PARTE 2

Sus ojitos se entrecerraban nuevamente, concentrándose para disfrutar cada sensación que la embargaba. No sé como, creo que tal vez fueron los empujones que le estaba dando, pero ella se acercó un poco a mi rostro y pude alcanzar sus labios. Nos besamos nuevamente sin parar de movernos. Mi pene entraba y salía de Gina mientras los pezones de sus tetas se rozaban con mi pecho. Una deliciosa sensación invadió mi cuerpo al sentir su piel sobre mí y la erección de mi pene se puso aún mas firme. Gina lo notó porque dejó de besarme para decirme . . .-aaaahhhhgggg , . . aasssíííííííí . . toooddaaaa � .

-Métela toodddaaa- me gritó, mas que como súplica fue como una orden desesperada de que no se cumpliera. Mis testículos rebotaban entre sus nalgas subiendo y bajando en cada movimiento, en cada empujón hacia arriba que mi cadera hacía para penetrar esa vagina húmeda y caliente.

Ella se alzó un poco arqueando su delicada espalda. Quería sentir al máximo la penetración de mi pene atravesándola y entonces también gemí de placer una y otra vez. Mis manos se afianzaron lujuriosamente de sus pechos con deseo, con pasión, como para impedir que se fueran. Como si fuera un hermoso sueño y yo tuviera temor de que se desvaneciera en el aire. Los empujones que le propinaba la estremecían haciendo que su vagina se lubricara alrededor de mi caliente pene.

-Tómala toda- le dije. Bajé el ritmo de mi cadera y me quedé de nuevo rígido sobre la alfombra apretando la pelvis hacia arriba. Ella también dejó de dar esos ricos sentones y siguió montada sobre mí saboreando el enorme palo que la estaba penetrando. Y comenzó a moverse nuevamente sin soltarse de esa verga, frotándosela en todo su interior, meneándose a su gusto.

-Qué rica panocha tienes- le dije totalmente excitado. No sé si eso tal vez la excitó más pero puso sus manos sobre mi pecho nuevamente y yo presentí lo que venía. Me lo decía el calor de su vagina mojada. El ritmo de su meneo comenzó a acelerarse cada vez mas.

Y mas. . . y mas.

Ensartada sobre mi trozo de carne Gina se movía cada vez mas rápido, a su gusto, a su ritmo. Yo estaba tan caliente que comencé a darle nalgadas y eso la excitó de maravilla.

-Aaahhh- . . . aaahhh . . . aaahhh- gritaba en cada nalgada que yo le daba. Sé perfectamente que eso la excitaba locamente porque sentí su caliente panocha que se mojaba más. Mis duras manos se estrellaban en sus glúteos poniéndoselos rojos y arrancándole gritos de placer.

Gina me estaba cogiendo como una lujuriosa desenfrenada, creo que nada podía detenerla en ese momento, su cadera se movía erótica y desenfrenadamente sobre mi dura tranca cabalgándome apasionada. Mi pene sentía la caliente y mojada vagina de ella a punto de desbordarse. Gritos mezclados con gemidos brotaban de su pecho agitadamente estremeciéndose de un placer intenso. Sus uñas se encajaron en mi piel mientras se movía como queriendo arrancar mi pene con su vagina. Mi duro palo la estaba penetrando hasta la locura arrancándole apasionados gritos de placer.

-Aaaaahhhhggg- gemía Gina una y otra vez al sentir mi caliente trozo entre sus piernas. Mis manos tomaron sus pechos nuevamente amasándolos con pasión. La punta de mi pene se hinchó más de lo que ya estaba y ella la percibió gimiendo.

-Aaaahhhh- suspiró Gina al sentir mi dureza hasta el fondo de su ardiente concha mientras se movía con más frenesí al sentir la cabezota hinchada de mi pene hurgándole las entrañas. �Assssííí, dáme esa cosa duuuraaa- me gritó desesperada.

Mi verga respondió al llamado de su reina y sentí como si se hinchara más todavía. Yo estaba tan caliente sintiendo el apasionante desempeño de su vagina, que mis testículos estaban ya listos para derramar la leche que sentía acumulándose. Gina ensartada sobre mí no paraba de moverse como loca. Sus ojos se cerraron, su respiración se agitó aceleradamente aun más.

Mis testículos se hincharon y yo ya estaba a punto de explotar.

-¿Te gusta asi?- le dije mientras levantaba mi verga un poco hacia ella para que la sintiera mas profundamente.

-Qué ricaaaaaa- exclamó mientras su cadera se restregaba sin misericordia sobre mí, absorbiéndome el carnoso pene hasta los testículos. Su larga cabellera negra se sacudía sobre su espalda en cada meneo.

-Todaaa, . . . todaaa . . � gritaba Gina extasiada.

Ya no pude más, sentí un espasmo que subía desde mis testículos y avanzaba por mi pene sin poder contenerlo.

Un chorro de ardiente semen salió disparado con fuerza por la punta de mi verga mojando el interior de Gina.

-Ooooohhhhh- gemí agitadamente mientras una onda de placer me recorría.

-Aaasssiii . . . .aaasssiii . . .- gritó ella al sentir mi leche mientras su vagina se derramaba intensamente.

-Aaaaaaahhhhhhgggg- un gemido intenso se escuchó de su garganta. Era la señal que la vagina de Gina estaba esperando. Todos sus sentidos se exaltaron.

Cuando sintió mi caliente líquido derramarse en sus entrañas ella se quedó en éxtasis, y un río de pasión se desbordó dentro de ella hasta mojarme todo. Apretó sus labios gimiendo.

