Por
Anónimo
El carnaval
Hola, me llamo Ramón, tengo 26 años llevo casado 4 y esta es la historia que me pasó en carnaval de Badajoz. Todo empezó con la visita para pasar las fiestas de la prima de mi mujer Adela. Mi mujer se llama Clara. Adela es una mujer muy atractiva, tiene 32 años y la verdad es que es despanpanante, la describiré un poco. Es morena de pelo largo liso y grandes ojos marrones. Es muy guapa de cara, aniñada y de facciones muy femeninas, mide 1,66 y sus medidas son espectaculares. 115-60-90. Como podéis comprobar sencillamente bestial. En fin, todos los años nos visita en carnavales, le gusta mucho esta fiesta aquí. Mi mujer, Clara, no le va a la zaga. Es guapa, joven, coqueta, atrevida y siempre está sonriendo. Clara es rubia teñida, pelo ondulado ojos azules y sus medidas no le van a la zaga a la de su prima Adela. 1,62 100-58-92. En esas fechas estoy prácticamente empalmado todo el día y lo digo porque se pasean por el piso semidesnudas. Llevaban tiempo diciéndome que querían disfrazarme de mujer, que daría el pego…yo la verdad nunca me vi, pero ante la insistencia de mi propia esposa, accedí con la condición de que no se pasaran demasiado en el disfraz. Bueno lo cierto es que después de tantear mucho un día llegaron a casa con una caja de la cual sacaron tres disfraces de enfermera. Se lo tomaron tan en serio que me depilaron entero, aunque la verdad no soy de mucho vello. Me hicieron las cejas y me maquillaron, después me vistieron con todo tipo de detalles, incluso me hicieron ponerme unas tangas. Para resumir, el día que salimos por la puerta del piso íbamos los tres como tres enfermeras de verdad. Eso sí, la más sexy era yo. Parecía una mujer, entre la peluca de buena calidad y la ropa que llevaba me sentía como una mujer más al lado de ellas. Incluso me habían puesto un perfume que suele usar mi mujer y que me encanta. Opium. Salimos por las calles de Badajoz tomando copas, y enseguida me di cuenta que la mayoría de los hombres nos miraban mucho. Los chicos más jóvenes nos lanzaban piropos sin reparo,pero con la gracia que acarrea la fiesta del carnaval, es decir, sin faltar el respeto. Pasaron las horas y por algún motivo vi a Adela y a mi mujer Clara algo excitadas, yo era el centro de atención de las dos hermosas mujeres. A mi mujer siempre le había atraído eso de cambiar los papeles, pero he de reconocer que jamás lo habíamos hecho. Llegada la noche y cargados de alcohol, nos vimos inmersos en una bacanal por todo lo alto en la fiesta del carnaval, perdimos el control y nos pusimos a bailar descontrolados por completo en una discoteca. Fue en ese sitio cuando ocurrió algo que iba a cambiar el trascurso de las fiestas. Sentados en un rincón Adela se me avalanzó por sorpresa y me beso introduciendo su lengua sutilmente. Mire a mi mujer desconcertado pero Clara lo único que hizo fue dar un trago a su copa y recostarse hacia atrás para mirar. No pude resistir sentir los enormes pechos de Adela sobre los míos artificiales pero muy bien terminados. La verdad es que parecían reales. Nos fundimos sin pensar en más. Al cabo de un rato, mi mujer se unió, y ante mi sorpresa comenzó a besar a Adela. Siempre había tenido fantasías sobre esto, ver a mi mujer con Adela. Aún así nos controlamos un poco, ya que estábamos en una discoteca y podríamos llamar la atención. Adela dijo de irnos al piso, como si tuviésemos un muelle nos levantamos y nos dirigimos al piso. Antes de salir de la disco, se nos acercó un hombre de unos 35 años, muy educado, nos preguntó si podía acompañarnos, así, sin más. Adela sonrió a mi mujer, que no le quitaban ojo. El hombre era un mulato realmente atractivo, no lo puedo negar. Era alto al menos de 1,90 mulato de ojos verdes y muy atractivo en sus facciones. Mi mujer me miró sonriendo y antes de que yo dijera nada dijo al hombre que quien le gustaba de las tres mujeres. Ante mi sorpresa el mulato giró su mirada y clavó sus ojos mirándome a mí. Me quedé sorprendido, mientras mi mujer y Adela reían; al instante sus risas se convirtieron en una conversación privada entre las dos de oreja a oreja, riendo y susurrando algo. El mulato se me acercó presentándose cortés mente. -Me llamo David, soy dominicano. Me quedé helado, no sabía que decir, pero fue Clara mi mujer, la que se adelantó. Ella se llama Ramona. David pareció satisfecho con la respuesta y salimos de la discoteca dirección al piso, que estaba a pocas manzanas del lugar. Intenté acercarme a mi mujer durante el trayecto pero esta me esquivaba e iba agarrada del brazo de Adela delante, dejándome el mulato para mi. David me vio intranquilo, pero una frase suya desmontó todo mi cuerpo. -no te preocupes, sé que eres un hombre.
