
Por
Anónimo
Lidia, una mujer inolvidable
Lidia
Tengo que reconocer que siempre me han gustado las mujeres gordas desde mi misma adolescencia y tuve enamoradas con esas características, siempre me parecieron muy sexis sus cuerpos voluminosos. Adoro los traseros grandes desde ese entonces y se podría decir que es mi fetiche. Siempre me gustaron las mujeres maduras con esas características, cuando estaba en la universidad tuve experiencias grandiosas con señoras mucho mayores que yo, sabia detectarlas y las encaraba sin problemas; no puedo decir que con todas me fue bien, pero un gran por centaje acepto y tuve experiencias grandiosas con estas mujeres que aceptaban el sexo sin contratiempos, ellas no podían creer que yo quería acostarme con ellas. Cuando me probaban les costaba dejarme ya que normalmente a mi me gusta más hacer a que me hagan.
Con Lidia teníamos un relación de hacia meses y la verdad que había sido fantástico, lo que viví con ella fue una de las mejores experiencias sexuales de mi vida; aprendí mucho de lo que se en temas de sexo y de verdad me abrió un mundo total y esplendido. Cuando la conocí era un hombre de 45 años, con una vasta experiencia en el tema, pero el sexo como lo viví con ella no creo que lo vuelva a vivir nuevamente, era sin duda alguna una mujer en busca del placer total y sin restricciones y uno era solo un instrumento que ella usaba para su gozo y no me importaba en lo más mínimo. Ella tenia algo que era extraordinario, le gustaba dar placer también, era muy preocupada con uno y siempre dispuesta a realizar todas las fantasías que uno quisiese y de un humor y una alegría de vivir que reconfortaba.
Lidia tenía 58 años cuando la conocí, era inteligente, independiente, con ideas interesantes sobre la sociedad y la vida, vivía una vida económicamente tranquila al parecer, nunca hablamos del tema pero se notaba que no tenía preocupaciones, eso le daba una placidez única para disfrutar. Contaba con casa propia y como ella mismo me lo decía, no podía pedirle más a la vida. Un día me comento que le hubiera gustado haber tenido hijos pero no podía y nunca pensó en adoptar. Tenía una cara simpática un poco redonda, con ojos cafés con pestañas grandes de cejas muy tupidas, boca grande de labios voluptuosos que gustaba pintar de rojo fuerte cuando tenia sexo, dientes perfectos, pómulos gorditos y una nariz normal; el conjunto de su rostro como un todo era agradable, poseía un cutis perfecto terso como la seda, muy blanco y eso se traspasaba a todo su cuerpo. No tenía ninguna cicatriz ni nada parecido, era perfecta en ese sentido y miren que la recorrí entera.
Usaba una melena corta de color castaño claro al estilo de los años 30, con cuerpo con forma de guitarra, de cintura ceñida y gran trasero, sus senos al verla vestida parecían normales, pero cuando salían del sostén eran increíblemente voluminosos y caídos, tenían una aureola grande muy oscura que le cubrían casi todo el seno, pezones grandes, negros y salientes cuando se le paraban, sobresaliendo unos buenos centímetros, con poros chiquititos en la aureola que los hacían un deleite. Los senos eran caídos por la edad y colgaban casi hasta medio abdomen, pero la verdad que se le veían muy bien de esa manera, sobre todo cuando estaba excitada con esos pezones que no eran normales. Un día se lo comente y me dijo que siempre los había tenido así y que cuando se masturbaba se los chupaba y muchas veces lograba el orgasmo solo con eso.
Sus caderas eran amplias, grandes y gruesas, como un almohadón muy suave al tacto, tenía un abdomen terso y suave un poco abundante, delicioso para besarlo, no le quitaban forma en lo más mínimo. Su trasero era grande lo que dicen en centro américa, un mega culo, era lo que más me gustaba de ella, suelto, caído, lo que llame en ese entonces un gran flan de vainilla, de esos de raya grande y mucha celulitis. Sus piernas eran de muslos anchos, gruesos y sueltos, de una flacidez encantadora al interior de ellos, de pantorrillas redondas gorditas que daba gusto mordisqueárselas. Sus pies eran una obra de arte, pocas veces los vi tan proporcionados y bonitos, de dedos perfectos muy proporcionados, blancos como la leche, lindos de ver con sus uñas pintadas de rojo, con ellos entendí el porque algunos hombres están locos por los pies femeninos, eran realmente magníficos y tengo que reconocer que aunque no caí en desesperación por ellos, se los bese mucho y les pase la lengua y descubrí sin querer, que ella al pasarlos por mis testículos mientras la penetraba era un placer encantador.
