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agosto 25, 2012

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VIVENCIAS 4 (ANITA, UN TESORO MAS)

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VIVENCIAS 4. (ANITA, UN TESORO MAS)

Después de aquella fiesta en donde me cogí a una de las chavas más buenas del salón, y donde por fin terminé de ser aceptado por mis compañeros de grupo, mi popularidad empezó a ir en ascenso. Por un lado los demás grupos me buscaban para que les preparara �carnaval� para sus fiestas, negocio que me ayudó hasta que terminé mi carrera a obtener ingresos extras, cosa que a mí me convino, pues era un dinero extra para mis gastos y mis gustos. Por lo que pronto se empezó a notar en mi forma de vestir y mi arreglo personal. Por otro lado, la tremenda fornicada que le arrimé a Lizette, no pasó por alto, ya que ella misma se encargó de difundir la hazaña, entre las más lagartonas del salón y también de toda la escuela, por lo que de repente entre pasillos, no faltaba alguna facilota que me guiñara el ojo, o al verme se mordiera el labio inferior o de plano me invitara a salir. Pero no. Mis gustos son muy exóticos, obviamente la belleza exterior cuenta� y mucho, pero soy de los que se inclinan más por la belleza oculta. Tal y como sucedía con Rosario.

Mi relación con Xochitl, siguió su curso normal, pero en la escuela mis cada vez más frecuentes encuentros con Rosario iban en aumento. Un día, viernes por cierto, salimos de la escuela y poco antes de abordar su taxi, Rosario me alcanzó a decir que al día siguiente me invitaba a comer, que su mamá ya estaba avisada. No le hice el desaire y le dije que llegaría como a las 2.

Ok. A las 2. Dijo.

Al otro día como a las 13:00 hrs. Me dirigí caminando a la casa de Rosario, ya que estaba relativamente cerca, Yo vivía sobre Av. Cuauhtémoc y ella en la Calle de Pilares, como era temprano preferí caminar, cerca de la Glorieta de Vértiz y Pilares, me topé con un puesto de flores, compre un ramo de rosas blancas, para mis anfitrionas y más adelante en una farmacia, compre unos chocolates. No sabía cual darle a cada quien, pero el chiste era no quedar mal.

Poco antes de las 2, toqué a la puerta de la casa de Rosario. Me recibió una Señora como de unos 35 años, muy guapa, pero muy austera, nada de maquillaje, ni accesorios, ni nada por el estilo.

Tu debes ser Antonio. Dijo.

A sus ordenes. Contesté.

Pasa, en un momento baja Rosario, Se está arreglando.

Me hizo pasar a una pequeña, pero muy acogedora salita, la cual estaba acondicionada con una chimenea, varios estantes donde se había colocado muchos reconocimientos obtenidos por Rosario, Fotos y trofeos de artes marciales.

Perdón, me permití traer, estos chocolates para usted, y estas flores para Rosario.

Gracias, que gentil. Dijo esbozando una sonrisa.

Los chocolates, te los recibo, las flores, mejor dáselas tu a ella.

Ok. Señora.

Por favor, no me digas señora, llámame Ángeles, creo que nos soy tan vieja y si quieres puedes tutearme.

No!!! Al contrario, creo que es muy joven, perdón� eres muy joven Ángeles. Y muy guapa por cierto. Dije, un tanto para quedar bien.

Gracias� Toño� verdad?. (Asentí) Voy a la cocina, en un momento estoy contigo. Dijo la Señora.

Me dediqué a ver todos los reconocimientos y la mayoría eran de concursos a los que Rosario había a asistido por parte de la escuela donde había estudiado la primaria y la secundaria.

Y así fui recorriendo la sala de estar hasta que en una de las esquinas llegué hasta la escalera que llevaba al segundo piso y donde al levantar la vista, me llevé una tremenda sorpresa que por poco y creo que era una aparición celestial.

