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enero 5, 2011

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Que pequeño es el mundo!

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Que pequeño es el mundo

Mi marido llego muy contento porque le llamó a casa de su mamá su amigo Fernando que tenía 8 años de no ver porque se había ido a estudiar a Europa, ya me había hablado de él, pero yo no lo conocía ni en fotos.

– Lo invité a cenar mañana aquí en la casa � me dijo entusiasmado.

Yo me dedique a preparar todo para esa gran noche, me esmeré en hacer una rica pierna de cerdo horneada, un espagueti y vino tinto, sin que faltara el rico postre, preparé la mesa, arregle la casa y fui al salón de belleza para estar a la altura del gran reencuentro. Eran las 7:00 de la noche en punto cuando sonó el timbre de la puerta, Rafael corrió emocionado a abrir la puerta y encontrarse con su gran amigo, al verse se abrasaron con entusiasmo y emoción, cuando terminaron de saludarse, Rafael me busco con la mirada para presentarme a su amigo, al verlo me quedé helada, sentí que el piso se me abría y quise salir corriendo, tome aliento y trate de actuar lo mas natural posible.

– ¡Mira amor! él es mi amigo Fernando, � Dijo mi marido Rafael � Ella es mi linda esposa Sonia.

Tenía 3 años de casada y 2 mas de conocer a Rafael; él era asesor de seguridad industrial en una empresa de gases industriales, por motivos de trabajo había salido de la ciudad la semana anterior, por tal motivo mi amiga Sandra me invitó a salir a un bar de moda en la ciudad, me vestí muy sexy y salimos a divertirnos, cuando llegamos al lugar, escogimos una mesa y ordenamos nuestras bebidas, la música era muy buena, Sandra me dijo al oído.

 

– El chico que está en la barra esta muy guapo y no deja de mirar hacia nuestra mesa.

Yo espere unos instantes y gire mi cuerpo para estar de frente a la pista y poder ver así al chico de la barra, era muy guapo, al verme sonrió conmigo, eso me sonrojó, Sandra se dio cuenta del intercambio de miradas entre ese chico y yo.

– Bien amiga, otro chico que te prefiere a ti, voy al baño para darle oportunidad a que se acerque.

– ¡No!… ¿Cómo crees?… no vengo a ligar, soy casada, ¿ya se te olvidó? � le dije sorprendida.

– No estoy diciendo que lo ligues, no quiero que le seas infiel a Rafa, sólo que se conozcan y que bailen un rato, cuando sepa que eres casada, yo entro al quite � Dijo sonriendo.

Sandra se retiro rumbo al baño y el chico de la barra se acercó a mi mesa sonriendo agradablemente.

– ¡Hola!, ¿Me puedo sentar? � yo asentí sólo con un gesto � Me llamo Luis ¿y tú?.

– Sonia, me llamo Sonia � contesté un poco nerviosa.

