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julio 31, 2010

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El papá de mi amiga

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El Papá de mi amiga

Un sábado, me quedé a dormir en casa de Rebeca, mi amiga del colegio, ya que mi madre había salido de la ciudad a ver un familiar enfermo. Nosotras nos encerramos en la recamara a platicarnos nuestras fantasías sexuales y demás cosas de chicos, Rebe me dijo que había un chico llamado Rogelio que era dos años mayor que nosotras y la había invitado a salir ese domingo con su familia, que pasaría por ella a las diez de la mañana y que iban a varios lugares y que regresaría ya por la noche.

Nos levantamos temprano, nos bañamos y Rebe se arregló para su cita, yo sólo me puse un diminuto short ajustado color azul marino y una playera blanca de algodón con un dibujo al frente, no me puse sostén, mis pequeños senos no lo necesitaban, preparamos el desayuno y llamó a su papá, quien salió de su recamara bien bañadito, peinado, oliendo a una deliciosa loción a maderas, con una bermuda amplia y una playera de un equipo de futbol, terminamos de desayunar y levantamos todo y nos sentamos a ver televisión, en eso llegó Rogelio, al abrir Rebe, la saludo de beso en la mejilla, sus papas y hermanita también venían con él, todos nos saludamos y me presentaron, Rogelio no era guapo, tampoco feo, no tardaron mucho en despedirse.

Don Braulio y yo nos sentemos a ver televisión, pero pronto comenzamos a platicar de varias cosas, él era un hombre muy culto, siempre tenía una plática muy interesante y a mí me gustaba escucharlo, así que apague la televisión para ponerle más atención, note que cada vez que me acercaba a él para ver la revista que me comentaba, no perdía oportunidad de ver mis pequeños senos cuando se colgaba mi playera que me quedaba muy amplia, no me molestó, me emocionó, me gustó, me excitó; al mostrarme otra foto de la revista, me pasé al sofá y me pegue a él, viendo la revista, poco después la platica tornó con respecto a sexo.

– Supongo que al igual que Rebeca, tú ya no eres virgen.

– ¡Jajaja! � reí un poco por lo inesperado del comentario � Tal vez soy un poco precoz, o un poco curiosa, o un poco� atrevida.

En ese momento me senté de lado sobre sus piernas, como lo hacía Rebeca y él me decía yo era como otra hija, yo sabía entre Rebeca y él no había inhibiciones, ambos se conocían desnudos, y eso me provocaba, quería que me viera así, desnuda, y quería verlo a él desnudo, subí los pies al sofá, su mano izquierda me tomó de la cintura y la derecha la puso en mi pierna izquierda, la cual había cruzado sobre mi pierna derecha, sonrió, yo lo miré coquetamente y moví mi hombro para que cayera el tirante de mi playera, así pasó pero no dejó al descubierto mi seno como era mi intención, solo cayó un poco y apenas se veía un poco de la corona de mi pezón, él me subió el tirante y yo reí.

– ¿No que soy como su hija? � le dije coquetamente.

– Pero no lo eres� y si eres una mujer muy hermosa� es mejor no tener tentaciones, desde hace quince meses que murió Magda (su esposa) no he visto ni tocado a otra mujer que no sea mi hija Rebeca. � dijo en tono melancólico.

– ¡Don Braulio!… � Lo abracé y le di un beso en la mejilla, me excitó su comentario.

Noté que él intento abrazarme pero se contuvo, después de unos instantes de estar abrazada a él, le di otro beso en la mejilla y lo mire a los ojos, tomé su mano derecha que tenía sobre mi rodilla y la puse en mi muslo.

– ¿De verdad le parezco una mujer hermosa?.

– Si, muy hermosa � Contestó ya con su respiración un poco agitada.

– Y� ¿ni siquiera una aventurita?, usted que es ya guapo. � dije con voz muy melosa.

– No� nada� Magda era� � Su voz se entrecortó y sus ojos se inundaron de lagrimas.

