Estábamos no más a dos meses de ir a la universidad. Estábamos desesperados por salir del colegio que nos gustaba la adrenalina de los últimos días y hacer cosas locas, que fue justo lo qué pasó. 

Todo empezó un día tormentoso. Estaba en mi casa cuando me llama Logan. Logan es el típico tipazo de la promoción, el chico que se ha follado a todas y las tiene secando sus babas, el que presume de sus generales y siempre atractivo. Nervioso conteste, pues era muy raro que me llamara:

– Pablo eres tú no?

– si, Logan, qué hay…

– viejo – me dijo con su voz grave y sexy – va a llover a cántaros y no tengo las llaves de mi casa puedo pasar por tu casa.

– Dale.

Me quedé ansioso, el chico más sexy de la escuela estaba a punto de entrar a mi casa.

Al timbrar fui a abrir. Logan entró súper mojado por la lluvia. Sus jeans ajustados resaltaban un culo de los dioses.

– Hey, qué tal? – me dijo chocando puños.

– genial

– tus padres?

– llegarán pronto…

En ese momento se quitó la camisa, el agua escurría en sus músculos marcados y la camisa mojada la tiro encima de la mesa.

– Vaya seguro no te quieres dar un baño??- le ofrecí. Aceptó como un niño acepa un dulce. 

Luego del baño, le preste una camisa y se marchó.

Al día siguiente, estaba bañándome cuando veo en el baño algo detrás del inodoro, eran unos bóxers. Los cogi y los olí, olían a Logan. Me masturbe millones de veces con ellos y me corria en ellos hasta qué un día Logan se acordó de sus bóxers y me los pidió. Nunca los lavé y no fui consciente de eso hasta que se los entregué.

Durante esa semana, Logan y yo cruzábamos miradas, el notaba como me quedaba mirándolo. Pero no fue sino hasta el viernes cuando su testosterona explotó.

Era descanso cuando noté que venía a Logan. Me subí los pantalones para acentuar mi culo. Luego saque el banano de mi maleta y mientras él miraba, me lo metí todo, como provocándolo. El se mordió los labios y me pasó la mano por el culo. 

– Espérame, voy al baño- le dijo a su compañero mientras me miraba. Lo seguí.

Nos metimos en el mismo bloque. 

– apuesto a que los reconoces – me dijo y se bajo los pantalones. Eran los mismos bóxers que había dejado en mi casa. – chupalo perra. 

Espesé a chuparlo todo, era grueso su miembro ya entendía porque las chicas iban delante de el. 

Mientras le chupaba, miraba hacia arriba supongo para no correrse. En un punto se levantó la camisa, lo espiche del pecho y de corrió en toda mi cara. Nos vestimos y acordamos de coger otro día.