Fuimos a Cuetzalan, un pueblo mágico de Puebla. Paseamos mucho y cogimos mucho. Pero una de las veces más excitantes fue cuando fuimos a un pequeño río que hay cerca y nos llevamos trajes de baño para meternos. Estando en el agua, empezamos a besarnos y ella se sentó encima mío. Las cosas se calentaron muy rápido y aunque el agua estaba muy fría no lo sentíamos. Mi pene estaba muy muy duro y sentía como ella se movía encima mío. Me fascinaba el movimiento de sus caderas. Ella tomó la iniciativa y bajó sus manos a mi pene y encima de mi traje de baño empezó a masturbarme. Me veía a los ojos y se levantó para sentarse frente a mi y al hacerlo también me bajó el traje de baño. Hizo a un lado solamente si traje de baño y me empezó a montar. Nos besamos y ella controlaba el ritmo. Lo más excitante es que estábamos en un lugar en que podía llegar más gente en cualquier momento pero no nos importó. Ella seguía moviéndose y se sentía tan rico y apretada como se movía conmigo dentro. También era delicioso ver sus pezones muy duros marcándose en su top y a los que ocasionalmente encima de este los besaba y mordía. Ella se controlaba para no gemir muy fuerte cuando lo hacía pero no lo lograba. Estando a punto de llegar los dos, oímos que venían otras personas pero no nos importó. Seguimos hasta el final cuando una familia estaba llegando. Me vine dentro de ella y tuve que besarla para que no gritara al sentir su orgasmo. Nos quedamos así unos segundos, recuperándonos. Como pude me subí el traje y ella se acomodó su bikini y como si nada nos levantamos y nos fuimos. Solo hubo un par de miradas curiosas cuando pasamos junto a los nuevos visitantes que solo imaginaban lo que habíamos hecho.

Ojalá les haya gustado el relato