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VIVENCIAS 7 (ROSARIO)
VIVENCIAS 7. (ROSARIO)
Después del desvirgamiento de mi prima Ruth, este arte se convirtió en un vicio para mí, aunque sabía muy bien los riesgos que estaba corriendo, la verdad es que no me importaba, mejor aún, la adrenalina de saber que algo podía resultar con consecuencias, hacía de mis encuentros íntimos de lo más excitante.
El siguiente sábado, como habíamos planeado, llegué, temprano a la casa de Rosario, su mama se había esmerado en la preparación de la comida, por lo que para no quedar mal, sugería mi hermosa Rosario me acompañara a la vinatería cercana, ubicada sobre la misma calle donde vivía, pero en la esquina de Edzna, (antes calle 8) a una cuadra del eje central.
Elegimos un vino blanco para acompañar las riquísimas pechugas gratinadas que Ángeles había preparado, comimos muy amenamente, platicando de diversos temas, Ángeles estaba muy interesada en saber más de mí, como había sido mi niñez, mi época de secundaria, todo. Resumidamente les narré lo más que pude sobre mi vida. Y también en la tertulia me enteré de cómo se las había ingeniado para sacar adelante a Rosario, infinidad de veces se había tenido que quedar completamente sola en las noches, pues había ocasiones que ella tenía que asistir a retiros que las oficinas parroquiales organizaba, y a los cuales no podían llevar niños. Gracias a la madurez de Rosario, no había habido problema alguno en acostumbrase a las ausencias de su mamá.
Por cierto, mañana tengo retiro, por lo que ya sabes Rosario, Me voy desde temprano y llegó hasta el lunes por la noche. Dijo Ángeles.
Al escuchar esto, Rosario no pudo evitar voltear a verme, asegurándole a su mamá que todo estaría bien.
Por favor, ya saben que no hay prohibiciones. Dijo Ángeles dirigiéndose a ambos. Pero tampoco quiero que abusen, y mucho menos quiero sorpresas. Confío plenamente en que serán prudentes.
Asentí volteando a ver a Rosario con un aire de complicidad.
Casi a las 8 de la noche y después de una divertida plática con esas 2 hermosas mujeres, me despedí, diciéndole a Rosario que al día siguiente pasaría por ella como a las 2, para ir a comer a algún lugar. Le dí un beso y me dirigí a la puerta. Ángeles se ofreció a acompañarme a la puerta.
Antes de irme, me dijo:
Estoy consciente de lo que puede ocurrir Toni, y la verdad es que no me importa hasta que punto lleven su relación, pero lo que si es muy importante para mí, es el bienestar y la felicidad de mi hija, por lo que nuevamente y perdona que insista, no me gustaría que eche a perder su vida y sus planes.
No te preocupes Ángeles, sería imposible ocultarte si algo pasa entre nosotros, pero creeme, yo también deseo ver feliz a Rosario y no quiero tampoco obstaculizar mi futuro y mucho menos el de ella.
Ok. Toni, puedes quedarte aquí mañana, si así lo deseas, pero por favor, piensen muy bien las cosas antes de hacerlas.
Gracias Ángeles. Le dí un beso en la mejilla y me retiré.
Al día siguiente durante toda la mañana los comentarios de Ángeles me rondaron la cabeza, por lo que una y otra vez pensé en mejor no hacerlo, hasta que al final decidí, salir a comprar unos condones, que en ese tiempo eran por cierto bastante caros y sobre todo, la pena con la que me presenté ante la hermosa chica que atendía la farmacia ubicada en la glorieta de vertiz, era notoria, no sabía como pedir unos simples preservativos y me dediqué por un buen rato a mirar los diversos regalos y artículos que exhibían en sus vitrinas, hasta que impulsado por el deseo de estar con Rosario me animó.
Señorita. Buenos días. Necesiito� este� unos condones.
La hermosa chica me vio directamente a los ojos poniéndome más nervioso de lo que ya estaba, por lo que de inmediato al decirme el precio coloque un billete sobre el mostrador y me fui, olvidando mi cambio. Escuché el� Oye, tu cambio.. Que gritó la chica, por lo que con la cara roja regresé y bajo la mirada y sonrisa de la chica recogí el dinero y me retiré sin mirar atrás.
Cerca de las 2 de la tarde toqué bastante nervioso en la casa de Rosario y ella salió a abrir casi al instante.
Vestía una blusa bastante delgada, justa y sin sosten, marcando a la perfección sus redondos senos, y un cortísimo short que dejaba al descubierto sus hermosas piernas casi en su totalidad. Unas sandalias blancas que hacían lucir sus bien cuidados pies, su pelo esta vez estaba suelto, sin ningún adorno y su maquillaje era de lo más sencillo pero hermoso. Quedé boquiabierto al ver la preciosura que tenía enfrente y no me aguanté las ganas de abrazarla con pasión y besarla con un inmenso deseo.
