Soy Santi, tengo 24, trabajo en un edificio de oficinas con mi grupito. Nos la pasamos hablando de Pablo, el jefe, que tiene un culazo apretado por los pantalones. Mi historia empieza un viernes por la noche. Estábamos muy pocos en las oficinas a esa hora. Al terminar mi trabajo fui a la oficina de Pablo para entregarle los informes.

-cansado Santi?- me preguntó

-uy si, hoy es viernes y estoy mamado- le dije. En ese momento se paro para guardar unas cosas en la librería y le ví ese hermoso culo de macho.

-que haría usted un viernes por la noche?- me dijo con sus barba y sonrisa

-nada, en mi casa. Se volteó hacia mí.-Viendo mi cuenta de instagram? – me dijo

No me dejó reaccionar, se quitó el pantalón. Una polla grandísima colgaba de él. 

-Adelante, llevas esperando ésto hace años no?

Se la chupe, el gemía mientras me forzaba con la cabeza. En ese momento llamó una persona, entonces me escodí detrás del escritorio y el se sentó, de esta forma si alguien entraba no vería a Pablo desnudo.

-Mire jefe aquí están las gráficas- dijo el empleado

-ayy, gracias Gómez ahh.. descance- le dijo tratando de esconder los gemidos 

Le chupe todo, le acariciaba sus piernas tatuadas de colores. Quizo ver las cámaras para ver quién venía, pero parecía que todos ya se estaban llendo. Entonces se quitó todo excepto la corbata, creo que era una especie de fetiche. Me puso en cuatro y me la metió. No parábamos de gemir. Después me voltió contra la pared, pude apreciar su cuerpo tatuado y fuerte. Me cargó y me la metió, agarrado a él podía ver la puerta. Entró silenciosamente Lucía, una de mis compañeras, se reía y me felicitaba. Estaba admirando el cuerpo desnudo de Pablo. Se fue sin que Pablo se diera cuenta. Me abrió de piernas encima del escritorio y me la metió. Hablaba por teléfono mientras me callaba la boca. Apenas colgó, sacó su pija y la agarró con la mia, nos corrimos al tiempo. Me vestí y me fui, al día siguiente me dijo que si me podía quedar hasta tarde…