Por

Anónimo

enero 11, 2015

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Sumisión

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Entro en el hotel, saludo a la recepcionista con un leve movimiento de cabeza. Y me dirijo hacia el ascensor. Pulso el botón de la sexta planta.

He recibido un mensaje de ÉL, citándome en la habitación 625. Repaso el maquillaje y mi pelo, suelto tal y como lo desea EL. Llevo puesta la camisa blanca, sin sujetador, mis pezones están erizados, estremeciéndose con cada movimiento. Parecen que sepan hacia dónde se dirigen.

Me aliso las arrugas imaginarias de mi falda. Repaso mi móvil y no veo ningún mensaje nuevo, ninguna instrucción.

Me fijo en los números del ascensor que se van iluminando a medida que paso un piso tras otro. Mi corazón se aceleran al mismo ritmo. Mi respiración se acelera, y el ascensor se detiene.

Cojo fuerte el asa de mi bolso, y busco la habitación. El repiqueteo de mis tacones quedan amortiguados por una alfombra roja. La humedad de mi entrepierna crece a medida que se que me voy acercando a ÉL.

Cuando llego a la habitación la puerta está entornada, respiro profundamente y entro despacio. La luz está apagada, a pesar de ser de día, a penas se nota ya que las persianas están echadas. Cierro la puerta tras de mí, y noto que la habitación tiene muy pocos muebles, justo delante de mi hay una butaca y a pesar de estar oscuro, se que está sentado allí y me está mirando. Sigo el protocolo establecido, me desabrocho la camisa y la dejo en el suelo, me subo la falda hasta la cintura. Voy al baño, y a tientas cojo una toalla, me pondo delante de EL y estiro la toalla en el suelo. Me quito los tacones, me arrodillo encima de la toalla, apoyo el pecho en el suelo y estiro los brazos. Me gusta estar a su merced, en posición de inspección.

Estoy en el suelo, con una mezcla de sensaciones, feliz por estar a sus pies de nuevo, nerviosa por saber que me espera, muy puta, muy perra, me pone tremendamente en celo.

Pasados unos pocos minutos, que me parecen eternos, se levanta. Su respiración pausada, su andar meditado, sus actos estudiados�sabe perfectamente como tiene que moverse para ponerme cardíaca.

Da varias vueltas a mi alrededor, y se para en mi espalda. Me llega su olor, ese perfume tan varonil. Y recibo un azote con la mano abierta en mi trasero. Suelto la respiración, que no sabía que tenía contenida. El azote recibido me escuece, pero he de mantener la compostura.

-No te muevas. �Su voz grave, me hace estremecer.

Mis pezones sobresalen aun más, parecen que buscan a su Amo. No me había dado cuenta que me había movido. Recibo otro fuerte azote, ahora, en la otra nalga.

-¿Me has oído? �Dice mientras coge mi pelo de un puñado.

-Si mi Amo. �Notar su respiración en mi cuello, cerca de mi oreja hace que mis palabras salgan entrecortadas.

Sin soltarme el pelo me hace andar a gatas por la habitación, hasta llegar a la butaca dónde toma asiento. Coge a tientas un mando y pone una música relajante. De fondo se escucha, People Help the People. Afloja el puño soltando, despacio, mi pelo y acariciando mi cabeza. Como a una buena mascota. Sus dedos acarician mi oreja y se desliza por mi mandíbula hasta rozar mis labios. Mi respiración se acelera, mi corazón acelera sus pulsaciones. Con el pulgar recorre mis labios y separándolos mete el dedo dentro de mi boca.

Empiezo a chuparlo, lentamente, como si se tratara de su polla. Jugueteando con mi lengua, absorbiendo, saboreando,�saca el dedo de mi boca. Me quedo anhelante de mucho más.

Me da una bofetada que me cruza la cara. El calor me llega desde la mejilla hasta el labio inferior. Deseo él, el que sea que me alivie. A pesar de todo, noto mi entrepierna húmeda, deseo que me use, me utilice.