Frente a mí, se encontraba una preciosa chica, un verdadero ángel de la creación. Una hermosa chica de mi edad, con el cabello lacio, negro y largo hasta la cintura, de una piel morena clara, excelentemente maquillada con toques discretos de rubor y sombras, unas pestañas negras y largas que adornaban unos profundos ojos verdes, sus labios no tan carnosos, pero si bien delineados, ahora pintados de un color carmín mate, una blusita amarilla con escote circular, definía la perfecta silueta de una mujer hecha y derecha, con unos senos no tan grandes pero si de tamaño medio aprox. 34B, una estrechísima cintura y hacia abajo unas hermosas y anchas caderas que eran forradas por una minifalda de mezclilla azul, dejando al descubierto un par de hermosas piernas, tersas y sin rastro de vello, sus pantorrillas también bien definidas y bonitas, invitaban a no quitarle la mirada de encima, y por último unos zapatitos amarillos de piso, hacían un perfecto coordinado con el atuendo.

Me vio y me dijo:

Hola.

Hola. Contesté. Me sorprendí, al escuchar su voz. Era y no era. Era la voz de Rosario, pero la persona que tenía enfrente era otra totalmente. Me quedé por unos instantes boquiabierto, hasta que otra vez su voz , volvió a sacarme del shock.

Cómo estás?

Bi.. bien� Eres tú?

Jajaja rió. Si soy yo, dijo ruborizándose.

Pe� perdón, pero� es que� te ves� tu� no lo puedo creer.

Pues créelo. Me dijo la voz de su mamá, que se encontraba justo de tras mío.

Me costó un trabajo convencerla de que debía arreglarse de acuerdo a su edad, y creeme, hasta yo estoy sorprendida del resultado. Siempre supe que tenía una hermosa hija, pero no sabía, hasta que grado. Dijo su mamá.

Que hermosa te ves. Dije tímidamente. Perdón� con el respeto de tu mamá.

Gracias. Dijo Rosario. Bajando la mirada y sin atreverse a bajar.

Vamos a la sala. Por fin nos sacó Ángeles de nuestro enlelamiento.

Estiré la mano, para ofrecerle mi ayuda para bajar los últimos escalones y ella me dio la suya aceptando el gesto.

La saludé con el ya acostumbrado beso y esta vez fui yo quien se estremeció con la caricia. Ofrecí el ramo de flores para entregárselo y ella lo recibió con alegría. Ahí supe que había decidido bien, los chocolates para Ángeles y las flores para Rosario.

Gracias� que lindo, sabes? Es la primera vez que me regalan flores. Dijo en un tono de entusiasmo y melancolía.

Que bueno, dije. Porque es la primera vez que yo regalo flores. Le dije en un tono de complicidad y ella me correspondió con una dulce y hermosa sonrisa.

No me había equivocado, debajo de aquel atuendo de señora anticuada, se encontraba un verdadero ángel, y en ese momento supe que ella sería también muy importante en mi vida.

Comenzamos una charla amena, su mamá me comentó, que Rosario nunca había gustado de vestirse extravagante, ni siquiera a la moda, había sido siempre una chica muy recatada y seria, muy estudiosa y que además, a sus 16 años, era cinta negra en karate.

Uff. Lo bueno que nunca te hice enojar en la escuela. Dije.

Y los 3 reímos animadamente.

Después de comer, su mamá se disculpó, ya que tenía que ir un rato a su trabajo, ya que debían preparar las misas del día siguiente (domingo).

Te quedas en tu casa� y por favor, cuida a mi niña y espero verte nuevamente en esta tu casa.

Gracias, Ángeles, lo tomaré en cuenta. Y te prometo que Rosario estará bien, aunque no sé quien cuidará a quien.

Volvimos a reir los 3.

A pesar de que Ángeles era como dicen, chapada a la antigua, su carácter era de lo más ameno y sincero, por lo que en mi interior, pensé que el seducir a Rosario, sería como una falta de respeto a la hospitalidad que me había brindado desde un principio. Por lo que decidí que las cosas siguieran el curso normal. Durante toda la tarde la pasamos platicando, de nosotros, de nuestras vidas, de porque su actitud y apariencia, total, de infinidad de cosas. Sin dejar pasar cualquier oportunidad para elogiar su total cambio y lo bien que se veía.

