A los 16 años era un chico inseguro. Rubio, bien parecido, buen cuerpo, pero criado por empleados en vez de mis padres.

A los 15 años conocí a Pablo, entro a trabajar como vigilante, una tarde fui a su caseta a preguntarle algo y veía un video porno. Se escusó y me preguntó si quería ver alguno. Asentí curioso.

Empezó a prestarme videos de porno interracial y me hablaba de lo divino de ser penetrado, empecé a sentir curiosodad y el me incitó a introducir objetos en mi ano. Me regaló un dildo pequeño, un tiempo después uno más grande y me preguntaba como los sentía.Comenzó a tocarme y no lo rechacé, en verdad estaba muy falta de afecto. Una mañana fuí a nadar desnudo en la piscina, creí que no era visto, pero Pablo me observaba y me dijo que se había masturbado mirándome. Eso me excito y perturbó mucho. Empecé a nadar desnudo cada mañana dejando que él me viera, y lo imaginaba masturbandose. La mañana que cumplí 16 años Pablo llegó totalmente desnudo a donde estaba, me levantó y me besó en la boca apasionadamente diciendome Feliz Cumpleaños. Ese día descubrí lo alto y fuerte que era. Pablo me acostó en la grama, colocó un gel muy baboso en mi ano y montandose sobre mi me hizo el amor con ternura, sin apuro 2 veces.

En casa estaban mis padres, una prima, y 4 empleados, pero no me importó, me entregué a el sin miedo. Era lo que más deseaba en el mundo. Desde ese día soy la mujer de Pablo, el me coge cada día, o me hace saborear su semen. Depilé mi cuerpo para el y uso ropa interior intima de mujer. Hemos ido a lugares gay donde nos acariciamos publicamente y de vez en cuando vamos a playas solitarias donde nos comportamos como pareja, sin importarnos que nos miren. Me enamoré de Pablo perdidamente y ahora soy su mujer