
Por
Anónimo
REGIONALES pt. 2
Fuimos a una plaza a pasear y festejar un buen primer día. Todos compraron cosas, Luna solo veía a los demás.
Le dije que comprará algo que yo le invitaría. Le di mi tarjeta y le dije que comprara lo que quisiera, que se lo había ganado por los partidos que jugó tan bien. Acepto y fue con sus amigas. Compro muchas cositas, pero al fin de cuentas no gasto mucho.
Poco a poco nos fuimos llendo de la plaza al hotel porque ya teníamos carros separados.
Yo y el esposo de Jessy tomamos un poco en la plaza y de camino al hotel llegamos a un Oxxo y compramos más alcohol. Él compró vodka y yo whiskey.
Al llegar al hotel, cada quien se fue a su cuarto a descansar. En mi cuarto llegué y me quité la ropa para bañarme. Me di un buen baño, me rasuré. Al salir, me quedé en la toalla, en la cama, viendo la tele y tomando. En eso abren la puerta. Era Luna
Entró despacio, me dijo que venía por algunas cosas para cambiarse y bañarse. Estaba agarrando sus cosas en lo que me pregunta. —¿Está bien si me baño aquí? La volteé a ver y le dije que sí, que no había ningún problema. Sonrió y se paró corriendo a cerrar la puerta que había dejado abierta.
Algo apenada se empezó a quitar la ropa frente a mí. Se quedó en ropa interior y con sus manos intentaba taparse, me dio la espalda dejando ver sus gordos glúteos en su pequeño calzón, se quitó el brasier y se metió a la regadera. Ver su silueta mientras se bañaba fue algo muy sexy. Curvas muy pronunciadas, un torso y abdomen pequeños, unas grandes caderas y enormes nalgas.
La televisión solo era ruido, mi trago ni la toque mientras ella se bañaba. En eso me dijo algo. Bajé el volumen y me acerqué a ver qué quería. Me pidió que sí le podía enjabonar la espalda.
Bajo el agua de la regadera, enjabonada, se veía preciosa, su culo se veía aún más grande, así mojado, brillando.
Le di un trago y me quité la toalla.
Mi pene no estaba erecto completamente, pero ya empezaba a ponerse duro. Me acerqué lento para enjabonarla; en eso, volteó a verme y vio que estaba desnudo yo también. Vi cómo se puso muy nerviosa con miedo. La sangre corrió con fuerza por mi cuerpo, llenándose de sangre mi pene, poniéndose completamente erecto. Ella se dio la vuelta y se alejó un par de pasos. Pude verla de frente, sus lindos pechos y una panochita bien apretada. Me quedé quieto y levanté las manos. Le pregunté que si quería o no. Ella estaba algo sorprendida. Poco a poco se acercó y llevó una de sus manos a mi pene. Lo sujetó y me volteó a ver a los ojos y me dijo que no estaba lista. Quería que su primera vez fuera conmigo, pero no estaba lista aún.
Fue desesperante el que lo dijera con mi verga en su mano. Pero no me quedó más que contenerme y decirle que estaba bien. Que no se preocupara.
Salí de la regadera y me puse algo de ropa. Ella terminó de bañarse, se cambió y se fue.
Al día siguiente ganaron el primer partido, pero el siguiente y lo perdieron. Una decepción, el que pasará eso. Pero es parte de la competencia. Tendríamos que esperar para por la tarde tener otro juego y ver si, como tercer lugar, pudieran participar del nacional. Yo y otros papás después del primer partido perdido nos dispusimos a tomar. Las mujeres se fueron con algunas de las niñas al hotel a descansar y bañarse para el siguiente juego que era hasta horas después.
Cuando fue el juego, fuimos todos a verlas y volvieron a perder. Todas estaban muy tristes, no quisieron hacer nada más. Comentamos el vernos para cenar, pero no. Solo sería ir al hotel y esperar al día siguiente al regresar por la noche. Yo y los papás nos fuimos al hotel y estuvimos tomando en el bar del hotel. Todo bien, leve todo. Ya era algo tarde y nos despedimos para que ya cada quien pudiera dormirse. En eso nos avisan las mamás.
Las niñas no estaban. Se habían ido y no sabían a dónde. Estuvimos como locos cerca de una hora hasta que una de ellas contestó el celular. Nos dijo que las habían invitado a una fiesta y que habían pasado por ellas. Le pidieron la ubicación y fuimos por ellas a donde estaban. Al llegar, nos encontramos con que estaban en una fiesta con competidores de todos los deportes y de los diferentes estados. Había un mar de gente. No fue fácil encontrarlas.