Por favor, no vayas a pensar que soy anticuada, cualquier chica en mi lugar estaría encantada con tantos halagos pero comprenderás que para mí, todo esto es nuevo. Antonio, no vayas a decir nada de esto, en la escuela no quiero que se enteren como soy en realidad.

Pero, por que? A mi me daría muchísimo orgullo acompañarte a todos lados, si antes lo hice, ahora con mucho más razón. Y sé que voy a despertar la envidia de muchos.

A eso es lo que me refiero. No me agradaría que sólo por mi físico o apariencia me hiciera popular en la escuela, prefiero que sigan pensando que soy la chica anticuada y sin chiste que se pasa pegada en los libros y sin amigos. Siempre dije, que quien me hablara y me ofreciera su amistad, sería porque me aceptaría como soy, y no por mis atributos físicos. Tu lo haz hecho de esta manera y de verdad te lo agradezco, por eso quiero que me guardes este secreto. Quiero que sólo tú sepas como me veo así. Tómalo como un regalo� un regalo especialmente para ti. Dijo ruborizándose y bajando la mirada.

Gracias. Dije aceptando encantado el regalo. Lo que ella no sabía, era que lo que me llamó la atención, fueron sus hermosas piernas que la vez que se calló, pude ver debajo de su falda. Pero bueno, no la iba a sacar de su error, menos ahora.

Cerca de las 8 de la noche, me despedí, de Rosario, su mamá no tardaría en llegar y le dije que al día siguiente, Fredy me había invitado a su pueblo, por lo que quería irme temprano para aprovechar el día.

Me levanté del sillón y me encaminé hacia la puerta, Rosario me acompañó.

Bueno, muchas gracias chica, la pasé muy bien.

Yo también. Al contrario, gracias por venir. Y por favor guárdame el secreto, si?

Bueno, aunque me gustaría que te vieran así, respeto tu decisión, al fin y al cabo, ya sé lo que hay dentro de esa vestimenta. Dije, lanzándole una mirada de pies a cabeza, por lo que ella se turbó y enrojeció.

Te veo el lunes. Dije acercándome para darle un beso en la mejilla y ella correspondió de igual manera, tome su hermosa mano entre la mía y le dí el beso muy cerca de su boca. Ella se estremeció y se dio la vuelta retirándose.

Esa noche, luche contra las imágenes que me venían a la mente, Xochitl era muy linda y no quería lastimarla, tenía aproximadamente 3 meses de haber llegado a la ciudad y mi prima Lea, ya estaba prácticamente fuera de mi vida, pero Rosario, rompía todos los esquemas. Era una diosa de verdad, pero aun no sabía si ella estaba interesada en mí, o no.

Al día siguiente como a las 11:00�

Que onda toño, pensé que no venías. Dijo Fredy.

Es que se me hizo un poco tarde, pero ya estamos aquí, no? Que hay que hacer.

Vamos a la casa, están mis papás, unos primos y mi hermana. Haremos una carne asada.

Ya vas, vámonos apurándole.

Tras unos minutos de viaje en taxi, llegamos a una espaciosa casa típica de pueblo, patio grande, el edificio a dos pisos, un enorme corredor con muebles rústicos, y una grande enramada de jazmín, hacían el ambiente más campirano. Habían preparado unas mesas aprovechando la sombra del jazmín y en una orilla un asador, que ya humeaba listo para empezar la fritanga.

Buenos días. Saludé a las personas que se encontraban� Un señor como de 45 años, una señora más o menos de la edad, dos niños gemelos de unos 9 u 8 años y una preciosa chica de aproximadamente 14 años.

