febrero 21, 2013

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Pasión Salvaje

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Pasión Salvaje

Eran casi las 8 de la noche. Recién llegué del trabajo y me metí a darme un baño. Vivo solo en mi departamento. Apenas terminé de bañarme y el timbre de la puerta sonó con tanta insistencia que tuve que abrir la puerta envuelto solamente con la toalla en la cintura. Y me encontré con una agradable sorpresa, una chica trigueña de cabello largo y con un cortito vestido azul como de seda, pegadito al cuerpo.

Su auto se había descompuesto afuera frente a mi casa y necesitaba un teléfono.

-claro, no hay problema-, le dije. Me apenaba un poco que me hubiera encontrado en toalla, y es que ella no dejaba de observar los marcados músculos de mi abdomen.

-¡qué pena, estoy estorbando la salida de tu cochera!- me dijo un poco nerviosa pero recorriéndome completamente con la mirada. La dejé pasar y le dije dónde estaba el teléfono en el estudio al final del pasillo. Mientras caminaba pude admirar cómo se contoneaban sus bien formadas caderas. Sus nalgas se notaban voluptuosas y sensuales bajo ese vestido. Esas prendas de seda que dejan notar cada detalle. Su piel blanca contrastaba hermosa con el azul de su vestido. Ella llamó a su trabajo para avisar que llegaría tarde por lo del carro.

-¿Gustas algo de tomar?, disculpa lo de la toalla-, le dije mientras ella se paseaba frente a la pared de la sala viendo algunas fotos.

-¿así recibes a la gente siempre?, me refiero a esa toalla-, me dijo con una sonrisilla pícara, sus curvas se paseaban de foto en foto. Me acerqué detrás de ella y le dije cerca del oído �solo cuando son chicas bonitas con el auto descompuesto- .

Ella buscó con su mano la dura erección de mi pene entre mis piernas por encima de la toalla. Comenzó a sobarme con lujuria y la toalla cayó al piso, y quedé completamente desnudo. Ella se volteó para verme el miembro y se sorprendió del buen tamaño.

-¡qué grande y parada la tienes!- me dijo. Se arrodilló y tomó mi miembro con sus manos. Me gustó sentir la suavidad de sus manos agarrándome el pene. Abrió sus sensuales labios para meterlo en su boca. Mi pene se puso más duro de lo que estaba y ella lo introdujo suavemente deslizando la carne de mi pene entre sus labios. La cabeza de mi pene se hinchó más y comenzó a chupármelo tan rico que casi se me doblan las piernas.

Le agarré su cabellera para sostenerle la cabeza y le empujé mi pene más profundamente hasta su garganta. Ella se sintió sofocada pero al mismo tiempo ahogada de placer. Creí que se hiba a molestar pero al contrario, ella se colocó las manos atrás como si estuviera amarrada. Y me dijo -¡pégame, dame una cachetada, pégameee!- .

Entonces entendí que la brusquedad la excitaba, y sosteniéndola de la cabellera con una mano le dí una bofetada con la mano derecha y le volví a meter la verga en la boca. A mí me excitó verla cómo se excitaba de esa manera. Mi tranca se puso más dura y yo por supuesto más caliente. Y sujetándola a ella del cabello se la metía y sacaba de su boca. Lo hice con tanta virilidad que casi me estaba masturbando con su boca. Mi verga le entraba toda y ella gozaba sintiéndose sumisa y dominada.

-Aaagghh . . aagghh . .-, gemía ahogadamente con mi gruesa verga hasta su garganta.

Ya estaba yo tan caliente que quería venirme en su boca. Y yo no esperé a pedirle permiso. MI verga soltó chorros de semen inundando su garganta. De mi pene brotaba y brotaba tanto semen que comenzó a escurrirle por los labios hasta que terminé de descargarme todo en ella. Dejé de bombearle mi verga en su boca pero la seguí sujetando del cabello. Ella comenzó a tragarse mi semen, le saqué mi verga de su boca y se la retiré a unos cuantos centímetros. Mi verga aún goteaba de la enorme venida que tuve. Ella estiró su lengua tratando de alcanzar la punta de mi pene que estaba goteando de semen todavía,

– la quieres?. . pídemela puta . . pídemela . .- le dije sosteniendo a la chica del cabello para que no me la alcanzara.