La Sra. Magda había sido una mujer muy hermosa, mucho mas que su hija Rebeca, fina, delicada, muy femenina, alegre, simpática; había muerto en un accidente automovilístico, al ver a Braulio así, lo abrace fuerte del cuello y sin soltarlo, me hinque en el sofá con sus piernas en medio de las mías y me abrazó con fuerza, comencé a besarlo en la cara por todos lados.

– Yo no soy tan hermosa como la Sra. pero lo quiero mucho � Y selle mis palabras con un beso en sus labios.

– Eres muy hermosa� muy bella, con lindo cuerpo � me dijo sonriendo.

Tome sus manos una la puse sobre mi pierna y la otra la lleve a mi cara, le di un beso en la mano, sonriendo y mirándolo a los ojos, baje su mano a mi pecho posándola en mi teta y la sostuve ahí, él me lo apretó con delicadeza, acerqué mi boca a la suya y nos besamos, esta vez nuestra lenguas se buscaron y se fundieron en un apasionado y caliente beso, cuando nos separamos, su respiración era agitada, baje mi mirada y vi un gran bulto debajo de su bermuda, crucé mis manos intentando quitarme mi camiseta, Braulio me detuvo sujetando mis brazos.

– No nena, no amor, no lo hagas� � me dijo apurado.

– ¿Me desprecias? � Le dije con voz tierna.

– No, no muñeca� lo que pasa es que no me voy a poder detener � me dijo soltando mis brazos.

– No quiero que te detengas � dije al momento que me quitaba la camiseta, quedando mis pequeños senos frente a su cara.

Él vio mis senos un poco sorprendido, excitado, emocionado, me tomó de la cintura y lentamente fue subiendo sus manos hasta tocarlos, los acarició suavemente, apretaba mis pezones con ternura, sin apartar su mirada de ellos, acercó su cara a mi pecho y sacando su lengua me lamió por en medio de ellos, un calor empezó a apoderarse de mi cuerpo, me lamía una y otra vez, sus manos ya se habían apoderado de mis nalgas y me empujaba hacia a él, continuó lamiendo alrededor de mis senos, pero sin acercarse a mis pezones, eso me provocaba ansiedad, ya quería que me chupara mis tetas, los dedos de mis manos se perdían entre sus cabellos, su lengua subió lamiéndome mis hombros, después mi cuello hasta juguetear en mi oído, los chasquidos de su boca me excitaban al máximo, yo gemía de placer, nos besamos, sus manos acariciaban mis nalgas y mis tetas, no estoy segura, pero creo que en ese momento tuve mi primer orgasmos, me tomó de las piernas y se puso de pie cargándome fácilmente, y me llevó a su recamara. Me acostó en su cama y se quitó su playera deportiva, su piel morena y su pecho velludo me excitaba, tomó mi short por la cadera y lo deslizó suavemente hasta sacarlo por mis pies, quedando solo con mi bikini blanco de algodón, sus manos recorrieron mis piernas acariciándome y besándome por la parte interna de mis piernas, me respiración se agitaba, mi corazón parecía que se iba a salir, poco a poco sus besos suaves se acercaban a mi vagina aún oculta por mi bikini, su nariz la rozó por encima de mi bikini y en medio de mis húmedos labios vaginales, me dio dos o tres mordiscos con sus labios a mi vagina.

– ¡Ahuogh!… ¡que rico!… � dije con el poco aliento que me dejó otro orgasmo.

– ¡Que rico huele! � me dijo, continuando con sus besos y mordiscos sobre mi bikini ya bien húmedo.

Sus manos bajaron apenas mi bikini quedando justo al ras de mi vagina, descubriendo mis vellos que le empezó a clavar los diente suavemente, produciéndome un placer enorme, su lengua rozaba mi clítoris por debajo de mi bikini, sus manos al fin me lo quitaron, con mis piernas abiertas, el besaba y mordisqueaba el interior de mis muslos y alrededor de mi vagina.

– ¡Mámame!, ¡chúpame!, ¡quiero sentirte! � estaba muy ansiosa, caliente.