Ella correspondió de igual forma, sabiendo que ese sería el día que habíamos esperado. Con miles de trabajos pude separarme de ella, para preguntarle�
Todavía no estas lista?
No� dijo con las mejillas coloradas. Iba a bañarme apenas.
Bueno, te espero mientras miro el televisor.
Accedió retirándose al instante dándome la espalda, me mordí mi labio inferior al ver el contoneo del tremendo culazo que ese short dejaba ver, y que esa noche iba a ser mío. Encendí el televisor sin poder mirar nada en específico. Miles de imágenes desfilaban por mi mente, me imaginaba a Rosario, desnuda, en el baño, con su piel escurriendo de agua, por un instante pensé en alcanzarla en el baño y hacerla mía, pero no sé de donde saque fuerzas para detenerme. El deseo me estaba dominando y mi verga estaba dura casi hasta el dolor. Pero debía esperar.
Después de 20 minutos mi sufrimiento sesó. Rosario salió ya arreglada, con un ajustadísimo mallón negro que en esa época estaba de moda con unas botas de piso hasta la rodilla, marcando a la perfección un abultado monte de Vénus que me enloqueció, una playerita de tirantes y con un escote bastante pronunciado dejaba poco a la imaginación, su rostro esta vez se veía mucho más sensual, dejando totalmente atrás a la nerd que siempre había aparentado ser, ahora se presentaba ante mí, una mujer bastante deseable y con unos atributos físicos que pocos o nadie conocían. La estrechez del pantalón marcaba un portentoso trasero que levantó mi pene hasta casi la eyaculación. Pero me controlé.
Te ves divina. Atiné a decirle.
Gracias. De verdad te gusta? Dijo como para asegurarse de que en realidad se veía bien.
No solo eso. Me encanta. Dije. Comiéndomela con la mirada.
Se sonrojó diciendo.
Nos vamos.
Apresuradamente me dirigí a la puerta tratando de ocultar mi erección, que poco a poco aminoró.
Decidimos ir a la zona de Anzures, para caminar también un poco, descendimos de un taxi justo en la esquina de Mariano Escobedo y Mazarik y elegimos el Lynis que ahí se encontraba. Terminando de comer, fuimos a tomarnos un rico capuccino a Polanco, animándonos a ver una película en el cine. Cerca de la 9 de la noche regresábamos a su casa. Una vez dentro, comenzó a sentirse un ambiente bastante sensual y cargado de pasión, por lo que ella de inmediato me jaló a su recamara y comenzamos a besarnos con lujuria y deseo, mi verga otra vez comenzó a levantarse y ella sintiendo el instrumento se pegó más a mi cuerpo, comencé a besar su cuello y ella me apretó más, jalándome de mis caderas.
Me separé un instante solo para decirle que me quería duchar.
Está bien, pero déjame ducharme a mi primero. Dijo.
Ok.
Se retiró al baño y en menos de 10 minutos regresó, envuelta solo en una toalla.
Hay toallas en el baño. Me dijo con coquetería. Te apuras.
En menos de 10 minutos también salí de ducharme, y me costó trabajo decidirme, si salir vestido o envuelto solo en la toalla. Elegí lo segundo y fue atinado, ya que al salir la imagen que encontré fue sumamente excitante. Tendida en la cama se encontraba mi preciosa únicamente con un camisón transparente y debajo un calzón tipo bikini del mismo color. No pude hacer más que admirarla, mientras ella clavaba su mirada en el enorme bulto que se empezaba a formar bajo mi toalla. Sin más ni mas me abalancé sobre la cama besándola con enorme pasión y ella correspondió de la misma manera, nuestros besos cada vez iban subiendo de tono, hasta que poco a poco empecé a besar su cuello con una mezcla de dulzura y pasión, su respiración era cada vez más agitada, en una de esas me separé un poco para comentarle�
Rosario� compré unos condones.
Nooo� por favor, quiero hacerlo así, quien sentir tu piel y su esperma, recorriendo mi interior. Por favor, no me digas que tu no quieres.
Si mi amor, también deseo hacerlo así.
Pues bien, hagámoslo.
