Me llamo Andrés, y hoy os voy a contar una historia que me paso hace mucho tiempo, era el mes de marzo del año 2005, por aquel entonces, yo tenia 18 años, no era un «sex-symbol», pero tampoco estaba mal. metro ochenta de estatura, pesaba 75 kilos, pelo negro, ojos verdes, guapito, aunque no espectacular, vamos, un chico del montón como suele decirse. no debería haber tenido problemas para ligar por mi aspecto, pero era muy tímido, y por eso, nunca había tenido una relación.

Por entonces, llevaba un año conociendo a una chica por Internet. No viene al caso como nos conocimos, pero hay que decir, que ninguno de los dos, buscábamos esto, solo que coincidimos, nos conocimos, y nos dimos cuenta, de que estábamos hechos el uno para el otro. Habíamos estado mucho tiempo charlando, y haciendo planes, pero nunca nos habíamos visto en persona y los dos teníamos muchas ganas de vernos, de tocarnos, de sentirnos… de amarnos carnalmente.

Ella, se llamaba Maribel, era una chica de 17 años, bajita, 1, 55 metros de alto, una larga melena negra, ojos marrones, y una figura envidiable, tenia los pechos grandes, muy grandes, una cintura delgadita, y un culito muy bonito y muy bien puesto.

Cuando después de mucha espera, llego el día en que habíamos quedado para conocernos, yo estaba hecho un manojo de nervios. La quería, estaba enamorado de ella, pero también la deseaba, y quería hacer el amor con ella durante todo el día, y toda la noche, sin parar besar cada parte de su cuerpo, respirar el aroma de su piel… Y allí que me fui, habíamos quedado en una habitación de un hotel, yo tenia que llegar primero y esperarla dentro, y ella llegaría después.

Allí estaba yo, esperando en la habitación, con el pulso desbocado, el corazón lleno de emoción, y sobre todo, con la mayor erección que había tenido jamas, esperando, cuando llamaron a la puerta «es ella» me dije, y con las piernas temblorosas, me levante, me intente arreglar los pantalones para que no se notara el pene, y fui a abrir la puerta.

Al abrir, encontré a la chica mas hermosa que había visto nunca, era mucho mas guapa al natural que a través de la webcam, los ojos le brillaban de emoción, y en su cara, se dibujaba una sonrisa nerviosa… se abalanzó sobre mi, y me besó, fue un beso bastante «casto» sin lengua, pero resulto mucho mas excitante de lo que hubiera imaginado, sentir sus labios carnosos contra los mios, oler su perfume, sentir su cuerpo, pegado al mio, sus pechos, pegados a mi, se sentían firmes, había visto, que en su camiseta se marcaban sus pezones, y podía sentirlos también, a través de la ropa. Ella, se había fijado en el bulto de mis pantalones, y se apoyo en el, rozándolo con su cintura, moviéndose suavemente, y ahí, en esa situación, sin nada mas, hizo que me corriera la primera vez, soltando un leve gemido, intente que no lo notara, ya que me avergonzaba que me hubiera pasado tan pronto, pero ella lo noto, se separo un poco de mi, me miro con ternura, y volvió a besarme, y siguió rozándome, para que la hinchazón de mi miembro no decayera.

