julio 9, 2022

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rompiendo la monotonia (3 y final)

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LA NUEVA VIDA

Incorporarse a la rutina después de las vacaciones nunca es agradable, pero es necesario. Manuel y Vanesa tardarían unos días en arreglar todo y volver a Asturias, días que se me antojaban eternos. Esa tarde recibí un email, con instrucciones de mi cuñado para que recogiéramos las llaves de la casa en la oficina de la empresa que les había hecho la reforma, y la dirección para que la fuéramos a ver.

El fin de semana escapamos a verla. Era un chalet dentro de una finca grande, totalmente vallada y discreta. Recién pintado, se apreciaban las ventanas y puertas nuevas, con un gran ventanal en el lateral derecho que daba a una piscina y una zona para tomar el sol. Era lo que siempre había soñado. Por dentro todo era nuevo y moderno, el piso de abajo tenía una enorme cocina, con comedor, isla, vamos un sueño. El salón con chimenea que daba a la piscina, una habitación principal con baño, otra habitación más pequeña, un aseo, la escalera de acceso al piso superior, una puerta de acceso al garaje en la parte trasera, y una cerrada, que ninguna de las llaves abría, y supuse era el sótano.

El piso superior, era un copia y pega del inferior, salvo las puertas de garaje y sótano, y el ventanal, que aquí daba también a la piscina, pero sobre un balcón. Era perfecto, 2 viviendas en una, independientes pero unidas. Decidimos aceptar la oferta, y así se lo comunicamos a nuestros cuñados desde allí mismo.

·         Genial!!!! Dijo Manuel, estoy encantado! Pues podéis trasladaros cuando queráis, prepáralo todo, ya esta funcional. Nosotros vamos definitivamente a primeros de mes. La próxima semana llegaran nuestras cosas. Arriba o abajo? Qué prefieres?

·         El bajo, si no te importa, respondí.

·         Perfecto, pues vuestro es. Nos vemos en quince días

·         Ok, y Gracias! Respondí

Esas dos semanas se me hicieron eternas, Vanesa pidió unos días para preparar la mudanza y yo hice lo mismo, en cuanto liquide varias cosas, cerré unos días por asuntos personales. Queríamos estar instalados para cuando ellos llegaran.

Y así fue, el domingo al mediodía, llegaron a casa.

Les ayudamos con las bolsas que traían y vieron nuestra planta, ya medio personaliza con fotos y cuadros nuestros. Les gusto mucho

En la planta de arriba les habíamos colocado más o menos todo lo que había llegado día antes, salvo la ropa y las cosas personales, ya que cada uno tenemos nuestras manías.

Les dejamos acomodarse mientras baje a preparar algo de  comer. La sobremesa la pasamos hablando de la casa, la zona, lo tranquilo que era, pues en 6 días que llevábamos allí viviendo, aun no habíamos visto a ningún vecino. Es lo que tiene entrar en coche directo a tu finca, si no quieres, no hay contacto.

·         Estaréis deseando ver la mejor zona de la casa, no? Dijo Manuel

·         Estuve a punto de forzar la puerta 2 veces, jaja respondí

·         Vamos, dijo Manuel, y toma, tu llave, me dijo dándome una.

Como había prometido, la sala no nos defraudó. Era enorme, casi media planta del chalet, la otra media era el garaje, totalmente insonorizadas las paredes en acolchado rojo, con varios espejos en algunas zonas, estratégicas supuse, y algunos en el techo. Potro, silla ginecológica, cruz, x, varias poleas en el techo, grilletes en varios puntos, una especie de somier antiguo metálico, conectado a un generador, un armario con todo tipo de parafernalia, dos butacas negras de piel, vamos, todo. Un pastizal gastado únicamente para el placer y el dolor. Estábamos embobados tanto Vanesa y yo, como Silvia, que tampoco lo había visto. Al fondo había una puerta, de acceso a un baño con hidromasaje, para relajarse después de una sesión. Había también una pequeña nevera. Estaba pensado hasta el último detalle. Era perfecto

·         Que os parece? Dijo Manuel

·         Perfecto, respondimos

·         Hermanita, dijo sin preámbulos, desnúdate, quiero ver mi propiedad

·         Qué?? Exclamo Vanesa, que no se lo esperaba, ahora?

·         Acaso estas sorda? Respondió y agarrándola por la camiseta, de un tirón se la desgarro

         dejando sus tetas al descubierto, con la R completamente curada, y los pezones erguidos y perforados, desafiantes.

·         Aquí dentro, obedeceréis sin rechistar, y hablareis solo si se os pregunta, dijo, y le arreo un bofetón en la cara. Lo has entendido?