Su vagina era peludita en la justa medida, con pelitos muy negros que contrastaban con su cutis blanco y terso, tenia labios vaginales gruesos con dobleces hacia los lados que podías succionar de a uno de un color rosado suave. Su vagina era apretadita como pocas veces tuve oportunidad de penetrar, adentro de ella era de un color rosado intenso, con un clítoris que sobresalía cuando se excitaba. Su ano para era muy especial y creo que nunca voy a encontrar uno como el de Lidia, ella le daba un trato especial en todo sentido, tenia una seria preocupación por llevarlo siempre muy limpio, era rosadito, con pelitos negros alrededor, siempre olía muy bien y lo digo con profundo conocimiento de causa, su gusto era inocuo y nunca sentí nada desagradable al pasarle la lengua si no todo lo contrario, su sabor era magnifico. Tenia una aureola anal muy especial, en todo el contorno de la entrada, era chiquitito y a decir verdad era increíble ver como se le expandía al recibir mi pene; ella había ideado una técnica que era una locura, cuando uno estaba adentro de su ano, apretaba sus músculos esfínter y literalmente te apretaba el pene dentro del ano, era una sensación fabulosa sentir el apriete y luego llenarla de semen, nunca he sentido nada igual.
Con su metro 65 centímetros, sus 100 kilos, era una mujer de todo mi gusto, no me cansaba de verla desnuda y en todas las poses posibles. Tuve la suerte de disfrutarla y de conocer sus más exquisitos rincones corporales. Recuerdo que no me cansaba de verla desnuda, era tanto la excitación que por ella sentía, que no dudaba en masturbarme mientras ella hacia sus labores domesticas cuando estaba con ella. El recuerdo de verla a ella planchando desnuda con su gran trasero caído y moviéndolo para mí es algo inolvidable. Era muy coqueta y siempre se vestía especialmente para la ocasión con atuendos eróticos increíbles, a pesar de que era gorda y siempre las mujeres son vergonzosas ella no tenia vergüenza de su cuerpo y no dudaba en mostrarse y se ponía unos negligés de colores rosados, verdes y negros, con los senos al descubiertos y huecos que mostraban sus partes intimas que me dejaban loco solo de verla.
Conocí a Lidia en una reunión de derechos civiles, era muy apasionada en sus posiciones políticas y de verdad me gustaba como ella había hablado en la reunión. Yo desde siempre había desarrollado un gusto por las mujeres maduras desde muy joven como ya les comente, lo que si había cambiado era que con los años me fueron gustando cada día más gordas en lo posible con grandes traseros y si tenían celulitis mejor, eran mi obsesión diaria y lo asumí como tal. Tanto es así que un día en la calle caminando me tope con una mujer con un piernas gruesas y un trasero enorme, se le veía muy fofo en una apretada falda de ejecutiva negra, era un sueño para mi, vi que ella debía de tener unos 65 años incluso más. La seguí un buen rato por un par de cuadras para verla caminar, no llevaba medias, hasta que me decidí a inventar un pretexto para acercarme a ella y le pregunte por una calle que dije no conocer. Cuento corto, terminamos en un hotel. Ella no podía creer que yo me quisiera acostar con ella, al principio pensó que era una cámara escondida o algo así, cuando se dio cuenta que era verdad sin dudarlo acepto mi proposición de inmediato y se hizo el tiempo, solo me pidió que nos besáramos, así lo hicimos y al terminar me dijo que no había problema. En el cuarto de hotel le pedí que se desnudara y al ver su enorme trasero de carnes pesadas, de raya grande y con caderas que puedes poner un vaso de agua lleno y no se cae fue una experiencia, nunca había visto tanta celulitis junta en mi vida, me entretuve como loco con ella toda esa tarde, se lo acaricie, chupe, succione, por horas, le hice un buen oral, la masturbe y la hice acabar 5 veces de esa manera; luego me masturbe en ese enorme trasero pasándole el pene por el eyaculando en sus carnes dos veces. Para terminar le dije que se sentara en mi cara y le bese su vagina de esa forma mientras ella me masturbaba. Luego ella me comento que nunca se habría imaginado que a alguien le pudiera gustar tanto su trasero, a lo que conteste, que estaba equivocada que hay hombres que darían mucho por disfrutarlo. Nunca más la vi y mal recuerdo su nombre, pero ese trasero nunca lo olvidare.
