A a las tras de la tarde toca el timbre de la parte de abajo de la casa y sin siquiera contestar se abrió la puerta cuando subí arriba la mujer llevaba puesto un conjunto de camisón transparente con lencería y medias todo de color negro. 

Estás preciosa le dije, menos halagos mariquita no has venido aquí más que para satisfacerme mis instintos pasa ese cuarto y cámbiate. 

Había traído un conjunto de lencería de color rojo con liguero y unas medias del mismo color y un vestido cortito blanco con una sandalias una peluca rubia me maquillé un poco labios ojos estaba completamente recién depilada y afeitada. 

Cuando salí la verdad estaba entre excitada y expectante ante la opinión de aquella mujer. 

Bueno bueno no está nada mal creo que en el fondo eres una mariquita y habrá que tratarte como tal. 

Agachando la cabeza le contesté que sí y que podía hacer conmigo lo que quisiera, ella añadió que era bastante lasciva y que tal vez en algún momento no pudiese terminar de satisfacerla o seguirla. 

Yo añadí que tenía experiencia que ella me gustaba y que toda cuestión de el grado de morbo y disfrute que alcanzase y que lo único que tenía que hacer era ponerme a prueba día a día. 

Lo primero que necesitamos es algún hombre bisexual para que yo pueda ver sexo entre hombres que es lo que más me llama la atención si son dos o tres también estaría bien pero me imagino que tampoco será tan fácil. 

Le dije que hombres bisexuales había muchos y que como yo casi todos eran casados o estaban dentro del armario y que sería cuestión de poner algún anuncio y que yo sería la putita de todos los que ella quisiera. 

La mujer se sentó en el sofá mostrándome toda su entrepierna unas bragas completamente translúcidas en las que se podía apreciar que tenía un pubis recortado con un dedo me señaló aquella zona y yo comencé a pasar mi lengua por aquella zona mojando la prenda enseguida y esta suspirando con fuerza y jadeando me animaba a darle placer en aquella zona, como una puta y sumisa le pedí permiso para bajar sus bragas exponiendo su culo y levantando las piernas saque la prenda por sus tobillos y ante mí pude ver unas prenderosa raja encharcada que destilaba un blanquecino líquido. 

Y que mi lengua hasta lo más profundo para recoger todo aquel néctar de una mujer madura su sabor me agradó al instante y durante varios minutos succioné chupe y la mi todo aquella raja incidiendo en un clítoris bastante desarrollado hasta llegar a sacarle un orgasmo entre jadeos y una respiración agitada y convulsionándose me sorprendió mojando toda mi cara como si sabría meado en ella yo sin retirarme recogí todo aquel fruto de su placer. 

Carmen tardó un ratón de reponerse su respiración agitada el placer recibido la dejaron sin aliento terminando por darme las gracias por aquel orgasmo que había llegado después de bastante tiempo da abstinencia. 

Cuando se estaba recuperando  la ayudé a cambiarse de postura colocándola en el sofá de rodillas y separando sus piernas para que me mostrase su gran culo y su profunda raja, mi señora da usted su permiso para que pueda saborear su rico culo, sí claro perrita. 

Mordisqué sus nalgas pasé la lengua por sus amplias nalgas morisqueándola centímetro a centímetro y sintiendo como se estremecía y me animaba a seguir haciéndolo sí qué rico qué rico mientras de vez en cuando mis dedos frotaban su concha y llegaban a tocar su clítoris sintiendo como esta daba pequeños respingones. 

Podía ver como su ano se contraía y se dilataba esperando una caricia que ni por asomo ella había esperado su esfínter era de un color oscuro y mostraba amplios pliegues cuando mi lengua iba acercándose a aquella zona cada vez más la mujer no podía contener sus movimientos de culo como queriendo buscar mi lengua me hice de rogar durante un rato hasta que primero mis labios besaron aquel ojete para luego pasar mi lengua como aquel que la pasa a un gran helado una y otra vez a Carmen le tembraba las piernas jadeaba respiraba agitadamente sí sí sigue joder nunca me han hecho esto. 

Mi lengua pasó de darle grandes lamidas a intentar traspasar los pliegues de aquel esfínter ante la sorpresa de Carmen que habría sus nalgas y contraía y dilataba su aro mientras con una de mis manos frotaba su dilatado clítoris hasta que esta llegó a un orgasmo justo en el momento que mi lengua se perdía un par de centímetros en la cavidad de aquel ano. 

La mujer se quedó tumbada en el sofá sudorosa y muy satisfecha por su segundo orgasmo alabando mi entrega y agradeciéndomelo por primera vez con un beso con lengua que me supo a un gran premio. ……….