
Por
Anónimo
Luciana I Parte - Perdí mi Virginidad
LUCIANA – PARTE I – PERDI MI VIRGINIDAD CON UN HOMBRE DE 40.
Mi nombre es Luciana, tengo 18 años, mido 1.60 mts., peso 52 kilogramos, tengo un cuerpo bien formado y elástico, lindas piernas, cintura delgada, cola levantada, pechos chicos pero bien firmes. Soy un poco tímida, algo caprichosa, hablo poco pero cuando lo hago soy directa, salía muy poco (casi nada), mi entretenimiento son las redes sociales, escuchar música y ver reacciones por youtube. Novio no tuve ni había salido con nadie.
En mi familia, soy la hija menor, única mujer, tengo dos hermanos varones que me llevan 10 y 12 años, son exageradamente celosos y controladores. Mis padres son muy tradicionales, no les gusta muchas cosas de la actualidad y fui criada de esa forma. Nací y crecí en una ciudad chica del interior de la provincia donde todos nos conocemos. Mi vida era tranquila, segura, pero bastante aburrida.
Desde jardín hasta que egresé del secundario fui al mismo colegio, me llevaban y me buscaban a la salida, lo mismo pasaba cuando iba a danzas o tenía alguna fiesta en casa de alguna amiga. Los chicos de mi edad nunca me gustaron, creo que son molestos, pesados, que solo saben tomar alcohol, emborracharse y hablar tonterías. Por alguna razón que desconozco, siempre fueron hombres de mucha más edad que yo los que se fijaban en mí o me decían cosas aunque nunca le había prestado atención a eso.
A los 17 años terminé el secundario, al año siguiente, recién cumplidos los 18 años, ingresé en la universidad, por esa razón fui a vivir sola en un departamento que alquilaron mis padres en la capital de la provincia a 110 kilómetros de mi ciudad. Era la primera vez que estaba sola, lejos de mi casa, en una ciudad grande (900.000 habitanttes), sentía más libertad pero extrañaba bastante a mis padres y a mis hermanos por lo que algunos fines de semana viajaba para verlos.
Llevaba una vida monótona, iba a la facultad y volvía al departamento a estudiar, conectarme a las redes o ver videos de música. Como soy algo tímida me costaba hacer amistades. Después de un mes me hice amiga de Nancy, una chica que vive en el mismo edificio. Ella tenía 35 años, estaba separada, es profesora de educación física y trabaja en una escuela primaria y en un gym a seis cuadras del edificio. A veces salíamos a caminar, tomar alguna gaseosa, o nos juntábamos a charlar en su departamento, esa era mi única distracción.
En el mes de mayo, un día viernes, mi amiga hizo una pequeña reunión para celebrar su cumpleaños y me invito. Esa noche me vestí con una mini, una blusa suelta y fui. Cuando llegué estaban cuatro chicas y dos varones amigos de Nancy, ambos profesores de educación física y compañeros de trabajo en el gym. Todas tenían entre 35 y 40 años, lo mismo los varones, yo era la única mas chica.
Había sándwich y pizzas, todos tomaban cerveza, yo tomé solamente gaseosa, (nunca tomé bebidas con alcohol), charlaban distintas cosas, yo hablaba muy poco y solo escuchaba, cuando hablaban sobre el tema de parejas o de sexo me quedaba callada y no podía evitar ruborizarme, hacían bromas entre ellos/ellas, a Gustavo lo gastaban diciéndole que es mujeriego y que había salido con varias mujeres que iban al gym, incluso algunas casadas.
Gustavo, es muy alto, delgado, tiene muy buen físico, espalda ancha, cintura delgada, brazos musculosos, manos grandes, estaba con una remera negra ajustada que resaltaba su físico. En varios momentos se dirigió hacia mí y le contestaba normalmente. Me pareció que me miraba en forma insistente, pensé que solo era una idea mía y preferí no pensar o fijarme en eso. Fue una noche tranquila y la pase bastante bien, Antes que nos fuéramos, entre todos intercambiaron los números de celular y yo también tuve que hacerlo.
