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Anónimo

enero 26, 2024

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Me encanta vestirme de mujer

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Me Encanta Vestirme de mujer

Todo empezó esa noche, cuando mis hermanas salieron a una fiesta y como siempre, dejaron todo botado. Y yo como siempre, me puse a recoger sus cosas, ya que iban a regresar muy noche y no quería que se tumbaran a dormir así encima de todo su desorden.

Al recoger sus pantaletas y la demás ropa interior, por vez primera sentí una insaciable curiosidad por saber que se sentiría probarse esa ropa femenina. Así que, sin más, me desnudé por completo y me empecé a probar las tangas, las medias, los ligueros, incluso un bra y hasta alguna peluca.

Me miré al espejo y sentí una tremenda sensación de lo más erótica. Me agradaba verme vestido así, con lencería de mujer. Me sentía de lo más sexi, en ese momento quise ser mujer. Nunca me había ocurrido nada parecido. En eso, me doy cuenta que tengo el pene de lo más parado, me había súper excitado verme así.

No dude ni un segundo. Me empecé a tomar fotos en distintas poses y con diferente ropa. Me sentía de lo más femenina. Estaba tan poseído, que me metí en internet a un sitio de hombres y publiqué algunas fotos sin mayor comentario. Me sentía súper excitado.

Aparentemente ahí paro la cosa. Pasaron algunos días y casi me olvidaba del asunto, cuando recibo un mensaje de un hombre que solicitaba una cita para encontrarnos e ir a un motel. Yo me quede helado. ¿Como? ¿Una cita? ¿Y con un hombre? Madre mía. Eso sí que jamás lo hubiera supuesto. Estaba todo desconcertado. El corazón me latía con fuerza y el pene se me paro tremendo.

El hecho de imaginarme haberle parecido atractiva a un hombre me ponía como loca. Obvio que en las fotos me veía muy sexi, pero para nada me confundirían con una chica. Enseguida se notaba que era hombre. El pene se asomaba parado bajo las pantaletas. Estaba yo de lo más excitada. Pero había otro problema, para nada podría yo salir a la calle vestida de chica. En mi casa me iban a matar. Y ¿qué tal si me viera alguien conocido.?

Así estuve durante unos días tratando de resolver la situación tan extraña en la que me encontraba. Salir vestida de chica vaya que me súper excitaba, pero por nada iba yo a permitir que alguien me fuera a reconocer. Así que después de darle vueltas, se me ocurrió citar al hombre a determinada hora en un motel. Yo llegaría antes y ahí me cambiaria. Eso me aprecio una gran idea. Además, no tendría que vestir como mujer, solamente me pondría la lencería y la peluca.

Por fin llego el día de la cita. Tal como lo había planeado, llegué antes de la hora y me vestí de lencería. Me veía súper sexi, de lo más cachonda. Así que me tome otras fotitos, en lo que esperaba a mi hombre. Al pensar en eso, una extraña sensación me invadió tremendamente. Sentirme deseada por un hombre, como que me estaba poniendo a mil. Ya la verga la tenía toda parada.

En esas estaba, cuando tocan a la puerta, alcance a ponerme un poquito de perfume y coqueta me dirigí a abrirle a mi hombre. Era una persona alta, bien vestida, de buena figura. A pesar de la edad, ya que era un hombre mayor, se veía elegante y atractivo. Me saludo tomándome de la cintura y dándome un cálido beso en la mejilla. Yo ya estaba que ardía, así que trataba de disimular lo más que podía.

Nos sentamos sobre la cama y me empezó a besar el cuello y a acariciarme las piernas y las nalgas. Yo me sorprendí cuando instintivamente le empecé a frotar el pene sobre el pantalón. Yo estaba ya a punto de explotar. Al poco, el hombre se levantó, se bajó el cierre, se la saco y me la dio a chupar.

Yo como puta hambrienta, para nada me hice del rogar, enseguida se la tomé con las dos manos y se la empecé a chupar de lo más rico. Enseguida note como se le paro y se le puso de lo más dura. Me sentí como una verdadera puta atendiendo a mi macho.

Al poco, me hizo subirme a la cama, de rodillas, en posición de perrrita y lubricándome, me la empezó a meter poco a poco. Yo bufaba de lo caliente que ya me encontraba. Apenas me había entrado la cabeza, cuando sorprendentemente y sin pensarlo, le empecé a mover el culo como una verdadera puta callejera.

Eso a él lo puso a mil, al parecer no se esperaba tal recibimiento. Me tomo de las caderas jalándome hacia el al tiempo que arremetía contra mi metiéndomela toditita hasta el fondo. Entonces se empezó a mover frenéticamente hasta que los dos nos venimos casi al mismo tiempo en tremendos orgasmos. Fue algo de locura. Un hombre me había metido la verga vestida como mujer por vez primera y había sido algo súper excitante, de lo más cachondo.

Paso el tiempo y para mi hacer eso se estaba convirtiendo en lo más habitual. Empezaba a tener dos o tres citas por semana. Ya me había comprado mi propia ropa. Ansiaba poderme independizar y poner mi propio departamento para recibir ahí a mis clientes sin tanta preocupación.

Cada día me sentía más y más puta y cada vez me comportaba de lo más coqueta y fácil con mis hombres. Me enloquecía chuparles la verga y que me tiraran toda la leche en el culo. Eso me súper excitaba, me hacía sentir de lo más puta. Y cada vez me importaba menos. Aprendí a maquillarme y prácticamente así nadie me reconocería. Eso lo pude comprobar al poco tiempo.

En una ocasión me contrataron para atender a tres hombres al mismo tiempo, así que yo enloquecí de lujuria. No veía la hora de que llegara el día de la cita. Me llamo mucho la atención, que el hombre que me contrato, me dijo que le habían dicho que yo era súper recomendable. Me sorprendió bastante además que me excito mucho saber eso.

Finalmente, llego el día de la cita. Yo estaba de lo más emocionada. Pero al abrir la puerta, casi me desmayo de la sorpresa, al ver entrar a esos hombres. Uno era mi papa, el otro mi suegro y un vecino al que yo le había echado el ojo, pero nunca me había atrevido a insinuarme. Disimuladamente, enseguida puse la habitación a media luz y una música de lo más cachonda y en todo momento trataba de ocultar el rostro con la peluca.

Estuvimos bailando los cuatro. No dejaban de manosearme las nalgas y las piernas. Al principio estaba de lo más nerviosa. Pero luego de unas copas y unos tremendos manoseos, ya como que me empezaba a valer madre la situación.

Fue entonces que saque mi lado modo puta y les coqueteaba de lo más descarado acariciándoles el pene y repagándoles las nalgas. Todos estábamos disfrutando de lo lindo. Se veían ya muy alegres y de lo más excitados.

Al poco ya estaba chupándoles el pene a los tres, al tiempo que me deseaban de lo más cachondo poniéndome a mil. Al poco ya to importaba menos que nada, así que les movía el culo provocándolos a ver quién se animaba primero.

El primero fue mi papa, luego mi suegro y por último el vecino. Entre todos me dieron una tremenda culeada. Yo estaba que ardía. Así me estuvieron cogiendo entre los tres, alternándose hasta que finalmente, se terminaron dentro de mí y me hicieron explotar en tremendos orgasmos cargados de pasión y lujuria.

Por supuesto que jamás supieron quién era yo. Eso me permitió que me fueran a coger cada que se les antojaba. Y como lo disfrutaba.

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Una respuesta

  1. helenx

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