
Por
Anónimo
Vecina bien culona y bien tetona
En las tardes iba a la casa de un amigo que le tira la onda a todas las morras, pero ninguna le hacía caso, que incluso llegué a llevarle recados a compañeras, creí que era mi amigo, bien, cuando lo visita, lo esperaba afuera de su casa, ni si quiera había banqueta porque aún se estaban pasando a vivir familias por ese rumbo, a dos casa, casi al fondo, vivía una mujer entrada en sus 36, cuando la veía pasar, me quedaba inmóvil desde que la veía salir de su casa, no tan alta, con unas tetotas, no muy morena, muy culona, piernuda, cabello recogido, labios anchitos, usaba blusas de tirantes todo el tiempo, se le veían rebotar las tetas por el lugar de piedras, ya que no era un lugar parejo, pants negro de licra, a la madre vuelvo a recordar todo, se le veía la pata de camello, lo tenía abultado, se le marcaba la tanga, era lisas sin encajes, la vi pasar de cerca, se le veían unas piernotas, redondas, anchas, pantorrillas bonitas, la observaba toda, de pies a cabeza, medio nos mirábamos y pasaba, enseguida la veía el culo, que hermoso culote redondo, ancho, cinturita, blusa blanca, pero la tanga se le marcaba, se le salía un poco por el pantalón, la tanga metida entre sus día nalgotas, que chulo tragamocos tenía, sintió mi mirada porque volteo, me hice el despistado, seguí viendo eran como dos cuadras, caminaba, caminaba, sus nalgas se movían de un lado a otro, la tanga, las piernotas anchas, la cintura, pinche pito ya escupía solo con ver todo eso.
De repente llegó el imbecil de mi amigo y me dijo: -¿que ves?
-Tu vecina, está muy buena, no mames, me dejó bien pendejo nada más de verla, ¿Wey, hazme el paro?
Pasaron semanas así, iba casi todas las tardes a verlo con la esperanza de verla pasar vivía con su mamá, su hijo, era madre soltera, me enteré que su esposo se fue al gabas, y allá se quedó con una vieja, fue tanto que iba por esos rumbos que casi me agarraba a madrazos con su hermano albañil, se sentía muy chingón, si tiraba el vato, porque boxeaba, pero yo igual, varias veces no separaron, o aveces lo esquivaba y yo me reía porque no me pegaba, ya que mis tíos tenían un establo y de niño me enseñaron a boxear, teníamos tiro cantando.
Una vez la vi pasar como muchas veces, adoraba las licras negras, iba hasta sonando sus monedas como una sonaja, nos vimos más rato, mirada con mirada, cuando la seguí con la mirada de costumbre, se le cayeron unas monedas, se agachó, ¡no mamen!, empinó el culo, recuerdo que vi la tanga salir por el costado, tenía hasta figuras de anime gringo, así era el estampado, me quedé viendo con la boca abierta, tardo porque eran varias monedas, suspiro todavía de ver por primera vez ese culo así, ella voltio, no la vi molesta que creí lo hizo a propósito.
Le volví a preguntar a mi amigo sobre la misión, me respondió ya le dije, dice que le caes regordo, así se acostumbra a decir por algunos rumbos de Vera, me sentí mal, la neta, pensé que las miradas que nos echamos valían algo, la verdad si le creí, me la jalaba pensando en ella, triste pero me la jalaba pensando en ella.
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