·         Si amo, respondió Vanesa, bajando la mirada al suelo, sumisa

Yo estaba un poco desubicado, la verdad. No me esperaba una entrada así.

·         Desnúdate y enséñame el resto, le dijo. Vanesa lo hizo sin rechistar.

·         Perfecto, exclamó satisfecho, mientras me miraba

·         Tu a que esperas? Espeté a Silvia, también quieres una ostia?

·         No amo, respondió mientras se quitaba la ropa

Estaba muy morena, su marca, también cicatrizada, lucía en su depilado pubis. Entre sus labios se apreciaba la piedra superior del piercnig, y los pezones, se veían duros y firmes, con sus joyas manteniéndolos así.

Manuel llevo a Vanesa al centro de la habitación, y le sujeto los brazos a una cadenas que pendían del techo, en una polea. En el suelo, había otras que sujetaron sus tobillos con las piernas muy separadas. Aflojo la polea del techo para que pudiera doblarse sobre su cintura, para sujetarle al cuello otra correa desde el suelo. Una vez así, volvió a tensar la del techo, dejándola totalmente inmovilizada, abierta y expuesta. Me fije que en esa zona había un pequeño sumidero y en la columna cercana un grifo, y una manguera plateada terminada en un fino tubo con agujeros.

·         Vamos a limpiar ese culo antes de follármelo, dijo Manuel

 Escupió varias veces en su agujero, y comenzó a extender la saliva y lubricar la entrada de su culo, para después empezar a introducirle su dedo corazón, que pronto fue sustituido por el cabezal de la manguera. Abrió la llave de paso, y al momento vi como Vanesa se estremecía un poco. Un hilo de agua empezó a resbalar por sus piernas. Mientras Manuel fue al armario y vino con un Plug de goma hinchable y lubricante. Cerro el grifo, unto lubricante en el plug y sustituyo uno por otro ,muy rápido, para que no saliera nada de liquido. Bombeo varias veces la pera para hincharlo en su interior, y se retiro al baño.

Lleve a Silvia a la X, donde la sujeté de espalda a ella. Le pellizque los pezones, que estaban extraordinariamente duros, y pase un dedo por su raja, mientras le besaba en la boca. Estaba muy húmeda. Tome unas pinzas del transformador, y las puse en los cuatro piercing de su cuerpo. Subí la intensidad del aparato poco a poco. Un led indicaba la frecuencia de las descargas, y un medidor de aguja, la intensidad. Poco a poco, Silvia comenzó a jadear y moverse en la cruz. En ese punto, deje la ruleta, dándole las descargas mientras me fui a desnudar.

Manuel retiro el plug del culo de Vanesa sin deshinchar, dejando el esfínter dilatado y dejando escapar toda el agua que había en su interior, para su alivio, con los restos de heces. Manuel tomo la manguera y limpio sus piernas y el suelo. Sin apenas tiempo, le metió la polla de un golpe en el culo, a lo que su hermana respondió con un sonoro grito, que no pudo terminar, pues la mía lleno su boca de repente. Con cada envite en el culo de su hermano, tragaba la mía hasta el fondo, provocándole arcadas. Así estuvimos un rato, hasta que Manuel salió de su culo, para cambiar las posiciones. Estaba muy dilatado, por lo que no me costó nada meterla en el. Manuel se estaba corriendo en la boca de su hermana cuando empecé a penetrarla por detrás. De nuevo mis embestidas, le hacían comerse su polla hasta la garganta, y como el empujaba también, una vez estuvo a punto de vomitar, pero él seguía empujando, no parecía importarle.

Me corrí abundantemente en el culo de Vanesa. Saque mi polla y le metí el plug otra vez a modo de tapón. Le iba a dejar todo dentro un rato. Lo hinché un poco más

Detrás Silvia se retorcía con las descargas. Aumente más la intensidad, y tome una fusta, para castigar aquellas desafiantes tetas. No tardaron en tornarse enrojecidas. Manuel estaba azotando con una vara el culo de su hermana. Parecía que tenía fijación con él.

