Fui raptado por un grupo de hombres que pidieron rescate por mi liberación. Me llevaron cubierto a una casa de campo, donde quedé al cuidado de un hombre negro enorme.

Al irse mis captores me intimido con un cuchillo y amenazó con castrarme si me oponía a sus deseos.

Me arrancó la ropa y me llevó a su cama, allí me besó largamente acariciando mi cuerpo con total libertad, luego me giró y abriendo mis piernas separó mis nalgas, colocando un baboso gel en mi ano introduciendo uno de sus dedos. Aquello me dolió, pero eso pareció importarle poco. Sin apuro me fue abriendo y al ver que introducía tres de sus dedos en mi ano sin dificultad, se montó sobre mi y colocó su pene en mi ano y dijo: De ahora en adelante cada vez que tengas sexo voy a ser tu fantasía, y sin más empujó su sexo en mi ano. Este resbaló sin mucha dificultada unos centímetros, pero luego empezó a dolerme. Tenía un sexo enorme. El empujó y grité de dolor, retrocedió y luego de varios intentos mi cuerpo cedió y aquel enorme pene se hundió en mi cuerpo. Di un grito de dolor, pero el empezó a moverse, y aquel roce me hizo más soportable el dolor que fue cediendo. Mi ano palpitaba, de pronto me tomó por las caderas y empujó todo su pene en mi ano. Me sentí completamente lleno, completo. Creí que me saldría por la boca, y oí sus gemidos de placer mientras eyaculaba profundamente dentro de mi. De pronto sentí una explosión de placer y tuve un intenso orgasmo que no pude ocultar. El me abrazó y me dijo: Mi vida, me gustas mucho.

Esa tarde me montó varias veces y me obligó a satisfacerlo oralmente, enseñandome como le gustaba que lo hiciera. Después de 7 orgasmos estába agotado y me dijo: Vamos a bañarnos.

Me llevó a una quebrada cercana, ya era de noche. En una poza donde había una cascadita me baño con jabón y empezó a besarme con deseo. Al volver a la casa me hizo acostarme con él sobre una lona. El cielo estaba oscuro y muy estrellado. El me besaba y acariciaba con ternura. Al día siguiente me depiló completamente y me poseyó 5 veces, haciendome dormir en sus brazos.

Aquel hombre me besaba con ternura y deseo. Al comienzo lo odié y me sentía muy mal y humillado, pero después de tres días comencé a tolerarlo, y en una semana lo disfrutaba mucho.

Después de dos meses volvieron mis secuestradores y me dijeron que me liberarían. Le dije a Ron que quería quedarme con él.

Quedamos en vernos en unos días en un pueblo, y desde entonces vivo con él. Ron me hizo descubrir un hermoso y delicioso nuevo mundo, lo amo y lo complazco plenamente.