Toda mi primaria habia estado en ese colegio de PP Dominicos, se hablaba que habian chicos, especialmente de los grados medios de la secundaria que eran invitados por los religiosos a sus celdas, pero no teniamos ni idea para que eran esas invitaciones. Una tarde uno de los maestros me pidio que buscara a Fray Martín para que le enviara unas barras de tiza. Lo busque por toda la escuela hasta que se me ocurrio entrar a la sacristia. Al entrar senti unos quejidos, Debajo de un pequeño muro vi como el religioso era penetrado por un chico llamado Emmanuel, Parecia que cabslgara sobre las nalgas del viejito y carismatico sacristan. El hábito lo tenía cubriendole la cabeza y solo se le notaba de la cintura para abajo. Me llamo poderosamente la atención las palabras del chco: arre silver, arre silver, al notar mi presencia de una se la saco y de su pene broto un poderoso chorro. Recuerdo que ambos me pidieron que no le contara a nadie lo que habia visto. Desde ese momento fray Martin me colmaba de obsequios permanentemente, me daba la merienda, y lo que yo le pidiera. Emmanuel era quien dominaba a varios chicos, especialmente a uno que llamaban Estelita. Eso fue hace muchos, pero muchos años.