La tía del NANO

Eramos una barra de chiquilines cuyas edades oscilaban entre los 12 y los 14 años, para la mayoría el despertar a la sexualidad.

Uno de mis amigos tenía una tía que era el motivo de casi todas nuestras pajas; tenía como 20 años y estaba buenísima. Morocha, alta, exhuberante, bastante bonita y muy liberal.-

Ahora, luego de pasados unos cuantos años, me dí cuenta que a ella le gustaba mucho exhibirse ante nosotros, que nos calentaba a propósito para que nos pajearamos en su honor. Era para nosotros muy común ir a su casa, (los padres de mi amigo Nano eran divorciados y vivía con sus abuelos y sus tías) y ver a Gloria con una camisa de dormir muy cortita y le veíamos la bombacha, o bien con un short y una camiseta, sin sujetador, con unos pechos bien parados y duros.

Muchas veces la espiabamos cuando salía del baño envuelta con una toalla, que no le cubría bien ni los pechos ni el pubis, ella sabía que la mirabamos y trataba de taparse, pero nunca lo conseguía, siempre le veíamos un pecho, o la cola o los pelos del pubis, alguna vez que nos pescó mirándola, hasta nos hizo un guiño complice.

Era verano, entré a la casa como tantas veces y al pasar por el cuarto de Gloria, vi la puerta entreabierta. No me resistí y abrí un poquito más para espiar. Lo que ví me dejó casi loco, pues estaba Gloria durmiendo, destapada, solo con una tanguita.

No pude mas y entré en silencio a mirarla y admirarla.

Yo estaba con la pija como nunca pensé que se podía quedar de dura y como andaba solo de shorts, me incomodaba bastante.

Al cabo de unos momentos no resistí la tentación y me acerqué a acariciarla, esas tetas divinas que se movían al compás de su respiración, ese culo, esas nalgas grandotas, que al estar de lado, y con un tanga chiquito me permitían ver todo su culito. Decir cuanto tiempo estuve acariciándola sería una mentira, pues a mi en ese momento me parecieron horas. En determinado momento, se movió, suspiró y quedó boca arriba, yo pensé que había despertado y quedé helado, creo que hasta se me bajó la erección.

Me quedé un momento quieto, esperando a que normalizara su respiración para salir e ir a hacerme otra paja, cuando veo que de casualidad? su mano quedó cerca de su rajita y corrió un poquito el tanga dejándome ver los pelitos. Me agarré otra vez confianza y otra vez me empalmé, acerqué mi mano a la suya y corrí el tanga hasta dejar a la vista los labios de su conchita. Yo no podía creer lo que estaba pasando y tampoco podía dejar pasar la oportunidad de tener aunque fuera un roce sexual, por lo que como pude, con el mayor cuidado, me subí a la cama y comencé a pasarle mi pija por su chochito.

Cada vez Gloria suspiraba mas fuerte, y yo estaba convencido que dormía mas profundamente, por lo que mi atrevimiento era cada vez mayor y de a poquito le fui metiendo la pija.

Debo haber acabado en un instante, no lo recuerdo, para mi fue una eternidad de felicidad, pero cuando se la saqué y la guardé se despertó, sobresaltada y me dijo:

– Jorge que hacés,

– Busco al Nano, me pareció que podía estar aquí.

– Ay, estoy casi desnuda. Dijo mientras se tapaba con la sábana. No podés entrar así al cuarto de una señorita.

– Ya lo sé Gloria perdoname.

– Está bien, te perdono y no se lo cuentes a nadie. ¿bien? Mientras me hacía un guiño cómplice