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Anónimo

noviembre 29, 2017

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Amante por segunda vez.

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              Trabajaba en mi maquina de produccion empacando la mercaderia de ese dia cuando comence a sentir ganas de coger. Era un dia caluroso y comence hacer movimientos con mi cintura como si estuviera cogiendo porque la orilla de mi mesa de trabajo estaba a la altura donde llevo mi panocha carnosa. Lo hacia con toda precaucion a que nadie me pudiera ver lo que hacia en ese instante, pero sentia que era como agitar un hormiguero que revolvia mas las ganas de coger. Miraba hacia el lado izquierdo mio, lugar donde se encontraban la mayor parte de los empleados de la compañia, donde enfocados en su trabajos yo podia aprovechar para vivir locamnete mis movimientos de cinturas que rozaban la orilla de mi mesa contra mi panocha. Estaba muy caliente y a veces parecia que me iba a correr.

               Miraba a los hombres y mas emocion sentia cuando me preguntaba cómo serian los tamaños de sus bergas. Estaba viviendo el momento cuando alguien por mi lado derecho me preguntaba si yo estaba bien. Era mi supervisor que unos meses atras le habiamos celebrado sus cuarenta años de edad. Estaba muda y sabia que él me habia estado mirando de mis movimientos y me decia con respecto al color de mi ojos que son de color verdes «Tus ojos estan mas verdes que nunca. Te sucede algo?» Le respondia que queria ir al baño y éste se ofrecia quedarse en mi puesto para yo poder ir al baño. Llegue al baño y estaba demasiado mojada al igual que mis bragas. Un dia antes me habia depilado la panocha y la tenia bien hinchada y con hambre de cogerme una berga.

              Regrese a mi mesa de trabajo y encontre a otro hombre trabjando en mi puesto y pregunte por el supervisor y me decian que lo habian llamado a la oficina. Estaba pensativa y solo me preguntaba si el supervisor me habia visto culear a la orilla de mi mesa de trabajo. Dias despues el supervisor me decia uno de esos dias donde todos caminan de buen humor «A ti no hay que dejarte sola» Entendia rapido a lo que él se referia y me sacaba los colores «Pero no te preocupes, que de mi boca no sale nada, pero una cosa descubri en ti… que lo mueves bien rico» sentia que me caia en pedazos por verguenza ante él y solo opte por reirme. Despues él supervisor me aparecia a cada rato por el lugar de mi trabajo y me quedaba mirando la cintura y me decia que deseaba ser mi esposo para deleitar de mi lo que habia descubierto de mi. Me cogia a mi esposo porque él a mi, de su parte, no hacía nada en la cama y siempre tenia que ser yo la que tenia que hacer todo. De repente yo queria saber que se sentia ser cogida por un hombre y el supervisor me daba el presentimiento que me queria coger a mi. A mis veinticuatro años yo presentia que nunca antes me haba hecho sentir cogida…por el contrario, yo me estaba cogiendo a mi esposo mas no él a mi.

            Fui al supermercado cuando me di cuenta que mi supervisor estaba adelante de mi pagando por sus compras y lo llame por su nombre «Roberto!» me miro y de una vez me vino abrazar y me decia lo chula que me miraba. Tomo sus compras y se despedia de mi con un chao!. Salia del supermercado y un carro se detenia preciso cuando yo terminaba de poner las compras en mi baul de mi auto y era Roberto. Me invito a un cafe cerca del suepermercado y sabia que tenia todo el tiempo para aprovechar la amistad de Roberto afuera del trabajo. En el cafe, Roberto aprovecho a platicar de aquella vez cuando yo culeaba a la orilla de la mesa de mi puesto de trabajo y me decia que yo engañaba a mi panocha con una orilla de mesa culpndome de que eso no tenia que ser asi y me decia «Dale a tu panocha lo que pide y no la engañes con una orila de mesa» Me hacía reir con sus ocurrencias y me preguntaba si queria ser amante por segunda vez. Me agarro la mano y me senti rara al sentir el tacto de otra persona que se me solto de una vez las ganas de coger con Roberto.

             Me senti segura con él y le decia que queria sentirme como una amante por segunda vez. Llevaba una boina en mi cabez color cafe claro que matizaba con el resto de mi vestimenta y una botas de amazonas. En un lugar a solas, Roberto y yo, éste me desnudaba en medio de caricias hasta que los dos quedamos desnudos. Le vi su berga y él hacia lo mismo mirando el paquete que tengo en medio de mis piernas. De una vez comprendia que yo no tenia que hacer nada en el hecho asi como lo hacia con mi esposo y Roberto me pedia que me pusiera en cuatro patas algo que me dio temor en ponerme en la pose que era desconocida para mi. Su berga habia alcanzado su mayor ereccion y ésta apuntaba hacia arriba. Sentia confianza y me ponia en cuatro y él atras de mi que recorde a como lo hacian los perros. Roberto hincado atras de mi senti como su gruesa berga abria camino en medio de mis dos nalagas y le advertia que por el ano no. Me dijo que no me preocupara y ya sentia su berga en la zona de mi panocga que buscaba mi hueco mojado…solo lo sintio que lo enconro y Roberto me embestia con una clavada que nunca pense espearar y me hacía sentir su rudeza al coger…Roberto ya me hacía suya y esta vez por primera vez me estaban cogiendo, me estaban cogiendo, me estaban cogiendo, me estaban cogiendo.

             Veinte minutos mas tarde Roberto me sacaba del hueco una torrentada de leche dejando seco todos los recobecos de mi cuerpo vacios de la gran cogida que me habian propinado por primera vez. Sentia que me cogian y pensaba de que me habian cogido como nunca y no habia remordimiento de parte mia. La berga era un poco mas grande que la de mi marido y quizas por eso la corrida habia sido mas sabrosa y quizas la curiosidad de ser amante por segunda vez pudo haber influido en la aventura cuando senti que Roberto me agarro fuerte de mi nalgas y escuchaba su respiracion alterados y me decia lo rico que estaba yo cuando se corria por mis adentros y dije hummm!!! leche nueva. Se tomo dos horas en haber puesto un ingrediente de traicion a mi vida para descubrir lo rico al encontrarse con un buen polvo con un hombre que estuvo cerca de mi por casi cuatro años como mi supervisor y yo sin poderlo imaginar. Roberto y yo somos amantes y sabemos como comportamos par poder seguir deleitandonos de esas buenas cogidas que solo él y yo podemos dar. En la casa me cojo a mi esposo y afuera de mi casa, Roberto me coje siendo yo una segunda amante, pero que vale la pena.

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2 respuestas

  1. nindery

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