Al día siguiente me encontré con Nancy, me preguntó como la había pasado y le dije que muy bien, me contó quienes eran sus amigas y sus amigos. De Gustavo me dijo no eran bromas cuando le decían que salía con mijeres que iban al gym, que había notado que me miraba bastante, le contesté que no me había fijado en eso y que quizás solo le había parecido a ella. Me contestó que difícil que se equivoque en esas cosas. Luego cambiamos de tema y seguimos charlando.
El martes de la semana siguiente (cuatro días después del cumpleaños de Nancy), tipo seis de la tarde, sonó el celular, era Gustavo, me dijo que estaba en el bar que está frente al departamento, que me invitaba a tomar la merienda. Me tomó de sorpresa, no esperaba algo así, pensé que quedaría mal que me niegue y acepté. Me puse una mini y una remera que tenía a mano y fui. Cuando llegué sentí que su mirada me recorría todo el cuerpo, en especial las piernas, me inquieté y me sentí acalorada. El estaba con un jean y una remera ajustada que resaltaba su físico bien formado
Estuvimos charlando más de una hora, era agradable, de buena onda, me contó que tenía 40 años, que estaba separado, que era profesor de educación física, que trabajaba como personal trainner en el gym, que por las mañanas salía a correr, que le gustaba hacer gimnasia y que vivía solo en un departamento del tercer piso del mismo edificio donde está el gimnasio. Era evidente que se ocupaba mucho del cuidado de su cuerpo y de su aspecto.
Yo le conté de mi casa, de mis hermanos, del colegio, de la facultad y cosas así. En realidad no tenía muchas cosas para contar de mi vida. Cuando le dije que desde los seis años hasta los catorce había ido a danzas me dijo “con razón tenes tan lindo cuerpo y unas hermosas piernas”, me ruboricé y solo atiné a decirle “gracias” Me preguntó si tenía novio o salía con alguien, le contesté que nunca había tenido novio ni había salido con nadie, pareció sorprenderse, me miró y me dijo “no te puedo creer sos demasiado linda y sexi”, le dije que era verdad, que no tenía porque mentirle y que además ya le había contado cómo eran las cosas en mi casa.
Cuando terminamos el té, me dijo que le gustaría que seamos amigos, que algún día podíamos salir a charlar y tomar o comer algo, yo le conteste que me parecía bien que no tenía problemas. Cuando salimos me acompaño hasta la entrada del edificio, cuando nos despedimos me dio un beso en la mejilla. Pasé un buen momento, me sentí bien y con confianza, Gustavo me pareció atractivo y bastante agradable. Era la primera vez que conversaba con un hombre que no fuera de mi familia, y pese a mi timidez estaba tranquila, cómoda y traté de ser lo más agradable posible.
El viernes por la noche volvió a llamarme, me invitó a comer pizza, no tenía nada que hacer, me sentía sola y acepte. Me busco en su auto, dimos unas vueltas y luego fuimos a una pizzería. Mientras comíamos conversamos de temas sin mayor importancia, hablé de mis cosas que no eran muchas, el de las suyas, fue en ese momento que me dijo que no creyera todo lo que le dijeron en casa de Nancy, que habían exagerado, que si bien era cierto que había salido con algunas de las mujeres que iban al gym eso era normal y que no tenía relaciones serias con ninguna de ellas. Me pareció un acto de sinceridad y eso me gustó.
Terminamos de comer, antes que nos fuéramos me dijo que yo le había gustado desde que me vió en el cumpleaños de Nancy, que era muy linda y atractiva, que tenía un hermosos cuerpo, que era una chica muy sensual, que por eso se extrañó cuando le dije que nunca había salido con nadie ni tenido novio, Era la primera vez que me decían algo así, estaba sorprendida, me puse colorada, no sabía que decir, solo dije contesté “gracias”. Estaba acalorada y me sentía un poco inquieta. Me preguntó si iba a estar el fin de semana, la dije que sí y me invitó que el domingo salgamos a pasear un rato, le dije que si, combinamos el horario y quedamos que el pasaba a buscarme por el departamento.
Cuando salimos, apenas subimos al auto me tocó el cabello y me dijo “tenes un hermoso cabello”, luego puso su mano sobre mi pierna, sentí su mano caliente, se me erizó la piel, temblé toda y sentí un calor por todo el cuerpo, era la primer vez que me tocaban, obvio que él se dio cuenta, dejo su mano en mi pierna la movió suavemente unos instantes y luego la retiró, arrancó el auto y me llevó de vuelta al departamento. Antes que me baje me besó en la mejilla, yo hice lo mismo y me bajé. Esa noche estuve ansiosa, Gustavo me provocaba cosas que nunca había sentido antes.