Y volvió a besarme con desesperación. La levanté un poco y quedamos sentados sobre la cama, comencé a bajar el camisón desde los hombros y sus duros y grandes senos aparecieron ante mi con unos pezones café totalmente en estado de erección, llevé mis dedos hacia ellos y ella se estremeció, los apreté ligeramente arrancándole unos leves gemidos, después mis manos masajearon sus senos apretándolos con toda mi mano y llevándomelos a la boca comencé a succionarlos, ella comenzó a gemir con una lujuria desbocada, nos levantamos un poco más, colocándonos de rodillas, mis manos comenzaron a viajar hacia el sur y por primera vez toque esas hermosas piernas de pocelana, subiendo mis manos por la parte interna hasta casi tocar su vagina por encima de su panti, ella entreabría sus piernas para darme acceso total, pero yo solo la rozaba, acaricié hasta el cansancio su piernas y la redondez de su trasero y midiendo con mis manos el tamaño de sus caderas y para su edad rebasaba fácilmente los 95 centímetros que por el contrario de su cintura que contrastaba a sus 60 centimetros. Mis manos fueron a los extremos de su pantis los empecé a bajar, ella entendiendo mi acción, se puso de pie, ofreciéndome la mejor de las vistas, en un instante una ligera mata de vellos negros quedó frente a mi cara, expeliendo un exquisito aroma a sexo que me embriagaba, saqué por completo su ropa interior quedando totalmente desnuda ante mí. Lo sabía, Rosario era una perfecta diosa, era hermosa como ella sola, pero sobre todo, virgen y para mí.
Mi boca se acercó a su cintura para darle unos besitos que encendían su pasión a mas de 1000, y fui dirigiéndome hasta su monte de venus el cual estaba caliente, la jelé para que se recostara y abri sus piernas de par en par para dejar al descubierto una rica raja que emanaba abundantes jugos sexuales, toqué primero su clítoris con mi lengua y eso la volvió loca, jalando mi cabeza contra su sexo, recorrí de arriba a bajo su rajita llegando hasta un apretado culito color café, para entonces ella ya no gemia, casi gritaba de placer pidiéndome más y más, no la hice espera y me di gusto un buen rato besando sus labios vaginales, introduciendo mi lengua en su gruta y succionando su clítoris hasta que logré que alcanzara un orgasmo que la hizó temblar de emoción, seguí con mi juego bucal hasta acercarla nuevamente al éxtasis y decidí que era el momento, entreabrí sus piernas y me coloqué de rodillas en medio de ellas, me quité la toalla y por primera vez quedó mi verga brillante y babosa ante la mirada de Rosario, que por un momento al ver mi garrote dudó, pero la convencí de que lo haría con cuidado, llevó su mano hasta mi verga y la acarició con ternura jalándola y colocándola en la entreda de su vagina, el contacto de nuestros sexos no envolvió en un intenso frenesí despertando en nosotros un deseo incontrolable, mi verga se hundió al instante en esa estrecha cueva, hasta encontrar el pequeño pero significante obstáculo que en ese momento ella me estaba regalando, aguardé un poco para que ella se relajara y comencé a bombear su vagina sin ir más allá de su sello virginal, hasta que ella comenzó a jadear pidiéndome que se la metiera toda, hice cada vez más presión en mis arremetidas, hasta que en una de esas mi verga se fue hasta el fondo de su intimidad sintiendo como ella contraía su utero provocándome una sensación indescriptible que por poco y me hace vaciarme en ese momento, pero me contuve esperando otra vez la relajación de Rosario, que en ese momento dejaba escapar unas tiernas lagrimas de sus ojos, la besé en su boca, calmando un poco su angustia y tal vez el dolor, giré abrazándola y ella quedó encima de mí, para que fuera ella quien diera la pauta a la cabalgada. Poco a poco se relajó y comenzó a mover sus caderas como una bailarina de hawaiano y eso me volvió a ancender, llevando mis manos hasta sus senos apretándolos y ella comenzó a cabalgarme con una fuerza desmedida, provocándome dolor en mis huevos, dejé que ella se diera gusto sola por un buen rato, y la jalé hasta el borde de la cama poniéndola en cuatro, su culazo quedó expuesto para mi, en una forma desorbitante, mi verga embarrada de jugos y sangre era nada, al lado de aquel pedazo de culo, pero ella lo estaba disfrutando, me coloqué detrás de ella y con mi mano guié mi verga hasta su entrada que de un solo empellón llegó hasta el fondo haciéndola gritar de pasión, comencé a bombear volviendo mis embestidas cada vez más violentas y ella pedia más y más, su cuerpo comenzó a convulsionar y aceleré mis embestidas para llegar juntos al orgasmo, ella me aviso diciendo�
Yaaa� yaaaaa�. Chiquito.
