Por

Anónimo

septiembre 6, 2022

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Le niego el orgasmo a mi sumisa

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Siempre tuvimos una relación caliente, probando diferentes dinámicas. A ella le gusta sentirse dominada y es muy obediente, pero tambien tiene un lado oscuro que cada tanto sale a la luz. En esas raras ocasiones me domina por completo, lo hace con una naturalidad muy excitante. Me provoca todo el día, me venda los ojos, me toca como quiere y me deja con una erección, pasa su lengua por mis huevos, sube hasta la cabeza y la apoya sobre sus labios. Después me suelta, se va y me deja solo en la cama, desesperado. Cuando yo la domino suelo hacerlo con más fuerza, la levanto y la aprieto contra la pared. Le saco toda la ropa y la dejo parada frente a mí, desnuda y agarrándola del cuello. La pongo de rodillas, le ordeno que abra la boca y se la cojo toda. Primero le pego unas cachetadas con la pija, después se la paso por los labios y finalmente se la meto toda en la boca. Llego hasta su garganta, entro y salgo, la hago ahogar y le tiro del pelo. Ella me mira arrodillada y con la boca abierta, a veces escupe, a veces tose o le caen lágrimas de los ojos. Pero siempre me mira y me deja que siga. Cuando se la saco de la boca le pregunto si está excitada y me dice que está toda mojada y me pide que la coja, que se la meta toda. Suelo cumplir su pedido y la pongo en cuatro, o sobre la cama, o apoyada sobre el escritorio, pero la cojo fuerte hasta que acaba y yo también. Ella es casi perfecta para mí, pero tiene un problema: no le gusta que le acabe la boca. Alguna vez me dejó porque quería ser obediente, pero me dijo que no le gustaba y desde entonces no lo hice, aunque a mí me excita mucho, me gusta respetar sus límites.

Hace una semana exactamente se me ocurrió una idea, la puse en práctica y hoy se cumplen siete días desde que empezamos. Le dije que no podía acabar, que mí sumisa tenía que obedecer y no llegar al orgasmo. Pero no sé lo hice fácil, un día durante la tarde me fui al baño, estaba algo excitado así que me saqué una foto y se la mandé. Estábamos los dos en casa, pero me pareció provocador. Cuando abrí la puerta del baño estaba arrodillada con la boca abierta, justo en la puerta, esperándome. Pero yo ya estaba vestido, le pasé por al lado sin mirarla y noté como su frustración crecía. Otro día la desperté con mí mano en su ropa interior, la tocaba lentamente mientras ella abría los ojos en la cama. De repente empecé a sentir como mojaba la bombacha rosa, se empezaba a mover más rápido, a gemir, arqueaba la espalda y me apretaba la mano. Entonces la saqué y me levanté de la cama. La dejé toda mojada y me rogaba que la dejara acabar, que la cogiera, quería toda mí pija y me la pedía. Pero me fui a hacer el desayuno, aunque tuviera una excitación y una erección tremenda. Yo tampoco iba a acabar en toda la semana.

Finalmente hoy es el día, los dos tenemos una excitación terrible, insostenible. Esta mañana apenas le rocé su cola con las manos y emitió un gemido, la abracé desde atrás y se pegó a mí, bajé la mano a su entrepierna y ya estaba mojada. La agarré de la mano y la llevé a la habitación, me saqué el pantalón y me acosté en la cama, con la erección a la vista. Sus ojos ardían de lujuria, se tiró arriba mío y me empezó a besar, se movía sobre mi. Pero la frené, le dije que se sacará la bombacha lo cual hizo inmediatamente, le dije que se montara sobre mí pierna también lo hizo. Luego le agarré la cabeza y se la bajé hasta mí pija, y le dije que empiece a chupar. Ella me besó desde los huevos hasta la punta de la pija, pasó la lengua todo alrededor y de pronto se la metió toda en la boca, hasta el fondo. Después empezó a mover la cabeza, hacia arriba y hacia abajo. Yo estaba completamente duro en su boca, a punto de explotar. Entonces le dije que mueva su húmeda concha sobre mí pierna, ella empezó a refregarse y de pronto noté como mojaba toda mí piel, como su humedad caía por mí pierna hasta las sábanas. Empezó a moverse más rápido, gemia mientras me chupaba y en un momento me miró a los ojos y me preguntó si podía acabar, «No!». Se llenó de ira pero siguió chupando. Le ordené que se moviera como si me estuviera cojiendo, empezó a montar y a mojar mí pierna aún más, hacía un ruido húmedo cuando bajaba y golpeaba contra mí piel. Entonces no me pude contener, agarré fuerte si cabeza con las dos manos, la empujé hacia abajo, sentí como entraba en su garganta, sus ojos se llenaron de lágrimas y entonces acabé. Todo el semen de la semana estaba explotando en su boca, ella quiso escapar pero la tenía bien agarrada, entonces le dije «Ahora podes acabar». Me miró, cerró los ojos y se movió frenéticamente sobre mi pierna hasta que alcanzó el orgasmo mientras yo lo hacía en su boca. Ambos acabando juntos después de una semana. Cuando terminé solté su cabeza y pensé que iba a escupir, pero se lo había tragado todo.

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Una respuesta

  1. helenx

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