El domingo, a las tres de la tarde, puntualmente paso a buscarme. Yo me había puesto una mini de jean y una blusa suelta, cuando subí al auto me dio un beso en la mejilla y me dijo “estas muy linda, la mini te queda muy bien”, me ruboricé y no dije nada. El tenía un jean y una remera ajustada, se notaba su cuerpo atlético y bronceado y sus brazos musculosos. En el camino conversamos de distintas cosas hasta que llegamos a una zona del campo, era un lugar muy bonito, tranquilo, con casas bastante dispersas y lejanas entre sí, entró por un camino de tierra, detuvo el auto, tomó una manta que tenía en el asiento trasero y me dijo que bajemos un rato.
Comenzamos a caminar, con toda naturalidad me tomó de la mano, yo dejé que lo haga, caminamos un poco y me agarró de la cintura acercándome a él, fuimos hasta cerca de un río, estiró la manta y nos sentamos. Sin decir nada se acercó, pasó su brazo sobre mi hombro y me abrazó, quedamos un rato en silencio, me tocó el cabello, me acaricio la cara, paso sus dedos por mis labios y me dijo “sos hermosa me gusta tu boca y tus labios” me besó suavemente en la boca, como no lo rechacé volvió a besarme y yo tímidamente también lo besé, era mi primer beso, estaba nerviosa pero me sentía bien, me gustaba los momentos que estaba viviendo.
Mientras me tenía abrazada, instintivamente apoyé mi cabeza en su pecho, bajó su brazo y su mano quedó al costado de mis pechos, me acercó más a él y volvió a besarme, puso su mano sobre mi pierna y me la acarició suavemente, sentí que me estremecía y un calor me recorrió todo el cuerpo, siguió acariciándome la pierna y fue subiendo lentamente por debajo de la mini hasta llegar a mi muslo, yo respiraba agitada, tenía el cuerpo caliente y mis piernas eran fuego, no tenía control y me dejaba llevar, siguió unos minutos, nos besamos, de repente se levantó y me dijo que nos fuéramos,
Apenas subimos al auto volvió a besarme, apoyé mi cabeza en su pecho, me acarició las piernas, y me dijo “me gusta acariciarte las piernas”, sin duda se había dado cuenta que me gustaba, me causaba placer y me excitaba, arrancó el auto y regresamos. Cuando llegamos a la ciudad fue directamente a su departamento, me dijo que baje y yo lo hice. Apenas entramos me abrazó, me besó apretándome contra su cuerpo, me llevó hasta el sofá y me estiró, durante mucho tiempo me acarició y besó las piernas, yo respiraba agitada y me excitaba cada vez más, me abrió la blusa, me sacó el sostén, comenzó a acariciarme y besarme los pechos, con los dedos me tocaba los pezones, le pasaba su lengua y los besaba, siguió bastante tiempo y luego volvió a mis piernas, mi cuerpo era un fuego, me levantó como una pluma, me colgué de su cuello y me llevó al dormitorio. Yo perdí la noción de todo, solo deseaba que me siga acariciando y sentir el placer que eso me provocaba.
