CAPÍTULO 8º

ALICE EN EL CUADRILÁTERO

Miércoles, 21 de Septiembre de 2016, cuando no son ni las ocho de la tarde y el pequeño estadio de la diminuta ciudad de Stone Creek, donde todos los fines de semana juega el equipo de basket del Instituto de dicha localidad, ya está hasta los topes de aficionados a la lucha libre y al wrestling, ansiosos por ver actuar a las luchadoras del espectáculo ambulante de “Lucha Libre Femenina Extrema de Arthur Bamber”, que se frota ansioso las gordezuelas manos de pensar en los beneficios que le va a reportar el show de esta noche, cuyo combate principal será el protagonizado por Alice Bell, su segunda estrella y otra gran luchadora de nombre Marcia Sullivan.

Son las doce en punto de la medianoche cuando Isaiah, el gigante negro que hace las veces de árbitro y anunciador de los combates se sitúa en el centro del cuadrilátero para presentar a las protagonistas del evento principal de la velada.

Y eso hace el coloso de ébano una vez ha comprobado que el micrófono funciona con su potente vozarrón de barítono amplificada por el sistema de audio del estadio.

―¡Y AHORA, SEÑORAS Y SEÑORES, EL MOMENTO QUE TODOS ESTABAN ESPERANDO, EL EVENTO PRINCIPAL DE LA VELADA QUE ENFRENTARÁ A DOS DE NUESTRAS BELLAS LUCHADORAS! –Una pausa mientras la guapa y exuberante Alice Bell camina hacia el escenario contoneándose con movimientos ciertamente felinos y sensuales mientras, siguiendo a la perfección de malvada, hace gestos obscenos a los asistentes al emocionante evento mientras el bueno de Isaiah la presenta al respetable y ella sube al ring y sigue contoneándose sobre la lona hasta quedar parada en una de las esquinas del cuadrilátero en espera de su contrincante, que sube poco después y una vez es anunciada también por el grandote y calvo Isaiah, que una vez ambas luchadoras se encuentran en el centro del ring, les explica, como tantas otras veces, las reglas fundamentales del combate.

Tras lo cual, y también como tantas otras veces, comienza la pelea.

Las dos luchadoras se miran fijamente la una a la otra mientras se profieren duras amenazas de hacerse mucho daño la una a la otra.

Luego dedican unos instantes a caminar dando vueltas por encima de la lona sin dejar de mirarse fijamente y con un odio tan intenso como fingido hasta que por fin, Marcia Sullivan se decide por fin a atacar a su contrincante con una serie de golpes de puño sobre los prominentes senos de Alice Bell, que recula hacia atrás en un desesperado y a un tiempo estudiado intento por escapar de la lluvia de puñetazos procedentes de su rival.

Y entonces, el contraataque de la beldad pelirroja tan ansiado por el respetable, que agarra a su rival por la cintura, se la carga sobre los hombros como si fuera un saco de patatas y comienza a girar sobre sí misma en una perfectísima ejecución de la llave conocida como el “Molinete” arrojando luego a su rival contra la lona con un golpe demoledor.

Pero el combate aún no ha acabado, ya que Marcia Sullivan no tarda en reponerse del golpe recibido y poco después ya se está arrojando de nuevo sobre la pelirroja en un magistral placaje que derriba a Alice Bell y la atonta lo suficiente como para permitir a su contrincante aplicar en ella una poderosa llave de sumisión conocida como Sharpshooter, sin recordar al parecer que su rival es una experta en la ejecución de dicha llave, por lo que le resulta de lo más sencillo librarse de ella y contraatacar con una serie de patadas a los costados de Sullivan, hasta arrinconarla en una esquina y una vez allí aplicarle varias proyecciones dorsales seguidas hasta agotarla y dañarla lo suficiente como para poder realizar la cuenta de tres sobre la lona sin demasiados problemas, pues ella es la favorita del combate y así lo espera el público.

Luego, y siguiendo a la perfección las directrices de su malvado personaje, Alice Bell abandona el cuadrilátero sin preocuparse lo más mínimo de su rival, que sigue tendida en la lona dolorida por los tremendos golpes recibidos durante la pelea.

Esa misma noche, después de hacer el amor con su bonita compañera, Alice Bell queda tendida en la cama con una expresión de lo más pensativa e intrigante dibujada en el bello rostro.

A tal punto le resulta extraño a su compañera, que al cabo de un rato le pregunta mientras se incorpora en la cama apoyándose en uno de sus codos:

―¿Me quieres contar en qué diablos estás pensando para tener esa cara de amargada?

Para sorpresa de la joven amante de la bella y exuberante luchadora pelirroja, ésta se alza de la cama completamente desnuda, y de muy malas maneras la echa de la habitación, cerrando luego la puerta de la misma de un potente portazo.