El es mi papá Juan Alfredo, mi mamá Evangelina, mis primos Teodoro y Doroteo, ellos son hijos de una hermana de mi papá, pero como es madre soltera y trabaja, casi siempre ellos están aquí en la casa y ella es la princesa de la casa. Dijo dirigiéndose a la hermosa chica� mi hermana Anita.

No bromees, Fredy. Dijo la princesa. Va a decir tu amigo, que soy una niña consentida.

A pesar del aire provinciano de Anita, su arreglo personal era de lo más cuidadoso, y para su edad ya estaba bastante desarrollada, por lo que no pude evitar recorrerla con la vista desde los pies hasta esos hermosos ojos negros perfectamente delineados y adornados con una pestañas largas con rímel.

Los jeans stretch que llevaba puestos marcaban perfectamente su delgada pero definida figura. Piernas largas pero estilizadas, cintura estrecha, estómago plano, senos pequeños pero bien formados, brazos de piel tersa, cabello negro a media espalda peinado con un flequillo de medio tubo y una jugosa boca roja que resaltaba en la piel clara de su hermoso rostro. Por lo que pude ver, ella poco participaba en las labores del campo, pues sus manos eran de lo más hermosas y cuidadas, al igual que sus pies que dejaban al descubierto las sandalias de piso adornadas con una margarita en la mitad del empeine.

Mucho gusto a todos, dije saludando y los señores pronto se levantaron para ofrecerme la mano, los saludé con todo respeto, a los chamacos también con un �quiobo chavales� y a la princesa con un besito en la mejilla y ella correspondió más que entusiasmada.

Fredy se apresuró a comentarles a sus papás que yo no era de la ciudad, que también era provinciano y que estaba viviendo solo en la capital y que después de la escuela tenía que trabajar.

A grandes rasgos les platiqué mi vida, mis gustos y como había sido que me fuera a vivir solo a la capital.

De don Alfredo recibí un sinfín de elogios, aplaudiendo mi tenacidad y convicción, mientras la señora se afanaba en preparar una salsa en el molcajete que estaba sobre la mesa. Anita no perdía detalle de lo que yo hacía y hablaba.

Y tienes novia. De repente dijo Ana.

Chamaca grosera, que tienes que estar de metiche. Dijo su mamá.

No se preocupe señora, está bien. Aclaré. No, no tengo novia.

Ehhh. Eso si ni tú te lo creíste dijo Fredy, y la señora qué? Apoco no andas tras sus faldas largas hasta los tobillos, dijo en tono de burla.

Y el ambiente se soltó mucho más con la guasa de Fredy. En pocas palabras les conté de mi amiga Rosario y como me había ganado el mote de novio de la señora.

Los señores amables en todo momento, estaban pendientes de mis necesidades�

Otra cervecita joven, una botanita? Me ofrecían unos grandes pedazos de chicharrón duro con pico de gallo (salsa mexicana). La charla se prolongó como una hora, hasta que don Alfredo dijo:

Pus yo creo que ya hay que comer, ya me ruge la tripa de hambre.

Pues pa luego es tarde, le dije, y nos dirigimos los 2 al azador, y compartimos la preparación de la carne asada, llevándonos los aplausos de los demás comensales.

Una vez terminada la riquísima comida compuesta de carne asada, chorizo, cebollitas y nopalitos, se destaparon otras cervezas, por lo que me animé a brindar no sin antes preguntar, que era lo que estábamos festejando.

Pus nada más que el gusto de tener entre nosotros un amigo de mi hijo, que en unos cuantos años, se convertirá en licenciado. Dijo con mucho orgullo don Alfredo. (Que lástima, el señor no pudo ver cumplido su sueño, ya que 2 años más tarde, moriría víctima de cáncer en los pulmones, pero Fredy, si se recibióy a la fecha es un exitoso abogado que además me ayuda en los asuntos legales de mis negocios, espero y nunca lea este relato, ya que no sé que pensaría ahora de lo que ocurrió esa noche.)