-Dame placer! �Dice en un tono de voz serio.

Supongo que no habrá tenido un día fácil, así que quiero ser yo la que lo arregle, nací para servirle.

-¿Puedo tocarle mi Amo? �Pregunto dubitativa.

-No más de lo necesario.

Le desabrocho el cinturón, quito el botón de su pantalón y bajo la cremallera despacio. La boca se me hace agua. Trago saliva mientras le ayudo a quitarle el pantalón.

Cuando se vuelve a sentar, veo su polla descansando sobre su muslo La cojo y me la meto en mi boca, todavía no está erecto pero ya noto el sabor de su líquido preseminal. Bajo un poco la piel, y meto el capullo en mi boca. Y chupo despacio, de arriba a bajo. Le doy pequeños besos, y después lo meto hasta mi garganta. Toco de mientras sus huevos. Apoya su mano en mi nuca, y mete la polla semi erecta en lo más profundo de mi garganta. Empieza a follarme la boca, y a medida que se hacen más fuertes sus embestidas su polla se pone más gorda. Abro mi garganta para él. Y la mete en lo más profundo. Pequeñas lágrimas asoman en mis ojos.

Coge de un puñado mi pelo y se aparta de mi boca.

-Si sigues así me correré y todavía no me apetece. Ahora tócate para mí.

Apoyo mi espalda en el frío parquet, y se me pone la piel de gallina. Con mi dedo corazón separo mis labios en busca de mi clítoris, lo empiezo a tocar despacio. Estoy completamente mojada, y no me hace falta ningún tipo de lubricación extra. Mientras sigo tocándome, empiezo a pellizcarme un pezón. Mi respiración se acelera y por mi cabeza pasan imágenes�como flashes�..de los diferentes encuentros que he tenido ya con él. De las diferentes formas con las que me ha poseído, de las diferentes formas que me ha castigado, azotado,�.de las diferentes formas y de los diferentes lugares en los que me ha metido mano. Cada vez siento mi orgasmo más cerca, y acelero el ritmo. Sé que no puedo correrme sin su permiso y cuanto más cerca lo noto, me coge de la mano.

-Ni se te ocurra correrte zorra.

Se me para la respiración, no se que hacer, lo tengo mirándome directamente a los ojos. No se cómo pero está arrodillado entre mis piernas, y antes de que me de cuenta ya me ha metido la polla fuerte.

-Ahhh! �Se me escapa asombrada.

-No te he dicho que puedas hablar. �Dice apretando los dientes.

Las embestidas son potentes, lo noto en lo más profundo. Me coge de los pechos y me retuerzo en mi lugar. El me lanza una sonrisa, de esas perversas suyas! Se acerca a mi, a mi oído. Puedo notar su respiración en mi cuello.

-¿Te gusta que te folle?

Se acerca a mis tetas y muerde fuerte un pezón.

-Ahhh!

-Contesta perra! �Ordena sin soltar el bocado.

-Sí �Mi respuesta está entre cortada, me duele pero no puedo dejar ver mi debilidad. �Si mi Amo.

Suelta mi maltrecho pezón y lo lame suavemente. Saca la polla de mi chocho.

-No quiero tener que preguntarte las cosas dos veces! Te has portado mal perrita traviesa!

Vuelve a meterme la polla pero esta vez por mi culo. La noto en toda su anchura, necesito unos segundos para respirar, pero no me da tregua. Noto un punzante dolor en mi trasero pero me noto en la delgada línea del dolor y el placer. Mi respiración se va acelerando.

-Puedo correrme mi Amo?

-Por supuesto mi Perra.

Acelera sus embestidas, y mientras me retuerzo de placer entre sus brazos el se corre también, llenándome física y psicológicamente. Soy muy feliz sirviéndole.


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2 respuestas

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