-sssiiii . .soy tu putaa. .dame tu verga dame vergaaa- gritaba excitada.

Le acerqué mi verga mojada de semen y se la froté en la cara. Ella se relamía mi semen y cuando sintió mi verga en su boca otra vez me la dejó bien limpia chupándola toda.

La levanté del piso y jalándola de los cabellos la empiné sobre el sofá de la sala.

-¡Cógeme! . . . ¡cógeme bien duro!-, me decía casi suplicando.

Con una mano le levanté su vestido y me dí cuenta que no traía panties ni nada, se veía muy buena empinada en el sofá y con unas nalgas redondas y firmes. Y su cintura delgada la hacían la mujer perfecta. Yo seguía bien caliente y con la verga parada todavía a pesar de haberme venido. Le acomodé la punta de mi pene en su rajita y se la sentí bien mojada. Sin decirle nada se la metí con fuerza al mismo tiempo que la sostenía del cabello todavía. Toda mi verga le entró hasta el fondo. Y en cuanto ella sintió mi duro miembro al poseerla gimió gozando mi pene al penetrarla. M dijo que sentía tan rico, que la sentía muy gruesa y que le diera duro. Yo también sentí una delicia al entrar en su vagina. La tenía bien mojada. La seguí sujetando del cabello con mis fuertes brazos firmemente y arremetí con fuerza una y otra vez. Mi pene entraba y salía como un caballo desbocado. Seguí cogiéndola bien duro y le daba fuertes nalgadas y ella gritaba gozando y gritándome que no me detuviera.

Los empujones eran tan duros que a la exquisita chica casi la alzaba del sofá en cada metida. Me decía que le gustaba cómo le golpeaban mis testículos en ella.

Ella gemía en cada cogida.

-Aaagghh ..aahh .. aahh no pares . . no pareeess- decía empinada suplicante.

Le seguí dando duro y duro hasta que de pronto ella se vino toda.

-Ooohhhgg . .me vengoooo..-, gritó ella y sentí como sus piernas se aflojaron y su cuerpo se estremecía. Pero yo no paré de darle duro y duro. Se calentó mucho. Se mojó bastante hasta sentí que me mojó las piernas. El sofá también estaba mojado. Ella se vino tan intensa que a mí me excitó eso más todavía de sentirla así tan caliente y escurriendo tan mojada y entonces le dije que hiba a venirme en ella. No le estaba pidiendo permiso, ya mi semen venía en camino. Seguí ensartándole mi verga hasta el fondo, quería venirme también de nuevo.

¡Dame tu leche . .. dámela todaaa!-, gritó viniéndose entre gemidos. Y entonces ya no pude más y me descargué todo en ella. Mi duro miembro le entraba hasta el fondo y le dejé ir un chorro tras otro de mi semen. Qué rico fue venirnos asi tan intensos los dos. Seguí ensartándole mi verga hasta venirme también de nuevo. Mis huevos le golpeaban su vulva en cada empujón y eso la excitaba mucho. Todo mi semen brotaba llenando su vagina intensamente. Ella se agarraba bien fuerte del sofá recibiendo las duras metidas que yo le daba y gemía bien rico cuando sentía mi caliente semen llenándola por dentro. Después de venirnos nos quedamos un ratito así conectados. Ni con mi novia había sentido tanta pasión arder tan rápidamente. Creo que esta chica había logrado despertar mi oculto lado animal. Me gustó mucho hacerla mía. Nos despedimos con la promesa de vernos algún otro día. Luego llegó la grúa con el mecánico y ella se fue. No supe su nombre, pero me dejó un delicioso recuerdo . . . . y un sofá mojado.

FIN


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2 respuestas

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