
Por
Anónimo
CHUÁ Autor MAPMAKER
CHUÁ Autor MAPMAKER
Contraté a un indígena para que me ayudara en ciertos trabajos de mantenimiento en mi casa. Laboró varios días durante los cuales entablamos amistad; tomábamos cervezas mientras hacíamos los trabajos. Era de estatura baja y contextura gruesa, respondía al nombre de Chuá.
Noté que cada vez que entraba a la habitación donde dormíamos Chuá tenía la mano metida en el pantalón justo donde estaba la entrepierna notándosele una fuerte erección.
Cierto día que estábamos libando más de lo normal una idea loca vino a mi mente: quería sentir el miembro del indio dentro de mí, se me hacía agua la boca el ver la el bulto que se manifestaba bajo el pantalón.Esperé a que estuviera bajos los efectos del alcohol para poner mi plan en marcha.
Fui al baño para colocarme una lavativa y limpiar mi intestino.
Regresé a la habitación, Chúa estaba sobre el lecho adormilado a través del pantalón mostraba una erección enorme.
Apagué la luz, solté la toalla que cubría mi desnudez; mis manos temblorosas se dirigieron hacia su cintura desabrochando su pantalón esperando cualquier resistencia a mi acción. No se opuso, me dejó hacer; no pude ver su rostro en la oscuridad pero noté que su respiración se volvía pesada.
Le desnudé por completo, dirigí mi mano buscando su verga; me quedé admirado de su forma y grosor.
No era muy larga pero si muy gruesa; la punta estaba coronada con una acampanada cabeza sin prepucio, con el orificio del glande fuera de lo normal; los bordes de la campana eran de dimensión mayor que el resto del pene, se asemejaba a la verga de un burro.
Recorrí con mi mano toda la extensión de su miembro hasta llegar al glande; mis dedos se humedecieron con un líquido pegajoso que empezó a brotar de aquella cabeza; temblando de la emoción acerqué mi boca para introducírmela pero no pude; me limite a darle chupetazos lamiendo los jugos que manaban incesantemente de ella; comencé a acariciarle los gordos testículos, sentí un estremecimiento en las caderas del indio a la vez que aumentaba el sonido de su respiración.
Me acosté a su lado, de espaldas a su cuerpo; puse un poco de gel de cabello en la entrada y dentro de mi ano, pegué mi culo a su pubis hasta sentir el roce de su verga contra mis nalgas. Tomé la campana dirigiéndola hacia la entrada de mi ano, presioné mi cuerpo contra el suyo. Sentí la gruesa punta ubicarse en mi resbaloso esfínter pero no lograba la introducción; era muy grande y la pose no facilitaba la penetración.
Cambié de posición, lo induje a acostarse boca arriba y me coloqué sobre él; nuevamente dirigí la acampanada cabeza hacia mi orificio, presionando mi esfínter contra la gruesa punta buscando que esta lo fuera ensanchando.
Relajé mi cuerpo lo más que pude , el hinchado glande fue dilatando poco apoco la estrecha abertura estirando los pliegues de mi apretado anillo, avanzandohasta atravesar el estrecho umbral; penetró triunfante, desplazándose a través de las paredes de mi intestino hasta posesionarse por completo dentro de mi recto; un gemido profundo salió de mi garganta.
Sólo necesité subir y bajar tres veces sobre su verga para hacerlo explotar, sentí los potentes chorros de leche que brotaron a presión de aquel grueso pene inundando mi intestino.
Me imaginé los escupitajos que salían a presión aquel orificio anormal.
La penetración se hizo más placentera al aumentar la lubricación causada por su esperma.
Continué cabalgándolo hasta hacerlo venir una vez más. Su erección no disminuyó en lo más mínimo.
Saqué la erecta verga de mi culo, sentí el tirón que dio la campana a mi esfínter dejándomelo brotado hacia afuera con un rico ardor en los bordes.