Pero volviendo a Lidia, la tarde en que la conocí Iba vestida muy sencilla, con pantalones negros que le apretaban mucho sus nalgas mostrando todas sus curvas, llevaba una camisa de hombre blanca por afuera, con sencillas zapatillas de tenis; me encanto como se veía, lo natural y sexy que estaba, el escote daba muestras que eran lindos, al acercarme sentí su perfume que me encanto y mis antenas se crisparon y tuve una erección. A la salida de la reunión no dude y le metí conversación, me encontré con una mujer simpática, accesible, conversamos largamente sobre ecología y viajes, no se como entramos en el tema sexual, pero hablamos como si nos conociéramos desde siempre, tuvimos una coincidencia que al parecer a ella le gusto mucho, �que en la cama no hay edad� �que el sexo es para disfrutarlo, sin amarras solo como placer sexual animal�.
Me invito a su casa, la lleve en el auto. En el auto tengo que reconocer que ya tenía una erección de aquellas que son tan brutales por la necesidad donde te escurre semen sin querer y no lo puedes controlar. Lo que más me gusto de ella es que fue directa, en menos de una hora luego de una seria conversación de derechos civiles que solo hacía presagiar lo que vendría, en su sala de estar en una casa muy bonita, estaba sin más ni menos Lidia de rodillas chupándome el pene como loca, mirándome hacia arriba para ver si me gustaba, sin dudarlo se metió mis testículos en su boca de a uno y me lengüeteaba el pene de arriba abajo con una técnica sorprendente; la verdad que no estaba preparado para eso, hacia unas semanas que no tenia sexo y no me prepare mentalmente para el acontecimiento que llego tan de repente. No supe como y cuando ya que todo fue tan rápido, tan natural que cuando la vi succionándome ya estaba a punto de eyacular, tuve que hacer un esfuerzo supremo para contenerme y no eyacular al instante en su boca, pero estaba tan excitado al sentir su lengua lamiéndome el glande y los testículos de esa forma tan maravillosa y experta, que por más que trate y me esforcé no pude aguantar mucho más, para intentar olvidar por un momento le saque la boca del pene y la bese, sentí el calor de su boca y mi propio gusto en ella, eso me excito aun más, ella me metió la lengua hasta la garganta y se la succione, luego ella bajo de nuevo y se lo metió entero en la boca y no aguante más, cometiendo una tremenda indiscreción para una primera cita; sin avisarle previamente eyacule en su boca, fue una falta de deferencia, pero que podía hacer y como siempre pasa cuando uno lleva algunos días sin tener sexo, salió mucho semen, parecía una fuente que no acababa nunca, me sentí tan mal que me quede esperando una mala manera, pero no paso nada, se trago todo el semen y la verdad que creo que lo disfruto, cuando mire hacia abajo ella también me miro y vi que en su cara había satisfacción y un dejo de degeneración como que ella estaba en otro mundo cuando se paso el antebrazo limpiándose el semen que le escurría de la boca, sentí en ese momento que estaba poseída, que era otra persona. Cuando termine de eyacular del todo, me lamio el pene con una prestancia increíble y mucha delicadeza hasta dejarlo limpiecito, lo único que me dijo y no es chiste, es bonito tu pene y me lo beso con un gesto de satisfacción. Intente decirle algo pero con el dedo índice en su boca me hizo el gesto para que no hablara.