La tertulia se alargó hasta cerca de las 8 de la noche, por lo que muy amablemente los señores me ofrecieron una recámara, para quedarme. Acepté encantado, ya que de verdad, se me hubiera hecho difícil despedirme de tan amables personas a esas alturas de la conversación. Convenimos con Fredy no asistir a la escuela, el día siguiente, para no tenernos que levantar temprano. Y seguimos con la charla.

Nomas no se le haga costumbre. Dijo don Alfredo. Si no, cual licenciados vamos a tener?

Reímos todos por la guasa.

Casi a la una de la mañana y ya con algunos grados de alcohol de más en la sangre por la cerveza ingerida, nos dirigimos todos a nuestros respectivos aposentos, no sin antes asegurarle a don Alfredo que me quedaría a desayunar antes de irme. La verdad es que antes de irme a trabajar, quería pasar a ver a Rosario a la escuela, pero tendría que ir primero a mi casa para darme una ducha y cambiarme. Por lo que planee, irme aprox. A las 10 de la mañana.

Ya estaba únicamente en truza, cuando de repente la puerta de mi recámara se abrió abruptamente asustándome, y dejándome en el desconcierto total. Anita se había colado hasta el cuarto donde me iba a dormir, únicamente vestida con un camisón semitransparente que dejaba ver buena parte de su menuda figura, cubierta únicamente con un calzoncito rojo y un brasier con florecitas.

Que haces aquí. Dije cubriéndome con mi camisa que me acababa de quitar.

Regálame un beso, Dijo.

No, Anita, por favor, tus papás se van a dar cuenta.

Mi papá ya estaba borracho y mi mamá no se levantará, mis primos roncan como benditos y mi hermano es una piedra. Ándale por favor. Solo un beso. Si?

La verdad es que Anita era una preciosidad, y no la iba a dejar con el desaire. Por lo que arroje mi camisa al suelo y quedé semi desnudo, dejando que ella se deleitara con mi marcado cuerpo, pero sobre todo con el creciente paquete que amenazaba con salirse de mi calzón, víctima de la excitación que ya sentía.

Ella se quedó mirando el tremendo bulto que se escondía bajo la tela con ojos de asombro, y por un momento se dio la vuelta intentando salir de mi habitación, la alcancé y a jale de un brazo dándole la vuelta para que quedara justo frente a mi.

No querías un beso?

Es� este… sí� pe… pero ya no. Dijo entre nerviosa y con miedo.

La atraje de la cintura para hacerle sentir mi verga en su bajo vientre y ella se estremeció.

No… por favor� déjame ir. Decía.

Y ahora por que? No querías un beso? Ahora te lo voy a dar.

Bu� bueno� sí, pe� pero que sss� sea rápido.

Mmmmmm. Si te lo doy rápido, ni lo vamos a disfrutar. Le dije incitándola.

Es� es que� mis pa� papás.

Tus papás no se van a enterar, a menos que tu se los digas, pero como tu fuiste la que se metió a mi cuarto, no te va a convenir decirles. Dije de tal manera que ella se sintiera responsable del acto.

Bu� bueno� pe� pero solo u�uno.

Muy bien bonita, como lo quieres, porque hay varios besos, y a mi se me antoja darte uno cargado de pasión, con nuestras lenguas entrelazadas, y robándonos la respiración.

Esta bien� así lo quiero. Dijo.

Para entonces yo ya sentía un tremendo calor, que ella despedía de su sexo y sabía que posiblemente ya estaría totalmente mojada. Poco a poco fui acercándome a su cara y ella cerro los ojos y entreabrió sus hermosos labios ofreciéndome la miel de su lengua. Nuestras bocas se acoplaron a la perfección e introduje mi lengua en su boca que ella inmediatamente empezó a chupar, luego fue al revés, ella me ofreció su lengua y yo la chupaba con deleite.

Después de unos minutos que nos parecieron eternos y que jugamos con nuestros apéndices bucales, ella empezaba a jadear levemente víctima de la excitación que le estaba provocando, la apreté fuertemente junto a mí y ella llevó sus brazos a mi cuello, parándose de puntitas para facilitar los tallones que le estaba dando mi verga a su conchita por encima de nuestras ropas.

