
Por
Anónimo
De gallegos
Ya sabemos todos como se las gastan (nos las gastamos) los gallegos. Cuando uno (otro) va, ellos (nosotros) ya están (estamos) de vueltas. Y preguntarles (preguntarnos) algo es salir trasquilado, pues te contestarán (contestaremos) con otra pregunta.
Es como en la verbena, allá por el «patrón»� Suena la orquesta. Y llegan las «lentas». Un grupo de «rapaces» anda al acecho de alguna que otra «moza». Uno de los decididos se acerca a la más majeta, y requiere su atención:
– (Solícito y amable) ¿Bailas?
– (Esquiva y rotunda) ¡No!
– (Asombrado) ¿Y luego? (Expresión típica gallega que viene a sustituir al ¿por qué?)
– (Más rotunda) ¡Y luego tampoco!.
(Reproduzco el diálogo en gallego, pues tiene más «chicha») :
-¿Bailas?
-¡Non!
-¿E logo?
-¡E logo tampoco!
Pues eso. ¡¡¡Gallegos!!!
Pero ya que estamos, contaré un hecho verídico que acaeció en un juicio allá por los años setenta y que me fue relatado por el abogado de una de las partes. Lo rememoro ahora (las contestaciones, por mantener su «aquel», en gallego �que se entiende tan ricamente):
Se llama a un testigo a declarar y se procede a preguntarle por sus posibles relaciones con el acusado: conocimiento, amistad, relaciones familiares.
– ¿Conoce Vd. al acusado, fulanito de tal y tal, aquí presente? � pregunta el abogado, con tono mesurado y estudiadamente cortés, a su testigo
– ¿Qué si o coñezco? Claro que o coñezco… ¡de sempre!. Somos veciños. Dende pequenos xa vivíamos porta con porta. �contesta el testigo, paisano rudo y curtido, con voz decidida y formas campechanas y entusiastas (que lo vive, vamos)
– ¿Le une alguna relación de amistad con el susodicho fulanito de tal y de tal? � el abogado continúa con el mismo tono monótono y correcto
– Home, ¡que lle vou a decir!. Fuimos xuntos na escola, fixemos a mili xuntos, máis de unha novia compartimos� pois claro que somos amigos. Moito. � el testigo parece sentirse a gusto, y resuelto.
– Y ¿guarda con él alguna relación de parentesco? � El letrado mantiene el tono del interrogatorio
Aquí queda el testigo mudo un rato… Se lo piensa detenidamente y dice, dubitativo
– ¡Pois, a verdade, eu non sei!
Extrañado, interviene el juez y pregunta:
– Vamos a ver, ¿cómo que no sabe? ¿Vd. no ha expresado claramente que conoce al imputado desde la infancia?
– Sí, eso dixen. O coñezco dende sempre – Rotundo el testigo
– Y ¿no es más verdad que ha manifestado que son vecinos desde entonces? �continúa el Juez
– ¡Xa che digo!. ¡Sempre hemos vivido na mesma casa, porta con porta! � Cada vez más decidido en sus manifestaciones
– Y nos indica Vd. que son amigos. � El juez está claramente sorprendido
– Moito, Certo é. – preciso
– Pues me dirá Vd. si conociéndolo de toda la vida, siendo vecinos desde siempre y profesándose una gran amistad ¡¡¿cómo es posible que no sepa si les une algún lazo familiar?!! – visiblemente contrariado, el juez no puede contener la exclamación muestra de su asombro
Y el testigo contestó con todo el aplomo del mundo:
– ¡Es que eu son fillo de solteira!
2 respuestas
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