Al dar con Luna, me encontré con que se estaba besando con un tipo mientras otros dos la tocaban, le agarraban las nalgas y las tetas. Me empezó a hervir la sangre de solo ver eso. Ella parecía disfrutarlo mucho, le apretaban con fuerza los pechos y se podía ver cómo se movían las nalgas de ella mientras metían sus manos debajo de su short.
Me acerqué a ella, le quité a los 3 tipos de encima y la jalé del brazo muy molesto. Ella estaba completamente en shock. No decía nada, solo lloraba en silencio. Ella estaba, tomada, caliente, molesta y asustada.
Ya en los carros y con todas las niñas. El papá de Fanny y otro papá les pego una regañada fea, les gritaron y las castigaron. Luna no es mi hija, ni siquiera mi familiar. Yo solo la veía molesto sin decir nada. Parte del castigo sería que ya no pasearíamos ni nada más. Habían estado durmiendo juntas en dos cuartos todas. Ahora dormirían cada una con sus respectivos padres o familiares.
Camino al hotel, en el mismo carro veníamos Fanny, Luna, Miguel y yo. Miguel no dejaba de decirle a Fanny todo lo que estaba castigada y lo mal que estaba eso que había pasado.
Luna me veía y lloraba sin decir nada, sin hacer ruido. Llegamos al hotel y cada quien a su cuarto. Estábamos en pisos diferentes, así que no los veríamos hasta el día siguiente.
Ya en el cuarto, Luna seguía sin decir nada. Me senté en la cama y pedí una botella de whiskey por room service. Luna estaba parada en frente de la cama, llorando, viéndome. Aún estaba con el uniforme con el que jugaron el último juego, me veía triste. Le pedí que me contara qué había pasado. Después de perder el 3.er lugar, les entregaron un reconocimiento, donde conocieron a alguien que las invitó a la fiesta. Así que pidieron permiso para ir a una plaza y terminaron llendose a otro lugar. Mientras me contaba, llegó mi botella, entraron a dejármela con los servicios. Ya que se fue el del room service, me serví un trago, en eso me pregunta que si no la voy a regañar o castigar. Solo le veía y le dije que no, que yo no era su papá como para castigarla o algo. Que lo que había hecho estaba mal. Pero que ese era su problema. Empezó a llorar mucho y me preguntaba que si le diría a su mamá. Le dije.
—Le diré, solo lo que pasó; si no le digo, yo le diría alguien más. En eso me pregunta qué si le diría cómo la vi. Me preguntó tímida, hincada, llorando frente a mí.
—Sí, si su mamá me pregunta, si era una puta de mierda. Sí, se lo diría. Pero si no lo hace, no. No tenía caso decirle la puta que tenía por hija.
Se acercó a mí y se hincó entre mis piernas, pidiéndome perdón. —Por favor, no le digas nada a mi mamá. Ya no me dejará ser parte del equipo. Solo fue un beso, yo quería que fuera contigo.
Me decía desesperada, su carita llena de lágrimas me tenía algo consternado, pero no quitaba el enojo.
—A ver Luna, ¿qué tanto hiciste con esos muchachos? Y ¿hasta dónde estabas dispuesta a llegar? A decir verdad, el verla ahí con ellos me enojo mucho. Pero también me excito bastante.
—No, no hice nada malo. Solo un beso. Nunca me había besado nadie.
—jajaja no luna, no mames. Qué puta eres, cómo me puedes decir que no pasó nada. Yo te vi. Vi cómo te agarraban el culo y las tetas, con el que te besabas, tenía su mano dentro de tu short.
—Pero no, yo solo quería un beso. No hice nada malo. Perdóname.
—Luna, no tengo nada que perdonarte. Solo date cuenta de la puta que eres. Tienes provocándome desde que llegamos. Y hace un rato, te vi siendo usada por tres. Yo tenía la verga superparada de recordar cómo la vi y de verla en su uniforme de voleibol. Ella solo lloraba en mis piernas. La verga ya la tenía paradisima.
—Yo quería que mis primeras veces fueran contigo. Pero no estuviste. Me dejaste sola después de perder. Eso solo me hizo encabronar más. La quite de encima de mí y me paré a servir más whiskey. Ella lloraba y me hablaba, mientras intentaba ignorarla, se acercó de rodillas y se puso detrás de mí.
—Yo quería que fueras tú. Yo pensaba en tus manos y en ti estando en esa fiesta. ¿Por qué me abandonaste? Me di la vuelta y la tenía hincada frente a mí, justo a la altura de mi pene. Me desabroché el pantalón, lo bajé y bajé mi bóxer, dejando mi pene frente an ella.
—A ver Luna, dices que estabas de puta, ¿por qué estabas pensando en mí? Demuéstramelo.
—Me da miedo, tu pene es mucho más grande que mis dedos. Yo solo me he metido los dedos. Decía mientras poco a poco se acercaba a mí.
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.