Gina se estaba viniendo intensamente como una presa desbordada, mojándome hasta escurrirse por mis huevos.

-Aaaahhhggg . . . aaaahhhhhgggg- gemía Gina desesperadamente una y otra vez cuando su panocha se vino a chorros en un tremendo orgasmo. Nunca había conocido antes a ninguna mujer que se viniera con tal intensidad. Y yo le correspondí de la misma forma. Mi caliente leche salía disparada una y otra vez llenando su excitada vagina. Inundándola de loca pasión. Uno tras otro calientes chorros de semen brotaban de mi verga mientras ella se derramaba sobre mí.

Al mismo tiempo el ruido de un estruendoso relámpago se mezcló con nuestros gemidos iluminando la habitación. Y pude ver su rostro mirando hacia arriba completamente extasiado, con un gesto de plenitud total. Una expresión que en una mujer solo puede ser producida por un intenso orgasmo como el que Gina estaba sintiendo en ese momento. La luz azulosa del relámpago delineaba su exquisita y arqueada figura en un momento de clímax inimaginable.

Ella se quedó quieta unos cuantos segundos, encajándome las uñas en el pecho, conteniendo la respiración, disfrutando cómo mi dura tranca se descargaba a chorros dentro de su ser. En ese momento su cuerpo era presa de espasmos de placer que la recorrían desde su vagina hasta la punta de su hermosa cabellera.

Una sensación de placer recorrió todo mi cuerpo al venirnos juntos. Aún podía sentir la hinchada cabeza de mi pene pulsando dentro de su vagina.

Creí que todo había sido consumado, pero lo mejor todavía estaba por venir. Fue entonces que ella tomó aire y empezó a contraer su vagina suavemente varias veces. Yo sentí las contracciones de su vagina apretando mi carne. La sensible cabeza de mi pene recibía sus dulces apretones enviándome indescriptibles sensaciones de placer. Era como si me succionara, como si su vagina me besara dulcemente. Mi pinga aún estaba dura y caliente. Sentí que mi cerebro hiba a explotar de gozo. Esa chica en realidad era especial. Mi reacción no se hizo esperar más y otro chorro de caliente semen salió disparado nuevamente mientras su panocha me excitaba apretándome la verga una y otra vez, contrayéndose a su antojo exprimiéndome hasta la última gota de mi leche. Ella seguía ensartada en la dureza de mi tronco, con sus hermosas caderas montada sobre mí.

-Aaahhh, . . qué ricooo- exclamó, mientras sentí un último apretoncito sobre el capuchón de mi falo.

Luego volvieron sus movimientos rítmicos, suaves ésta vez.

La lluvia afuera ya era mas ligera.

Dejé sus pechos y la tomé de la cintura jalándola suavemente hacia mí para besarla y ella me correspondió de la misma manera. Una de mis manos acarició su cabello bajando por su espalda mientras que con la otra volví a acariciar la suave piel de sus nalgas que sinceramente me encantaban. Aún su vagina totalmente mojada abrazaba mi pene y los movimientos suaves de sus caderas eran como un placentero masaje de agradecimiento por el orgasmo que acababa de estallar en ella. Pero realmente el agradecido era yo. Esa hembra me había cogido a su antojo, a su manera, exprimiéndome a placer cada gota de leche. Regalándome los momentos más maravillosos desde hacía muchísimo tiempo en mi vida.

-Gracias- le dije mirándola a los ojos, �eres una mujer maravillosa . . . en verdad gracias por estos hermosos momentos que me has dado- .

Ella me miró extrañada y algo sorprendida, tal vez porque no esperaba esa respuesta de mi parte. Sus ojos se humedecieron un poco como queriendo escapar una lágrima y me dio un beso.

-Tú también eres algo especial- dijo Gina mientras se despegaba de mí buscando su blusa en la oscuridad.

Se puso de pie para acomodarse su ropa mientras yo abrochaba mis pantalones. Desde el piso se veía su hermosa figura como un monumento a la belleza femenina.

-Eres muy hermosa Gina . . . yo realmente . . .- no me dejó terminar la frase.

-No digas nada- me dijo mientras tomaba su bolso �creo que ya es tarde y la lluvia ya está pasando-.

Comprendí que no quería hablar sobre lo que había ocurrido, y sinceramente también pensé que era lo mejor. Yo no quería arriesgar a decir algo que echara a perder ese mágico momento.

Me levanté del piso y ella ya estaba en la puerta con sus propias llaves lista para dejar cerrada la oficina. Salí apresurado antes de que ella cerrara y caminamos al estacionamiento.

-Hasta mañana- le dije �que pases una bonita noche-.

Ella me sonrió mientras se subía a su coche. �Toma- me dijo sonriente metiendo mano dentro de su bolsa �mañana hay mucho trabajo por hacer-. Y su mano se extendió hacia mí para darme unas llaves.

¡Eran mis llaves! Y aceleró su auto dejándome realmente sorprendido.

La nube cargada de lluvia ya había pasado. Se había ido dejando esa frescura relajante en el ambiente. Se había ido como ese momento maravilloso vivido hacía unos instantes y que me había dejado el dulce sabor de un instante mágico, que jamás olvidaría.

*(GRACIAS A LOS QUE VOTAN POR ESTOS RELATOS, MIENTRAS ME SIGAN LEYENDO . . SEGUIRE ESCRIBIENDO) No hay inspiracion mas profunda que el hecho de saber que una dama se excita al leer mis relatos… gracias)