Zoofilia por homosexualismo Autor Mapmaker
Zoofilia por homosexualismo Autor Mapmaker
Para él, no había sensación más placentera que sentirse sometido por la verga poderosa de aquel macho; recordaba con lujuria como el can se acomodaba tras sus nalgas enfilándole la punta del miembro justamente en su contraído anillo, encajándole toda su dimensión dentro de su tembloroso culo; esto le causaba una fuerte eyaculación involuntaria producto de los deseos reprimidos.
Entrecerraba los ojos disfrutando los rápidos embates del enorme can que lo embestía con frenesí mientras expulsaba chorros de esperma dentro de su túnel rectal; luego la delirante sensación de la hinchazón creciente que se apoderaba de la base de la palpitante verga anclándose a su esfínter; apretando implacablemente su próstata hasta causarle incontrolableserupciones de semen.
No tenía siquiera que masajearse el pene para llegar a eyacular, los movimientos convulsivos de la verga canina dentro de su ano lo llevaban a ello; luego venía otra sensación apasionante para él; el desmonte del perro de su espalda; alzaba la pata desmontándose de sus glúteos; sentía el tirón en su apretado esfínter que no permitía la salida del grueso acople.
Ahí continuaba sintiendo los latidos de la enorme verga en su interior mientras expulsaba una increíble cantidad de sustancia lechosa dentro de su cuerpo; la sentía cálida y espesa rellenando los últimos rincones de sus entrañas; los espejos devolvían el aberrante cuadro del enorme perro enganchado a su culo.
El dogo jadeante con todo su enorme miembro empalmado al apretado esfínter; sus patas tensas tratando de separarse del apretado culo; lo arrastraba por la habitación sin lograr desacoplarse; la leche seguía manando dejando rastros en el piso de la recamara; al cabo de unos treinta minutos se desacoplaba con un sonido muy particular dejando el ano entreabierto y botando pedos.
Él quedaba despatarrado y tembloroso mientras el dogo empezaba a lamer los restos de esperma que escurrían por el interior de sus muslos; la lengua del can penetraba en el entreabierto orificio limpiando los restos de la espesa leche; así continuaba hasta que nuevamente afloraba el deseo de seguirse culeandoaquel apretado orificio y nuevamente lo penetraba; generalmente necesitabasesiones de dos o tres horas para calmar sus deseos.
Se acostaban en una enorme cama y en el transcurso de la noche, el can se levantaba y lo empujaba con su hocico para que pusiera las pompas al aire; él elevaba los glúteos presentándole el ojete para que para que el perro lo penetrarahasta saciar los deseos de ambos; al otro día en la oficina recordaba las tremendas culeadas que le daba el dogo haciendo que se contrajera su esfínter impulsándolo a ir al baño a mandarse una paja evocando la dominación de su perro.
Al cabo de varios años, el dogo murió; desconsoladamente el día de su entierro se dirigió a un bar; en un zaguán de la calle se encontró a Lucho un hombre de su edad pero con cierto retraso mental; era un vagabundo y estaba orinando; quedo perplejo al contemplar elenormemiembro que sostenía aquel hombre en sus manos; la boca se le hizo aguas al imaginarse ensartado por aquel pedazo de carne.
Era oscuro, grueso y cabezón; era notable su tamaño aún en estado flácido; Lucho lo sostenía con su gruesa mano de la cual sobresalían unas cuatro pulgadas; era notorio su tamaño inclusive a distancia; se paró a su lado a orinar mirando con fascinación aquel pedazo de carne; una idea lasciva le vino a la mente.
Recordó como había buscado ser desflorado por el dogo cuando una vez este lo tenía anclado a verga; la base de su miembro se mostraba en parte debido a la presión del peso del perro; cerró los ojos e impulsó su cuerpo hacia delante obligando al miembro a abandonar su encierro:
Un grito de dolor salió de su garganta al sentir la desfloración; la verga abandonó con violencia su apretado ojete desgarrándole los bordes del esfínter; tenía el grosor de una manzana y salió dejándole el culo brotado, lacerado y goteando sangre; pudo contemplar el tamaño real del miembro que albergaba su cuerpo cada vez que el perro se lo culeaba.
Imagino lascivamente que el miembro de Lucho sería de mayor tamaño; quería probarlo, quería sentirlo dentro de su cuerpo; le propuso le hiciera un trabajo en su casa; estando allí, lo invito a beber y entre copa y copa le confesó que tenía tendencias homosexuales pero nunca había tenido relaciones con hombres ni mujeres contándole además sus vivencias con el Dogo alemán; Lucho le escuchaba como un bobo y sonreía con sus ojos rasgados; le pidió que quería que se lo culeara como lo hacía el Dogo; se acomodó arrodillándose entre sus piernas y extrayéndole el miembro empezó a mamárselo con deleite.