Se desnudo al instante con mucha gracia, me mostro su cuerpo de una manera muy sexy y lo encontré precioso y se lo hice saber. Quedo en sostenes y calzones negros, llevaba medias negras de ligas hasta las rodillas, como era blanca a más no poder el contraste era hermoso, saco los dos senos del sostén con mucha delicadeza, se acerco con gracia y me puso uno con el cariño de una madre con su hijo, se chupo un pezón y me lo llevo a la boca cuando lo vi quede sorprendido como sobre salía varios centímetros y me dijo muy tiernamente, toma tu lechecita cariño acércate tu boquita, primero los lengüetee y después mame como un niño mientras ella me acariciaba el pene, fue increíble su forma de hacerlo con ese gesto tan maternal y sexual a la vez, mi pene crecía de nuevo con sus caricias, le seguí el juego, y le dije, si mami quiero mi lechecita. Luego de mamar por un buen tiempo, se los lamí delicadamente, luego se los chupe nuevamente por un buen rato, ya que a ella le daba mucho placer y gemía rico, lo hice de a uno con tranquilidad y no aguante la tentación de hacerme con sus senos una paja rusa, por mientras le acariciaba su trasero con las dos manos y se sentía maravilloso rozar sus carnes, mi pene ya estaba enorme. Al sentir ese enorme trasero solo acariciándolo me dejaba loco, sus caderas eran una almohada y tan suaves��, luego más empoderado la dije que se diera vuelta y le recorrí la raya del trasero de arriba a bajo con la lengua, sentí su olor a trasero transpirado excitado por sus humores lo que me excito mucho, le hurgueteé la vagina y el ano metiéndole el dedo medio y le encanto, si me dijo que rico, dale, dale, le tenia dos dedos en el ano y bien adentro, los saque y ella se los llevo a su boca y los chupo, yo estaba tan excitado que los lleve a mi boca también. En eso estuvimos un buen rato, yo con esos increíbles pezones en mi boca, mis dedos en ese ano que a veces se pasaban a la vagina. Estuvimos en eso varios minutos y de vez en cuando ella me chupaba el dedo gordo de la mano haciendo como si fuera mi pene y luego me lo metía en la boca también.
Luego de un buen rato me saco las pantalones, el calzoncillo, la camisa, los calcetines y me dijo que me levantara, quería verme desnudo, a esa altura tenia de nuevo una tremenda erección y me dijo que grande es, lo tomo como quien toma un racket de tenis y me lo apretó suavemente; los dos nos pusimos de frente mirándonos a los ojos fijamente y le metí los dedos en la vagina y nos masturbamos mutuamente, me dio un beso tremendo muy mojado, su lengua entro hasta mi garganta, yo la deje y se la succione por largos minutos, luego ella hizo lo mismo con la mía; al rato me abrió de piernas y me mando a que subiera mis piernas y cruzara mis manos por ella, quedo mi ano expuesto y a su disposición, me dijo, te voy a lamer el ano te complica, no le respondí hazlo, su lengua primero lamio todo el contorno del ano, la paso por arriba del ojetillo, luego sin decirme nada con su dedo índice me abrió un poco el ano y su lengua se metió en el, por un largo rato estuvo su lengua adentro dando vueltas en círculos, era una sensación única y totalmente nueva para mi en ese entonces, de paso con una de sus manos me acariciaba los testículos y me los apretaba en su justa medida, estaba a esa altura totalmente fuera de mi, entregado a esta mujer que de la nada recorría mis genitales y mis orificios. Fue delicioso sentir su lengua en mi ano que les puedo decir y esa era la primera vez. Esta ves no estaba ansioso ni nada, acababa de eyacular hacia unos minutos así que tenia mucho aguante, sabia que no iba a eyacular pronto y que podría dominarlo si venia, pero era tanto la excitación y la locura del momento, que igual escurría algo de semen por mi pene y ella lo detectaba y me lo limpiaba con sus dedos y su lengua. Sentí una excitación tan grande con lo que me hacia, que cada ves sentía que mi pene era más y más grande, me dolía el glande como si fuera a estallar, pero sin la urgencia de que vas a eyacular en cualquier momento, era una bola de fuego a punto de estallar muy agradable de sentir. Sin yo saber como, comenzó a chuparme el solo el glande, cuando mire para abajo, vi su pelo todo revuelto con una cara de desquiciada y algo de semen en la comisura de sus labios, que me excito aun más, tenia los ojos en blanco y estaba como en otra dimensión, loca y completamente ninfomaníaca casi desquiciada, le tome la cabeza y se la subía y se la bajaba con mi pene en su boca masturbándome con ella, llegue hasta el fondo de su garganta con mi pene y sentí sus dientes en la base de mi pene, cuando sentí que podía estallar en cualquier momento me levante rápidamente. Lidia estaba en otro umbral y no se dio cuenta, se podía decir como dije