Seguimos besándonos con desenfreno, hasta que mis manos comenzaron a bajar hasta su pequeño, pero bien paradito culito y ella pegó un respingo y se separó de mí�

No! No sigas por favor.

Pero si lo estamos disfrutando, o acaso no te gusta?

Si. Pero tengo miedo.

Le tomé su delicada mano y la jalé suavemente hasta acurrucarla tiernamente en mi pecho.

No haremos nada que tu no quieras. Ok? (jajaja, clásico)

Volteo a verme y nuevamente nuestros labios se encontraron en un beso cargado de lujuria y pasión.

Otra vez mis manos fueron directo a su duro y paradito culito y ella esta vez se dejó hacer, pegándose lo más que pudo a mi cuerpo, subiendo y bajando para tallarse su conchita con mi pene a punto de explotar. Poco a poco sin dejar de besarla la fui conduciendo a la cama y la recosté con cuidado y ternura y ella aprovechó el movimiento para decirme:

Es que nunca he tenido novio, ni nadie me ha tocado.

Y� acaso no quieres que yo lo haga? Ya te dije, solo llegaremos hasta donde tu me digas. Ok?

Asintió dándome un tierno beso en mis labios.

Mi boca empezó a bajar hasta su cuello y mi lengua jugueteaba en sus oídos arrancándole suspiros de placer. Mis manos bajaron poco a poco los tirantes de su camisoncito transparente y ella arqueo la espalda para que pudiera bajarlo en su totalidad, Saqué por completo la prenda y quedó ella totalmente ofrendada para mí. Su cuerpo delgado y definido en pleno desarrollo auguraba que en unos 3 ó 4 años sería una hermosa niña con cuerpo de concurso de belleza. Después de admirarla en su totalidad llevé mis manos hasta su bra con florecitas rosas y con toda la calma del mundo lo desabroché por la parte de enfrente y aparecieron unos pequeños senos del tamaño de medias naranjas, duros y bien formados, adornados con unos pequeños pezones virginales color rosita. Mi lengua empezó a lamerlos y de vez en vez le aplicaba ligeras mordiditas y ella me jalaba de los cabellos apretándome a su pecho. Mordí hasta el cansancio sus blancos senos dejándole unas severas marcas rojas y moradas alrededor y mi boca comenzó a bajar hacia el sur de su cuerpo. Cuando llegué a su ombligo ella jadeaba y gemía de placer llevándose su mano de vez en vez hasta su rajita y sobándosela por encima de su calzoncito rojo, el cual ya mostraba una gran mancha de humedad en la parte baja, cuando mi naríz toco su monte de venus por encima de la tela, su piel se erizó sobremanera, con mis manos bajé poco a poco su calzoncito hasta que una ligera matita de vellitos castaños apareció adornando un triángulo de piel blanca que se antojaba morder. Saqué completamente su calzoncito tipo vikini rojo y comencé a besar su largas y bien delineadas extremidades inferiores, comenzando con sus deditos entre blancos y rositas subiendo por unas bonitas pantorrillas y unos blancos muslos hasta llegar a su tímido monte de venus, ella para entonces se retorcía de gozo, por lo que poco a poco comencé a separar sus piernas para comerme esa conchita que ya despedía un aroma a sexo que me embriagaba. Sus labios vaginales se abrieron como una flor ofreciéndome el camino a seguir hacia la gloria, en verdad era virgen, su entrada vaginal se encontraba cerrada casi en su totalidad con una membrana semi transparente que se abría y cerraba al ritmo de su respiración. Mi lengua tocó ligeramente su clítoris rosita y ella comenzó a sacudirse de una manera casi violenta lanzando unos ahogados grititos de éxtasis. Sus jugos comenzaron a salir a borbotones de su vagina y me apresuré a ingerirlos recorriendo su conchita desde el clítoris hasta su apretado culito rosa. Ella volvía a retorcerse de placer. Después de unos minutos me levanté y en frente de ella me quité mi calzón y ella no pudo evitar sentir temor al ver mi tremendo garrote que ya babeaba cantidades de lubricante.

