidas y bajadas me ponía a mil y desde entonces era muy raro que saliera de casa sin ese juguetito metido en mi ano. Pero los años pasaban y no lograba ser violada de nuevo.

Cuando cumplí los 20 años me mude sola a un departamento así que el juego de la mitad de mi vida ahora ya no era solo un juego, era un modo de vida, apenas regresaba de la oficina y me vestía de mujer, y me entregaba de lleno a mis juegos de autosatisfacción, incluso cuando no estuviese haciendo algo sexual siempre que estaba en mi casa vestía ropa de mujer y zapatos altos. pero pronto comencé a desesperarme y ya no sabía qué hacer para sentir ese dolor, ese miedo y esa satisfacción que me hizo sentir el pintor, la satisfacción de que me violaran, aun tenia sexo con algunos amigos y amigas pero la obsesión de ser violada, esa búsqueda de mi pintor, no me la podía quitar de encima, un día decidí hacer algo a lo que nunca me había atrevido, vestirme de mujer y salir así al mundo, me daba mucho miedo pero no se me ocurría ninguna otra forma de lograr despertar el interés de algún semental que quisiera violarme. No cogerme, no, eso era fácil, quería que me violaran, que me tomaran por la fuerza y me introdujeran un pene duro con violencia y saña sin compasión sin importarle en nada a mi ataca
Relato editado el 30/07/2020

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2 respuestas

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