antes, estaba desquiciada por el placer y el sexo desenfrenado, le toque la vagina y la tenia mojada y caliente por la fricción, diría que casi aceitosa, la senté en el sillón y no lo dude, la abrí de piernas y le hice un oral en toda su intimidad más profunda, todo lo que me hizo ella hasta hace pocos minutos atrás, se lo hice yo. Le lamí la vagina y no me importo que estuviese mojada, me gusto sentir su sabor en mi boca, olerla en lo más profundo, mi lengua subía y bajaba por su vagina de arriba abajo, sin querer queriendo encontré su clítoris, ella gimió como loca cuando lo puse en mi boca y me dijo, chupa. Se lo chupe un buen rato, se contorneaba de placer y sus piernas cruzadas en mi espalda, me tomaba del pelo y me lo tironeaba de lo loca que estaba al sentir tanto placer, tanto fue que aplasto mi cara contra su vagina, en ese punto ya gritaba y respiraba intermitentemente y yo aun más me excitado, luego le bese el ano como nunca lo había hecho antes a una mujer, en la desesperación se lo escupí y se lo succione, sentí su sabor anal, era acido, de su interior emanaba un olor extraño pero no desagradable, en ese punto ya nada importaba todo daba igual, estábamos los dos completamente desquiciados, Lidia me grito entre espasmos de placer y decía improperios sucios por la excitación, me voy me voy decía y me apretaba con las piernas en mis hombros, yo ya no podía penetrarla y no quería parar y seguía lamiéndola entera, cuando sentí que Lidia se contorneaba y gritaba cada vez más fuerte, apreté más fuerte mi boca contra su vagina y nuevamente encontré su clítoris y lo volví a succionar, ella comenzó a contornearse aun más y más, ya me costaba tenerla en mi boca, de pronto tomo mi cabeza y la apretó contra su vagina y sentí como se iba, grito suave y luego rápido, me salto una humedad tibia en la cara con un olor fuerte y luego un contorneo espasmódico con grititos agudos, tuve que tomarla con fuerza para tenerla en mi cara, supe que esta empezando a terminar, yo en ese intertanto no había parado de masturbarme para irme con ella mientras le hacia el oral y eyacule finalmente, al empezar a salir mi semen lo puse en su vagina y lo golpee en el clítoris que estaba salido hacia afuera, mi semen se escurrió por la vagina y luego por el ano la abrace con mi cara en su vientre��.y lo puse en mi boca a pesar de todo.
Me retire ese día con la promesa que la llamaría. Como era lógico volví a visitarla al otro día. No tuvo problema en recibirme, fue muy cordial en el trato, pero me dijo y la cito textual, �si me quieres seguir visitándome tendrás que darme el placer en equivalente a lo que te he dado ayer�. Reconozco que soy una mujer vieja y gorda, pero ese es el trato, esto para mi es sexo puro, no pido más, no quiero ataduras ni sentimientos locos, quiero desenfreno sin reticencias, sin fronteras, sin asco, es lo que me gusta y lo que busco, si estas dispuesto bienvenido hasta que dure.
Que le iba a responder, la mire y le dije que ella era de todo mi gusto. Yo ya no era un jovencito tampoco. En esa conversación fui claro, le dije que me gustaba mucho, que para mí su cuerpo era una maravilla y su manera de ver la relación, amaba las mujeres gordas como elle y que me sentía afortunado de haberla conocido y recibir tal propuesta.
La bese para sellar el trato y recibí un beso maravilloso, su lengua entro hasta mi garganta y ambos nos succionamos la lengua, para demostrarnos que el pacto estaba sellado. Sin duda era una especialista, le dije que me encantaba ella y le repetí, que en el sexo no hay edad, que lo que ella me había hecho en mi ano había sido lo más loco, sucio y excitante que me habían hecho en mi vida. Desde ese día fue una locura total, a diario teníamos sexo desenfrenado y loco, ella vivía para ello y yo desde ese día pase a tener el mismo objetivo.
Ese día recuerdo muy bien que estuvimos horas besándonos, succionándonos, ella me recorría y yo la recorría a ella lamiéndonos. Su cuerpo me excitaba tanto que podía eyacular y volvía a tener ganas de nuevo, pasábamos horas en eso. Me hizo un adicto al beso negro, el anal y se lo pedía siempre y se lo daba a ella también. Recuerdo que en una ocasión ella con su lengua en mi ano, hizo que eyaculara y fue un orgasmo muy intenso y diferente. Ella me masajeaba el cuerpo de una forma increíble, ano, testículos y la base del pene, según ella era para que me revitalizara y me diera potencia. El cuerpo de Lidia era para mí un sueño, de todo mi gusto, era un sueño hecho realidad. Cuando mirábamos TV le pedía que se pusiera en la cama con el trasero en poses y lo acaricia, me pasaba largos minutos hurgueteándole el ano, lo besaba, lo ponía mi cara o simplemente cuando ella miraba TV se lo besaba o lo ponía de almohada.