Me tendí de espaldas sobre el lecho, haciendo que se acostara sobre mí al tiempo que enlazaba mis piernas a su cintura. Chúa agarro mis tobillos flexionando mis piernas contra mi pecho dejando mi ano totalmente expuesto, a su merced; estaba completamente lubricado con su semen; colocó la hinchada cabeza en la entrada de mi culo, impulso sus caderas contra mis nalgas y me penetró hasta los huevos, esta vez, mi anillo no opuso resistencia aceptando ávidamente el paso de la hinchada campana.
Empezó a embestirme,su pubis aprisionó mi miembro contra mi pubis friccionándolo y causándome violentas eyaculaciones sobre mi abdomen.
Continuó penetrándomehasta derramarse nuevamente dentro de mí; sentía todo el grosor de su verga llenando mi recto sin disminuir de tamaño en lo más más mínimo; continuó dándome verga viniéndose y haciéndome venir hasta quedar exhaustos; extrajo el grueso pene dejando mi orificio entreabierto, manando una gran cantidad de líquido seminal.
La ultima eyaculación se la provoqué con la boca, le mamé la verga como pude mientras le masajeaba el tronco con ambas manos hasta notar como tensaba su cuerpo y expulsaba potentes chorros de leche que se estrellaban en la pared de la habitación; continué exprimiéndole los testículos hasta sacarle hasta la última gota de semen, así fue como logre bajarle la erección.
Los pliegues del culo me ardían pero era un dolor gustoso y estaba satisfecho.
Al otro día que nos levantamos, se veía apenado, no me dirigía la vista y durante todo el día casi ni me dirigió la palabra.
Al llegar la noche repetí la acción de limpieza a mi intestino y entre a mi habitación; no quise encender la luz a tientas me dirigí a la cama donde estaba Chúa.
Estaba acostado; bajé mi mano y noté que estaba completamente desnudo; su pene de burro empalmado al máximo; del anormal orificio de su glande brotaba líquido espeso producto de la excitación.
Como pude me introduje parte de aquella campana en la boca sacándole gemidos de placer, metí la punta de mi lengua en el entreabierto orificio dela hinchada cabeza saboreando su emisión viscosa; tomé el tubo de gel para lubricar la entrada de mi ano.
Me coloque de espaldas, en cuatro patas, como una perra; su verga estaba templada al máximo, sus manos fuertes y callosas aprisionaron mis caderas tirando de ellas hacía su vientre; respiré con la boca abierta mientras relajaba mi cuerpo, sentí el contacto de la enorme campana con mi agujero, la presión inexorable de la gruesa punta en mi apretado orificio , la cabeza fue avanzando inclemente apartando pliegues para adentrarse dentro de mi caliente túnel; al sentir que vencía su resistencia, me embutió de un envión su descomunal erección, hasta el fondo; empezó a culearme sin parar, esta vez no se vino rápido, lo que me dio la oportunidad de pajearme y eyacular varias veces.
Me culeaba con la desesperación de alguien que no lo hacía a menudo; el émbolo me acometía llenado mi recto a la vez que el aire iba llenando mi interior buscando por donde salir, la esperma escapaba a presión empapando mis nalgas y testículos, chorreando por mis muslos, tenía los glúteos pegajosos de sudor y semen.
Chuá estaba incansable, se vino tres veces sin sacarme el miembro; el aire bombeado dentro de mi recto se conjugaba con los jugos emanados y salía expelido a presión por los bordes de mi ano ocasionando ruidos indescriptibles; yo continué pajeándome mientras culeabamos como animales.
Aunque ya no había trabajos que hacer se quedó una semana más; una semana más sólo para culearme. Una semana que sirvió para amoldar el orificio de mi culo a la medida de su gruesa verga. Una semana para en que me poseyó en todas las posiciones inimaginables; una semana inolvidable para ambos.
Luego de esa semana, Chúa partió a su tierra y no lo he vuelto a ver. Pero conservo un álbum con fotos y videos de las cogidas que me daba.
En mis noches solitarias recuerdo las culeadas que me daba; mi culo ensartado en su grueso miembro, el sabor de su semen, mi ano…. se contrae mientras veo las fotos y videos donde me rellenaba con su verga de burro,mientras me mando un par de pajas para calmar mi lujuria.
3 respuestas
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