Después, colgó unas pesas de los piercing de los pezones, estirando de estos hacia el suelo, y arrancado otro grito de dolor y lagrimas de su cara. La dejo así y vino por primera vez a ver a Silvia. Aumentó un poco más la intensidad, lo que la hizo retorcerse y gemir. De repente, lo subió de golpe a tope un instante y lo bajo. El grito de dolor salió de su garganta acompañando un arqueo imposible de su cuerpo hacia delante, que retrocedió inmediatamente al contacto de mi fustigazo en el vientre, que le dejo una buena marca. Dejé a Manuel con Silvia y me acerque a Vanesa. Le solté el collar del cuello para poder erguirla de nuevo desde las poleas del techo. Acerque mi mano a su entrepierna, completamente húmeda y empecé a masturbarla. Parecía que estaba a punto de correrse, y paré. Solté los pesos de los pezones, pues tenía miedo que sufriese un desgarro, y se los bese y mordí un rato. Me ponían a 100. Empezó de nuevo a jadear y contonearse, estaba claro que deseaba un orgasmo. Había un consolador unido a una barra extensible, y justo bajo mi mujer un agujero en el suelo del mismo diámetro. Estaba claro. Lo tomé, se lo introduje hasta el fondo, sin ningún esfuerzo, ajuste el largo de la barra, y quedó perfectamente empalada. Hinche otro poco el plug del culo.

Manuel había soltado a Silvia y la sujetó al potro, con el culo bien expuesto. Su marca lucia esplendida, y su culo, como siempre, imponente. Le estaba dando bien con un látigo de cuero, pero apenas se la oía, porque le había metido una mordaza de bola en la boca. Vi una inusual rabia en los golpes que proporcionaba. Como cuando sodomizaba a su hermana. Estaba desatado, y no me gustó demasiado. Me acerque a mandarle que aflojara un poco la fuerza, lo que hizo a regañadientes. Silvia estaba llorando, con todo el rímel corrido por su cara; la imagen era grotesca y excitante a la vez. El culo, rojo e inflamado, invitaba a tomarlo. Le unte aceite en el para calmar la irritación y me dedique a lubricar la entrada del ano, insertando un dedo, dos, tres, hasta que lo  relajo. Se la metí un poco, para tantear, la saque, y entera dentro, de un movimiento seco. Comencé a bombear rítmicamente, y estimular su clítoris con mis dedos. Se corrió de inmediato. Las contracciones de culo, al hacerlo, apretaban mi polla dentro, causándome un placer inmenso.

Manuel había vuelto a poner a Vanesa en la posición inicial, esta vez con el consolador en su vagina, y había sustituido el plug, por su polla, y por segunda vez le estaba dando por el culo con rabia. Por los gemidos deduje que se estaba corriendo dentro.

·         Acabale dentro a esta otra vez, llénala de nuestra leche, dijo Manuel

Deje a Silvia a punto de correrme, y la metí en el maltrecho culo de Vanesa, donde me vine casi de inmediato. Al sacarla, abundante semen de las tres descargas comenzó a caer por sus piernas. El esfínter, totalmente dilatado y enrojecido, se negaba a cerrarse. Tomé un vibrador del mueble, y se lo puse en el clítoris. Tuvo un sonoro y largo orgasmo al instante.

Me acerque a Silvia que estaba terminando de limpiar con la boca la verga de su marido, y le acerque la mía para que hiciera lo mismo. Tras eso, las soltamos y dimos por estrenada la mazmorra. Nos fuimos cada pareja a nuestros cuartos, para asearnos y descansar.

 

 

Los días fueron pasando, adaptándonos a la nueva forma de vivir. Solíamos coincidir los 4 solo para cenar, pues nuestros trabajos tenían horarios muy dispares. Los encuentros en la mazmorra no fueron muchos, en los meses siguientes, y los juegos, se relajaron, fueron mucho mas ligth que el primer día. Los golpes intentaban dejar poca o ninguna marca, y las penetraciones no eran violentas. Volvía a ser como los primeros encuentros, pero la calma duraría poco.

 

 

EL PRINCIPIO DEL FINAL

Manuel comento un martes, que el fin de semana iba a traer unos amigos a casa. Les debía muchos favores, creo que incluso dinero, y les había hablado de nuestro “convenio” y nuestro cuarto de juegos, y lo querían probar.

·         Ni de coña!!!, grite. Eso es solo nuestro, y ellas también. Una cosa es que mi mujer folle contigo, que eres su hermano, y otra que lo haga con desconocidos

·         Mi hermana es tan propiedad mía como tuya, espetó. Asi lo acordamos

·         Pero tú de qué vas? En serio, te has planteado que unos desconocidos usen a tu hermana y a tu mujer? Estás loco? No pienso pasar por ahí

·         No harán nada que no permitamos y además ellas lo pueden parar cuando quieran con la palabra clave, sabes cómo funciona

·         Que opináis vosotras? Pregunté, al fin y al cabo, sois las más interesadas en esto

·         Pensar una cosa, si no lo hago puedo perder todo esto, cortó Manuel

·         No me agrada mucho, dijo Vanesa, pero podemos probar

·         A mí no me importa, dijo mi cuñada

·         En serio? Me tomáis el pelo? Esto no está pasando, dije

·         Cariño, dijo Vanesa, lo podemos parar cuando queramos, vamos a probar

·         Ser un objeto de placer, y que me use un extraño, me pone solo pensarlo, exclamo Silvia

·         Eres una zorra, le dije

·         Si, vuestra zorra, y te gusta. Te gusta follarte a otras, pero que no lo hagan con la tuya? Eso es cínico

·         Esta discusión no lleva a ningún lado, dije.

