Aquel día, Lucía y yo estábamos cansados. Había sido un duro día de clase y al llegar a la cama nos abrazamos y yo pensaba que nos íbamos a dormir. Sin embargo, empecé con mi jugueteo habitual, me era inevitable. Lucía era una chica de 21 años, rubia, bajita… Con los ojos marrones, el septum en la nariz, los labios gruesos más besables del mundo y, sobre todo, ese par de tetas. Era una chica rellenita con unos pechos enormes que me volvían loco. Pues bien, empecé a tocar su culo lentamente, disfrutando un magreo onocente que no tenía por qué llegar a más, pero ella empezó con su juego y cada vez me daba más fácil acceso a sus piernas, y yo castigaba sin piedad aproximándome a su sexo. Ya cuando estaba rozando su tanga decidí subir a sus tetas para pellizcar esos pedazo de pezones que tantas veces me he comido, y así, entre sobeteos, lametones y besos terminó corriéndose mientras la masturbaba. Me tumbé boca arriba y ella puso esa cara que tanto me gusta. Es dominante y sabe que puede hacer lo que quiera conmigo: yo quería que ella me pajeara pero no lo hizo, me dijo que si quería escuchar una historia tenía que tocarme yo. Y en cuanto empecé a tocarme la polla empezó:

-¿Te imaginas que nos escapamos un día a los baños de la uni? ¿Qué te gustaría hacer ahí?

-Pues… Que me la chupes…

-¿Ah, sí? ¿Y por qué no me empotras contra un vater y me metes toda la polla? Con mis tetas rebotando por todos los lados y tú follándome sin parar…

-Estaría muy bien…

-¿Te gustaría que nos grabaran?

-No sé… ¿A ti?

-A mí me pondría muy cachonda que un vídeo nuestro se hiciera viral…

-¿En serio?

-Sí…

-Te van a conocer (lo dije en tono de broma pero ahí empezó todo)

-Eso quiero, que me conozcan más a fondo.

-…¿Qué quieres decir?

-Pues grabar vídeos con otra gente… Esperar en los baños a que llegue alguien, tíos o tías, y dejarme toquetear y follar, y grabarnos para que tú lo veas, mientras los dos pensamos en ti. Él o ella pensando en el cornudo que me espera en casa, y yo pensando en lo que te gustaría verlo…

-Me voy a correr… Cuéntame alguna vez que te gustara mucho…

-El mejor fue un chico, con una polla enorme…

-¿Más que la mía?

-Sí, y se lo dije… Se corrió de la risa cuando se lo dije y no llevaba condón.

-¿Y qué hiciste? ¿Te enfadaste con él?

-No… Le pedí que lo hiciera otra vez, cielo, ¿No te ha sabido un poco raro cuando me has comido el coño?

Mientras me confesaba su infidelidad, exploté de placer y ella me besó mientras yo no paraba de correrme manchando todo.