Esto sucedió hace 5 años, cuando yo tenía 25, en la ciudad de Toluca, en plenas vacaciones de verano.

Estando en un parque público (el que está muy cerca de CU), ya casi para atardecer, caminando y «ejercitándome» un poco (en realidad casi no hago ejercicio, por lo que tengo un abdomen prominente, aunque el resto de mi cuerpo no está nada mal), vi a un lindo chico haciendo estiramientos para después empezar a correr.

Ya lo había notado desde hacía un rato trotando en la pista de corredores, pero su calentamiento hacía ver que pretendía correr a gran velocidad por un buen rato.

Cuando lo vi, me cautivó: delgado, alto, cara de niño, blanco, ojos grandes y negros, cabello muy negro y un poco despeinado, labios carnosos y sensuales, pompas paraditas y bulto genital marcado. Todo un Adonis.

Venciendo mi natural pena por estar en un lugar público y porque pensaba que estaría acompañado y me fuera a denunciar con sus supuestos acompañantes, me le acerqué y le pdeí la hora, pues ya había notado que portaba un reloj deportivo.

Cuando me contestó, noté que además de lindo tenía una linda voz, gruesa pero juvenil, además de que sonaba educado, y por lo tanto de un nivel socioeconómico medio-alto.

Noté que me miraba de un modo particular, por lo que me atreví a más:

– ¿te digo algo y no te enojas?

– sí, adelante

– eres muy guapo

– gracias

– y me gustaste desde hace rato que te vi corriendo en la pista

– gracias, pero yo ne la hago a eso, y además no estaba corriendo sino trotando

– ¿y cual es la diferencia?

– como se nota que no sabes de ejercicio ni actividad física.

He de mencionar aquí que, excepto por mi «pancita chelera», nada más haría notar mi poca actividad física: soy alto, tengo buenas piernas, moreno claro, ojos café claro, cabello negro y cierto tipo latino en mi cara que no es desagradable a casi nadie.

– pues no es sólo que no sé, sino que nadie me ha enseñado nunca

– pues si quieres yo te enseño, pero que quede claro que no me gustó para nada lo que me dijiste hace un momento

– ¿qué, que estás muy guapo?

– obvio no! Eso me encantó, pero viniendo de ti es muy raro y además a mi no me gustan los hombres

– ¿no te gustan los hombres o no eres gay?

– ninguna de las dos cosas

– entonces, ¿ya has estado con un hombre?, o ¿cómo sabes que no te gustan?

– mejor me voy, esta conversacion me está incomodando

– no, perdón, si quieres yo me voy y ya no te molesto más

– no me molesta, sólo que no estoy acostumbrado a que otro hombre me diga que soy guapo y que le gusto

– pero es la verdad! eres muy guapo y me gustas mucho!

– ¿ya ves? Solo sabes hablar de eso. Mejor vamos a empezar tus clases de educación física

Obviamente no desperdicié esa oportunidad de tener un maestro de deportes tan guapo y además, aunque nunca lo mencionó, tan liberal.

Comenzamos a trotar suavemente, acelerando gradualmente con cada vuelta que completabamos; cuando ibamos por la quinta o sexta vuelta, recorriendo todo el perimetro del parque, de repente me dice «tengo ganas de orinar».

Ahora sé que lo hizo premeditadamente, pues nos encontrábamos justo del lado opuesto a los sanitarios, pero también en el area mas cercana a la zona mas arbolada, que por cierto es la preferida de los novios para echarse su faje, y es en la que mas cosas hay que obstruyen la visión de los que estan en las areas infantiles.

– Pero los baños están muy lejos

– Sí, pero ya no aguanto. Cuida que nadie me vea, voy a hcaer detras de esta barda

Estoy casi seguro que en la ultima vuelta se dio cuenta de que en esa zona no habia personas (o solo habia novios fajando, pero a una distancia convenientemente lejana) y que nadie vería lo que pasaria a continuación.

