Laura es una chica bastante popular por nuestro vecindario, le gustaba ir con sus amigas al cine y ver películas de todo tipo.

Ella es rubia, con pelo rizado, una cara blanquita y preciosa, pero aun mas de su precioso cuerpo.

Era muy amigo de ella, aunq nunca sentí nada por ella, hasta un día…

(…) eran las 7 de la tarde, había ido a la piscina, echo las tareas de mis estudios como psiquiatra (un dia bastante duro) y estaba viendo la tv plácidamente, de repente, vi a Laura tocando al cristal de mi jardín, con micha prisa.

-Que pasa Laura? – le pregunte.

-Me he dejado las llaves en mi casa y mis padres no vuelven hasta el sávado, podría quedarme esta noche?

-Claro.

Se desvistío, enseñando su cuerpo semidesnudo, tenía los pechos pequeños pero con forma perfecta, su vientre formaba una flecha al objetivo de cualquier hombre que la tubiese enfrente.

Se fue a la ducha, mientras tanto preparé la merienda para los dos, pero pasaron 2 horas y vi que Laura no salía del baño.

-Laura? – le pregunté por el otro lado de la puerta.

-Ven porfavor, tengo un problema.

Abrí la puerta, me sorprendí de qie estubiese sin pestillo, abrí y me la encontré inconsciente en la ducha, y me hacerqué, justo cuando ella me lanzó a mi gran bañera.

Me beso mientras me empezó a desnudar, no pude reaccionar a tiempo, y sus muslos me habían agarrado.

Estaba ya desnudo cuando ella me agarró del pene y hempezó a moverlo.

-Necesito tu ayuda – Laura me dijo en un murmullo.

Empezé a apretarle los pechos, después bajé a su vulva y le metí los dedos y enpezé a explorar su vientre por dentro. Ella gimió cuando le chupé sus pezones.

Ella se puso sobre mi, la agarré por la cintura, y la monté sobre mi.

Gritaba a pulmon mientras me besaba freneticamente, mi pene lleguó al final del tunel y entoncés la embestí hasta el final de la bañera, Laura se estremeció y paso a gemir.

-Dale mas, quiero que me dejad tan llena que hasta mi vientre explote.

La saquè de la bañera, me la llevé al jardin cerrado, y la seguí embistiendo.

Con mis manos empezé a pellizcarle el clítoris y entonces me dijo:

-Voy a corrermé, salvamé.

Deduje que quería que le diese una lección, y así hice.

Mi pene empezo a correrse en su vientre mientras ella me mojaba mis piernas, su sabroso culo estaba rojo como un tomate.

Y mi semen sobresalía de su vulva callendo al cesped,

-Déjalo dentro – me dijo.

Los dos, exaustos, nos quedamos inconscientes.

Fin del corto