
Por
Anónimo
Después de probar...
Descubrí que después de tener sexo con otro hombre no hay vuelta atrás.
Todo comenzó al terminar una relación, me fui a descanzar a un pueblito en la playa donde tengo una casa. Allí se me acercó un hombre negro y me confesó que le gustaba mucho.
No soy gay, le dije, el rió y me contestó: No tienes que serlo, pero mira como me pones, y sin más sacó su sexo y me lo enseño. Era un pene enorme, largo y grueso, y estaba totalmente erecto. Vi también su abdomen y era plano y musculoso. Mi pene se erectó con fuerza, entonces me dijo: Ves, a ti también te excita un buen pene, es algo natural.
Yo estaba turbado y el empezó a hablar de sexo y desventuras, y me dijo que ahora solo le hacía el amor a otros hombres. No imaginas cuanto lo gozo y como los hago gozar. Desde que terminé con mi mujer me he tirado a dos, y me gustaría que tu fueras el tercero y definitivo.
La conversación se puso candente y yo estaba muy excitado y accedí a ir con él a un lugar escodido de la playa, mientras caminaba empecé a cuestionarme y volteé para decirle que había cambiado de idea, pero el besó mi boca con pasión abrazandome. Sentí miedo de que nos vieran y continué. Me hizo subir unas rocas y quedamos ocultos, el beso mi boca con deseo y apretó firme, sensual y delicadamente mis nalgas. Aquello me excitó más, el tomó mis manos y envolvió su sexo con ellas. Perdí la cabeza.
Me invitó a un lugar solitario y escondido y me llevó a una quebrada cerca de su casa, allí disfruté el pene de un hombre oralmente por primera vez, luego fuimos desnudos a su casa, donde me dilató con sus dedos sin apuro y acostandome en una hamaca me hizo entregarme a el.
Su pene entraba y salía de mi ano deliciosamente, pero no se hundía todo, mis caderas se movían cadenciosamente y al sentir dolor retrocedía, noté que me estaba abriendo, entonces el tomó mis caderas e impulsó su huevo dentro de mi hasta la base. Di un grito de dolor y me abracé a él. Juan empezó a moverse con lujuria penetrandome profundamente, me perdí y gemí de gozo y placer, y tuve un orgasmo muy intenso mientras el eyaculaba dentro de mi.
Me abrace rendido y agotado a el, su pene palpitaba con violencia haciendome explotar instantes de un intenso placer, y comencé a llorar.
Llora mi vida, llora, me dijo. Ahora eres mi mujer, mi hembra, rompí tu virilidad y nunca más serás un hombre.
Entonces me empezó a besar con ternura y poco después copulábamos nuevamente.
Esa noche fuí completamente suyo, le fuí completamente sumiso, y empezamos a dormir juntos.
Ahora soy su pareja y su cuerpo me da todo el amor y el placer que necesito. Ya no me atraen las mujeres y no las necesito, pues mi hombre me da todo el placer que deseo.
Ahora se por qué después de probar el sexo de un hombre, no hay vuelta atrás. Si no me crees, experimentalo
4 respuestas
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Hola,comparto tu pensamiento ya que luego de probar un macho no puedes dejarlo..saludos
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