la coloque sentada sobre el inodoro, le hice aun lado la tanguita y pude percibir su delicioso aroma a pis, mezclado con sus juguitos y su sudor natural del día, algo incomparable; mientras lamia su panochita introduje mis dedos estimulando mucho mas su delicia, al mismo tiempo que los sacaba y se los introducía a su boca observando que su nivel excitación aumentaba y lo podía verificar al comer esa conchita, los dos estábamos disfrutando de esa noche tan accidentada, le levante con fuerza sus piernitas dejando expuesto su anito, que desprendía una aroma único que me prendió mucho más, iniciando con unas embestidas de lengua a lo que ella se retorcía de placer pidiéndome a que ya la penetrara porque quería sentir mi verga dentro de ella; yo no hice caso a su petición y continúe con lo mío, masajeando con mi dedo índice su anito apretado y lubricándolo con mi saliva le inicie a introducir mi dedo; en lugar de decirme que parara ella solita tomo mi mano y se introdujo con mayor fuerza todo mi dedo índice; pude sentir su calor interno y su popis que puede ver cuando lo saque sucio, pero eso en lugar de darme asco me prendió como no tienen idea a lo que ya no aguante, dándole mi verga por ese estrecho anito que no cedía por lo pequeño y ajustado que estaba, aunque tenía saliva mía con sus juguitos que le escurrían eran una mezcla perfecto para ser penetrado, haciendo un gemido de placer, dolor y satisfacción sintió mi penetración; abrazándome con fuerza y mordiéndome con un beso super cachondo que pude probar mi propia sangre; que en su momento no me dolió.

La reacomode sobre la tapa del inodoro y entre los dos disfrutamos el entrar y salir de mi verga llena de su popis, mezclada con fluidos y un poco de sangre debido a penetración; una escena que tanto a ella como a mí nos excito al mil por ciento y haciéndome venir dentro de su riquísimo culo y la misma Ximena expresándomelo que sentía el palpitar de mi verga cuando desprendía la leche dentro de ella, diciéndome que eso fue lo que la hizo también a ella llegar al clímax, nos mantuvimos por unos instantes pegado disfrutando el uno del otro sin ningún remordimiento.

Fue un momento que tanto ella como yo no queríamos que terminara; recuperamos el aliento y con papel me ayudo a limpiar mi verga de su popis, preguntándome que sino me había dado asco, a lo que respondí que no, en realidad me encanto mucho además de excitarme como loco a lo que le dije que eso lo teníamos que repetir y ella con una sonrisa picarona me dijo que sí.

Para no levantar sospecha con Karlita que estaba en su habitación dormida utilizamos un baldecillo con agua para asearnos nuestras partes y cada quien regreso a su lugar de reposo que en mi caso era el diván de la sala.