Aquello me dejó perdido, caminando torpemente con aquellos tacones que llevaba, ahora parecía torpe y eso que sabía andar bien con ellos. David sonrió…se acercó a mi mujer y dijo que era muy hermosa. -Ella? Te gusta? dijo Clara mirándome…
las risas continuaron y yo empecé a sentirme algo incomodo. Sin embargo algo dentro de mí me impedía parar, la verdad es que en esos momentos lo que quería era llegar a casa y quitarme el maldito disfraz.
Al entrar a casa Adela se dispuso a poner unas copas, mi mujer puso música y yo salí como un resorte a la habitación a quitarme el disfraz, pero al momento entró mi mujer.
-ni se te ocurra…no te lo quites!-dijo con mal humor.
Se acercó a mí y cambiando su expresión me besó dulcemente. Me dijo que quería seguir con el juego a lo que yo me negué.
-siempre has deseado verme con Adela, verdad?…
-hoy es ese día. Pero tú has de hacer algo a cambio.
No comprendía sus palabras, pero me las decía con esa voz de chiquilla sensual que tiente que te deja inerte. Siguió con su propuesta hasta que consiguió convencerme. No sé porqué lo hice, aún hoy en día no lo sé…pero accedí a su petición. Yo sería UNA más, sí, una….
Salimos del cuarto y al llegar a la sala nos encontramos con David y Adela bailando muy juntos en medio de la sala. David estaba metiendo mano a Adela sin reparo alguno. Me sorprendió ver a Adela entregada a ese mulato echando su larga melena hacia atrás y restregando sus tetas por el ancho pecho de David. Clara me agarró de la mano y nos pusimos a bailar pegados al lado de los invitados. Entonces Clara comenzó a lamer mis labios con sensual paciencia. Me estremecí al sentir la suavidad de su lengua; al cabo de unos minutos Adela se separó del mulato y vino a nosotros. Clara dejó libre mi cuerpo y Adela se acercó a mí, me enredó entre sus delicados brazos y su cuerpo caliente se aferró al mio. Sin mediar palabra comenzó a besarme y a tocarme el culo, yo dejé que todo fluyese a su gusto y miré a mi mujer que se solapaba con David y me sorprendió verla besarse con aquel hombre. Adela se percató, y con sus largas uñas en mi barbilla apartó mi mirada de mi mujer para llevarme a sus enormes ojos que parecían sedientos de deseo. Finalmente me entregué por completo, comencé a devorar a Adela sin contemplaciones. Perdí la noción del tiempo y cuando volví a la sala, vi como mi mujer y el mulato se habían sentado en el ámplio sofá de la sala, mirándonos excitados. David hizo un comentario diciendo que no había nada mejor que ver a dos mujeres besándose y metiéndose mano. Todo dio un giro de repente. Adela se separó de mí y se fue al sofá, yo me quedé inmóvil en medio de la sala, Adela se puso al lado de Clara y comenzó a acariciar su cara, mi mujer reaccionó besándola como si nunca lo hubiese hecho o como si lo llevase deseando mucho tiempo. Aquella imagen no se me puede olvidar aún hoy. Era lo más excitante que jamás había visto. Las dos primas se fundieron, ya no había remedio, se empezaron a desnudar la una a la otra como si estuviesen solas en la sala. Acabaron sobre la alfombra iraní que teníamos en toda la sala. Fue entonces cuando David se levantó, se puso una copa y me trajo otra para mí.
-buen espectáculo…verdad?