·         Exacto dijo Manuel. Además todo está preparado para el Sábado, y ellas dan el consentimiento. Relájate.

Y paso la semana más rápido de lo esperado. El sábado por la tarde, dos coches llegaron a casa. Eran 3 hombres y una mujer. Manuel les bajo directos al sótano.

Silvia y Vanesa, vestidas solo con pequeño tanga negro, y una máscara que les cubría toda la cabeza y solo les dejaba la boca libre y unos orificios para respirar en la nariz, esperaban de rodillas al fondo de la sala.

El grupo entro al cuarto y salieron al rato completamente desnudos. 2 de ellos eran bastante veteranos, con muchas canas por el cuerpo, rellenitos y con unos atributos masculino bastante normales. El tercero, bastante mas joven y musculado, parecía de europa del este, y tenía un miembro en reposo de un tamaño considerable. Tanto el como la mujer, de unos 40 años estaban completamente depilados. Ella era alta y esbelta, rubia, con buenas tetas, que lucian piercing unidos entre si por una cadena dorada.

Los dos mayores fueron a por Silvia y el fuerte y la mujer por Vanesa.

La llevaron directamente al somier metálico. Tras sujetarla a los 4 extremos en forma de X el hombre empezó a manosearla y lamerla por todos lados, metiendo varios dedos en su vagina, mientras la mujer preparaba los cables del juego. El tío se puso de rodillas sobre su cara, y le metió la verga en la boca. Vanesa la chupaba con lascivia y vicio. Se volvió enorme, solo había visto pollas como esa en videos, y mi mujer se la iba a tragar entera posiblemente por todos sus agujeros. La mujer coloco pinzas en los pezones y en los labios vaginales de Vanesa, y el hombre se salió, totalmente empalmado. La primera descarga no se hizo de rogar. Un gemido salió de la boca de Vanesa mientras su cuerpo se arqueaba por la corriente que lo recorrió. Automáticamente, el tío descargo la fusta en sus tetas, arrancado una de las pinzas del golpe, lo que le debió doler bastante por el grito.

·         Tapa la boca a esta zorra, dijo la mujer, no quiero oírla.

Sin mediar palabra, el pollon estaba otra vez en su boca. Sucesivas descargas, cada vez con más intensidad se sucedieron durante un buen rato. Cuando paró, el hombre saco la polla de la boca y se corrió abundantemente sobre sus tetas y mascara.

Automáticamente la mujer, subió a máxima intensidad el aparato y descargo toda la potencia sobre Vanesa. Arque la espalda al límite, se retorcía, gritaba y jadeaba. Sus pechos, exultantes, erguidos, desafiantes, empapados en el semen del ruso, el cuerpo sudoroso, empapado, recibía con mas intensidad la corriente, para deleite de la sádica mujer, que tenía una mueca de risa en la tez.

En la otra parte, los dos hombres tenían a Silvia crucificada, y la estaban apaleando con sendos látigos de colas. Tenía los pechos, vientre y pubis, muy marcados y enrojecidos, el castigo estaba siendo fuerte, pero la habían amordazado, y sus gritos eran silenciados por el silbido de los látigos y las risas e insultos de los dos hombres, a los que se había unido el ruso, con la vara de bambú. La mujer mientras tanto había soltado a Vanesa y la llevaba a la silla ginecológica.

La afianzo a ella, y comenzó a masturbarla con varios dedos mientras le lamia el clítoris.

·         Zorrita, te gusto la corriente eh? Estas empapada. Le dijo

Usando bastante lubricante, consiguió meter los 5 dedos dentro, y poco a poco su puño fue desapareciendo. La empezó a masturbar  con puño y lengua, y Vanesa se corrió como una loca en un Squirt sobre la mujer

·         Hija de puta!! Gritó, mira como me has puesto.

Cogió una paleta de madera y comenzó a azotar su culo con fuerza y rabia, hasta ponérselo rojo, casi a punto de sangrar, en algunas zonas.