Al fin sentí su lengua en mi vagina, buscando lo más profundo de mi cavidad, el placer fue tal que tuve otro orgasmo, me chupó todos mis jugos, mientras sus manos me acariciaban mis tetas, su lengua seguía recorriendo todo lo largo de mi vagina y lo mas profundo que podía llegar, me levantó las piernas y su lengua llegó a lamer mi culo, un placer que jamás había sentido, alternando sus profundas exploraciones entre mi vagina y mi culo, se quitó su bermuda y vi su enorme verga bien erecta, se puso un condón y la acercó a mi vagina, la frotaba abriéndome los labios, la puso a la entrada y moví mis caderas para que entrara y él la retiró, la colocó a lo largo de mis labios y empujo como si quisiera meterla así atravesada.

– ¡Ya cógeme!…. ¡quiero sentirte dentro de mi! � le dije desesperada.

Volvió a ponerla a la entrada y la empujó con fuerza hasta adentro, haciéndome dar un grito que terminó en gemido, se quedó sin moverse un instante, comenzando un rico y suave movimiento de entrada y salida, combinándolo con movimientos circulares, después de un rato, se detuvo, me dio vuelta, me puso hincada en la cama con el culo parado, metiéndomela otra vez en la vagina, me agarraba mis nalgas, las apretaba, me daba nalgadas, sin detener el ritmo empujando su verga hasta lo más profundo de mi ser, mis gemido eran casi grito, de repente me la sacó, se quitó en condón y chorreó su leche caliente sobre mis nalgas y espalda, fue delicioso, se acostó junto a mí, nos besamos, me acariciaba mis senos, mi cintura, mis piernas, fue el mejor sexo que había tenido en mi vida, lo besaba con ansiedad y ternura, mostrándole lo complacida que estaba, así pasaron varios minutos.

Yo estaba boca arriba, él se puso sobre mí para chuparme mis tetas y sentí su verga dura rozar mis piernas, me tomó de las cintura y giramos colocándome encima de él, me senté sobre sus piernas, le agarre su verga y la froté por mi vagina, sin soltarla deslicé mis caderas hasta sus rodillas y comencé a chuparle la verga, la lamía desde su base hasta la punta, la metí en mi boca, tratando de comérmela toda, besaba y lamía sus huevos, veía en su cara como disfrutaba lo que hacía, disfrutaba el sabor de sus jugos combinados con los míos, acerqué mi vagina para montarme sobre esa verga grande y gruesa, la quería sentir dentro otra vez, él me detuvo cuando vio lo que pretendía, para colocarse otro condón, le agarre su verga, me coloque sobre ella y la fui introduciendo poco a poco, cuando la tenia hasta dentro y me sentí cómoda, comencé a mover me cadera, a cabalgar sobre él, sus manos me agarraron mis tetas, yo agitaba mi cabeza y mis cabellos alborotados cubrían mi rostro, él empujaba su cadera hacia arriba haciéndome gozar aún más, sus manos recorrían todo mi cuerpo, nos besamos, yo no dejaba de moverme, me incorporé de nuevo para seguir saltando sobre él, cuando vi en su cara que estaba por terminar, pronto me separe, le quité el condón y comencé a mamársela con vehemencia, deseaba probar su leche, sus huevos estaban muy mojados, mojados de mis jugos, empezó a gemir, sabía que venia el chorro, su leche caliente inundó mi boca, me apresure a tomármela toda, vino un segundo chorro, en menor cantidad, me la tome toda y lamí toda su verga y huevos para limpiarle hasta la última gota de leche, relajó su cuerpo, yo me recosté sobre sus piernas, con mi cara cerca de su verga y huevos, que besaba y chupaba lentamente y casi sin moverme, así nos quedamos dormidos no sé cuanto tiempo.

Cuando despertamos, nos bañamos y acordamos no decir nada a Rebeca, ese sería nuestro secreto, me fui a mi casa antes que regresara ella, ese día tuve mi primer gran sexo, fue delicioso, inolvidable, pero no fue él último con Braulio, hubo más, también increíbles.

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3 respuestas

  1. lobo_caliente

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  2. nindery

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