Acordamos que tendríamos días de ella y míos, en que cada uno le podía pedir al otro lo que quisiese sin remilgos, no importase lo que fuese y sin asco. Me sorprendí que desde ese día estuviera en una relación en donde vivía pensando todo el día en las diferentes poses sexuales que pudiéramos hacer. Recuerdos tardes de domingos muy tranquilos, luego de suculentos almuerzos en donde comíamos desnudos, tener sexo por horas y horas sin parar hasta el atardecer. Lidia era muy limpia, sus partes íntimas siempre estaban cuidadosamente lavadas y con un olor fresco al comenzar, aunque luego en el sexo sus olores de mujer salían y me gustaban mucho, lo que hacia muy agradable besarle sus intimidades. A ella le gustaba mi olor corporal y me decía la noche que no me bañara porque quería mi olor en su nariz y mi sabor en su boca. Ella sentía mucho placer por mis orificios y olores, no dudaba en entrar en mis intimidades sin pudor, su lengua nunca dudo y me recorría entero, como sabia que me gustaba el beso negro, solía hacérmelo y me masturbaba al mismo tiempo, lo que puedo decir que eyacular de esa manera es más intenso y mucho mas rico y botaba mucho más semen de ese modo.
Una tarde de sábado de mucho calor cuando yacíamos desnudos en la cama y ella me masturbaba delicadamente en la cama mientras veíamos una película, se levanto de repente y me dijo que se le había ocurrido algo que no había hecho aun. Con cierta vergüenza me llevo al baño, entro en la tina y me dijo que la orinara. Al principio lo encontré loco y sucio y le dije que no, pero ella insistió para que lo hiciera y empezó a lamerme el pene, lo lamio como una gata y me rogo que lo hiciera, ante su insistencia me obligue a que me vinieran las ganas de orinar, no podía decirle que no, cuando sentí las ganas le avise y se preparo, la orine entera, en la cara, senos, piernas, trasero mientras se masturbaba, cuando estaba terminando me pidió que se lo metiera en la boca y recibió el chorro final de mi orín. Luego así como estaba me pidió que la penetrara por el ano y la llene de mi semen.
Muchas veces cuando nos masturbábamos, me pedía que le tirara el semen en las tetas, otras veces en el trasero, piernas, me decía que le encantaba sentir su tibieza, que era bueno para la piel y que le gustaba también sentir semen en su boca. Siempre después de hacerme un oral o un anal, me besaba y yo la aceptaba sin asco. Una vez estaba en el baño haciendo mi necesidad larga y entro intempestivamente y me limpio el trasero como si fuera un niño, así era Lidia.
A ella le encantaba que la besara todo el cuerpo y no le dejaba ningún milímetro de su cuerpo sin besarla y lamerla, incluso en las mismas axilas. Le encantaba que jugara con su trasero, que le metiera dedos en el ano y en la vagina al mismo tiempo, lo que llamaba el candado, lo hacia hasta que lograba el orgasmo desenfrenadamente y eso demoraba un poco, no era tan fácil. Es la única mujer que he conocido hasta hoy que al lograr el orgasmo tiraba líquido vaginal, el conocido semen femenino. Para mi no era más que una leyenda hasta conocerla, pero muchas veces al estar haciéndole un oral y lograr el orgasmo, lo recibí en mi cara, era un liquido viscoso incoloro y sin gusto, muy tibio, era agradable, me imagino que por ello se tragaba mi semen sin problema, debe ser lo mismo. A mi me encantaba recibirlo, no tenia gusto ni mal olor, la vagina se le ponía tan caliente que más me excitaba y se la lengüeteaba con más ahínco.
