Primero me presentaré. Soy Luna, tengo 20, estoy en cuarto semestre de derecho, mido 1.70, flaca, pelo muy largo liso café, y pues físicamente ciento que soy normal, los chicos me dicen cosas sobretodo de mi parte de atrás, supongo que por el gimnasio…donde se desarrolla lo que les contaré. 

Vivo literalmente al lado de un gym al que voy todo el tiempo. En este caso, era por la mañana un lunes, un horario donde nadie practica nada, entonces es genial porque el gym estaría solo.

Así que salí al gym con mis leggings grises que acentúan mi culo y una camisa ombliguera rosa que combinaba con las líneas rosas de la licra. Estuve un rato sola hasta que entró un chico que de hecho, es un chico de la facultad, pero es nuevo. Solo sabía que era súper tímido y eso de cierta forma me calentaba, ya que cometía el error de todos los hombres en el gym, creer que no hay espejos. Me miraba todo el tiempo.

El chico era rubio de pelo despelucado, era más bajo que yo, flaco pero muy fornido, tenía un cuerpo musculoso y muy blanco. Vestía una pantaloneta negra y una camisa roja. 

Había mucho silencio…así que decidí romperlo hablando de la universidad y eso. El chico me respondía nervioso y se trababa, y eso me tenía calientísima ya que regresaba de un viaje de un mes y medio sin tener actividad ahí abajo. Pero yo tenía otro objetivo…

Le dije que me ayudara a entrenar (cosa que no era cierto, me hacía la boba porque conocía cada máquina a la perfección). Sus brazos fuertes me rodeaban sudando y temblando por los nervios. El chico no respondía ninguna de mis indirectas ni mostraba señales, así que tuve que hacerlo yo. 

Me paré de la máquina donde el chico me apoyaba. Lo cogí de los hombros y rápidamente le dije – ahhh solo bésame maldito – y lo besé. El chico abrió los ojos de estar sorprendido. Entonces paré. – que? Que hice? – le dije.

– No…no pensé…pensé que no querías…nada con….conmigo – Lo cual me predió mucho más – escucha amigo, solo tengo ganas de sexo desde hace rato – Entonces me empecé a comér con el. Le quité la camisa que traía sudada del manojo de nervios que tenía el chico, tenía unos abs bien marcados que no dude en tocarlos y rasguñarlos. Lo besé cuandó me puso las manos en la cintura. Me daba rabia que no fuera tan macho y al mismo tiempo me excitaba – puedes bajarlas más – le dije al oído-. Al tocarme el culo sus ojos respingaron otra vez, metía mi mano en su entrepierna, pero su pantalón corto era muy duro así que me arrodillé frente a él. Le bajé el pantalón y el bóxer. 

La verdad me sorprendí, mi cachete resibió un golpetazo de su verga grande, venosa y depilada. Medía más que mi cara, y quedé bloqueada dos segundos – Dios chico, por qué tan inseguro cuando tienes estos atributos? – El chico me miraba impactado aún. Cogí su miembro y me lo metí a la boca, casi no me cupo. El chico retrocedió recostándose contra la pared como si esta lo protegiera de una loba a punto de devorárcelo. Movía mi lengua acariciando su cabeza y chupando los huevos de toro que tenía y con mi otra mano acariciaba su vientre, creo que le encantaba porque gemía como si se estuviera siendo asfixiado. Noté como mi mano estaba llena ya de líquido pegajoso y escurridizo, algunas gotas caían al piso.

– ahhh Luna me vengo mierda – decía tratando de quitarme las manos de “el mando” – no! Espera entonces – dije dejando de mamarlo. Nos metimos al baño para estar seguros de que nadie nos vería. – vamos chico, hazme gritar como si fueras un varón – se abalanzó a mi y me quitó la camisa. Mis pechos fueron succionados por su boca mientras su miembro seguía escurriendo, yo le gemía al oído para que se excitara más. Me bajé la licra y me senté en el lavabo, abrí las piernas, lo cogí de la cabeza empujándolo hacia mi concha empapada. 

– n…nunca he hecho esto…

– lámeme como un helado…

Lo hizo geniál, mis huellas se quedaron en el espejo mientras el chico me daba lengua. Estaba a punto de correrme cuando él tomó iniciativa, se levantó y trató de meter su miembro en mi mientras yo le ponía un condón. Lo metió lentamente pero no profundo, así que lo agarré del culo e hice que me metiera su miembrote. El gemía más duro que yo, pero amaba poder dominarlo. 

Finalmente, se agachó, me lamió y me corrí, de bajaba por las piernas mi corrida mientras yo me agachaba para chupar su miembrote. Con un grito dramático, salpicó tres gotitas transparentes en el piso – Entonces….somos algo? – – neh, ya me quitaste las ganas, algún día en la universidad nos vemos – le di una nalgada y lo dejé tirado. Llegué a la casa a ducharme mientras me quitaba el pantalón noté una chorreada de semen, debió ser con la mamada de la máquina…