También le avisé que estaba a punto de terminar y ella se empinó totalmente en la cama para que pudiera llegar más profundo y cuando sentí mi verga a punto de explotar la tome fuertemente de sus caderas hundiendo lo más que pude mi verga en su vagina que también estaba contrayéndose alcanzando el extasis y provocándome un delicioso orgasmo volcado en incontables disparos de esperma que llegaron hasta lo más hondo de su conchita. No solté su culazo hasta que mi verga comenzó a perder fuerza. Me salí y ella se volteo, poniéndose de pie y abrazándose a mi, me dijo�
Te amo, chiquito.
Yo también te amo, Chiquita.
Nos recostamos y nos quedamos dormidos.
Despues de aproximadamente una hora, unos besitos en mi pecho me hicieron despertar, Rosario se encontraba a mi lado totalmente desnuda, la abrace y permanecimos en silencio durante unos minutos, hasta que�
Que rico estuvo, no pensé que fuera así. Gracias por hacerme mujer.
No tienes porque agradecer, al contrario, gracias a ti por entregarme tu virtud.
Volvimos a besarnos y la jale para ir al baño, nos duchamos juntos, lavé perfectamente mi verga que contenía restos de sangre de su himen recién roto, ella observó como el agua se mezclaba con los residuos de sangre que caían de mi pene, permanecimos unos instantes dejando que el agua cubriera nuestros cuerpos y mi verga volvió a responder con energía taladrando sus nalgas, ella sintió la dureza y restregó su trasero con mi verga, mis manos fueron directamente hasta sus senos que se bamboleaban con el ritmo de sus caderas, la giré para quedar de frente y ela bese, con enorme pasión introduciendo lo más que podía mi lengua en su garganta, abrió un poco sus piernas para que mi verga quedara entre sus piernas, apretó suavemente y nuestros sexos se restregaban por el exterior. Comencé a bajar poco a poco hasta que mi boca se topó con su senos los cuales besé, lamí, mordí y succioné con lujuria, ella a estas alturas ya jadeaba otra vez de lo caliente que estaba, seguí bajando hasta quedar de frente a su sexo, levanté una de sus hermosas piernas para colocarla en mi hombro y poder tener acceso hasta su lubricada raja, la cual comencé a devorar con frenesí, ella apretaba mi cabeza con su sexo, jadeando de placer, a los pocos minutos ella empezó a temblar anunciando un próximo orgasmo que la llevó hasta clavarme sus uñas en mi espalda, fue tan intenso que por poco y desfallece bajo la ducha, pero únicamente se puso en cuatro bajo el agua que caía de la regadera, yo aproveché para ponerme de pie, cuando ella levantó la vista vio mi mástil que brillaba y emanaba unas ligeras gotas de lubricante, ella por instinto se puso de rodillas quedando de frente a mi garrote el cual comenzó a masajear con ternura, fue acercándose más y más hasta que tocó con sus labios la punta y tímidamente sacó su lengua para probar mis jugos, jugueteo un instante con su lengua por encima de mi glande hasta que decidida abrió completamente su boca para engullirlo hasta la mitad, no supo que hacer, pues trataba de apretarlo con su boca, pero torpemente me lastimaba con sus dientes, tome su cabeza para indicarle la manera que quería que lo hiciera diciéndole que solo con sus labios, a los pocos minutos la hermosa Rosario mamaba mi verga de una forma magistral, introduciéndolo lo más que podía y sacándolo en su totalidad para darle unos lengüetazos a mi casco alemán, cerca de 10 minutos estuvimos en esas cuando de pronto mi verga se inflamó de una manera descomunal para disparar de forma violenta un chorro de semen que atravezó su cara de esquina a esquina, otro más fue a dar hasta su nariz, dejó que uno más fuera hasta su frente para después engullir mi verga hasta la mitad recibiendo uno a uno los restantes disparos que pararon en su garganta provocándole arcadas, era bastante excitante la escena que estaba presenciando, el agua que lentamente caía sobre nuestros cuerpos fueron lavando su hermosa cara llena de esperma y mi verga volvío a amenazar con perder fuerza, por lo que comencé a follar su boca para volver a alcanzar la erección que sin ningún problema se dio, ella volvió a mamar con desesperación adivinando mis intenciones de terminar otra vez, a los 5 min. Aproximandamente mi verga otra vez se inflamó y esta vez tomé con fuerza su cabeza, introduciendo mi verga casía en su totalidad en su garganta la cual fue recibiendo mi semen tras potentes disparos de pasión, hasta que al fin mi verga terminó totalmente exprimida y limpia, por la comisura de sus labios se asomaban ligeros restos de semen los cuales recogió con su legua para deglutirlos.
Mmmmmm� que rico está esto. Dijo, pero yo ya no podía mas, por lo que terminamos de ducharnos y nos fuimos a dormir otra vez.
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