Nos iniciamos en estos juegos después de ver una peli un tanto escabrosa y con muchos detalles de primeros planos.

Nuestros primeros pinitos fueron de tanteo y procuramos liberar nuestra mente.

A mi pareja le pone que le vista de travesti y le ponga lencería.

La domina soy yo y el sumiso él.

Tenemos ahora una parafernalia de instrumentos de doma y tortura.

Como vivimos aislados no existen problemas de sonidos inadecuados.

Una vez a la semana nos transformamos y ejercemos nuestro oficio .

La primera acción a realizar es buscar la ropa adecuada .

Pasamos de la lencería al cuero , de la seda a los pinchos y la música sensual.

Elegimos nuestros arneses y el resto de instrumentos .

Los primeros cachetes resuenan en la estancia y sus gritos me ponen a cien.

Le azoto en las cachas, los glúteos y la polla.

Se le pone tiesa y se la bajo con hielos y agua fría.

Mi bestia que existe dentro de mi implora caña y le arreo un poco más hasta que pide una parada.

Lo beso de forma lujuriosa y le insulto constantemente.

Me pajeo frente a él y le llamo cornudo y entonces le asalto la retaguardia.

Después de unas tres horas abandonamos la acción y nos contamos nuestra experiencia.

Deseo ponerle a prueba con otro hombre para que lo monte .

Ya a la noche nos entregamos al placer mutuo e introducimos variantes de excitación .

Nuestras pelis incluyen desde lesbianas , gays , consentimiento e intercambios.

Acudimos a algún local swinger y nos entregamos al baile y a la cámara oscura.

Ya de vuelta en casa cometamos cada uno el alcance de la visita y nos fondeamos para saber nuestros límites.

La vida sexual hay que alimentarla y mi forma de vestir es totalemente sexy y procura dejarme sola cuando me mira algún salido.

Luego en casa él se pajea pensando en la situación.