Me lo vas a meter?

Solo si tu quieres. Dije

Es que� me va a doler� es muy grande.

Solo al principio, después no querrás que te lo saque.

De verdad lo harás con cuidado?

Te lo prometo. Dije en tono de convencimiento.

Me acerqué hasta donde estaba por unos de los bordes de la cama.

Te tengo un regalo. Le dije, para ablandar el momento de tensión.

Que es?

Cierra los ojos y abre la boca. Le dije.

Intuyó lo que le iba a hacer y me preguntó:

Sabe feo?

Pruébalo y si no te gusta ahí la dejamos.

Cerró los ojos y abrió la boca girando hacia donde me encontraba de pie. Me acerque poco a poco y toqué sus labios con mi verga dejándole una línea de lubricante en la comisura, que ella apresuradamente ingirió con ayuda de su lengua, repetí la acción y ella hizo lo mismo, esta vez me acerque más e introduje la cabeza mi verga en su boca y ella lo aprisionó con sus labios. Cosa que me llevó al borde de la locura. Le saqué la cabeza de mi verga y repetí la acción introduciendo un poco más en su cavidad bucal y a cada empujón lo hacía más y más, hasta lograr meter casi la mitad de mi tolete en su boca quedándome quieto. Ella abrió lo ojos y con una mano me empezó a masajear la base de mi pene, comencé a moverme como si la follara por la boca y ella entendió lo que tenía que hacer, por lo que aprovechando su disposición me acosté a su la lado y ella me empezó a dar una dulce y deliciosa mamada que por poco y me vacio en su boca succionadora. Pero aguanté. Mientrás ella se daba gusto con mi verga mi mano se dirigió hasta su conchita dándole unos masajitos en su clítoris para ponerla a punto otra vez, ella entreabrió sus piernas para facilitar mi acción y poco a poco fui introduciendo uno de mis dedos en su vagina, comprobando lo estrecha que era. Pensé para mi, que esa sería una labor difícil, pero ya estaba muy avanzado el asunto y no podía retractarme, ella comenzó a mover sus caderas con mi dedo adentro y con sus labios me apretaba mi verga anunciando su próximo orgasmo hasta que nuevamente comenzó a temblar aprentando mi mano con sus piernas casi hasta adormecerla por la falta de circulación, sentí su abundante humedad y sentí que era la momento. Me levanté y comencé a chuparle otra vez su rajita para llenarme de esos jugos virginales que expulsaban hasta que ella comenzó a jadear con fuerza y pidiéndome más y más placer. Me coloqué boca arriba semi acostado y animándola le dije.

Ven siéntate en el y tu irás midiendo la penetración, si te molesta o te duele mucho tu misma te paras. Ok? Yo te ayudare sosteniéndote con mis manos.

Le dije para que sintiera mas confianza, pero mi plan era otro. Ella se colocó a horcajadas e la altura de mi miembro y mi pene rozó su entrada vaginal, ella se estremeció, poco a poco comenzó a bajar y la cabeza de mi verga roja se comenzó a perder en aquella apretadísima conchita, cuando al fin la punta estuvo adentro, ella respiraba muy agitada y paró en su descenso, llevé mis manos por debajo de sus piernas y la sujeté de las nalgas para que sintiera más confianza y volviera a reanudar el camino. Volvió a bajar poco a poco, pero algo obstruía el camino por lo que haciendo fuerza hacia arriba la levanté sacándole mi verga casi en su totalidad y volviendo a bajarla hasta donde más pudiera llegar, repetí la acción un sinfín de ocasiones provocándole un gran placer pero el objetivo no estaba logrado, así que en una de esas mientras la embestía, quite de improviso mis manos y su peso cayó totalmente en mi verga clavándose en lo más profundo de su ser. Ella apretó con todas sus fuerzas sus manos, sus ojos y sus dientes víctima del dolor producido por mi garrote.

