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julio 27, 2013

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El Callejón

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Fue en ese callejón oscuro y desolado donde nuestros encuentros se hicieron mas frecuentes, recuerdo que era un callejón pocas veces transitado por algún vehículo y también pocas veces se veia pasar por ahí a algún vagabundo ó algún borrachin, mas nada, por lo mismo lo escogimos, por la tranquilidad que nos representaba, y cada que queriamos entregarnos al placer sexual pues acudiamos a ese lugar.

Aparcabamos el coche ahí y en el asiento trasero dabamos rienda suelta a todos nuestros instintos.

Cierto día llegamos al lugar y ya entrados en la «calentura» nos pasamos atrás del coche, recuerdo que en un momento yo ya estaba ahí sentada con mis piernas bien abiertas y tu disfutando de mi rajita, succionabas con una gran habilidad, yo gemia y me retorcia del placer que me brindabas mientras acariciaba tus cabellos, asi estuvimos por un largo rato, tu haciendome tocar el cielo con tu lengua diestra dentro mio, luego de haber bañado tu rostro con mis jugos, cambiamos de lugar.

Tu te sentaste y te dejaste hacer, yo ahi en medio de tus piernas comencé tomando entre mis manos tu falo que con el solo hecho de haberme escuchado gemir estaba duro como un mástil, comencé con el sube y baja, y miraba como la cabecita se asomaba con cada movimiento, luego no aguanté más y me la tragué de un solo sorbo, provocandote un espasmo que te hizo gritar del placer que sentiste en ese momento, yo succionaba despacito, poco a poco sin prisa, y dentro de mi boca sentia como tu verga venosa palpitaba al contacto con mis labios y mi garganta, era delicioso tenerte ahi, chupandote sin parar al igual que antes lo hiciste tu, te retorcias y pedias más y más, mientras yo me deleitaba con tu carita de excitación y eso me ponia a mil cada vez más.

Hasta que llegó un momento en que no aguanté y ya que tenía tu verga tieza decidí montarte, me abracé de tu cuello y me senté de un solo golpe, sintiendo como la cabecita de tu pene iba abriendo las paredes de mi vagina chorrante del deseo por ti, tú me tomaste de las nalgas y empezaste a subirme y bajarme de una forma tan frenética como nunca antes lo hiciste, era un chocar de cuerpos, donde tu verga entraba y salía de mi de una forma expectacular, los dos gemiamos y gritabamos sin parar, confiados en que estabamos en un lugar apartado del ruido de la Ciudad, tu chupabas mis pezones y a la vez no soltabas mis nalgas, yo estaba en el cielo con cada embestida que me dabas, por fin conseguímos corrernos juntos, y yo quedé ahí encima de tu pecho exhausta sin fuerzas y compartiendo el sudor de mi cuerpo con el tuyo.

De pronto escuchamos un extraño ruido y al voltear a la ventanilla de a lado, cual fue nuestra sorpresa que vimos una descarga de un líquido blancusco chorreando por el vidrio, un vagabundo que por ahi pasaba al parecer habia disfrutado de nuestra entrega y no aguantó más el espectáculo que tenía ante sus ojos y nos dejó la muestra en la ventanilla…


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2 respuestas

  1. nindery

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