Sin terminar ese beso, en el que fuimos, poco a poco, juntando las lenguas, y jugando con ellas, cogí a Maribel por el culo «Dios, llevaba tiempo soñando con ese culo, y no me defraudo para nada, era firme, fácil de agarrar, suave al tacto…» y la fui llevando hasta la cama, donde la senté, y yo, quede con una rodilla a cada lado de sus piernas, inclinado sobre ella, besándola, cada vez inclinándome mas sobre ella, hasta que estuvo tumbada, y yo encima de ella, cada centímetro de mi, en contacto con su cuerpo, y de repente, ella, se revolvió, y consiguió con un ágil movimiento, dar la vuelta a la situación, y quedarse ella encima de mi, yo tumbado en la cama, y ella a horcajadas sobre mi, con su vagina, justo sobre mi pene, sintiendo cada uno el calor del otro… me quitó la camiseta, y empezó a besarme el pecho desnudo, fue bajando, bajando, bajando… ya estaba besándome, justo por encima de los pantalones, cuando empezó a desabrocharlos, suave, pero rápidamente, y siguió bajando, para besarme el pene, por encima de los boxers. Entonces, empezó a subir de nuevo, hasta llegar a la boca, y fue entonces, cuando me tocó a mi, con delicadeza,me la quite de encima, y arrodillados los dos sobre la cama, empecé a quitarle la camiseta, mientras le besaba el cuello, y fui bajando mis besos, sin ni siquiera separar mis labios de su piel, hasta llegar a sus pechos. Los pezones se le marcaban a través del sujetador, y pellizque uno entre mis labios, aspirando suavemente, y después, repetí con el otro, mientras mis manos, buscaban el cierre, y intentaban quitarle ese ultimo pedazo de tela que separaba mi boca de esos suaves y dulces pechos…(ella me ayudo a quitárselo, para evitar perder demasiado tiempo) y ahí me quedé, contemplando, sus pechos, firmes, suaves, y coronados por unos pezones grandes y rosaditos, que me volvieron loco desde ese mismo momento… y no pude evitar empezar a mordisquearlos, pasé, cinco minutos jugando con ellos entre mis dientes, solo separándome de ellos, de vez en cuando, para besarla rápidamente en la boca y volver a bajar hasta su pecho… pero sabia, que no podía parar ahí… ella, esperaba mas de mi, y continué bajando, besándole el vientre, entreteniendo me con el piercing de su ombligo un momentito, y bajando mas, poco a poco, le desabroché los vaqueros, se los quité del todo, y me fijé, en su ropa interior… llevaba un pequeño tanguita rojo, que estaba completamente empapado… me acerqué, primero, solo para olerlo, sus fluidos, tenían un aroma embriagador, y no pude resistirme a acercar mis labios, a besarla en su zona mas intima, y a probar el sabor que emanaba su cuerpo, fueron unos besitos cortos, pero a juzgar por sus gemidos, le resultaron tan excitantes a ella como a mi.

Después, volví a subir por su cuerpo, volviendo a besar cada centímetro de su piel, pero de forma deliverada, para que su deseo aumentara si aun era posible, pase por alto sus pezones, y subí, hasta llegar a su boca, y nos dimos, el beso mas largo y mas intenso de todos los que nos habíamos dado hasta entonces, con mi mano, rodeé su cintura, y poco a poco, me fui tumbando, arrastrándola a ella tras de mi, hasta que quedamos tumbados, ella sobre mi, con la única protección de mis boxers y su tanga, besándonos, ella, acariciando mi pecho, yo, con mi mano en su culo, disfrutando de el, jugueteando, con la goma del tanga, tirando poco a poco de ella hacia abajo, ayudandome de la otra mano, para bajárselo del todo, y dejarla completamente desnuda, con su sexo, sobre el mio, que aun estaba cubierto con los boxers, que se fueron empapando cada vez mas con sus flujos, mientras ella, jugaba con su vagina en mi pene, que se marcaba completamente a través de la ropa interior… no se como lo hizo, pero el caso, es que solo con ese rozamiento, cuando me quise dar cuenta, ya no había ropa que me tapara el pene, lo tenia completamente al aire, duro, a pesar de que ya se había descargado tres veces desde que ella había cruzado esa puerta, y en contacto con su vagina…

Me miró, la miré… nos miramos, nos besamos, y al mismo tiempo, asentimos, dando a entender al otro, que el momento, había llegado, ella, no era virgen, pero aun así, consideraba ese momento muy especial, porque seria nuestra primera vez como pareja, y estábamos seguros, de que seria la primera de muchas. Poco a poco, con suavidad y mientras la miraba con una mezcla de nervios, amor y ternura, la penetré, no costo nada, porque toda la humedad de ella, hizo que se deslizara todo dentro, hasta llegar a la base… y ella, fue moviéndose encima de mi, mientras yo, me movía al compás de ella. Ella gemía, yo gemía, ella gemía mas, y mas fuerte, y yo, también… fue breve, no duro mas de cinco minutos, ella moviendose sobre mi, yo moviéndome bajo ella, juntos, unidos por nuestro amor, ella, empezó a gemir mas y mas fuerte al alcanzar el orgasmo, y a inundar aun mas su cavidad con flujos, y unos segundos después, fue mi cuerpo el que colapso de placer, y en medio de un espasmo, eyaculé, y lo hice en el mejor lugar que podía imaginar, dentro de la mujer a quien amaba (ella, tomaba la píldora) y nos quedamos ahí los dos, jadeando, agotados por las sensaciones vividas, pero aun unidos por nuestros sexos.

Podíamos haber seguido, porque la excitación de nuestros cuerpos, no había decaído nada, pero decidimos de mutuo acuerdo, que seria mejor, dejarlo para mas adelante. Ya habíamos hecho el amor, y ahora, nos quedamos tumbados, mirándonos, nuestros cuerpos desnudos abrazados, y nos quedamos así, diciéndonos cuanto nos queríamos el uno al otro, hasta que nos quedamos dormidos.