Me gustaba mucho eyacular al interior de su trasero y ver como luego cuando me separaba de ella, ver como escurría el semen hacia a fuera del ano y yo se lo esparramaba por las nalgas a su pedido. También me gustaba ver como recibía mi semen en su cara, muchas veces le pedía que no se lo tragara, que lo retuviera en la boca y que luego lo botara por las comisuras boca y cayera en sus senos era formidable verla chorreada de semen. Sus senos con pezones grandes y salidos era toda una experiencia ponerlos en la boca, pasaba largos minutos penetrándola con ella sentada con mi pene adentro y yo al mismo tiempo succionándolos. No había cosa mejor que eso en ciertos momentos y cuando decía palabras sucias era aun mejor. Ella me enseño a estar adentro de ella y durar largos ratos incluso hasta casi una hora así y en esas ocasiones sus pezones eran un gran divertimiento.
Nos acostábamos en la cama cruzados y nos masturbábamos el uno al otro mirándonos hacerlo era muy excitante, ella toda abierta y yo hurgueteándola, le ubica el clítoris y se lo apretaba con mis dedos, casi se moría de lujuria y ella con mi pene erecto en su mano, llegábamos al éxtasis casi al mismo tiempo y como no nos aguantábamos, mi semen saltaba lejos y casi siempre llegaba a su abdomen. Me encantaba oler su vagina mojada y pasarle la lengua para luego penetrarla por el ano y eyacular en el; era extremo sentir como se inflamaba mi pene a dentro de su ano y ella con sus musculo esfínter me lo apretaba hasta que me iba.
Los 69 eran maravillosos y eternos, en una ocasión estuvimos casi una hora y media chupándonos y succionándonos, el orgasmo que sentía al acabar de esa manera era grandioso. Los juegos que inventábamos eran increíbles. El del masajista era una experiencia, ella se extendida en la mesa del comedor y la masajeaba entera pero en un juego de roles de verdad, pero siempre terminaba haciéndole el candado. Tener su trasero extendido era una visión increíble, siempre terminaba besándoselo. Otros llegaba a la casa sin previos aviso y ella me servía como en un restaurant. Me servía con una falda y una polera corta desnuda debajo. Me preguntaba que más se me ofrecía y yo le decía que quería su trasero, se levantaba la falda y me lo mostraba abriéndoselo con las manos exponiendo su ano. Ella me preguntaba si me gustaba, yo asentía, se ponía en posición y se lo besaba. Luego la penetraba por el ano y terminábamos en su vagina. Muchas veces le pedía que me espera con un Babi Doll verde esmeralda trasparente que tenia, muy chico con orificios que dejaban sus pezones salidos y con calzones con sendas aberturas por adelante y atrás, la mandaba a que caminara por la sala y me quedaba mirándola por largo tiempo, como su enorme trasero celulítico moviéndose al caminar, se le veía encantador, ella al pasar cerca mío se abría la vagina para mostrármela, luego se allegaba a mi cara con su trasero y se abría las nalgas mostrándome su ano, yo simplemente me masturbaba mirándola, cuando estaba a punto de eyacular ella se acercaba y se metía el pene en su boca aguantando el semen en su boca.
Una tarde noche, cuando se paseaba con su babi Doll y yo disfrutaba mirándola, ella se acerco y me dijo, a ver ábrete de piernas y me empezó a acariciarme los testículos, yo estaba con una erección de aquellas, pero sin tocarme el pene solo acariciándome los testículos y la base del pene, luego se metió de a uno los testículos en su boca y luego siguió acariciándome los testículos muy suavemente, su mano era fantástica para acariciar, cerré los ojos y me deje llevar por el placer, ella sabia lo que hacía, continuo y continuo pero sin tocarme el pene solo su base y los testículos, en un momento la tensión aumento y sentí como de a poco me llegaba el orgasmo pero no llegaba se demoraba y demoraba, de repente la sensación aumento y llego a un punto indescriptible que lo podías dominar y disfrutar hasta que la sensación fue tan fuerte, que de pronto no aguante más y comencé a estallar de a poco no rápido sentía como me subía, el glande lo sentía hinchado y la erección era enorme, hasta que de pronto llego el gran momento culmine. Eyacule como nunca lo había hecho, era una verdadera fuente, mi semen salió disparado a gran distancia y no paraba de salir, con un orgasmo largo y furibundo, sin duda lo mejor que sentí en mi vida. Cuando termine de eyacular estaba extenuado, Lidia con cariño se lo metió en su boca y lo lengüeteo como siempre para limpiármelo.
