Por

Anónimo

enero 19, 2011

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Siempre lo hacen con las zapatillas puestas

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queríamos aliviarnos a lo bestia antes de ir definitivamente a la cama.

Mi novia sacó un colchón inflable que teniamos en el apartamento para cuando venía alguna visista y lo extendió en el suelo del dormitorio no sin antes ponerle una funda protectora. Iba y venía por la estancia recogiendo cosas y yo veía como deslizaba xzilenciosamente sus zapatillas rojas por la estancia que sólo se había puesto una vez justo hace diez días que fue la última vez que lo hicimos. Ni el más minimo ruido hacía cuando calzaba aquellas zapatillas y yo veía como se alzaban sus talones y luego bajaban a reposar sobre el talón de la chinela de baño que propiamente eran unas pequeñas zapatillas abiertas como es natural. Eran de suela muy fima y a mi novia le gustaba meter el pie hasta el fondo de manera que en pocos días las tendría completamente ensanchadas. Ella sabía que me gustaba verla así y prodigaba sus paseos por todo el apartamente.

Yo estába sentada en la cama del dormitorio, frente al colchón que ella había extendido en el suelo, y seguía con la camiseta, eln tanga, que aumentaba de volumen en cuanto veía deambular en aquellas preciosas zapatillas rojas a mi novia, y jugaba con mis chuinelas de piel marrón brillante haciéndolas baslancear y jugando con ellas con mis pies. Tenía una completa libertad y, cuando me parecía, las dejaba caer al suelo, haciendo algún ruido tenúe, aunque se oí, puesto que mis zapatillas eran de suela más gruesa y de más consistencia que las de mi novia, además de que parecían unas barcas, pues eran casi del doble tamña que las de mi compañera. Quizó probarlas y le sobrabala mitad de las zapatillas. A veces, jugando, de un puntapié, las envíaba al otro extremo del dormitorio y michica iba solicita a recogerlas y calzarmelas amorosamente de nuevo. Sabía que me gustába y ella metía mi pie hasta el fondo pero no podía pues aún así me quedaban pequeñas. Yo me las quitaba y ella me las ponía amorosamente. Me estába poniendo el tanga bien abultado y ella lo sabía y mirába con lujuria.

Se acercó a mí y me beso apasionadamente. Se quitó sus zapatillas rojas y me las paso por la cara, me hizo olerlas e incluso que metiese mi boca y nariz en ellas para que las oliera. Aquello disparó definitivamente mi polla que amenazaba con desbordar el tanga. Las olí y las bese, sobre todo por las suelas, y el roce de mis caricias con aquellas zapatillas rojas de algodón me ponía la polla aún más tiesa. Claro que cuando me acerco una a la boca y la nariz, y me tuvo así medio minuto, tuvo que alejarla un poco pues, pese a que olían divinamente, me faltaba la respiración.

Ella se acerco a mí y me quito las zapatillas queempezó a besar y lamer apasionadamente pero no la permití seguir puesto que la conocía. Le quité las zapatillas de la boca, pues besaba y lamía las dos a un tiempo, las dejé en el suelo, y le acerqué mi polla, que todavía esátaba en el tanga y, mientras ellas me lo quitaba con la boca con una habilidad pasmosa, yo metí un dedo en su coño que ya se abrçia pidiendo mucha polla que sin duda yo le daría después.

En cuanto me quitó el tanga, mi verga se irguó como un resorte metálico y mi chica mirába a un tiempo mi ernorme polla ylas inconmensurables zapatillasque compré días atrás en el centro de Madrid.

Inmediatamente la acerqué a mi polla, puests su boca estába ansiosa de mi tranca y yo no pensaba en otra casa que en que su experta boca comenzará a trabajar. Le metí la polla lentamente mientras la cogía de lanuca para facilitarme un suave mete saca pero aquella polla era colosal. En cuanto empecé aquel sueave mete y saca en su boca, ella empezó a trabajar con su lengua y sus dientes suavemente y yo íba y venía en su boca tan ricamente. Seguí así un buen rato pero, en una maniobra delirante, aunque ella quería más, tuvo que sacársela de la boca y retyirarla para hacer gárgaras pues se encontraba verdaderamente ahogada, casí no respiraba. Aguarde un poco y luego la dejé hacer a ella quemamaba como una experta y me lubricaba el pollón que daba gusto y que subía por la espina dorsal hasta llegarme al cerebro. Había que seguir de otr4o modo si no queríamos que aquello terminara antes de lo deseable.

Me calcé nuevamente las zapatillas de lujo y la subí sobre una mesa que habá cerca quedando ella boca arriba. Me lance polla en mano, entre sus nalgas, con el deseo deposeerla y tomé en mi mano derecho mi pollona y me fui hasta su coñito con idea de taladrarla. Se la metí hasta los cojones y mis huevos íban y venían violentamente contra sus nalgas mientras ella chillaba de placer sintiendo como le había dilatado en un par de minutos su coñito haciéndolo mío unha y otra vez. Me percaté de que en estas embestidas, como la tenía patas arriba, sus pequeñas babuchas rojas íban y venían en sus pies pero, milagrosamente, o porque tuviera mucha experiencia en ello, no se le salían, mientras que mis barcas (zapatillas) se deslizban por el suelo y casi me hacen resbalar cuando le proporcionaba aquellas embestidas en su lindo coñito. A ella le gustaba mi verga por su enorme tamño como mis zapatillas (no tanto, claro está).

