Un día me llevó en su coche y me dijo que estaba muy agradecido con mi trabajo y que me admiraba. Yo le dije, la verdad, que lo hacía por él y que estaba a su total disposición para lo que necesitase. Me dijo: O sea, que para lo que necesite ¿no?. Yo le dije que sí, pero sin pensar que mis palabras podían ser malinterpretadas. Él continuó: Vaya, vaya, me lo pensaré, dentro de unos días te voy a proponer algo para ver si eres capaz de mantener tu propuesta. Pasado un buen rato me dí cuenta de lo que le dije y de lo que él pudo interpretar, lo cual, realmente no me desagradó, sino todo lo contrario. Para mí, realmente, había mucho morbo en hacerlo con él.

Efectivamente, pasados unos días, me dice a solas que lo que me propone es que se la chupe, pues tiene unas ganas inmensas de tenerme totalmente a su disposición, vamos que me quiere considerar como si yo fuese su esclavo y hacer siempre lo que él quiera. Yo le dije que cuando él lo considerara oportuno y cuando quedamos solos nos fuimos a su despacho y, al principio, me quedé un poco sorprendido porque cuando se bajó los pantalones y se quitó el bóxer, la tenía pequeña y arrugada, pero cuando se empinó aquello era como la de una persona de 20-30 años y de una medida bastante considerable. En cuanto a los huevos, éstos eran bastante voluminosos, entre otras cosas porque estaba totalmente depilado, que a mí me sorprendió que una persona mayor se depilase. Volviendo al tema, le agarré su polla y me puse a chupársela cada vez más rápido y con más ganas, pues él gemía como un loco y a mí eso me ponía. Fue muy bueno cuando me avisó que era lechero, que cuando se corría echaba gran cantidad de semen. Yo estaba tan excitado que le dije que me daba igual, que le iba a tragar hasta la última gota. Cuando llegó el momento fue increíble, porque era tal cantidad que a mí no me daba tiempo a tragar todo. Él lo tenía todo previsto y cogió un vaso de plástico y recogió todo lo que yo no tragué. Quedé alucinado, pues el vaso quedó a la mitad, a pesar de lo que yo había tragado. Momentos después me dijo que me acabase de desnudar completamente y con una cuerda me ató las manos y me llevó al servicio. Allí me obligó a beber lo que había en el vaso y después me la volvió a meter en la boca porque tenía ganas de mear. También me obligó a que me tragase el orín. Él estaba desbocado, parecía que me estaba violando. No me preguntaba si quería esto o lo otro, le daba igual, él hacía lo que quería, me gustase o no. Siguiendo con su plan, me tiró al suelo, boca arriba y él se sentó en mi barriga porque lo que tenía ganas también era de� cagarme encima. Al momento salió de su culo un chorizo enorme. El olor era insoportable, pero yo no podía hacer nada. De hecho, cuando más resistencia ponía más desbocado estaba él, pensando que a mí me volvía loco. Yo jamás he expulsado tantas heces a la vez como él. Daba la impresión de que hacía una semana que no cagaba el condenado. El colmo fue que se sentó encima de mi boca y me obligó a que sacara la lengua y le chupara el culo, que, claro, estaba lleno de mierda. Después cogió parte de la mierda que estaba en mi barriga y me la metió en la boca. Cogió su polla y para que tragase, me la metió en la boca, donde se volvió a correr otra vez. Cuando se cansó, decidió follarme por detrás, mientras me decía que me iba a encerrar durante mucho tiempo. Me cogió el dinero que tenía encima y mi tarjeta de crédito, obligándome a que le diese el número secreto. Me tapó la boca y los ojos y me llevó a un almacén donde sólo él tenía llave. Me ató a una silla y me encerró allí. Yo estaba agobiado, pues no sabía el tiempo que iba a estar allí. Estuve 6 horas por lo menos y cuando acudió me dijo que esto era un secreto entre él y yo y que lo tendríamos que repetir en otras ocasiones. Apareció con una maquinilla de afeitar y me depiló mis partes y mi culo. Me dijo que había sacado dinero de mi cuenta bancaria, pero que lo sentía, que no me lo iba a devolver porque lo necesitaba. Yo no podía demostrar que había sido él, salvo que pusiese una denuncia y saliesen estos hechos a relucir y yo no quería que se contara nada de la experiencia vivida, pues la verdad es que fue maravillosa y lo que puedo decir es que, a día de hoy, al final de la jornada, todos los días se la chupo y me sigue haciendo la misma ilusión que el primer día.