Entramos al dormitorio, me estiró suavemente en la cama y comenzó a acariciarme y besarme las piernas, cerré los ojos, gozaba esos momentos y sentía mucho placer, lentamente fue subiendo, cada vez más arriba, con las yemas de los dedos me tocaba el interior de los muslos, me agité y comencé a gemir, luego con sus dos manos me acariciaba una de las piernas y las besaba, con sus dedos me rozaba el sexo, luego hizo lo mismo con la otra, se sacó el pantalón y la remera, quedó con el bóxer, se notaba su erección y podía ver su físico, me sacó la blusa y la mini, pasaba suavemente sus dedos en mi el sexo por encima de la tanga, lo hizo varias veces luego me la sacó, me introdujo la lengua, la movía adentro, encontró mi botoncito y lo lamía, yo me retorcía, gemía, estaba totalmente mojada, se sacó el bóxer, su pene estaba durísimo, vi que se untaba algo, pasó su pene varias veces por afuera de mi sexo, me desesperaba, y gemía cada vez más fuerte, me separó las piernas, apoyó su pene en mi sexo y comenzó a penetrarme, me dolió y se lo dije, el me dijo “ya va a pasar”, continuó penetrándome lentamente, sentí algo viscoso que brotaba de mi interior, por momentos se detenía y luego seguía, sentía su pene caliente y durísimo entrando en mi cuerpo, continuó hasta que lo hundió totalmente, se quedó quieto un momento y después comenzó a moverse entrando y saliendo, por momentos paraba y luego seguía, lo hizo durante mucho tiempo, yo me agitaba, me retorcía y gemía cada vez más fuerte, lo sacó y volvió a penetrarme, yo lo abrazaba con fuerza, me besaba mientras entraba y salía, estuvo varios minutos, se movía cada vez más rápido y fuerte, me levantó el cuerpo hacia arriba, lo hundió a fondo y sentí su semen caliente entrando a chorros en mi cuerpo, dejó su pene adentro unos instantes y luego lo sacó y quedó estirado encima mío por unos minutos.
Nos estiramos en la cama, me tenía abrazada y pegada a él, yo apoyé mi cabeza en su pecho, me tocaba el cabello, la cara, los labios, me besaba en la boca y en el cuello, mientras lo hacía me dijo “deseaba esto desde la primera vez que te vi, quería tenerte en la cama”, pasaron varios minutos y nuevamente comenzó a acariciarme los pechos, me dijo “me encantan tus pechos duros y calientes”, los apretaba y los besaba, los tomaba con las dos manos para acariciarlos, frotaba mis pezones con sus dedos, les pasaba la lengua, los besaba y succionaba suavemente, se levantaron y se pusieron durísimos, todo lo hacía lentamente, yo me excitaba cada vez más, recorría mi cuerpo acariciándolo y besándolo, me besaba el cuello, la cara y en la boca, mi cuerpo ardía, cuando empezó a acariciarme las piernas, me preguntó “¿deseas que te acaricie las piernas?” casi en un suspiro le contesté “si..sii” el insistió y me dijo “si, que cosa, decilo” le dije “si deseo que me acaricies las piernas” se apoderó de mis piernas, las masajeaba y acariciaba de mil formas, las besaba, mi cuerpo era un fuego, me puso una almohada debajo de la cola, me separó las piernas, se estiró encima mío y volvió a penetrarme, entraba y salía, paraba unos instantes y seguía, yo lo abrazaba, lo apretaba y gemía, me dijo “pone tus piernas alrededor de mi cuerpo” yo lo hice, me lo hacía más fuerte y más rápido, yo gemía sin parar y pujaba hacía arriba, me levanto la cola, lo hundió fuerte hasta el fondo, me salió un grito de dolor y de placer, mientras el acababa sin parar en mi cuerpo. Lo dejó unos minutos adentro y luego lo sacó.
Quedamos abrazados, estaba dolorida y agotada. Me besó y me dijo “sos un fuego ahora voy a desear tenerte todos los días” No pude con mi curiosidad y le pregunté “saliste con muchas mujeres verdad? él me contestó “si pero eso no importa, ahora solo deseo cogerte a vos, enseñarte y hacerte de todo en la cama” Me quedé callada, no estaba acostumbrada a escuchar o hablar de esa forma pero me daba cuenta que eso era natural para él y no quería quedar como una tonta.
Estaba anocheciendo, le dije que ya tenía que irme, me dijo que me llevaba en el auto. Nos vestimos y salimos, apenas subimos al auto, me acarició las piernas y las apretaba, me dijo “tus piernas me recalientan, quiero acariciártelas a cada momento y en cualquier parte”. Luego arrancó el auto y me llevó hasta mi departamento, antes que me baje nos besamos y me dijo “el martes nos vemos, yo te aviso”
Nunca imaginé que con 18 años conocería un hombre de 40 y en menos de 10 días tuve mi primera vez y perdí mi virginidad con él.
Esa noche casi que no dormí acordándome en todo lo que había pasado. Tres días después, fui a su departamento, me quedé toda la noche, pasaron muchas cosas, tuve mi primer orgasmo y varios más pero eso, lo contaré en mi próximo relato.
Una respuesta
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