En cuanto terminé este juego, mi chica me pedia más guerra. Yo quería dársela y vaya si se la dí. Me la empiné sobre mi polla, y como la manejaba bien, dada mi coorpulencia repecto de ella, con las zapatillas y todo puestas en sus pies, pues es así como le gustába ser follada, como me ocurría a mí, me la aupe sobre mi polla y la enculé. Esto la dolía, pues aunque se balanceaba como un mucñeco agitando sus zapatillas que no se le caían, a mí me costába encularla pues dilatarle el año me costaba mucho y a ella le dolía, razón por la cual gemía de vez en cuando. Cuando la tuve trabajada, ya me la follaba otra vez demostrándole que en estas lideres mis huevos eran campeones. Cuando la saque y comprobé como tenía su culo, me día cuenta de que estába enrojecido y que mi pollón se lo había abierto casi hasta algo más del doble. Ahora podía meterle dos dedos con facilidad y lo hice aunque el trasero le enrojecía más pero ahora ya aullaba de placer. Ya éramos dos animales en celo… Pero había que seguir.

Teníamos que terminar así. mElla se arrellano sobre el colchón y se quitó las zapatillas, También me quitó las mías y, como eran nuevas, fueron las dos enteras para ella. Mientras jugaba con las suyas con mi polla muy suavemente, cogió las dos chinelas mías y empezo a besarlas, luego ya las lamía y, finalmente, empezo a desollinarlas y limpiarlas por todos susn entresijos. Lamía su piel por la delantera, luego se acercaba al talón de mis zapatillas y también lo lamía, no solo por arriba (la piel de las zapatillas le encantaba) sino por los lados hasta llegar casi ala suela. Con solo verla, mi polla volvía a crecer y esa estacaq quería metersela y que la sintiera bien dentro. Todos los rincones de mis grandes chinelas quedaron visitados por su lengua de experta. Hasta metió la lengua dentro y lamió la tela del interior e incluso, entre el talón y los laterales de las zapatillas (el lector debe hacerse cargo de adónde digo) metió su lengua y humedeció la tela interior y la piel donde estaba forrado el talónn de piel de aquellas zapatillas. No quedó sitio que nolamiera, oliera y chupara. Ahora estában nuevas, pero eran pegajosas. Antes de finalizar quise ponerlas pero notaba la humedad que su lengua lasciva había dejado en ellas.

Cuando creía que estábamos a punto de acabar, ella cogio sus zapatillas rojas en las manos y se acerco a mí lamiéndome la polla, el trasero y casi todo mi cuerpo. Después metió mi tranca enh ambas zapatillas, pero como eran dealgodón, mi cipote disfrutaba pero no podía correr cómodamente dentro de ninguna de las dos zapatillas que aplicó a mi polla y a mis cojones. Pero ella tenía la solución. Me atrajo otra vez hacía ella, y se llevo mi polla a su bocaque otra vez la ocupaba por completo y la desbordaba. Quería lubricarla y lo hacía de esta manera. A mí ya me tenía loco y sentía ganas de morderle las tetas. Una vez lubricado mi garrote, lo metió en una zapatilla que pusoentre su coño y yo, para que me la follara como si de su propio coño se tratase. Esta vez la cosa iba mejor4 y yo arremetía contra una zapatilla querriiendo follarmela y,al mminuto siguiente, después de4 lubtricarme nuevamente con otra fenomenal mamada, meti8ó mi enorme miembro en la otra y allá estába yo dando embestidas como un poseso. Como no le parecía bastante, cogió ella misma sus propias zapatillas rojas y, pese a queeran de suave algodón, empezo a lamerlas, incluso por parte de las suelas de hule, hasta que las humedeció considerablemente. Se las quitó y, enseguida, metió mi pòllón entre sus dos suelas y empezo a pajearme como una pozsesa que sólo deseara una polla imponente. Cuando vió que ya me tenía en sus manos y que yo no podría dar marcha atrás, ni lo deseaba, ,etió mi polla en una de las pequeñas zapatillas y la pajeó de tal forma, subi8endo y bajando, pues mi polla eran casi más grande que el tamaño de sus zapatillas masturbadores, y en uno de esos embates, aullando de placer, me corrí en una de ellas y6 noté que la lechá le llegó hasta el fondo, con lo que ahora tendría un ahora exquisito. Lugo la metió en la otra, y maniobro con astucia otra vez mi polla y mis huevos hasta que, pasados unos cuatro minutos, mi polla escupía de nuevo leche que iba a parar al fondo de su pequeñña babucha. Podía decirse que había poseido a un tiempo ami novia y a sus zapatillitas y eso la hacía enloquecer.

Antes de terminar, cogió una de sus zapatillas, y como me lo conoció en la cara enseguida, met6ió nuevamente una de las zapatillas que ya estaban empapadas, y me invitó a mearme dentro si tenía gas. No tarde, pueshabíamos bebido mucho durante la cena, y lance una meada divina dentro, y haciendo luego lo mismo con la otra queme ofreci8ó gentilmente. Noté como prtono las dos pequeñas zapatillas comenzarón a inundarse y empezaba a salir liquido amarillente (orina) por la parte delantera de las zapatillas, aunque ella no se mojaba por el momento, pues la suela de hule lo evitaba. De todas maneras, al encontrarse desbordadas las zapatillas, le llego a mi chica parte de la fenomenal meada que eché en las dos y, cuando me fije bien, hasta el pompón de adorno que tenía cada una de ellas, al vaivén de mis empellones cuando me las follaba (las zapatillas) también habían sido alcanzadas por el semen y la orina. ¡Qué gustazo…! Aquello teníamos que volver a repet6irlo. Mi novia era una formidable folladora y una excelente masturbadora. No puedo pasar sin su ropa interior, sus zapatillas y su culo y su coño. ÇSi las zapatillas quedan tiesas y no pueden lavarse, con mucho gusto le comparé otras para que la próxima vez me lo haga. Las mías si pueden salvarse, me parece. Johnny Pleasure


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2 respuestas

  1. nindery

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