Era una joven que egresaba a su casa una noche de verano.

De repente, sentí unos pasos que venían hacia a mí, aceleré para llegar antes a mi casa pero vi que delante mío se dibujaba la sombre de un hombre que me impedía pasar, por lo cual quise dar media vuelta, pero había otro hombre que venía hacia a mi.

Decidí ir por un callejón que nunca antes había cogido. Terrible error pues no tenía salida. Cuando llegué al final de éste, fue demasiado tarde. Antes que pudiera darme la vuelta sentí un pinchazo y caí inconsciente al suelo.

Desperté en un lugar que nunca antes había estado� intente moverme pero estaba atada. Lo veía todo borroso por la droga que me habían dado para dejarme inconsciente. A medida que mi vista se iba aclarando pude ver que estaba en una especie de sala de torturas, pues tenía muchas correas diferentes objetos contundentes, electrodos�.

Balbuceando logré preguntar:� ¿Dónde estoy?�

Obteniendo por parte de mis captores la siguiente respuesta �Donde te mereces, guarra. Estás en el puto infierno. Haremos que sea algo que temas cada vez que lo recuerdes, ¡puta!�

�pero� ¿qué he hecho yo para merecer esto?� fue entonces cuando me mostraron la foto de mi ex novio y me dijeron: � te parece poco haberle estado engañando con otros hombres? guarra! � A lo cual les contesté que era imposible que jamás le hubiera engañado, que nuestra relación simplemente se enfrió.

Ellos no lo creían y sacaron unos cuchillos que acercaron peligrosamente a mi cuello �¡Eres una sucia guarra, ni te dignas a reconocer la verdad, te haremos sufrir cómo lo guarra que res!�.

Desesperada, al ver que estaba en auténtico peligro intenté chillar, pero me callaron poniendo sus grandes manos en mi boca. Cuando me tranquilicé me dijeron �si vuelves a gritar te rajamos� entonces decidí no tentar a la suerte y obedecer y, en un intento de ganarme mi confianza les dije: �es imposible que haya engañado a mi ex novio con otros hombres, soy virgen�� ellos rompieron a reír y acercaron sus cuchillos a mi pantalón, los introdujeron en la parte interior con la hoja apretando la tela, uno al lado derecho y otro al izquierdo. De repente, sentí una sacudida y vi como mi pantalón caía roto al suelo.

Entonces los dos se pusieron delante de mí y me dijeron �puta, vamos a ver si es verdad lo que dices, si es mentira, tu muerte será angustiosa y lenta�.� Me arrancaron con furia mis braguitas, a mí me salían lágrimas de los ojos . Me abrieron bruscamente las piernas i ambos se acercaron a mi coñito, al tenerme atada de pie, no podían ver nada i decidieron quitarme de aquella postura y tenderme en una mesa amarrando mis brazos para que no opusiera resistencia. Abrieron mis piernas y se acercaron para comprobar si era virgen o no sus caras manifestaron sorpresa al comprobar que lo que decía era cierto y primero uno y después otro, tocaron con sus dedos mi hímen para asegurarse que estaba diciendo la verdad.

Sus rostros se quedaron serio por unos instantes y, posteriormente, una sonrisa afloró en sus bocas.

�te pedimos disculpas, pero tú no te irás de aquí, no todavía, te haremos sentir lo que nunca has sentido, te vamos a follar, seremos los primeros en follarte�

Mi cara se descompuso por unos instantes y entonces no supe cómo reaccionar, pues ambos estaban chupando ya mis tetas y sobándolas.

Me amenazaban con cortarme si hacia cosas impropias o chillaba. Solo podía aguantar mis gritos si no quería que me hicieran daño.

Al ver que no tendría otra salida para salir de allí, asimilé lo que iba a pasar y les propuse una condición �prometo no chillar ni intentar escapar, pero dejadme desatada y no me hagáis daño�

Rieron, accedieron i me desataron.

Pero me hicieron continuar tumbada sobre la mesa.

Uno comenzó a besarme i el otro a lamerme el cuerpo, jugaron con mis tetas y al final me hicieron arrodillarme.

Me vi a la altura de dos penes enormes y me dijeron �los vas a chupar, sin morder zorrita, los vas a chupar bien�.�

Intenté negarme, me abrieron la boca y uno introdujo su pene en ella, me ahogaba, era muy grande pero a él no le importaba, lo metió bien adentro y con movimientos harmónicos lo metía y sacaba de mi boca. El otro, mientras tanto, me dio su miembro para que se lo masturbara.

Sacó su pene de mi boca y me dijo que lo lamiera. Lo lamí y acto seguido volvió a meterlo, noté como se estaba poniendo cada vez más duro y al final pasó, un mar de semen inundó mi boca, complacido, retiro su miembro y se aparto. Dejó paso al otro, que le había estado masturbando.

Este, tenía una sonrisa malvada en los labios y me susurro al oído �voy a ser yo el primero que te la meta hasta tus entrañas jajaja� Con ello intentaba asustarme, pero sin comprender porque, logro el efecto contrario, noté como comencé a excitarme y como se humedecía mi vagina. Me tumbó en la cama y comenzó a lamerme el clítoris, vio como mi excitación crecía y dijo �Ralph, pega a esta putita por guarra, hazle sufrir� Ralph, el que se había corrido en mi boca, cogió unas pinzas con las que apretó mis pezones. Ralph respondió �Listo, Joseph�.

Joseph continuó lamiendo mi clítoris y de repente me gritó �¡deberías tener miedo, no excitación, estas mojadísima, en el fondo eres una guarrilla!�

A lo que respondí �es mi primera vez, soy esclava de mi cuerpo en estos momentos, no puedo hacer nada� entonces Joseph se incorporo, cogió su miembro y lo introdujo con furia en mi vagina, chillé entrecortadamente, sentía como su pene entraba durísimamente en mi y dolía. Dolía mucho.

Pero él no cesó, continuó entrando violentamente hasta que su pene entró entero. A medida que pasaba el rato, el dolor desaparecía y únicamente podía entregarme al placer, de repente lo noté, tenía un orgasmo, no podía aguantar y pasó. Tuve un squirt tan fuerte que Joseph tuvo que retirar su pene para dejar salir de mi todo ese fluido, cuando vio que ya cesó introdujo nuevamente su mente, ahí ya n podía mas, mi cuerpo se retorcía involuntariamente de placer. La cosa siguió así, hasta que Joseph se vino dentro de mí y todo mi coño quedó relleno de su esperma.

Al terminar el acto, me volvieron a drogar. A la mañana siguiente amaneció en la playa, con la ropa del día anterior y con recueros borrosos de lo que había sucedido.