La verdad es que lo era. De repente David se acercó mucho a mí, puso su mano sobre mi barbilla y comenzó a seducirme. Jamás me había seducido ningún hombre, pero por alguna extraña razón comencé a excitarme. Él me trataba como si fuese una mujer, aunque sabía que era un hombre, me hablaba de lo hermosa que era y que tenía un cuerpo espectacular. Poco a poco sucumbí a los encantos de aquel hombre, hasta verme enredado entre sus brazos. Me dejé llevar sintiéndome realmente seducida, sí, digo seducida porque de algún modo me sentía que era una mujer más en aquella fiesta. El olor a perfume de mi mujer me embriagaba y finalmente mi cuerpo comenzó a relajarse y a dejarse llevar por las caricias de David. El mulato comenzó a besar mi cuello con delicadeza e hizo que me estremeciese y curiosamente noté como mis pezones se erizaban. Miré a mi mujer que seguía con Adela ahora completamente desnudas, el espectáculo que veía consternaba mis sentidos. Estaban entregadas en un 69 maravilloso. Al momento miré a David. Él en todo momento había sido muy educado, no quería contrariarme, me acerqué a él y metí mi lengua en su boca. Perdí el control y me dejé llevar por el deseo, mi mano bajó lentamente por su pecho hasta llegar a su entrepierna, comprobé un enorme bulto que traspasaba su pantalón y llegaba hasta la palma de mi mano. Me excité, ya me daba igual todo. Aquello me estaba gustando. David se dejó tocar, me besó con pasión y después cogió mi mano y me hizo una indicación para que le siguiera. Nos fuimos a la habitación. Allí cara a cara me sentí relajado, y excitado como nunca. David estaba de pie, esperando una reacción mía. Y lo hice, me puse de cuclillas, vi mis medias blancas con ligero y mis zapatos de tacón, me gustó. Era como si fuese otra persona y continué con el juego. Delante del mulato comencé a quitarle los pantalones. Lo hice y ante mí quedó una enorme polla, a media erección. Me pareció enorme, pero me la llevé a la boca,comencé a mamarla con desesperación, me gustaba su sabor, su olor, su calor, su textura…todo. Me excitaba sentir el sabor del carmín de mis labios mezclado con las primeras gotas de semen que David me regalaba. Mi pelo se mezclaba con su polla y me sentí aún mejor. Sin poder parar continué mi mamada mientras David se desnudaba por completo diciéndome lo bien que lo hacía y lo que le gustaba. Sus palabras lejos de molestarme me excitaban cada vez más. Mi mano se aferró a aquella enorme tranca que parecía no poder parar de crecer, meneandola con más fuerza a la vez que no dejaba de chuparla con entusiasmo y gusto. Tan ensimismado estaba con aquella mi primera experiencia que no advertí que Clara y Adela estaban sobre la cama observando el espectáculo excitadas como perras.
David me dijo que se iba a correr y yo lejos de apartarme incrementé el ritmo y un torrente enorme de leche fue a parar a mi boca, me aparté un poco, pero sus chorros no dejaban de salir, mis labios mi disfraz todo estaba siendo empapado de una leche caliente y salada a la vez que dulce…no sé como describirla, lo cierto es que me gustó el sabor; no la tragué pero la saboreé con delicadeza. Fue cuando vi a mi mujer y a Adela. Las dos se masturbaban mientras miraban lo que estaba sucediendo, mi mujer tenía la cara desencajada y a los pocos segundos gritó como un gata en celo sacando un enorme chorro. Adela casi al unisono se corrió también y ambas se fundieron en un beso infinito. No acabó ahí la cosa, David me llevó a la cama con mi esposa y Adela las cuales vinieron a mí besándome y sonriendo, asintiendo y con los ojos llenos de admiración. Parecían satisfechas de lo que había hecho. Dejaron a un lado y Adela me dijo que me pusiese a cuatro patas. Clara me desnudó por completo dejando solo mis medias, ligueros y zapatos de tacón. Adela se colocó un arnés que habría traído. Y David comenzó a lamer mi ano de manera maravillosa, Jamás había sentído algo semejante. Que placer!!!!
David me folló, mientras Adela me daba a probar su arnés al cual mamé con sumo gusto. Clara mi mujer se colocó otro de mayor tamaño y la orgía se centro en mí. Me follaron, me hicieron que se la mamase a todos y luego yo también follé con una y otra, excepto a David que estaba dedicado siempre a mí y a mi culo, que decía le volvía loco.
La noche fue larga, al igual que la mañana. El sexo nos devoró y perdimos el control por completo. Pero a partir de aquel día sucedieron más. Mi mujer, Adela su prima, David y yo, formamos un cuarteto en el cual nos deshinibimos de todo…Ha habído más fiestas, en la cual hemos follado hasta la extenuación…pero si algo he sacado en claro de esto es que disfruto del sexo, hombre o mujer…
3 respuestas
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