Mañosamente, rodeó la barda, que no era muy alta, y comenzó a orinar dejando a mi vista su precioso pene: largo, grueso, moreno claro, circuncidado y con un poco de precum.

– Deja de verme, quedamos que ya no ibamos a hablar de eso

– Pero si te pones justo donde te vea…

– Sí, pero no por eso tienes derecho a verlo. Además de que se supone que ibas a cuidar que nadie nos viera.

– Aquí quién nos va a ver. hasta parece que escogiste este lugar a proposito

– A proposito para que?

– Pues no sé, sólo que se me hace mucha casualidad que se te antojara orinar justo donde nadie nos ve si hacemos algo…

– Pues de tanto estar hablando de eso, ya hasta hiciste que se me parara, así que ahora te apuras a chuparmela y nos vamos de aqui para que nadie nos vea

Hice a un lado mi sorpresa, aumentada por el hecho de que efectivamente se le había parado y en qué manera: ya estando en casa hice mis cálculos y debió medirle por lomenos 18 o 19 centímetros, pues mi mano solo abarcaba la mitad de su poderoso miembro.

Sin pensarlo me agaché y comencé a chuparselo lentamente, saboreando su delicioso precum hasta secarlo, y metiendomelo gradualmente hasta que casi me asfixiaba.

Me aguantaba las arcadas que me provocaba metermelo tanto, y seguia con mi labor lentamente, por lo que me dijo:

– Más rapido, que nos van a ver!

– Si no quisieras que nos vieran no me hubieras provocado

– Tú, que nomás te me quedabas viendo

– Pues nunca había visto uno así de rico, ni en alguien tan guapo, y mucho menos tan facilote como tú, que no queriendo al final quisiste

Esto lo excitó tanto que comenzó a gemir y a gritar cada vez más fuerte, con lo que llamo la atencion de una parejita que estaba tan bien escondida entre unos arbustos fajando (o más bien, cogiendo, porque ella ya no tenía brassier y el le metía la verga por la raja con la falda levantada) y que de inmediato se asomaron para hacernos

– Shhhhhh! Que nos van a cachar a los cuatro!

Asi que decidi voltearlo y empezar a pajearlo de espaldas, pero cuando vi que sus nalguitas estaban mas que apetecibles, comencé a chuparle el hoyo con tanata voracidad que de nuevo comenzo a gemir fuertemente.

Lo que pasó a continuación fue la total confirmacion de mis sospechas iniciales: todo estaba friamente caculado desde que le eché los perros al inicio.

Se agachó, me bajo los calzones completamente y comenzo a chuparme el pito como si en ello le fuera la vida. Me paso las manos por detras y empezo a dedearme, sin importarle si alguien nos veia.

Cuando calculó que yo ya no podria mas, se agacho, se ensalivo los dedos y selos metio por el ano, y me jalo hacia él para ponerse la punta de mi pija en la boca de su rajita.

De inmediato comence a bombear una y otra vez, y él a gemir cada vez más fuerte.

Duramos asi unos minutos hasta que no pude mas y me vine como nunca en la vida dentro de su culo.

De inmediato se levanto y me hizo ponerme en cuatro, se ensalivo los dedos y me lubrico el ano, y coenzo el mete y saca de un modo tan rapido y urgido que no tardo en venirse dentro de mí.

Todavia se atrevio a volver a chuparmela hasta que de nuevo termine, solo que ahora en su boca.

Como ya estaba oscureciendo cada vez habia menos gente, por lo que yo tuve tiempo de cogermelo una vez mas, pero ahora en posicion de cucharita.

Fue la experiencia mas sensacional de mi vida sexual, sobre todo si tenemos en cuenta que nunca habia sido yo quien tomara la iniciativa para una situacion asi.

Espero les haya gustado, y si vivien en Toluca o zonas cercanas, son jóvenes, guapos y aventados, y quieren una experiencia rica, escribanme a

juanjose.chavezgarcia@yahoo.com

Lo que pasó después les sorprenderá, pero lo cuento en otro relato.