Sácala, sácala por favor, me duele mucho. Me decía

Tranquila, ya pasará. Le decía en tono de consuelo y acercándome a su rostro la bese con ternura y después con infinita pasión. Aguarda un momento le dije abrazándola por su cintura, y sin atreverme a empezar mis movimientos para que su vagina se amoldara al grosor de mi verga. Aguardé unos 5 minutos, y volví a recargarme en las almohadas, pasé mis manos por abajo otra vez y haciendo fuerza en sus nalgas la invité a levantarse un poco, ella entendió, y se levantó un poco, empecé a moverme por debajo de ella, metiendo y sacando mi verga que en cada embestida salía bañada en jugos y sangre del himen recién roto. A las pocas embestidas ella comenzó a jadear otra vez iniciando ella un rítmico movimiento de mete y saca, por lo que yo únicamente me dediqué a disfrutar de la imagen que ella me proporcionaba, de vez en vez llevaba mis manos hasta sus senitos dándole unos leves pellizquitos haciéndola suspirar de placer, las embestidas poco a poco fueron siendo más violentas y sus gemidos cada vez más fuertes, me indicaban que nos pudieran descubrir, pero ya nada me importó, mi pasión hacía que me aferrara a sus caderas ayudando a las fuertes embestidas que su conchita se prodigaba, sin sacarle mi verga y como pude cambiamos de posición, a misionero y ella me abrazó con sus piernas, mis huevos me dolían por la tremenda excitación y mi verga amenazaba con reventar. Mis manos se aferraron a sus senos apretándolos de forma casi infame y mis empujones eran cada vez más fuertes, ella pedía más y más, levanté sus piernas en mis hombros para que mis embestidas fueran más profundas y ella levantó un poco sus nalgas para meterse un cojín por debajo de sus caderas, la posición quedó más que perfecta y mi verga llegaba hasta lo más profundo de sus entrañas haciéndola sudar de placer y de deseo, mi frente también empezó a destilar agua por el esfuerzo realizado, pero debía aguantar hasta que ella alcanzara también el éxtasis, por lo que aceleré mis embestidas y ella comenzó a sobrase su clítoris con sus deditos hasta que empezó a poner sus ojos en blanco y abrió al máximo su boca jalando lo mpas que pudo de aire, para despúes dejarlo salir en forma de suspiro, me quedé totalmente quieto sintiendo como mi verga se inflaba y su vagina se contraía provocándome un terrible placer con el cual no pude aguantar más y deje salir una tremenda descarga de esperma que inundó su recién estrenada vagina que también respondía con unos espasmos y contracciones como queriendo succionar hasta la última gota de mi líquido vital.

Me quedé encima de ella por algunos minutos para recuperarme totalmente, hasta que mi verga ya flácida se salió de su vagina, de inmediato tomé sus braguitas rojas y la limpié con ternura recibiendo con la tela de su calzón una cantidad interminable de esperma mezclado con sus jugos vaginales y sangre.

Nos acomodamos en la cama y nos quedamos dormidos.

Cerca de las 5 de la mañana, Anita me despertó, para decirme que se iba a su cuarto, asentí y le dí las gracias por haberme entregado su más preciado tesoro y ella me contestó:

Desde que te ví, supe que tu eras la persona indicada. No sé qué pasará en el futuro y no sé si nuestras vidas en algún punto de la historia se crucen, pero en caso de que no, nunca te voy a olvidar, no puedo decirte en este momento que te quiero o que te amo, pero no me arrepiento de lo que acaba de suceder.

Me beso y salió, por la puerta.

Al otro día, después de desayunar unos deliciosos huevos rancheros, me despedí de aquella familia que me recibió con los brazos abiertos, y aunque regresé en otras 2 ocasiones, la primera vez� siempre es� la primera vez.


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2 respuestas

  1. nindery

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  2. helenx

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