Lidia también era una mujer que tenía una pensión de viudez que le permitía vivir cómodamente. Me explico que su marido con el cual había vivido 25 años no era muy activo sexualmente y que ella ante ese problema habíase masturbado mucho. Nunca lo había traicionado, pero gracias a los implementos sexuales lo había superado y fantaseaba mucho con los hombres. Tenía todo tipo de cosas y se masturbaba regularmente y su marido como no podía al ser impotente, solía meterle consoladores por la vagina y el ano para su satisfacción y de ahí que su imaginación era enorme y tenía todo tipo de consoladores. Verla en acción con sus juguetes me prendía mucho y solía pedirle que lo hiciera para verla y era un deleite. El instrumento que más me llamo la atención y me dio una demostración practica era uno a pilas, se lo ponía justo en el clítoris y en el ano de ahí el famoso candado, por medio de un control remoto lo activaba y como gozaba. Conté tres orgasmos en la media hora que lo uso, seguidos.
Cuando murió su marido decidió recuperar el tiempo perdido y como no tenia hijos y aunque era mayor, descubrió que de igual manera los hombres estaban dispuestos a tenerla, no todos, pero habían los que estaban dispuestos. Ella disfrutaba mucho del sexo y de la comida. Los domingos para mi eran clásicos almorzar con ella y era un agrado saber que ese día que están aburrido normalmente, me juntaba con ella comíamos y teníamos sexo. La comida era abundante y muy buena. Era una delicia verla cocinar desnuda solo con un delantal con el gran trasero a la vista y me encantaba verla planchar su ropa solo con un delantal y con ese enorme trasero a la vista. Muchas veces no me resistía y mientras ella pelaba papas, yo la punteaba por detrás o le besaba el trasero. Una vez le pase el pene por el trasero mientras cocinaba y tanta fue mi excitación de verla así, que eyacule solo raspando el pene en su trasero, cuando termine ella como si nada.
Una ves en los juego de roles que tanto le gustaban, ella me pidió que me pusiera pañales y que me comportara como un bebe. Literalmente me mudo como un bebe, me paso por el trasero cremita y adstringente y se dedico un buen tiempo a mi ano, me lo lamio y me lo beso por largo rato y luego me masturbo, fue increíble.
Muchas veces solo nos abrazábamos y nos sobajeábamos un buen rato todos transpirados, a ella le gustaba mucho que le raspara el pene por el clítoris que esta en la parte de arriba de la vagina sin penetrarla, ella acababa de esa manera y yo eyaculaba luego en su abdomen. Una noche por ese sistema ella alcanzo varios orgasmos seguidos y luego me hacia un sexo oral maravilloso para compensar. Muchas veces le decía que se acostara desnuda en la cama con su trasero expuesto y jugaba con el por un rato largo. Era increíble verlo en toda su amplitud y de ahí viene lo del flan de vainilla, era tan blanco, suave, con sus hoyitos por la celulitis que eso se me asemejaba para mí a un gran flan de vainilla. Disfrutaba besándolo, acariciándolo, lengüeteándolo y solía terminar restregando el pene en el. A ella le gustaba sentir lo tibio del semen en su trasero y luego se lo pasaba como una crema en su entre pierna. Muchas veces mi semen al caer en su cara lo pasaba en ella y me decía que era pura vitamina. Sus piernas de muslos gordos eran formidables si te gustan estas mujeres. Cuando le hacia oral, me encantaba besarles la parte interna y sentir su sabor al succionárselos, eran grandiosos. Su espalda era muy suave y perfecta, cuando veíamos televisión solía acariciársela todo el rato, luego hacíamos un 69 desenfrenado.
En fin tengo de ella los más hermosos recuerdos de una intimidad sexual como nunca había tenido hasta ese entonces con ninguna otra mujer y dudo que vaya a tener algún día con otra esas experiencias. Ella represento para mí una gran mujer y le tengo un cariño muy grande, por que ella me lleno un espacio importante en una época de mi vida en la que estaba muy solo y necesitado. Tengo varias fotografías de ella en innumerables poses, cuando la extraño me masturbo con ella en mis pensamientos. Lo último que supe de Lidia es que se fue a casa de una hermana que enfermo, ella la cuida y vendió la casa. No tengo la menor duda que ya debe tener su hombre y debe de estar disfrutando. Lidia es una gran mujer y la hecho mucho de menos y cuando paso por lo que era su casa miles de recuerdos me llegan a la memoria.
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