El miembro empezó a templarse de una forma descomunal a consecuencia de las caricias que recibía; le chupó el glande recorriendo todo el tronco hasta llegar a las gordas bolas; una vez que se lo hubo templado al máximo y sintiendo que Lucho luchaba por no correrse, cesó la mamada y empezaron a desnudarse completamente; ansiosamente se colocó en cuatro patas sobre la alfombra y lo insto a que lo penetrara; ambos estaban sobre la alfombra frente a los espejos; Lucho enlazo sus manazas alrededor de su cintura comenzó a restregarle la ensalivada cabeza del miembro en el canal de los glúteos; el esfínter comenzó a entreabrirse invitando a ser penetrado.
Lucho aumento sus movimientos acercando cada vez más la cabeza de su miembro a la palpitante entrada que se entreabría deseosa de ser penetrada; la punta del miembro brillaba con los jugos que manaban; se posesionó en la entrada palpitante empujó firmemente hasta que el ojete se dilató absorbiendo ávidamente la acampanada cabeza.
Lucho comenzó a embestir aquel culo con ímpetus poderosos; la verga siguió penetrando hasta desaparecer toda dentro del ávido túnel; Lucho continuó culeando como le habían indicado hasta que no aguantó más llenándole las entrañas con potentes chorros de leche; luego levantando una pierna se desmonto como se lo habían pedido para quedar acoplado como si fueran perros.
El esfínter se contraía apretando el miembro sin permitirle abandonar el delicioso encierro; las contracciones se sucedían una tras otra cono una succionadora extrayendo el esperma del miembro viril.
Así continuaron hasta que Lucho le retiró la verga chorreante de su interior; pero esta continuaba con tremenda erección; lo observo agotado y con sus fuertes manos volteó su cuerpo haciendoque levantara sus piernas; flexionando su cuerpo como un pollo asado y nuevamente lo ensarto por el ojete; la verga de Lucho entraba y salía sin cesar del apretado culo que en esa posición se había contraído aún más; él empezó a quejarse como una puta al sentir la brutal penetración de la enorme verga.
Sentía los empapados huevos chocar contra sus glúteos y una sensación de llenura en el interior de su cuerpo; sentía aquella cabeza que llegaba a lo más profundo de su ser sacándole quejidos involuntarios; en un arranque de pasión Lucho busco su boca rellenándosela con una poderosa lengua con aliento a licor; el lecho crujía sin cesar debido a los movimientos que generaba la violenta culeada.
Una sensación de placer indescriptible inundaba todo su ser, estaba poseído por el deseo; se aferraba a las sábanas; manoteaba; sus glúteos se meneaban incontrolablemente recibiendo aquella tanda de verga increíble; se aferraba al cuello de Lucho instándole a que lo penetrara más y más; era el delirio desconocido, descubierto esa noche.
Por su parte, Lucho no había tenido la oportunidad de relacionarse sexualmente con nadie debido a su condición mental; esa era la primera vez que poseía un cuerpo y lo sentía increíblemente delicioso; solo el tener su miembro templado dentro de aquel cálido túnel lo llevaba a sensaciones nuevas y placenteras; más aún cuando sintió por primera vez el llenar un culo con su esperma.
Así continuaron hasta que Lucho arreció sus movimientos; como un poseso empezó a embestir aquel apretado esfínter al sentir que la leche escapaba en violentos escupitajos; los quejidos aumentaron al llegar los dos al clímax; los poderosos huevos de Lucho rebotaban en las redondas nalgas y entre gemidos se corrieron los dos.
Luego Lucho se tendió a su lado ; él se monto enterrándose toda la enorme verga de un envión; empezó a cabalgarlo; saltaba y rebotaba hasta sentir que la leche lo inundaba nuevamente; Lucho lo tomó por el cuello llenándole la boca con su poderosa lengua sacándole grititos agónicos cual si fuera una puta en celo; nuevamente explotaron en una erupción fantástica.
Fue una noche de completa pasión donde Lucho poseyó aquel culo sin cesar; llenándolo una y otra vez con su espesa y caliente esperma; los sorprendió la luz del amanecer culeando como dos animales hasta quedar rendidos y ahítos de dar y recibir; en un ambiente impregnado de olor a sexo.
Lucho se quedó a vivir allí; fue lo mejor que le pudo pasar pues llevaba una vida vacía ya que por su condición nadie le ponía atención; su vida en las calles era de pepenador, recogiendo latas y vidrios para revenderlos; a pesar de ser un hombre, nadie le ponía atención; todo cambió; se dedicó a atender aquella casa en espera que llegara aquel culo que lo hacía feliz.
Por su parte, él soñaba con llegar a su casa después de la jornada de trabajo para entregarse a su amante que le llenaba el culo en toda su extensión llevándolo a experimentar sensaciones intimas, desconocidas y así paso de gustos por la zoofilia a gustos por recibir verga de otro hombre.
3 respuestas
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