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agosto 18, 2025

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Sexo rico en la casa de mis suegros

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¡La que me monté en el cumpleaños de mi suegra! 😜 Todo empezó cuando mi enamorado (11 años menor que yo, ese papacito que me hace sentir como de 20) me arrastró al cuarto de huéspedes porque dijo que «no aguantaba más». ¡Y eso que apenas íbamos por el segundo trago!

El cuarto estaba al final del pasillo, justo al lado del baño donde mi suegro se metía cada media hora (seguro a hacerse pajas pensando en mí 🤭). Yo ya andaba caliente desde que llegamos, fantaseando con hacer un trío con los dos. (misuegro me pone muchísimo ultimameente)

«María, ven», me dijo con esa voz ronca que me derrite, y yo, obediente que soy, lo seguí tropezando con mis propios tacones. ¡Ni cerró bien la puerta cuando ya me tenía contra la pared, comiéndome el cuello como si fuera helado de lúcuma!

«Papi, que nos van a escuchar», gemí, pero en realidad quería que ESCUCHARAN TODOS, especialmente mi suegro al que siempre le ando mirando el paquete cuando pasa.

Mi chico no perdió tiempo me levantó la falda (esa roja que compré justo para hoy 👗) y me bajó la tanga de encaje de un tirón. Casi me caigo cuando lo hizo, pero me agarró fuerte de las nalgas y ahí supe que la cosa iba en serio.

Lo mejor fue cuando me dio la espalda a la puerta entreabierta. «Así te gusta, ¿no? Que te cojan donde te vean», me susurró mientras me metía dos dedos de golpe. ¡UFFFF! Gemí tan fuerte que estoy segura que se escuchó hasta en la cocina.

 

En eso, ¡PUM! escuché un ruido en el pasillo. Mi corazón se paró por un segundo hasta que vi la sombra bajo la puerta… era ÉL, mi suegro, el muy hijueputa, estaba viendo cómo su hijito me montaba como animal.

Eso me prendió MÁS. «Dame duro, rompeme la concha», grité a propósito, arqueándome para que si el viejo asomaba la cabeza, viera cómo le sacaba la leche a su retoño.

Mi chico me puso en cuatro patas sobre la cama de huéspedes (esa que seguro usa mi suegro para sus fantasías cochinas) y me dio como si fuera nuestro último polvo. Cada embestida hacía que la cama golpeara la pared, y yo, la muy zorra, gemía más fuerte cada vez que escuchaba pasos afuera.

«Te gusta que te vean», me dijo mi chico mientras me jalaba el pelo. ¡COMO SI LO SUPIERA! En ese momento imaginé a mi suegro ahí parado, con la verga en la mano, mirando cómo su hijito me llenaba de leche.

Cuando me vine, fue con un grito que seguro escuchó hasta la vecina. Mi chico se corrió dentro de mí (sí, sin condón, qué vergüenza pero qué ricooo 😝) y ahí quedamos, tirados como trapos sudados.

Lo mejor vino después: al salir del cuarto, mi suegro estaba ahí, colorado como tomate, haciéndose el que buscaba las llaves en el perchero. «Se te cayó esto», me dijo, alcanzándome mi cartera… pero sus dedos me rozaron el culo descaradamente.

Ahora cada vez que voy a su casa, el viejo me sirve el trago demasiado cerca, y yo me como las miradas que me lanza cuando cree que nadie lo ve. Mi enamorado no sospecha nada… pobrecito..

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