Parte I

Mi pequeño gran amante tenía que ir a una reunión con sus mejores amigos y algunos que eran menos amigos, pero todos del mismo colegio. No me dejaba en casa, aunque esta vez no podía entrar con él al lugar que era el encuentro, en una casona de la parte alta de la ciudad. Así que me puso un vestido con transpariencias de color rojo, con un tajo que le facilitaba dedearme la concha, antes de llegar paró en un lugar solo y como había hecho la primera vez me culeó sobre el asiento extendido, solo que ahora era mano y pico, me hizo gemir y llorar del dolor en el culo como siempre. Le deje limpio su pico y yo quedé encharcada en mis jugos. Entramos y me dijo si quería dormía un rato, él compartiría y luego nos íbamos a gozar más.

Parte II

Soy Victor, el dueño de la quiltra caliente y voy a relatar lo que pasó, entré con cara de felicidad y mis amigos que ya conocían a mi perra me abrazaron y preguntaron por ella, dije que estaba bien y bien atendida, todos reímos. Cosas de hombres.

En el salón estaban los compañeros que eran los bellos del curso, atléticos, altos y engreídos. El capitán del equipo de rugby se acercó y me palmeó tan fuerte, que si no fuera por mi contextura gruesa me habría tirado al suelo como en el colegio:

«¡Chico! como estás hombre, se que te va bien con tu empresa pero vives donde mismo, y me reído mucho porque tu amigo del alma dijo que vivías con una joven de 18 años ¡que es un monumento! Hombre seguro es de esas damas de compañía, que contrataste para presentarla! Di la verdad pues chico!» y se reía a gritos junto con sus acólitos.

«Es mi quiltrita esa mujer de tantos atributos fíjate, vive conmigo y me la culeo desde los trece años!» le respondí seco

«Jajajajajajaja, tiene más sentido del humor que en el colegio el chico, un trago por él!»

Bebimos y uno de mis amigos me dijo que me calmara, que el tipo había llegado pasado de copas.

Mientras picábamos algo, le pasé unos pesos a la camarera y le dije que fuera a un Mercedes que estaba con una niña adentro y le llevara algo de comer.

«Ya pues chico dame el dato, dónde se alquilan esas «damas de compañía» Mi mujer ha engordado y casi no sale a ninguna parte conmigo» dijo Ruperto, él decía que su nombre era Rupert, pero no.

«Ya te dije que no es alquilada, ahora mismo antes de llegar aquí la dejé bien llenita de sexo y me espera en el auto para tener más en un lugar que es nuestro!»

«Preséntala pues weón!» dijeron varios,- «a ver si es la misma que conocen los otros.»

Los iba a dejar callados, salí a buscar a mi quiltra caliente y amante, se sorprendió al verme pues se estaba pajeando, me dijo que era porque me echaba de menos. La hice bajar, le alisé su ropa, no resistí meterle los dedos en la concha mojada, pero paré y le dije que la iba a presentar al resto. La abracé de la cintura, que era muy delgada para las ancas y las tetas que se gastaba, y ella pasó su brazo por mi hombro. Entramos y todos se enmudecieron, Ruperto la miró con descaro de arriba abajo. Mi perrita saludó a los que conocía con un beso en la mejilla y a los demás con su mano extendida.

Ruperto se guardó para el final, era más alto que ella y quiso darle un beso, ella le estiró la mano.

«¡Vaya se cree dama la puta!»

» Sí, soy la puta-quiltra de mi hombre, de Victor, no soy puta cualquiera!» le dijo mi perrita fuerte y claro. Ruperto se le acercó y le miró el escote que dejaba beber sus tetas bien firmes, y el tajo de su vestido hasta medio muslo, la miró por detrás y dijo:

«Tiene manchado su vestido «señorita» justo a la altura de su egregio culo!» y se largo a reir.

«Es porque antes de llegar mi dueño me culeó y yo boté mis abundantes jugos que quedaron en el vestido! Es un comentario por decir lo menos inapropiado o envidioso!»

«Yo ¿envidioso del chico?» Jajajajajajajajaja

Mi perrita lo miró directo al paquete y dijo:

«Se quisiera usted señor tener entre sus piernas lo que tiene mi dueño!» y su voz era furiosa

Ruperto enrojeció e hizo ademán de abofetearla, pero los amigos se interpusieron y muy enojado decidió irse, antes de salir dijo amenazante:

«Cuida a tu perra chico, mira que donde la pille le voy a dar pico hasta que vea que no sabe de qué habla!» Y se fue.

«Clásica reacción de hombre de pico chico» dijo uno de los amigos. «Bueno en el colegio se le veía que era cortito y flaco, cuando estábamos en las duchas, en cambio el chico tenía una callampa con el tallo muy gruesos, que supongo creció con la edad» dijo otro

Estábamos relajados otra vez. Mi perrita fue aplaudida por todos, tuvimos que contar porque era quiltra callejera, ella hizo una demostración en vivo con mi permiso (obvio desnudita) dejando con taquicardia a varios.

Cuando ya fue hora de irse, los más amigos me escoltaron hasta la casa, por si el idiota nos seguía.

Estaba tan chocho con mi quiltra que la culée el resto de la noche hasta bien entrada la mañana. Cuando terminamos tenía los hoyos hinchados, como nunca antes se los había visto, se sentó de medio lado todo el día!

Esa noche le volví a dar duro, solo que la llevé a nuestro sitio entre los cerros donde la dominé la primera vez, siempre volvíamos en el cumple mes de ese glorioso día!