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Anónimo

septiembre 11, 2024

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Reunión de antiguos alumnos

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El año pasado se cumplieron los 30 años desde que terminamos el colegio y varios antiguos alumnos decidieron realizar una reunión para volver a vernos. Cómo podrán adivinar ya no somos unos chavales, ha pasado mucho tiempo, y a la mayoría no les había vuelto a ver desde que dejamos el colegio.

Dudaba si ir, no soy la persona más social del mundo, pero después de pensarlo un poco allí que me presenté. Nos juntamos cerca de 40 exalumnos, todo muy divertido, recordando caras y anécdotas todo el día. Llegada la tarde-noche la gente empezó a marcharse, la mayoría tenían que volver con la familia. Yo, cómo estoy divorciado y no tengo hijos, y además no tenía nada mejor que hacer, me quedé con los pocos que no se habían marchado y nos fuimos de bares. Poco a poco se marcharon todos hasta que nos quedamos 3, un compañero con el que no tenía mucha relación cuando estudiábamos pero que era muy divertido y una compañera con la que no había hablado en todo el día y que no era capaz de recordarla del colegio.

Empezamos a hablar los 3 y me sorprendí de que ellos se acordasen tanto de mi, que memoria tiene la gente, yo del hombre recordaba un par de cosas y de la mujer nada, pero intentaba disimular. Después de 1 hora o así mi compañero tenía que marchar, serían sobre las 2 de la mañana, yo ya me iba a despedir también pero la mujer, que de ahora en adelante llamaré Marta me pidió que me quedase un poco más, que quería ya que se había desplazado hasta aquí quería aprovechar el fin de semana.

Ya solos no me quedó más remedio que confesarle que no la recordaba, ella se rió bastante porque se había dado cuenta y le hacía gracia verme sufrir disimulando. Así que empezó a contarme cosas hasta que la recordé por una anécdota, me preguntó si recordaba a una niña muy delgaducha que en una clase de gimnasia se le rasgo el pantalón saltando el potro y acabo enseñando el trasero a toda la clase, y efectivamente la recordaba, porque le acabe dejando mi sudadera para que se la atase a la cintura, pero no era capaz de ver a esa niña en la mujer que tenía delante. Recordé que la niña cambió de colegio antes de terminar así que hacía más años que no la veía que al resto de alumnos. Marta ya no estaba delgadísima como aquella niña, tenía una cara más redonda y curvas que la niña que recordaba tampoco tenía además de un pelo larguísimo, son muchos años y todos cambiamos. Yo tampoco tengo el cuerpo de mi yo de la juventud, ya me gustaría.

Me contó que llevaba 3 años divorciada y que tenía mellizos, chico y chica, de 19 años y que ahora vivía en el sur de España, donde se fue con sus padres cuando cambió de colegio. Como vive a unos 800km de donde estudiábamos se había cogido un día de vacaciones para venir a la reunión. Seguimos hablando, bebiendo y contándonos nuestras penurias de divorciados, a ambos nos pusieron los cuernos con otros sin que nos diéramos cuenta durante meses y ninguno de los 2 habíamos tenido pareja desde entonces.

Empezaron a cerrar los bares y pensamos que quizás ya tocaba volverse para casa, yo vivo a 10 minutos andando de donde estábamos pero ella tenía que coger un taxi para volver al hotel así que la acompañe a la parada. Estuvimos esperando 10 minutos pero no venía ninguno y no cogían el teléfono, así que le dije que para esperar podíamos hacerlo en mi casa más cómodos y sin pasar frío. Ella acepto así que fuimos para casa. Al llegar la enseñé la casa, algo rápido ya que vivo en un loft, básicamente un piso sin más paredes que las del baño, de unos 100m que me compré al divorciarme. Le gustó y supongo que por todo el alcohol que había bebido empezó a hacerme comentarios de que si «usaba mucho» este pisito de soltero, que si llevaba a muchas mujeres y esas cosas, le dije que era la primera mujer después de mi madre que lo veía y que la cama estaba «sin estrenar» lo que la hizo partirse de risa y que siguiese subiendo de tono la conversación. Me dijo que ella no se había acostado con nadie desde que se había divorciado y que los últimos años de casada tampoco es que lo hiciese mucho, que su ex se dedicaba a tirarse a otras y que a ella prácticamente ni la tocaba. Yo le dije que estábamos igual, que desde hace años mi mano era mi amante incluso cuando estaba casado.

Durante esa conversación estábamos en el sofá y supongo que ayudada por el alcohol me plantó un beso en todos los morros, me pilló desprevenido y me aparté. En ningún momento cuando la invité a casa era mi intención que pasara nada yo ya me considero fuera del mercado y ya no se me pasan esas cosas por la cabeza. Con cara de confusión me pidió rápidamente perdón, le dije que tranquila que me había gustado pero la falta de costumbre me había sorprendido así que esta vez me acerque yo y le devolví el beso.

Nos magreamos un poco, me tocó el paquete por encima del pantalón y yo pude disfrutar de acariciar sus pechos por encima de la blusa en ese momento se levanto y me dijo que tenía que ir al baño. Yo me quedé en el sofá, con un una empalmada que ya me molestaba en los vaqueros, esperando a que saliera.

Según salió, pasados unos minutos, se planto delante mío y me dijo lo que cambiaría mi vida sexual desde entonces.

He estado casada muchos años y mi vida sexual ha sido una mierda. Con un marido que nunca me preguntaba que me gustaba, que jamás hacía nada nuevo y que me dio orgasmos que podría contar con los dedos de una mano. Me apetece follar contigo pero la condición es contarnos lo que nos apetezca hacer, lo que sea, he intentar complacernos el uno al otro.

