Desde niños visitábamos de vez en cuando la casa de la hermana de mi madre que vivía a dos cuadras de la mía por lo cual generalmente me quedaba a dormir un par de días.

Tenia un primo, de niños jugábamos muchas veces como amigos. Al pasar el tiempo y llegar el desarrollo, mi primo se inclinaba mucho por lo sexual, hacía muchos comentarios de ese tipo.

Él era bastante más alto que yo, fuerte y musculoso, moreno, buen deportista, pero mal estudiante y con una conducta problemática. Yo por el contrario, era delgado y blanco, bueno en los estudios, pero no mucho en los deportes.

Una noche, como nos quedábamos a dormir, me tocó acostarme con él, de pronto a media noche, sentí su verga parada entre mis nalgas, el me recostaba su pene aprovechando que yo dormía.

– ¿Que es lo que te pasa?

– Te voy a dar dinero si haces algo por mi.

– ¿Qué?

Me presentó su verga tiesa, sosteniendo la piel por encima de la cabeza echo toda la piel del pene hacia atrás, dejo esa cabeza, que estaba a punto de estallar, totalmente pelada.

– Lame la cabeza y el orificio del pene.

Me ordeno me pareció algo atrevido y me enoje.

– Por favor. Te voy a dar dinero si lo haces.

Decidí hacerlo. Entonces con mi lengua empecé a chupar. Sentí por primera vez su sabor en mi lengua.

Mi primo quedó encantado. Desde esa oportunidad, tuvimos varios encuentros de ese tipo, donde nos acariciábamos. Por lo regular, mi primo asumía un rol del macho y yo el de la hembra.

Al terminar el juego, por lo general iba cada quien por su lado a echarse un buen pajazo. Yo luego me sentía algo culpable y pensaba no lo vuelvo a hacer. Sin embargo siempre reincidía.

Jugueteaba con mi primo de vez en cuando, acariciando su verga, a veces pegándole la boca y pasando la lengua por la cabeza del pene acariciándole y sobando.

Nuestros encuentros no eran muy a menudo, si no cuando les visitábamos, tampoco teníamos mucha oportunidad de estar realmente a solas, �jugábamos� en aquel cuarto del fondo de la casa, pero con mucho cuidado.

Una noche, me quede a dormir en un diván, una ventana grande daba a la sala y por otro lado había una puerta al cuarto del fondo. En fin, no era un lugar muy privado.

Mi primo aprovecho que todos dormían y de pronto lo sentí acostado sobre mí, yo apenas estaba en ropa interior, entonces el presionaba con la cabeza de su verga, justo en mi culo por sobre mis calzones. Aquello me puso a cien. Sin mediar muchas palabras luego pasaba mi mano atrás para acariciar la verga de él.

Vale decir que yo no tenía experiencia sexual, entonces a veces quería entregarme y otras ponía algunas trabas. Mi primo también era inexperto pero él tomaba la iniciativa tal vez por inexperiencia no concretaba, no iba más allá.

Aquella noche, luego de un rato jugando, tuve que pedirle que se fuera, pues me daba miedo que nos vieran.

Una noche mientras mi padre estaba con mi madre en el hospital, mi madre estaba enferma, me toco dormir en la cama del cuarto del fondo, aquella donde nos habíamos tocado y manoseado tantas veces yo fantaseaba regularmente y me pajeaba mucho recordando los juegos con mi primo.

Luego de cenar, me fui al baño a pajearme hasta acabar.