Por

Anónimo

enero 10, 2010

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LA CUEVA DEL AMOR (Pt.1)

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Se sento encima de mi rodeandome con sus piernas. Al momento pudo notar atraves de la ropa mi miembro

completamente erecto y empezo a frotarse con el mientras me besaba y acariciaba mi pelo. La habia conocido

a mediodia mientras paseaba por la playa, la playa de la Renega en Oropesa, a orillas del Mar

Mediterraneo. Una cosa habia llevado a otra y entre risas y miradas de complicidad nos habiamos

acomodado en el recoveco que ofrecia una de las numerosas calas, una especie de cueva, para amarnos

lejos de miradas indiscretas; esta cueva era espaciosa, lo suficiente para estar de pie en ella sin

ningun problema, y de unos tres metros de profundidad. Yo tambien podia notar el enorme calor que desprendia su sexo, aun atraves de la ropa.

Alli, con el calorcillo de aquella tarde de mayo, el hermoso sonido de las olas al llegar a la playa y aquella

chica amandome sin culpa y con sincera entrega, me converti en un hombre feliz, en el hombre mas feliz

del mundo, convencido de que un hombre y una mujer podian encontrarse en el amor y, sin culpa y sin

remordimiento, aunarse con el en un acto de felicidad, pasion y ternura.

Asi, seguros de que nadie podia vernos por nuestra situacion en la cala (estabamos en la arena, orientados

hacia el mar en la cuevecita que formaban las rocas del borde exterior de la cala), ella me saco la camiseta y

acto seguido me quito los pantalones y a la vez los slips, dejandome, pues hacia rato que me habia quitado

las sandalias, completamente desnudo sobre la toalla; y viendome alli tendido y con el miembro completamente

erecto, mi compan~era se regocijo, y sus manos comenzaron a acariciar mi vientre y el resto de mi cuerpo.

Al poco rato, habiendo ya reconocido todas las formas de mi fisico, fue ella la que se desnudo: se saco la

blusa, y vi sus hermosos pechos de oscuros pezones, que estaban duros y de punta; luego se saco los

pantalones junto con las bragas y los dejo con el resto de la ropa ( !ya habiamos hecho una pequen~a

montan~a entre mi ropa y la suya! ); se sento sobre sus talones a la altura de mi cadera a mi derecha, mientras

yo permanecia comodamente tendido, adoptando esa postura que a menudo se usa para meditar, y cogio

mi pene entre sus manos; yo entre en un hermoso trance mientras mi compan~era me obsequiaba con algun

tipo de masaje muy estimulante, que incluia tambien los testiculos; luego, sin prisa, comenzo a lamermelo

y a juguetear con su lengua en la punta mientras yo, extasiado, le acariciaba el hermoso pelo oscuro; despues,

con autentico frenesi empezo a chupar y a succionar con fuerza; al poco rato me corri en su boca sin que ella dejara

ni un momento de sujetarme el miembro con su mano derecha y de chupar arriba y abajo; cuando hube acabado,

ella se retiro sonriendome y se trago mi semen que todavia conservaba en su boca. Me relaje y me regocije en el

bienestar mas absoluto. Volvi a oir el suave vaiven de las olas, y pude disfrutar del olor que el sexo de mi

companyera desprendia, un aroma muy agradable, como el mejor de los inciensos.

Entonces fue mi turno; le dije que se tendiera en la toalla boca arriba, y la recorri con mi lengua de arriba

a abajo, con deleite, saboreandola, dandole suaves bocaditos aqui y alli al tiempo que mis manos la

recorrian con dulzura y con suavidad, relajandola y excitandola a la vez; mientras, ella, con los brazos

extendidos a los lados del cuerpo, daba algunos gemiditos de placer y decia algun «asi» o «sigue amor»

o algun «me encanta». Despues de un excitante masaje en los pies, que tambien bese, lami y mordisquee,

le entreabri las piernas, regalandome la vista con un hermoso sexo de grandes labios oscuros y carnosos

que se habrian mostrando la puerta, el umbral de los misterios, del placer y del amor;

y aunque el bello oscuro era abundante en el pubis, en las ingles y a los lados del sexo habian sido

cuidadosamente quitados, asi que no me lo pense y me entregue al hermoso trabajo de saborear los jugos de

la mas deliciosa de las frutas. Deslizaba mi lengua a lo largo de sus labios, me detenia en su clitoris donde con

un ritmo constante lamia como el tigre que bebe agua en el margen del rio; despues de esto, volvia a recorrer sus

labios, los abria con delicadeza contemplando la gloria y el esplendor y mordisqueaba sus ingles; volvia a lamer,

primero lento y luego aumentando la velocidad; mi lengua volaba sobre su clitoris como el aguila que baja en

picado para caer sobre su presa, y mi dedo corazon, introducido en su vagina, no paraba de entrar y de salir;

a todo esto, ella, que no paraba de acariciarse los pechos, gemia, murmuraba y disfrutaba completamente

entregada al placer y al bienestar que yo le proporcionaba. Y como llega la primavera despues del invierno

y explota en colores, luz y vida, su orgasmo tambien llego, y se convirtio en huracan y la elevo, la recorrio, la

hizo gritar, la llevo hasta la dimension del extasis y luego, con la suavidad con la que cae una hoja de un

arbol, bamboleandose en el aire hasta la tierra, la dejo de nuevo alli tendida, extasiada y feliz de estar viva.


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2 respuestas

  1. nindery

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