Yo me quedé ojiplático, no sabía que decir, mi vida sexual tampoco era nada del otro mundo, solo he estado con 2 mujeres una cuando era muy joven con la que perdí la virginidad un verano y mi exmujer que solo le gustaba si ella estaba encima y que solo conseguí que me la chupase 2 veces y protestando.

Le dije que sí, le conté como había sido mi vida sexual y que no se si sabría aportar muchas cosas nuevas pero que me encantaría probar lo que ella quisiera.

Me preguntó si había algo que no me gustase y le dije que lo poco que había probado me había gustado y que estaba abierto a cualquier cosa. Ella me dijo que lo único que no quería hacer era follar a lo misionero, era lo único que hacía su ex, que el resto lo que quisiera.

Nos quedamos en silencio unos segundos y seguido Marta se soltó el pantalón y se lo bajó enseñándome unas bragas de algodón rosas a rayas, seguido se las bajó y me mostró su coño sin depilar pidiéndome si se lo podría comer, yo que ya estaba fuera de mí me acerqué a ella la giré y la incliné hacia delante sobre el respaldo del sofá, me arrodille y empecé a comerle el coño desde atrás. Estaba mojadísima y me estaba calando toda la cara, era delicioso, enseguida empezó a gemir y a pedirme que no parase de comerle el coño. Yo disfrutaba como un loco, me bajé el pantalón y liberé mi polla que estaba durísima. Entre gemidos me pidió que le comiera el culo, la verdad es que nunca lo había hecho pero tampoco lo dudé y empecé a comérselo y pasarle la lengua entre entre el culo y el coño incluso le metí la lengua en el culo a lo que respondió un un gemido más profundo. Marta empezó a templar se puso la mano en la boca, ahogando un gemido más fuerte, mientras su coño chorreaba y acabó en el suelo. Me dijo que se había corrido como nunca y que pidiese que quería que era mi turno. Le dije que me comiera la polla, sin esperar ni un segundo se termino de quitar los zapatos, los pantalones, las bragas y se quitó la blusa mostrándome un bonito sujetador que aguantaba unas tetas más grandes de lo que parecía. Me tumbó en el sofá y empezó a comerme la polla, me chupaba los huevos mientras me la sujetaba con la mano y volvía a metérsela en la boca, yo casi no podía aguantar pero le pedí que se la metiese entera en la boca. No dijo nada y se la intentó meter entera dándole una arcada. Pensé que pararía pero siguió metiéndosela a pesar de las arcadas mientras movía la cabeza de arriba a abajo. Ya no podía más y después de unos gemidos le dije que me corría pero no se quitó y le solté toda la descarga en su garganta atragantándola de nuevo y cayendo derrumbado en el sofá. Ella se incorporó chorreándole semen de la boca y me fijé que estaba llorando. Le pedí perdón de inmediato por las arcadas y por si le había hecho daño. Me dijo que no le había dolido y que le había encantado y que nunca había disfrutado tanto.

Nos tumbamos relajados y comentamos lo que había pasado. Le dije que nunca había comido un culo, me dijo que a ella tampoco se lo habían comido nunca, que solo lo había visto en internet, pero que le había encantado. Y tampoco me había comido un coño peludo, me dijo que antes se lo depilaba pero como ya nadie lo veía dejó de hacerlo. Ella tampoco se había metido una polla entera en la boca y que le ha encantado y que le hubiese gustado que la moviese la cabeza con las manos, le dije que tomaría nota y nos reímos.

Yo me desnudé del todo y me fui a tumbar en la cama, ella me siguió pero no se quitó el sujetador, le pregunté porqué y me dijo que le daba vergüenza porque las tenía un poco caídas. Me abalancé sobre ella se lo solté y se liberaron unas enormes tetas me quedé mirándolas y yo las veía perfectas y se lo dije así que se tumbo desnuda a mi lado. También le pregunté porqué se había tapado la boca al correrse, me dijo que es algo involuntario porque su marido no quería que hiciese ruido y es algo que hace sin querer. Le dije que por mi puede gritar lo que quiera, si a los vecinos no les gusta que se cambien de casa.

En ese momento se puso en pié totalmente desnuda puso sus manos en jarra y me dijo:

¡Yo quería follar pero todavía no me has metido nada en el coño!

La miré y le dije que ya no soy un chaval para repetir, se rió me dijo si podía intentar algo y se abalanzó sobre mí. Le dije que probase pero que lo veía difícil. Me cogió la polla y empezó a chupar otra vez mi polla suavemente, me separó las piernas se metió entre ellas y empezó a bajar hasta mis huevos que siguió comiendo pero siguió bajando me separó y levanto un poco las piernas y empezó a chuparme el perineo. Nunca me lo habían hecho y mi polla empezó a despertar. Siguió chupando hasta que volvía a estar empalmado. Mi miro sonriendo se subió a la cama se puso a cuatro patas y me gritó: «Fóllame como una perra».

Con esa visión dirigí mi polla a ese coño chorreante y se la metí de un golpe. Gimió mucho y le dí con toda mi fuerza, ella a la vez se tocaba el clítoris de forma muy fuerte e iba a correrse cuando intentó no gritar metiendo su cara en la almohada así que la cogí del pelo para evitarlo y no pudo contener el grito cuando ambos nos corrimos y nos derrumbamos sobre la cama y nos quedamos dormidos hasta el día siguiente.

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Una respuesta

  1. helenx

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