Así comenzamos la platica entre el ruido de la música, cuando llegó Sandra, los presenté a ambos, después de bailar un buen rato, decidimos irnos del bar, nos subimos a su auto y como la casa de Sandra está antes que la mía, la dejó primero a ella, cuando quedamos solos, él me invitó una cerveza frente al mar, bajamos del coche y platicamos de varias cosas, reíamos sin parar, en una de esas el se acercó a mi para besarme y yo lo deje seguir, el beso fue primero tierno y después apasionado, sus manos empezaron a recorrer mi cuerpo, yo no lo detuve en nada, sus besos recorrieron mi cuello bajando hasta mis senos, los cuales saco sin ningún problema de debajo de mi blusa y los chupó deliciosamente, después de unos minutos me dijo que fuéramos a un motel, sólo con la mirada acepte, cuando llegamos volvió a besarme manoseándome mis grandes senos, me quitó la blusa y siguió besándome buscando como desabrochar mi sostén hasta que lo logró quedado mis senos al descubierto, me chupó mis senos y sus manos recorrían mi cuerpo por encima de mi pantalón, rápidamente busco la manera de desabrochar mi pantalón bajándolo hasta mis tobillos, sus besos se tornaron alrededor de mi pequeña tanga, me giró suavemente para quedar de espaldas a él y besó mis nalgas combinando con suaves mordiscos, deslizó mi tanga deshaciéndose de ella y pasando su lengua por en medio de mis glúteos, mi vagina ya estaba muy húmeda, volvió a girarme quedando mi vagina frente a su boca y con suaves mordiscos y lengüetazos me la chupo, haciéndome estremecer de placer, se puso de pie y me apresure a quitarle la camisa y el pantalón, quedando solo en su bóxer, acariciando ese gran pene por encima, después de un rato lo saque por la abertura del bóxer y lo metí a mi boca dándole una mamada tremenda, su pene estaba muy duro, yo lo disfrutaba desde la base hasta la punta, mordiendo y chupando también sus testículos, me acostó en la cama y me abrió las piernas, apunto a la entrada de mi vagina y me ensartó de un solo empellón, no pude contener un grito, inició un rítmico movimiento de cadera y mis gemidos fueron intensos, de repente se detuvo, me saco su pene y lo talló por los labios de mi vagina y mi culo, apuntando a el, empujó un poco, lo abrió, volvió a empujar metiendo solo la punta y suave y lentamente fue introduciendo todo su pene, poco a poco mi culo se acoplaba a la penetración, cuando se dio cuenta de eso empezó su movimiento de cadera, después de un rato lo saco, lo volvió a tallar por los labios de mi vagina y lo metió de un solo empellón, me volvió a dar por la vagina y lo volvió a sacar, apuntó a mi culo y lo metió de un solo empellón, repitió esa acción varias veces, hasta que lanzó un chorro de leche caliente sobre abdomen. Después de descansar un rato entre besos y caricias, volvimos a hacer el amor, esta vez terminó en mi boca, yo me trague toda su leche y lamí su pene y testículos para limpiarlos hasta la última gota. No paro ahí, nos seguimos viendo el resto de la semana, incluso pasamos tres días y dos noches completas encerrados en su departamento haciéndonos en amor de todas formas, nunca nos vestimos, encargábamos comida y no salimos para nada, para justificar la infidelidad a mi esposo le dije que tenía muchos problemas con él, incluso que lo había cachado en varias infidelidades y que casi no había sexo entre mi esposo y yo, que era un borracho y que seguido me pegaba, que él era mucho mejor amante que mi marido, que nunca había gozado tanto hacer el amor como con él y que estaba dispuesta a seguir con él cada vez que saliera de viaje mi marido, le pedí, mas bien le suplique seguir viéndonos, que fuera mi amante, pero mi marido regresaba ese día en la tarde y que yo le hablaba para otra cita. Nos despedimos con un apasionado beso quedando que yo le llamaría.

Extendí mi mano temblorosa para saludarlo, trataba de ser natural y decirle con la mirada que actuara natural, como si apenas me estuviera conociendo. Pero noté en su mirada una gran decepción, me miro con coraje.

– Fernando, Luis Fernando, Sonia que gusto de conocerte � Dijo muy serio.

Durante la cena Fernando se mostró serio, casi no hablaba, evitaba ver a mi marido a los ojos, Rafael entusiasmado comentaba anécdotas de cuando estudiaban, apenas terminamos de cenar y Fernando dijo que tenía que retirarse, Rafael salió con él para despedirlo, regresando casi tres horas después. Yo estaba sentada en la sala, lo vi entrar, con su cara desencajada, caminó lenta y pesadamente hacia mí, se sentó frente a mi, respiro hondo y profundo.

– Dime que no es cierto y te creeré a ti � dijo con voz melancólica.

Yo cerré los ojos y baje la cabeza, aceptando todo, él se paró, fue a la recamara y paso toda la noche haciendo su maleta, al amanecer salió de la casa y me abandonó. Hace 8 meses de esa cena y no he vista a Rafael ni a Fernando y yo sigo sin creer que el mundo sea tan pequeño.


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2 respuestas

  1. nindery

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