En ese momento me acerque y le susurre que pidiera parar

·         NO! Jadeo

La mujer me hizo a un lado, y empezó a juguetear con un dildo dilatador en su culo, hasta metérselo entero.

Silvia estaba soportando estoicamente el castigo de los 3 hombres. En un momento determinado, y muy compenetrados, como si lo hubieran hecho más veces, la soltaron y llevaron a uno de los sillones de piel. Atada de manos al respaldo, tomaron sus tobillos con correas, tirando de ellos desde atrás, forzando sus piernas sobre el vientre, y los pies cerca de la cabeza, dejando el culo y el coño obscenamente abiertos y expuestos. El ruso acerco su polla a la boca, mientras los otros dos, uno le lamia el coño y otro las tetas. El primero acerco su pequeño miembro al coño, y comenzó a follarla, para correrse rápidamente sobre el depilado pubis. El otro hombre ocupó rápidamente su lugar y también tardó muy poco en descargar, esta vez, en su interior.

El ruso, completamente empalmado ya, escupió dos veces en el culo de Silvia, froto su enorme glande en él, esparciendo la saliva para lubricarlo, y con bastante esfuerzo, acabo introduciéndolo entero dentro. Poco a poco empezó a follarse el culo de la indefensa Silvia que estaba chupando los flácidos penes de los 2 hombres.

Tardo un buen rato correrse, dejando el esfínter muy dilatado y chorreando una buena cantidad de semen. Se volvió a la silla ginecológica, donde seguía el castigo de Vanesa, para meterla la polla en la boca y se la limpiara. La mujer puso unas pinzas en los labios de Vanesa y las ato a los muslos, exponiendo aun más el interior de su abierta vagina. Introdujo un catéter metálico en el agujero de la uretra y comenzó a masturbarla con él. Los hombres se acercaron por primera vez a Vanesa. Tomaron el transformador y lo conectaron a las pinzas de labios y catéter. Y comenzaron de nuevo las descargas eléctricas. Por la forma que la recibió, debía ser muy intensa y dolorosa, para regocijo de los hombres. En una de ellas, el ruso, que aun tenia la polla en su boca, dio un grito:

·         Hija de puta, me has mordido!!

Y zafándose de ella le dio 2 fuertes bofetadas en la cara, sobre la máscara. Los hombres aumentaron la intensidad de la descarga al máximo durante interminables minutos. Vanesa luchaba por terminar con el sufrimiento infringido, hasta que, pareció perder el conocimiento unos instantes. Los hombres, entre risas, pararon el suplicio.

Sobre el otro sillón, la mujer estaba follando a horcajadas sobre Manuel

Me acerque a Vanesa para quitarle la máscara y ver si estaba bien, mientras los tres hombres dieron por concluida la sesión y se iban al baño

Su cara, desencajada por el dolor, el cansancio, y enrojecida por el calor del cuero, me sobresaltó. Le dí un poco de agua, la cubrí con una toalla y la lleve en cuello a nuestro baño, para depositarla en la bañera llena de agua caliente.

Después volví por Silvia, que seguía en el sillón e hice lo mismo con ella. Manuel y la mujer no estaban, debían haber salido al cuarto con los dos hombres.

En toda la sesión, no me había excitado ni un solo momento. Las únicas que podían haberlo parado todo, estaban sumidas en su roll de sumisas, y parecía gustarles. Pero a mí, que se dejaran follar y torturar por extraños, no me gustaba. Mi papel de amo, era mediocre. La voz cantante la llevaba mi cuñado, sin marcar, en cierto modo, yo también era un sumiso suyo.

Le dije a Vanesa por la noche, que nunca más volvería a pasar por esa humillación, que sería solamente nuestra

·         Soy también de mi hermano, debo complacerle. Me gusta complacerle

·         No voy a aceptar esto, le dije

·         Pues yo estoy encantada con mi nueva vida. Quiero ser follada y castigada por cualquiera a quien mi hermano deje hacerlo. Y por supuesto, por él. Le pertenezco en cuerpo y alma

·         Y yo? Pregunte

·         Acéptalo o vete, me espetó

Esa misma noche recogí mis cosas y me fui de la casa, sin dar explicaciones. Mis deseos ocultos, mi  vicio, sacaron el lado mas salvaje y vicioso de mi mujer, y me apartaron del amor de mi vida.

Poco después de una semana, con todo lo legal arreglado, me fui del país, a Sudamérica, a colaborar en una misión. Nunca más supe nada de Manuel, Silvia ni Vanesa, pero aun hoy, me masturbo con la visión de aquellos juegos, que empezaron de manera inocente, y acabaron poniendo patas arriba mi vida.

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Una respuesta

  1. helenx

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